sábado, 12 de septiembre de 2015

No hay amor sin arrebato del corazón Por Rafael Serrano Ruiz

Le gustaría saber cómo olvidarte,
renunciar a pensarte,
pues el amor el corazón le arrebata
y así, de esta manera, dejar descansar
su corazón doliente.

Le gustaría un instante no soñarte,
dejar la mente en blanco,
sabiendo que de nuevo,
el dolor de tu ausencia morderá
cruelmente sus entrañas.

Le gustaría no saber de tu existencia,
olvidar el sabor de tus besos,
el dulzor de tus caricias
y el arrullo de tu voz…

encontrando así la calma.

E1 atajo hacia uno mismo Por Héctor Fuentes

Desconfío de que el tiempo
se condense sólo en los relojes;
alguna fuerza debe existir,
para desdoblar el exacto
engranaje de las horas.

Me rehúso a aceptar que los días
sean una sucesión de hechos
aprendidos de memoria.

Algún atajo desobediente y certero
tiene que conducimos
hacia el despertar eruptivo del magma.

Propongo abrir una grieta
en la gruesa pared de la realidad,
para que al observar por la desnudez
de ese hueco secreto,
veamos la postal de un mundo simultáneo.

La rutina es un guía aburrido
que nos muestra siempre
las mismas calles y los mismos sitios.

Pero en algún momento
algo se sale de su lugar,
algo se desencaja de su moldura,
y es así como deviene

la amnesia de la perfección.

Y en esa sublevación
del azar empezaremos a ver de verdad,
como si en un segundo
se rebelase inesperadamente,
la otra mitad de las auroras.

(Inspirado en "Rayuela" de Julio Cortázar)

HALLELUJAH Por Antonio Monzonís- Valencia

a Leonard Cohen
Ocho voces..........
describen la pura belleza,
yo.........................
recuerdo por qué,
aprendemos a escuchar.

Volverán a nacer
las flores muertas
que no supieron tejer
en el río luminoso.

Estas cosas son así
y tú......................
siempre haces realidad
lo que va en ello.

Están dormidas en la noche
donde nace el silencio
¡Qué felicidad!

Sólo eres un creador
de lunas sagradas
donde escondes el amor.

¡Hallelujah!

Y eres lo más especial
junto a los miles de voces
enjugadas...............
en los coros del mundo
y en las canciones
de los caminos de la muerte,
nadie es la suma de sus partes.

Pero volverán a nacer
las flores muertas
que no supieron …”Que hacer”

¡Hallelujah!

Esta noche Por Victoria Gonzáles Badani- Chile

Esta noche, la luna entrará por la ventana
descorriendo los rincones de la alcoba
las estrellas acompañan a lo lejos
el encuentro se consume en el misterio
del mundano y celestial conjuro.
Esta noche, la luna brillará más íntima
al roce de tu piel sedienta
y la tierra girará de prisa
los dos, inevitablemente confundidos
en total metamorfosis complacida.
Me perderé en el sentido de los sueños
junto a ti, en espacios caprichosos
luz de luna, rumor de mar embravecido.
Esta noche, volverá tu aroma entre mis dedos
y el calor de tus pies desnudos,
te soñaré, en sueños y despierta
piel a piel, sorbo a sorbo de tu aliento
hasta agotar la magia inagotable
de esta noche y sus indómitos secretos.

Variaciones sobre "En tu ventana" de J. Milillo Por Ezequiel Feito

Algo sucede, amor. En tu ventana,
un universo entero lleno de melancolía
se dibuja en mil estrellas que pone el alma.

Algo sucede. Tu silencio profetiza
y en lejanos pasadizos donde el tiempo ya no existe
tu sonrisa ha quedado, prisionera del silencio,
de un silencio que espera mi llegada,
de un silencio que busca tu sonrisa,
de un silencio que nos une y nos separa.

Algo sucede, amor, en la ventana.
Tu figura sueña, recortada entre las luces
tan pálida, tan ausente y tan amada,
esperando mi regreso, un regreso ya imposible.
Un regreso que sepulta la locura de las almas.

Y el silencio
en tu  ventana.
La sonrisa que tú buscas a lo lejos
tras las cumbres de la noche que te llama.

Y yo...
Y yo, ausente,
presintiendo la tristeza quebrantando tu mirada,
tras los vidrios infinitos, tras las sombras,
que se hicieron al partir sobre la casa.

Y el silencio
en tu ventana.
Y tu lánguida figura recortada
mas allá de las estrellas que tu aliento
ha creado en el cristal de tu mirada .

Y los días
como nubes,
desdibujan tu sonrisa tan temprana
La sonrisa que me diste a tu partida
con los ojos que aún esperan mi llegada.

Algo sucede, amor, en la ventana.
En tu pieza vestida de recuerdos,
en tus manos que descubren la mañana
cundo junto a las mías prometimos
ni por cielo ni por tierra separarlas.

¡Ay las sombras!
¡Ay la vida que separa a quienes aman,
mas allá de los portales de la muerte,
mas allá de las estrellas que se apagan!

¡Ay locura de las almas que se encuentran
para amar solo una vez... y luego nada!

Algo sucede, amor, en tu ventana...

Sara Por Diana Luz Bravi

Cala madura, rama fecunda,
quién hubiera previsto esa mañana
paloma en la isla,
de casa alondra, apuro de anís
fuiste siempre testigo.
Mi mejor vestido
necesita ahora tus manos.
Cierro los ojos y me lo decías:
te quiero envuelta de su mirada,
saliente el carmín, el abrigo nuevo,
si te viera él,
jazmines en la blusa de muselina.
Fui desnuda ante vos, bajé esa lámpara,
te dejé, y fue silencio la cala en tu pecho,
no miraste atrás, no fuera,
que mi mano tenaz te detuviera
que mis ojos soplaran el viento sanador
para abrazar tu almohada,
hilandera del sol, pintora muda de viejos anhelos.
Descansa tristeza, descansa esperanza,
si miraras atrás, no serías sal,
mi cala encendida,
espiga orgullosa, verías el día.
Mi mejor vestido,
el que me hiciste mientras el verano rimaba la siesta,
necesita ahora el lino de tus manos,
tu estera de seda, de lana tu abrigo.

R.S.V.P Por Diego Santiago Cazzaniga

Entras
con tu deber de
abrir ventanas
donde enmohece
el recuerdo.
Ya no perfuma
el paraíso
ni el canto
es de gorriones
bebiendo atardeceres
profanos.
Y llegamos nosotros,
sí,
oliendo a ese mar
donde la sirena traduce
la queja de una bisagra
en melodía de olas
sobre huellas
que se van.
[Cuando el alba áurea
nos desnude en las rocas,
curados en sal,
seremos su deseo caníbal,
una famélica urgencia
acechando al amar].

Errante y atroz Por Héctor Fuentes

Por las calles atiborradas de basura,
la noche sorprende
a un corazón de barrilete.

La lluvia llegó temprano,
y la casa de chapa y diarios
ya es parte del brutal
canto de la tormenta.

Otra vez la suerte todo se llevó.
Esa rueda de la fortuna
es tan ciega y disparatada
que nunca deja de hacer estragos.

Los semáforos parpadean
sus luces de tres colores.
Una mano es una estrella
que abriéndose pide a gritos,
que no se cierre en un puño
la palma de los vencidos.
Y en los cueros ajados
de un balón
patea con furia la vida.

En los pies es donde nace
el frío y el movimiento.
En la manga de los puños
la mugre cierra el conejo.
Llanto sucio del olvido
abierto en dos ojos buenos.

Por la vereda pasan
los hombres.
Por el asfalto ruedan
los años.
Es eterna la costumbre
de no mirar al costado.

Un día es un pan
y un deseo.
Un sigla es la espera
que rezan los santos.
Vida que se abre
en un fuego.
Vida que quema
en los labios.
Antorcha que lleva prendida
la cara de un niño hambriento.
La risa mete la púa
y todo empieza de nuevo.

Las noches beben el agua
de los sueños desterrados.
La correntada se lleva
las hojas y los harapos.
A quemarropa dispara el tiempo
contra los barcos abandonados.

(De su libro “Melancrepuscolía”)

Retamas Por Jorge A. Dágata

Yo sé que está su amor, como una abeja
tejiendo ovillos de zumbido leve
alrededor del oro que el verano
-minero del camino- desnudece.

No hay oro más fragante ni más frágil,
melodía del aire sobre el verde.
Pero así es nuestro amor: destello blando,
fragancia ubicua, pura, persistente.