sábado, 29 de marzo de 2014

La sirena Por Conrado Nalé Roxlo

Va la sirena muerta por el río
con una flecha al  corazón clavada
y desde la ribera desolada
mis lágrimas la siguen por el río.

Mía no fue, pero fue un sueño mío.
¿Quién la devuelve al mar, asesinada?
¿Por qué pasa ante mí, muerta y dorada?
¿Dónde perdió su corazón y el mío?

¿En qué arrecife de coral distante
irá a encallar su frágil hermosura?
Con ella encallará mi sueño amante.

Y del dardo mortal la pluma obscura
anunciará en la tarde al navegante
que allí tiene la mar más amargura.

Soneto de tus vísceras Por Baldomero Fernández Moreno

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada,
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones,
y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Mi retrato Por Sor Juana Inés de la Cruz

Este que ves, engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores
y venciendo del tiempo los rigores
triunfa de la vejez y del olvido:

es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado,

es una necia inteligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

TE QUIERO Por Luis Cernuda

Te quiero.
Te lo he dicho con el viento,
jugueteando tal un animalillo en la arena
o iracundo como órgano  tempestuoso;
te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

te lo he dicho con las plantas,
leves caricias transparentes
que se cubren de rubor repentino;

te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;

te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras,

Pero así no me basta;
más allá de la vida
quiero decírtelo con la muerte,
más allá del amor
quiero decírtelo con el olvido.

BALBUCEO Por Enrique Banchs

Triste está la casa nuestra,
triste, desde que te has ido.
Todavía queda un poco
de tu calor en el nido.

Yo también estoy un poco
triste desde que te has ido;
pero sé que alguna tarde
llegarás de nuevo al nido.

¡Si supieras cuánto, cuánto
la casa y yo te queremos!
Algún día, cuando vuelvas,
verás cuánto te queremos.

Nunca podría decirte
todo lo que te queremos:
es como un montón de estrellas
todo lo que te queremos.

Si tú no volvieras nunca,
más vale que yo me muera...
Pero siento que no quieres,
no quieres que yo me muera.

Bienquerida, que te fuiste,
¿no es cierto que volverás?
Para que no estemos triste,
¿no es cierto que volverás?

¿Y TU? Por Alfonsina Storni

Sí, yo me muevo, vivo, me equivoco;
agua que corre y se entremezcla, siento
el vértigo feroz del movimiento:
huelo las selvas, tierra nueva toco.

Sí, yo me muevo; voy buscando acaso
soles, auroras, tempestad y olvido.
¿Qué haces allí, misérrimo y pulido?
Eres la piedra a cuyo lado paso.

SEXTA LUNA Por José Pedroni

El mismo día que lo supe todo
con esta Biblia regresé del pueblo,
y la empezamos a leer felices
a la rojiza claridad del fuego.

(Lía la grácil y Raquel la hermosa;
la paloma y el cuervo;
cautivos pálidos, guerreros hoscos
y faraones negros.

Abisag y David. Jephté llorando.
El Jordán y el Mar Muerto.
La voz de Dios en las llanuras calvas,
y un pueblo y otro pueblo.)

Y he aquí que al entrar, como una luna,
en su sexta figura tu misterio,
leo el último salmo del profeta,
y te contemplo ante el primer proverbio.

Ah, tú tienes la suprema dicha
de llevarlo en el cuerpo:
aprende la palabra de los santos,
y háblale luego con el pensamiento.

Cuéntale siempre este remoto drama,
háblale a solas de este antiguo ejemplo,
y deja que la arena de las horas
caiga sin ruido en el reloj del tiempo.

Así, sin esperarlo, ante tus ojos
blancos de fe, se detendrá el momento;
y en el alma tendrás, recién oída,
la voz del Evangelio.

Después, rama quebrada, con alivio
descansará tu cuerpo,
y al lado de la rama, el fruto hermoso
caído a tierra por la ley del viento.

Y ante los dos, como Melchor el mago,
mi corazón venido del desierto.

sábado, 22 de marzo de 2014

EL PARAÍSO Por María Neder

Ha anochecido, como tantos otros días pasados.

Igual que en las sierras amadas, igual que en el mar
¡ay su bello, único embriagante perfume!
¡ay! cómo extraño al mar!
¡Cuántas cosas me dijo durante horas
tantos atardeceres en mi silencio!

y aquí ha anochecido ¿es igual?
¿o acaso sumo la imagen de la belleza al horario?

¿es mi paraíso mi sueño?
¿o es acaso ese mudo / innombrable/
enamoramiento de Dios
en el horizonte extendido, en un cielo sin cemento,
en un aire que limpia los pulmones
y renueva la sangre?

Hoy lunes 17 de febrero de 2014 estoy viva y he visto anochecer,
el cielo aparece sin nubes
si hubiera nubes negras y espesas seguiría siendo
el cielo
la noche
los milagros del suceder del tiempo
los paraísos sucesivos
pertinentes
tenaces
en la sucesión de los años.

Cantan grillos, igual que allá y allá y allá, tan lejos.
Los grillos también son el paraíso de una hora
al caer la noche.
Los grillos están ganando sonido en este sagrado instante,
aumentan el volumen, como si la tierra latiera
y no hubiera autos en esta city atormentada.

Todos quieren irse de aquí
al paraíso,
el sueño de cada quien a su imagen y semejanza
¡qué tristeza!
sin ver el verdadero rostro.

Quiero hacer silencio,
oír cantar al paraíso aquél
imposible para tantos
tan a la mano, aquí a la vuelta de la esquina,
en esta pequeña, muy pequeñita, alegría del hogar
que hoy dio su primera flor violácea.

En el balcón le sonríe a la noche,
Me sonríe, estoy despierta.

No te olvides de mí Por Beatriz Ojeda- Uruguay

No te olvides de mí
Cuando las mariposas del invierno
dibujen en tu pecho la nostalgia
cuando no exista el sol en tu ventana
y no fluyan los brotes del naranjo
Piensa en mí
Yo andaré explorando las galaxias
con tu nombre prendido entre mis labios
y el eco de mi amor irá gritando
pintando en los luceros un corazón que lata
con los recuerdos del ayer que nunca acaban
Estoy aquí y allá
donde no hay tiempo ni espacio cercenando
el cáliz que conserva nuestros sueños
y realidades vibrando en cada paso
de mis risas mis silencios y mis gracias
No te olvides de mí
Un día volveré con mis dos manos
repletas de sustancias misteriosas
que dejaré en tus plantas asombrando
a la rutina que he burlado tantos años
Y traeré entre mis labios sabor a nunca es tarde
una canción que diga que es posible
amarse para siempre en este plano
si sabemos buscar los hilos mágicos
que brillen como auroras despertando.
Yo serviré en tu plato los milagros
esos que siempre piden implorando
que la mirada oscura y deslucida
decida encontrarlos encumbrados
sobre el mantel azul de las mañanas
Cerraremos los ojos
dejaremos que entren y ocupen sus espacios
para adornar con lirios y azucenas
el jardín escondido
del amor que alboroza la calle donde andamos
Es tan sencillo encontrar a los milagros
que por eso no vemos
que ellos están danzando sin descanso
pidiéndonos amor para invitarlos.

La tarde Por Xavier Coderch Vives- España

La tarde se derrama quedamente
sobre el crisol que aguarda trasformarla
en el omnívoro manto de la muerte
donde sin horizonte se diluye el habla
Polvo, humedad, destellos de la Vida
son absorbidos por la oscura calma
se agranda angustias y agudiza heridas
cuando el terror insomne te atenaza el alma
La inmensa soledad de la existencia
penetra en cada célula hasta helarla
y las pupilas son huecos sin presencias
perdido el infinito entre la nada
Alaridos de miedo entre las sombras
transmiten el absurdo, sin palabras.
Silencio entre gemidos que ensordecen
para no oír jadear la noche agazapada.

Paraderos Por Guillermo Pilía- Buenos Aires

En esta noche como en otras de verano
apago la luz sin sueño. Se escuchan
en la calle lejana los motores
de automóviles que pasan no sé
si van presurosos a una fiesta o un duelo.
Pronto vendrán a esta cama sonámbula
de calor y humedad y de mala conciencia
otras figuras cuyos rastros he perdido:
amigos de colegio, combates o viajes,
seres que me brindaron sus miserias
o algún esbozo de felicidad; los hombres
que fui yo mismo tiempo atrás cuando tenía
la barba oscura y el porte cenceño;
las muchachas amadas y las que ha sido
la mujer que amo ahora... Esta noche
quizá uno de ellos se detenga o pase
con prisa por llegar a la fiesta o al duelo;
o tal vez piense en mí como en la sombra
de un expatriado, de alguien que uno quiere
saber si aún está vivo o si ya ha muerto.

Te amo Por Grissel Canche Albornoz- México

Al ver esa amada imagen, tatuada en mi ventana
una lanza de ternura suavemente me atraviesa.
Y me surge en ese instante la sonrisa enamorada,
que deshace los momentos torturados por tu ausencia.
Este hermoso sentimiento que se teje entre mis letras,
desvanece la distancia , despejando va fronteras.
Tu respuesta me enternece, me seduce, me despierta
Y en caricias hechas versos, yo te abrazo… tú me besas.

Café en taza grande Por Mayte Sanchez Sempere- España

Me gusta
el café en taza grande
como el amor
que calienta las manos mientras lo sujetas
traspasando a la dermis
grados de uno en uno
intercambio de fríos
mis manos y el amor
mis manos y el café
mis manos y la vida que se templa
para beberla a tragos
me gusta el amor
entre las manos
y el café
en taza grande.

El otoño Por César Martínez Puig- España

En el jardín se marchitó la rosa,
las aves migratorias fueron lejos,
vencido el sol, murieron los festejos ,
y con el frío, la estación lluviosa.
No se escuchan verbenas ni cortejos.
Y de nuevo, al quehacer, la vida sosa,
la oveja a su redil, la luna ociosa,
y el cura a confesar y a dar consejos.
En los muelles reparan aparejos,
el mercado a su vida bulliciosa,
yo de nuevo a mi verso y a mi prosa,
también la trencadiza de azulejos.
Adoro esta estación siempre dichosa:
En mi hogar, con mis nietos y mis cosas.

LIED Por Rafael Alberto Arrieta

Éramos tres hermanas. Dijo una:
"Vendrá el amor con la primera estrella..."
Vino la muerte y nos dejó sin ella.
Éramos dos hermanas. Me decía:
"Vendrá la muerte y quedarás tú sola..."
Pero el amor llevóla.
Yo clamaba, yo clamo: "¡Amor o muerte!
¡Amor o muerte quiero!"
Y todavía espero. . .

¿RECUERDAS? Por Manuel Magallanes Moure

¿Recuerdas? Una linda mañana de verano.
La playa sola. Un vuelo de alas grandes y lerdas.
Sol y viento. Florida la mar azul. ¿Recuerdas?
Mi mano suavemente oprimía tu mano.

Después, a un tiempo mismo, nuestras lentas miradas
posáronse en la sombra de un barco que surgía
sobre el cansado límite de la azul lejanía,
recortando en el cielo sus velas desplegadas.

Cierro ahora los ojos, la realidad se aleja,
y la visión de aquella mañana luminosa
en el cristal oscuro de mi alma se refleja.

Veo la playa, el mar, el velero lejano,
y es tan viva, tan viva la ilusión prodigiosa,
que a tientas, como un ciego, vuelvo a buscar tu mano.

EL NIÑO Y LA ESTRELLA Por Catulle Méndez

Luce un astro en el cielo que copia el agua inquieta.
Un hombre que transita dice al niño poeta:
- Tú que sueñas teniendo las rosas en las manos
y cantas del camino los azares arcanos,
tu quimérica dicha, tu cansada insistencia,
entre nosotros, dime, ¿cuál es la diferencia?
- Vedla aquí, dice el niño. Elevad la cabeza;
¿veis del cielo esa estrella de singular belleza?
- ¡Muy bien!
- Cerrad los ojos. ¿La veis hora en el cielo?
- No.
El niño, a quien su mente descorre todo velo,
los párpados poniendo dulcemente entornados,
dice: - ¡Oh, sí! Yo aun la veo con los ojos cerrados.

EN PAZ Por Amado Nervo

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

ESTA MUCHACHA HA MUERTO... Por Paul Fort

Esta muchacha ha muerto, ha muerto enamorada.
A enterrar la llevaron hoy en la madrugada,
y la han dejado sola, sola y abandonada.
En el féretro sola la dejaron cerrada.

Gozosos regresaron a la nueva alborada,
y uno a uno cantaron alegres melodías.
"Esta muchacha ha muerto, ha muerto enamorada".
Y se fueron al campo como todos los días.

Entre el azul de la orilla Por Ana Rita Tiberi - Venezuela

Entre el azul de la orilla
y el espejo del cielo
cruza un pez de luminoso movimiento
El resplandor del aire dibuja su vuelo
ni estela ni rastro
para tanta belleza
solo la memoria de su cuerpo
merodeando la ausencia.

sábado, 15 de marzo de 2014

Súbita mano de algún fantasma oculto... Por Fernando Pessoa

Súbita mano de algún fantasma oculto
entre los pliegues de la noche y de mi sueño
me sacude y yo despierto, y en el abandono
de la noche no diviso gesto ni bulto.
Pero un terror antiguo, que insepulto
traigo en el corazón, como de un trono
baja y se afirma mi señor y dueño
sin orden, sin meneo y sin insulto.
Y yo siento mi vida de repente
presa por una cuerda de Inconsciente
a cualquier mano nocturna que me guía.
Siento que soy nadie salvo una sombra
de un bulto que no veo y que me asombra,
y en nada existo como la tiniebla fría.

La tarde Por Ezequiel Feito

Tenue es la luz, quizás la tarde recuerde
la melodía de nuestros labios,
de aquellos que hoy, corroídos por el polvo,
hayan perdido su memoria para siempre.

Sepultados por la sombras, disueltos en un ocaso
que volvería a nuestras almas transparentes
solíamos contemplar aquella belleza,
la atractiva belleza sin retorno
de lo nacido muerto, de aquella tragedia anunciada
por lo imposible de ser el uno para el otro.
En la tarde, en esta tarde que parece
atravesar el alma y deshacerla
callando nuestra voz, detenida en el viento
hay una melodía incontenible
que habla por nuestro silencio
de hojas secas.


Viajante, tú que en el crepúsculo, lleno de vida
vienes hacia aquí, hacia este amable suelo
detén tu marcha, y por nosotros
reza una plegaria.

No quiero rosas, con tal que haya rosas Por Fernando Pessoa

No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.
¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...

OPUESTOS Por Diana Bravi Torras Rosario- Argentina Rafael Serrano Ruiz- Madrid- España

Verano

Despréndete de sol
Tócame de ramas tibias
acércame
Siémbrate de ventanas
Esculpe mis pies de azahar
Acaríciame de colibríes
Despiértate colmado
Verano,
                       Recíbeme

Invierno

Aferrado al sol
calentando viejos huesos
acércate
Mirando tras los cristales
con los pies junto al brasero
ya no veo golondrinas
y amodorrado en el recuerdo
Invierno
                          vete

Quiero dormir… Por Conchita Hernández Santos, Madrid

Quiero dormir,
Tengo sueño,
¿cansada?
No creo,
Hoy no hecho nada,
Solo he paseado
Por la playa,
He cosido una estrella
Que en el cielo
Estaba rota,
He tomado un poco
De agua de mar
Para bailar con ella
Al son de la paz,
He escuchado
El trinar de las campanas
De una iglesia cercana,
He visto llorar
A un niño buscando
Un caramelo por la arena,
He ido a coger
Flores a un campo
De cactus,
Por tonta me he pinchado
En un dedo,
Nadie ha escuchado
Mis gritos,
Me he encontrado ¡tan sola!
Quiero dormir,
Tengo sueño.
¿Cansada?
No creo,
Hoy, no hecho nada.

sábado, 8 de marzo de 2014

Insomnio - Por Silvia Rodríguez.- La Plata

En la oscuridad, el silencio hueco, inmóvil, calla. Espera el próximo estruendo. Cada gota que cae suena como el estampido de un cañón. Una canilla pierde. Percibo en cada pausa cómo la partícula de agua se forma en el extremo del pico. Luego se desprende y golpea estrepitosamente contra el fondo del lavabo.
 Los ruidos, en la noche, son más fuertes. Despabilan los sentidos.
 Las gotas retumban en mi cerebro, lo recorren, se instalan en él, no dejan espacio para otros sonidos que quisiera oír: el de la llave de la puerta, el de sus pasos rápidos por la escalera, el de su respiración acompasada. Tendría que haberle dicho que la canilla pierde, quizás, antes de irse, la hubiera arreglado.
 La mente sabia me apresa, me encierra, me obliga a escuchar la explosión que desarticula cada una de las gotas. Me impide escapar, buscar su rostro, su voz o una imagen placentera en la cual descansar. No ha dejado una luz que me indique la salida, ha cerrado las puertas.
 Ya no huiré, es mejor así. Dejaré que el agua me penetre gota a gota, que anegue muy despacio la memoria de los miedos, que ahogue el dolor de la ausencia.
 Es mejor así. Cuando el recipiente esté colmado, cuando las paredes del cráneo no puedan contenerla, tal vez se derrame y yo fluya con el líquido tibio y flote mi cuerpo liviano acunado en un oleaje suave, hasta ver parir la claridad del día.
 Es mejor así. Que la canilla siga goteando, que se inunden, noche a noche, mis desvelos.

Una payada de Gabino Ezeiza...

Cuentan que una vez Ezeiza se encontraba en un bar del pueblo bonaerense de Tres Arroyos cantando a la Patria, al Paso de los Andes, a la victoria de Ituzaingó, cuando no habiendo ningún rival a la vista pidió a los parroquianos que propusieran temas y así cantó versos dedicados a la bandera, a la Revolución del Parque y a la ciencia.
En aquel bar se encontraba el periodista José María Cao, quien guardaba silencio y cuya presencia no había pasado inadvertida por Ezeiza, quien le dijo a Cao: "¿Y usted, señor, no dice nada?". El periodista quedó en silencio, y fue entonces cuando nuestro payador le dio una cartulina pidiéndole que apunte el tema que quiera; entonces Cao escribió: "Cante usted a los logaritmos".
Dicen que Gabino sorbió un refresco y dejó el bar diciendo que volvería enseguida, y a los 15 minutos, después de visitar a un profesor que vivía enfrente, tomó su guitarra e incursionó durante media hora por la matemática, cantando:

Señores, voy a explicar
la ciencia del logaritmo 
si acierto a cantar al ritmo
de mi modesto payar. 
Pongamos, para empezar, 
dos progresiones enfrente
por diferencia y cociente
correspondiendo entre sí, 
y ¡ahijuna! saldrá de aquí
un sistema sorprendente...

(La anécdota aparece publicada en el diario La Prensa del 24 de junio de 1918 en un artículo de Rodolfo Senet titulado Cómo improvisaba Gabino)

MARÍA NEDER - Poesía y Narrativa

María Neder ha publicado los libros de cuentos Contra corazón (Torres Agüero Editor, 1993), Entre los huecos (Ediciones del Dock, 1994). En poesía: Cuando octubre (Ediciones del Dock, 1997), Fisura de boca (Alción Editora, Nov. 2003), libro que obtuvo excelentes críticas al igual que su novela Reading Edge lectora a domicilio (Alción Editora, 2006), presentada en México y en la Feria del Libro de La Habana (Cuba, 2007). Su último libro Heridas de póker (2012) integra la Colección Pez náufrago dirigida por Santiago Sylvester de Ediciones del Dock.
Es autora de los Ensayos El misterio es abanico, sobre la obra de Felisberto Hernández (Ediciones El Arca, 1996) y Una orquestación de palabras sobre la obra de Daniel Moyano (1999). Obras en las que desarrolla la ligazón música y literatura. 
Becaria del Fondo Nacional de las Artes en 2011. Actualmente, como Investigadora de la Biblioteca Nacional realiza estudios sobre música y literatura. Continúa con la difusión literaria y musical en radio iniciada en 1990. Su producción radial más relevante, Puerto Almendro (1997 hasta el presente), ha merecido premios nacionales y regionales y participa anualmente en los Encuentros Radiofónicos en Español organizados por la Universidad de Güelph, Ontario, Canadá. Ver último enlace telefónico en 
http://alternativalatinoamericana.blogspot.ca/2014/02/juan-gelman-mas-que-un-escritor-fue-un.html
Como Agente Cultural organizó concursos, maratones de lectura, conciertos, ferias del libro, recitales de poesía. Es Directora Artística de la Sede Merlo-San Luis del Festival Guitarras del Mundo, creado por el Mtro Juan Falú. Dirigió la revista en papel La idea fija. Colabora para distintos medios periodísticos. Parte de su obra fue traducida al inglés, italiano, alemán, croata, francés, publicada en antologías, revistas extranjeras y dossiers de literatura argentina. Mayor información: www.marianeder.com.ar


POEMA DEL PRINCIPIO

Tu casa huele a poleo
a flor de aromo en el invierno
a menta de las alturas
y este cuerpo llega de smog
con textura arenosa / resto de pasado
o acaso este presente de risco dolido
y un amargor de saliva triste
de pestaña perdida
en un cuadro rojo casi sangre
casi grasa de plástico ciudadano
tristeza maloliente de deseo absurdo

entonces soy piedra que se busca
o sonido deambulante sin eco sin eco
con los dedos cortados
aquí llego.

Del libro “Cuando octubre”



EXILIO

No estaré en la puerta
ni en el aeropuerto
ni en la esquina
ni colgada de la flor del palo borracho de mi vereda
ni en las calles
ni en el bar de Monserrat
ni en la letra escrita en una esquela
ni en la cucharita libre del café que espera.


Del libro “Cuando octubre”


PARTIDA DE NACIMIENTO

Sonaron las mujeres como ruego
(no sé si sus voces se oyeron o fue el eco).
Vengo ciega 
¿es que no se oye mi bastón a los tumbos?,
vengo intermitente 
soy trazo en el oscuro de un nombre secreto 
igual a la costura del tiempo en el ombligo.
Ahora es un redondel intacto, 
es la mirada recorriendo bordados de una casa 
que desconozco, 
no sé dónde el centro 
¿tanto engaño para mostrar un agujero?
implacable sello este apellido.


Del libro “Fisura de Boca”



EL FINAL DE LAS LÁGRIMAS

La depresión más honda de su vida fue una tragedia para todos nosotros, un drama que se produjo con secuencias diarias y sin intermitencias. Sus continuas frustraciones, que se venían sucediendo desde hacía nueve meses, explotaron como la eclosión inesperada, casi absurda (porque a decir verdad, confiábamos plenamente en su fortaleza de espíritu y su equilibrio mental).

Comenzó una mañana en que no se levantó como de costumbre. Por la noche al llegar a casa, comprobamos que aún seguía encerrada en su cuarto. Todo estaba tal como lo habíamos dejado y cuando golpeé a su puerta respondió con el ruego lógico en días de actividad: déjenme descansar, por favor. Al día siguiente tampoco la vimos por la mañana. Decidí regresar al mediodía y la encontré en camisón, llorando desesperada y dando vueltas por la casa como si quisiera salir. No supe qué hacer, procuré que no me viera y la observé un largo rato detrás de la mesita del hall de entrada; se dejaba arrastrar como si el peso de su cuerpo se hubiera duplicado y la cantidad de angustia le tironeara los miembros hacia abajo. Caminó suplicante y cansada desde la cocina al baño y luego a su cuarto, se acostó en la cama y lloró aún más. Me fui sin hacer ruido. Esa noche demoré pero el estado de las cosas al volver era exactamente el mismo. De noche podíamos oír su lamento continuo, pero solía serenarse y nos parecía que lograba un sueño profundo y pesado. Yo temía que no quisiese despertar, y ella despertaba, aunque para llorar y arrastrarse cada vez con más tristeza. Pasaba todo el tiempo en camisón, encerrada, escondiéndose del mundo. Los primeros diez días lloró continuamente hasta agotar las lágrimas. 

Mi primo el terapeuta dijo que esas lágrimas eran como la fiebre en otra enfermedad, entonces yo rogaba para que salieran de una vez, aunque la agotaran al punto de no tener fuerzas para caminar, pero que acabaran de salir para iniciar la recuperación.

Tuvo que permitirse otras manifestaciones de la angustia. Los diez días subsiguientes, sin reponerse aún, lloró y siguió llorando, ahora por el clítoris. Día y noche. Y las lágrimas estampaban el recorrido de su andar. El piso ganaba pequeños círculos brillosos y salados que aumentaban cada día, cada noche, cada hora. De su cuarto al baño, del baño hacia el living o hacia la cocina, apenas unas vueltas difíciles de reconstruir, que se superponían con el regreso a su cuarto, según parecía, apoyándose o sosteniéndose en la pared. Fue así como agotó la producción líquida de su cuerpo que sólo expresaba el estado de sufrimiento mudo, permanente y real. Los veinte días subsiguientes necesitó más lágrimas para tanto desconsuelo y comenzó a transpirar, a través de todos sus poros, lágrimas de pesar irreparable que humedecían las sábanas y quemaban la piel.

Ya no se levantaba, ya no cerraba su puerta.

Una noche me asomé para verla, aún dormida su cuerpo lloraba con temblores de sudor, su aspecto mostraba el agotamiento del alma quebrada y sus puños tensos habían borrado la figura de sus manos.

Al final, agotado ya el cuerpo de tanto llorar, la tía Zulema quedó quieta y seca sobre su cama. Quedé tieso cuando entré a su cuarto (esa tarde regresé temprano) y vi algo parecido a un montón de papeles arrugados. No sé qué extraño zumbido me sacudió por un momento, mi detención fue breve pero la sensación de parálisis creo que fue por el aire quieto y frío de esa cámara transparente en la que ingresé; algo, sí, aleteo, casi una vibración, me recordó que allí debía estar ella. Debe ser por eso que al acercarme distinguí una parte del esqueleto cubierto (persistente pudor aún en la consumación) con una traslúcida película de piel (o gasa, ya no recuerdo). 

La tía Zulema nos dejó su imagen de fruta humana seca para estupor del resto de sus sobrinos que no creían mis relatos.



Del libro “Contra corazón”


sábado, 1 de marzo de 2014

La pérdida del lenguaje - Por Jaim Etcheverry

Aunque creemos vivir en la era de la información, estamos poco informados. La escuela no es la única causa. Sucede que cada día se desprestigia más el debate público.
 Se trata de convencernos de que la información lo hace innecesario, que discutimos cuando carecemos de datos. Cuando éstos aparecen, se nos dice, acaba todo debate.
En realidad, la situación parece ser la opuesta: sólo cuando nuestras preferencias y proyectos atraviesan la prueba del debate, llegamos a entender lo que sabemos y lo que todavía nos falta saber. Hasta que no formulamos las preguntas correctas, no advertimos en realidad qué cosas necesitamos saber. Y no podemos llegar a identificar las preguntas correctas si no confrontamos con los demás nuestras ideas sobre el mundo. Hasta que no defendemos nuestras opiniones, éstas son impresiones a medio formar, presunciones sin examinar.
Sólo llegamos a conocer nuestra propia mente cuando intentamos explicarnos a los demás. Esta decadencia de la discusión pública contribuye a que la gente esté cada vez menos informada, aunque viva sumergida en información.
Esta es en realidad un cúmulo de datos no vividos: sólo cuando nos comprometemos en una discusión que absorbe por completo nuestra atención, salimos ávidos a buscar la información que nos convenza y que ayude a persuadir a los demás. Pero para debatir necesitamos usar una herramienta que cada día manejamos peor: el lenguaje.
Resulta alarmante comprobar que quedan ya pocas personas, jóvenes y no tanto, capaces de articular frases simples con comienzo, desarrollo y final.
Este retorno a estadios primitivos constituye una seria amenaza para el futuro de nuestra civilización. Es que a través de la palabra el hombre intenta comprender el mundo, provisto de la palabra se lanza a la aventura de pensarlo y con la palabra expresa la concepción que se forma sobre los otros y sobre las cosas.
El lenguaje es un fenómeno cultural, un producto social.
Cada vez con menor frecuencia y destreza utilizamos esta herramienta imprescindible de la comunicación. Casi no nos reunimos a hablar, a debatir. No sólo se desalienta la discusión, sino que se crean activamente las condiciones para que, al encontrarse, las personas no puedan hablarse. En nuestras reuniones -desde las discotecas a las bodas-, el ruido atronador ahoga hasta los más empecinados intentos de practicar el acto intrínsecamente humano de dialogar, de intercambiar palabras. Las conexiones que se establecen escuchando el pensamiento vivo en desarrollo son mucho más estrechas que las logradas a través de la mirada. Con el habla y el oído se participa, mirando se es un espectador.
El lenguaje es la huella del espíritu. El hombre habla hasta consigo mismo, almacena su memoria en lenguaje y cifra en palabras el proyecto de lo que quiere ser.
Por eso es tan grave nuestro fracaso en preservar ese atributo humano por excelencia. Lo advertimos ante la cantidad creciente de jóvenes incapaces de sostener una discusión y que balbucean monosílabos deshilvanados, espejo fiel de un pavoroso vacío interior.
Debemos darnos cuenta de que les estamos robando la capacidad de pensar el mundo y de pensarse, de ser en verdad humanos.

Artículo extraído de “La Nación Revista”

ARTISTAS, EN VEZ DE POLÍTICOS - Por Oski

"Si uno roba a un autor es un plagiario;
si roba a muchos es un erudito".
Belisario

Para mi manera espesial de ver las cosas yo creo que todos los gobiernos del mundo tendrían questar formados por artistas, ya sean pintores, escultores, teatrales, poetas, escritores. . . ¡Cualquier clase de artistaS, y no por esos séniores galerudos que sienpre están serios y almidonados y con las caras largas hasta las rodillas, por no mensionar otras anatomías! Y esto no lo digo por bocA de gansO, sino porque a través del tienpo y la distansia casi todos los países se hisieron famosos mas por los artistaS que por los políticos. Fíjese que dése hase siglos todo el mundo habla del famoso cuadro titulado "La jiocondA", que pintó leonardO. . . ¿Pero me quiere desir quién era ministro deconomía de italiA cuando leonardO pintó su cuadro? ¡Nadie lo sabe! Y lo que le digo del cuadro "la jiocondA" se lo digo del libro "El quijotE de la manchA". . . Si usté le pregunta a cualquiera quién fue el quescribió el quijotE, es una fija quel tipo le contesta a quemarropa: "El quijotE de la manchA lo escribió el servanteS! " ¿Pero se puede saber quién era ministro de agricultura cuando servantE escribió el quijotE, o quién era secretario de obraS públicaS o quién era el intendente munisipal de españA? ¿Y alguien sabe quién era ministro de bienestaR sosiaL de madriD cuando el poeta quevedO hiso sus famosos versitos? ¿Y quién era secretario de hasiendA de romA cuando el pintor migueL angeL pintó la capillA sestinA con techo y todo? Y si dejamos el tiempo viejo y nos asercamos a los contenporaneos de nosotros, el asunto es bastante paresido: ¿por si acaso alguien sabe quien era ministro de relasiones esteriores de larjentinA cuando gardeL cantaba en paríS y hasía capote con todo? ¡Nadie se acuerda, y grasias a gardeL muchos estranjeros conosieron larjentinA! Y sinenbargo a gardeL nunca le ofresieron una enbajada ni mucho menos. . Y la misma conparasión la hago con otras figuras populares, como ser el artista Roberto Casó, o el César Rati o el famoso nadador Tirabosqui ¿me quiere desir quién era ministro deducasión cuando Tirabosqui ganaba campeonatos de natasión como si fuera un pescado? ¿Y se puede saber quien era ministro de guerrA cuando Luis Ángel Firpo se largó por el mundO a repartir tronpadas argentinaS? ¡Vamos, por favor! ¡Si el boseador Firpo ganó más conbates que todos los generales juntos!
Ya sé que alguien que está mirando estas líneas me saldrá disiendo: "Los artistas y deportistas no pueden gobernar porque no saben nada de política". . . Está bien, pero en canbio, fíjese las calamidades que padésemos por culpa de los que disen que saben mucho!

El Loco (Anónimo)

Un loco que acababa de escaparse del manicomio se detuvo ante la verja de un jardín en el que un hombre trabajaba.
El recinto estaba bien cuidado; flores y ramaje le daban aspecto agradable y coquetón.
- Buenas tardes - exclamó el loco, dirigiéndose al hombre  que trabajaba.  Vaya un bonito jardín que tiene usted.
- No es feo.
- ¿Hace mucho tiempo que vive usted aquí? Cerca de diez años.
- ¿Se necesita mucho para tener un jardín así? Mucho; empleé aquí "todas mis horas de descanso". Cuando vine esto estaba lleno de basura y de inmundicias.
- Supongo que lo compraría por muy poco dinero. No es mía la casa.
 - ¿No? ¿Por qué, pues, trabaja usted tanto?
- ¿Por qué?... Naturalmente, la casa es mía hasta cierto punto; mientras pague el alquiler.
- ¡Ah! Entonces ni la casa ni el jardín son de usted.
- No; pertenecen al señor Bagley, el banquero. Vive en la esquina; en la casa de los grandes jardines.
- ¡Ah! Sí; la conozco. Pero empleará una barbaridad de tiempo el señor Bagley en cultivar sus jardines.
- ¿Cultivar él sus jardines? Ni por pienso. Para eso paga tres o cuatro jardineros.
- Entonces, siendo este jardín propiedad suya, le pagará él por su trabajo.
- No lo crea; yo le pago por vivir aquí.
- Pero le cobrará menos que a los inquilinos que descuidan el jardín.
- ¡Ja, ja, ja! Está usted de broma. Lo que sucede es que me hace pagar más la casa a causa de las "mejoras que ha experimentado la propiedad".
- ¿Pero la casa y el jardín serán algún día de usted?
- Ni pensarlo. Todo lo más que puedo hacer es seguir pagando el alquiler...
El loco abrió la reja, y dirigiéndose de puntillas y con gran cautela hacia donde estaba el hombre, le preguntó intrigado:
- Dime, ¿cómo te las arreglaste para escapar del manicomio?

EL POETA - Por Juan Parrotti (Extraído de la desaparecida revista “Hortensia”)

          Un niño -en un conocido aforismo de Fernández Moreno- ve un charco y piensa que está frente a un gran caudal de rocío acumulado. Ese niño, que ve lo que quiere ver, es también un poeta. Ser un poco raro y un mucho triste.
Siempre existió y tal vez, siempre fue igual. En las épocas primitivas, sin dudas que no escribía lo que pensaba, mejor dicho, lo que soñaba. Pero sin embargo, ya los había.
Cómo imaginar que aquel individuo -solitario y miserable- que había sido desterrado de su tribu (por negligente o por rebelde), obligado a vagar por los bosques eternamente, no sintió vibrar su alma, cuando un hombre o una mujer le tendieron una mano amiga o amorosa.
Cómo imaginar que ese pobre diablo no tuvo ganas de cantar su felicidad, de alabar esa suerte de bendiciones, que después, muchos milenios después, sus descendientes denominarían amistad o amor.
Cómo imaginar que ese hombre no salió un día de la cueva, gritando de alegría porque su hijito había sanado. Cómo dejar de imaginarlo, desconcertado e impotente, al no encontrar las palabras adecuadas para expresar su singular estado de ánimo.
“Yo sé lo que me pasa, se debe haber dicho a sí mismo. Sólo que no lo puedo expresar”. Después se debe haber tirado a dormir, a reponerse de las largas y angustiadas noches en vela.
A la mañana siguiente, cuando salió en busca de alimentos, para su mujer y su hijito, todo debe haberle parecido más bello que antes. Como Conrado Nalé Roxlo miles de años después, se debe haber preguntado si ese cielo azul era en realidad, de porcelana o si en su nueva condición de grillo veía todo a lo grillo esa mañana.
Si hasta es posible imaginar que motorizado por esa inmensa felicidad olvidó agravios y penurias y hasta intentó arrimarse a su antiguo clan, con la intención de reintegrarse a su familia, definitivamente. También es posible que lo hayan reintegrado y que su hermano, que tanto lo admiraba, haya cantado la verdadera historia del hermano que regresaba, esta vez para siempre.
Es que su hermano, reconcentrado y dado a pensar en cosas importantes, estaba construido con la madera de los poetas. Por eso le resultaba tan fácil cantar todas las dificultades y acechanzas sufridas por su hermano. También sus alegrías, como la de aquella mañana, en que se sanó el hijito. Todos habrán admirado al hermano menor.
Después, hasta es posible que lo hayan dejado sin comer o que lo hayan metido preso, como siempre se ha hecho con los poetas.

TOTALMENTE MUERTO - Por Gonio Ferrari (Extraído de la desaparecida revista “Hortensia”)

"Era tan fiero que en el salón de velatorios habían puesto un juego de luces psicodélicas"

Todo comenzó, para el barrio, cuando apareció el aviso fúnebre con la solemnidad acostumbrada y ya inútil, que anunciaba el cuepedé irreversible del Nicasio Lepóte, conocido por sus amigos como "El Siempre Rima", más fiero que un corte de luz en La Toscana.
Como en su casa estaban de baile por el casamiento de su hermana y no era cosa de andar suspendiendo la milonga así porque sí, se decidió, por resolución del único pariente fresco, trasladar el velorio a la principal confitería del sector, en el propio salón de billares.
Mientras tanto, el vecindario no ocultaba su sorpresa al leer en el diario la necrológica que decía "después de soportar con cristiana resignación las penosas si que lamentables alternativas de una prolongada cuan cruel dolencia, había entregado su alma al altísimo, don Nicasio Lepóte, deceso que despertó un profundo sentimiento de pesar en el amplio círculo de sus relaciones, donde el caballero extinto gozaba de general estima por las cualidades personales que adornaron su terrena existencia."
La cuestión fue que "El Siempre Rima" nunca aprendió ni siquiera el padrenuestro y había muerto de un puazo en su alojamiento de la cárcel.
El velatorio se armó, y ese único pariente fresco pidió a la funeraria que no pusieran las tradicionales velas, "Para qué alumbrarlo", -había dicho-, si no vale la pena gastar la lú con el caretón del fiambracho que no vale el sacrificio . . .
Al amanecer empezaron a llegar hermanos, hermanos políticos, tíos, sobrinos, primos y d.d. que salían de! casorio con varios litros de razones adentro, cantando a coro la marchita y agitando pañuelos, con los bolsillos llenos
de masitas, palitos, papitas fritas y maní.
Mientras tanto, el cuerpo no llegaba. Sucedió que hubo que desagotarlo antes de hacerle la autopsia y el trámite era lerdo.
A todo esto, la parentela y los vecinos (el presidente del club había dicho ya tres discursos despidiendo los restos) se había provisto de industriales dosis de ginebra y anís, porque "no podían andar pijoteando, tan bueno quera el negro por más que un día se decidió a ser totalmente huérfano y después de un pequeño trámite, se sintió ampliamente realizado. Lo malo fue que tuvo que constituirse detenido, por cualquier cosa..."
Fue, por varias horas, uno de los pocos velorios sin la acostumbrada figura estelar: el fiambrex. Mientras tanto iban cayendo más y más amigos. Poco a poco fue corriendo la ginebra en los hombres y el anís carabanchel entre ellas que no le daban sosiego a la lenguarda. Nadie sabe de dónde, pero aparecieron tres violas y un fuelle, una batería, dos cantores de tango y un imitador de Sabú. Aprovechando la bolada, un desconocido instaló en la puerta un kiosko de choripán y más allá vendían queso mantecoso y salame de la colonia.
El presidente del centro vecinal estaba más ruso que Spassky, durmiendo su aginebramiento en la propia cama que en vida utilizara "El Siempre Rima".
Por fin, de madrugada, llegó la jardinera con el cuerpo de Nicasio Lepóte, a medio vestir, sostenido por uno de sus cuñados, bastante adobado el mozo. Dos o tres comedidos se arrimaron para ayudar, no con mucho sentido del equilibrio.
A la vereda, por lo menos, consiguieron subir. El lío se les armó cuando quisieron pasar un escalón de la puerta.
Todos fueron a parar al piso y en el piso se mezclaron los otros comedidos que pretendían ayudarlos, justo cuando se producía en el barrio uno de los frecuentes cortes de luz.
Todavía estaba oscuro y no quedaba una gota de bebida afuera. Todos la tenían puesta. Todos dormían la monarda. Todos estaban desparramados en la casa.
Entre dos parientes que acertaron a despertar metieron al negro en el sobretodo de madera así como estaba y le cruzaron las manos sobre un tubo vacío.
Llegaron los operarios de la funeraria, vieron el panorama y se apresuraron en la soldadura, porque el tufo a bebida era insoportable, comentaban .. .
A eso de las 10, tuvieron que venir otros vecinos lejanos porque el coche fúnebre se había cansado de esperar y no había quien sacara el jonca, hasta que finalmente, se lo llevaron sin acompañantes. Ninguno estaba en condiciones de integrar el cortejo.
Dos días después, el Centro Vecinal radicaba en la comisaría una denuncia por desaparición de su presidente, a la vez que con toda urgencia llamaba a una asamblea de socios para designar reemplazante.
Mientras tanto, la familia Lepóte se puso a la tarea de organizar un nuevo entierro, porque se encontraron que "El Siempre Rima" había quedado abajo de la mesa.