domingo, 3 de julio de 2016

ASTUCIA DE UN SOLDADO Por Francisco Gregorio de Salas

Por el reino de Galicia
Un soldado caminaba,
Y llegando a un lugarcillo,
Entró alegre en la posada.
Preguntó a la mesonera
Que qué de comer le daba:
Y ella le dijo que en todo
El lugar no había nada;
Y el soldado replicó
Con astucia y con cachaza:
« ¿Habrá algunos guijarritos
De aquellos que hay en el agua
De ese arroyo que se ve,
Que cerca del lugar pasa?»
« Eso, señor, a montones,
Respondió; pero ¿qué saca
Para comer de que yo
Vaya ahora y se los traiga? »
« Es que yo, dijo el soldado,
Tengo el secreto y la gracia
De tomarlos y ponerlos
Has sabrosos que unas natas;
Y yo le enseñaré a hacerlo.»
Alegre corno una pascua
La sencilla mesonera
Fue por ellos, con el ansia
De enriquecerse con cosa
Que tanto le acomodaba.
Trajo una buena porción;
Y el soldado preguntaba:
« ¿Hay aceite ? »   < Sí, señor.»
« ¿Hay huevo? y pan en casa? »
A todo dijo que sí;
Y el buen soldado, con maña,
Hizo de todo una sopa
Y se la comió con gana.
Y viendo la mesonera
Que los guijarros dejaba
Y lo demás se comía,
Le dijo muy admirada:
« ¿Por qué dejáis los guijarros? »
Y él la respondió con gracia:
« Esos se dejan después
Que ya han dado la sustancia.»

Somnium Por C. González- España


Deslizar
el sueño útil de la noche
en el destino intransigente
que te luce
cada  mañana
y
distraerlo
de tu lluvia y tu sequía
antes
de que alguna desgarrada
voz
lo alcance y lo inunde
de tristeza.

Recuerdos de infancia Por Victoria Gonzáles Badani - Bolivia.

                        “No sé cómo puede vivir, quien no lleve a flor de alma los recuerdos de su niñez” Unamuno. –Epígrafe- “La arboleda perdida” de R. Alberti.


Un espacio enorme en la memoria
jardines y escaleras la dibujan,
girasoles y gorriones le dan vida
y alegran el travieso corretear de mis hermanas.
Recuerdos de mamá que sube y baja,
entre flores y afanes  peregrinos,
en el patio,  el sol espera  al medio día
y el aire puro, soplado por el viento.
Hielo, escarcha, se mezclan en sordina,
espasmos atrapados en vigas y dinteles,
esperan impasibles del Inti milenario
su cauce natural y benigna concurrencia.
De mañana el frío nos despierta,
la aurora despereza las montañas
y el trino de las aves se confunde
con el rítmico parir de los tejados.
El silencio se apaga junto al frío
regresa el ajetreo como ayer, como mañana,
los pájaros vuelven a besar las flores
y la casa grande parece una acuarela.

¿Y ahora?... Por Rafael Serrano Ruiz- España

A Paquisol Gayo Retana

Formados en el miedo,
asentados en la comodidad de lo conocido,
lloramos por temor
al gran enfrentamiento…
dimensión donde lo fundamental se desconoce.
Aprendizaje de lo imperfecto.

Instante supremo.
Aceptación del hecho…
¿Eso es  todo?
¿Y ahora ?...


Crisálida del tiempo…
insólito renacer en la permanencia,
nueva dimensión
donde todo de nuevo fluye,
donde nada termina…

Mi máscara desnuda Por Beatriz Ojeda-Montevideo-Uruguay

Mientras medito mi alegato
ante mi máscara desnuda
el mundo sigue andando
sin confesiones valederas.

Sin otro sueño que lograr ofrendas
fingiendo ante mi misma
un mundo que desvía mis creencias
emplazo a la verdad en mi palestra.

Deseosa de mirarme en el espejo
con mi rostro sincero
encuentro que el camino que he elegido
está siendo poblado de mentiras.

Mentiras disimulos y antifaces
en cada contingencia que he vivido
montando una obra de oropeles
que alcance a ser vivida como cierta.

Y nada de lo visto me contenta
he sido descuidada en mi propuesta
descifro las entrañas de los huecos
destierro mi pantalla de apariencias.

Espinelas directas Por Granada Sandoval- España

Estoy en el espacio de un suspiro
buscando del ayer frases perdidas.
Estoy rebuscando por las heridas
de días que se fueron al olvido.
¡Como duelen los deseos y el latido,
de un corazón  que late ya agotado!
¡Qué triste ir navegando lado a lado
Por horas de ternezas infinitas!
¡Mi pobre corazón...!  ¿Por qué tiritas
Por cosas que son agua del pasado?

Horas brujas 5 Por Amanda Reverón- Venezuela


La quietud
se encrespa,
deja de ser el pan nuestro de cada día.
Ya no habita el carapacho
y se muestra;
saca sus brazos,
deja de ser montuna.
Es mucho más que un letargo,
es una luna redonda
crepitante
al ras de la penumbra.

LA CIUDAD DE LAS BRUJAS Por María Elena Walsh


Si ustedes vieran el invierno
en la ciudad de Brujas.
Es un invierno tan antiguo
y no parece acabar nunca.

Hay un solcito fugitivo
que las abuelas buscan
y se sientan en la vereda
para enhebrarlo en sus agujas.

Hay calles de nadie y silencio,
casas de piedra mustia,
muchos canales y canales
donde el agua está quieta y muda.

Con señorial aburrimiento
los cisnes se aventuran
a patinar sobre la escarcha
bajo puentes de musgo y bruma.

Flores de tiza por el cielo
los molinos dibujan
y sueñan fábulas de harina,
recuerdan pan lleno de arrugas.

Campanas de los campanarios
se sueltan todas juntas
a cantar viejas alegrías,
repentinas como la lluvia.

Si ustedes vieran el invierno
en la ciudad de Brujas.
Es como un sueño de juguete
abandonado por la luna.

MANUBRIO AZUL Por María Elena Walsh


Un abuelo, un abuelo muy viejito
por el parque se pasea con bastón.
No le importa si llegó la primavera,
sólo espera cobrar la jubilación.
De repente, de repente se detiene
y algo busca que se le perdió.
Mira al suelo, mira al cielo
y mira alrededor.

Por dónde andará –manubrio azul–
color de un triciclo del ayer.
Un juguete de pura nostalgia
que a su infancia lo lleve otra vez,
que se ponga a rodar para atrás
hasta mil novecientos tres.

Por dónde andará –manubrio azul–
relámpago de felicidad.
El abuelo se trepa a una hamaca,
se desliza por el tobogán
y cabalgando en el sube y baja
a su antigua niñez se va.

Por dónde andará –manubrio azul–
amor que el olvido le robó.
El azul de su viejo triciclo
de repente lo halló en una flor,
una flor que esperaba en el tiempo
y sólo por él florece hoy.

Un abuelo, un abuelo muy viejito
por el parque se pasea con bastón.
Sólo espera recobrar la primavera,
no le importa nada la jubilación.
De repente, de repente se detiene
a ponerse la flor en el ojal.
Ese algo que esperaba
no se marchitará.

.Instrucciones para planchar el alma… Por Antonio Monzonís Guillén-España

El hubiese vivido siempre arrugado
porque así era su vida........
triste,
sola,
vagabunda.......
se hartaba de hacerse la cama todos los días....
de tener que limpiar el plato y la cuchara que comía......
de asomarse al balcón y no ver nada
sólo veía la calle vacía y las plantas casi secas y sin flores
sentía el frío en la cama.....
 y daba muchas vueltas para buscar el calor,
 pero eso le despabilaba pensando siempre......
y quería conciliar el sueño....
pero tenía sueños raros,
pensamientos vagos.....
..durante el día ..
...daba vueltas al mercado para comprarse la fruta....
y pensaba que tenía que coserse el botón de la camisa......
luego veía volar a los pájaros cantando con sus trinos....
y veía el cielo azul de la vida....
con pequeñas nubes blancas...
que despacio se deslizaban
y creía ver entre ellas .....
todo lo que andaba buscando...
a ella...
…a ese amor que buscaba...
..con los besos de su boca ,
,,,con los brazos que de noche lo abrazaban...
.. y cuando veía al vendedor de las plantas....
quería comprarle una ....
una planta llenita de flores blancas. ,,..
..porque a ella le gustaba
y la pondría en la mesita del salón ...
..como un adorno muy cerca del sillón verde...
..cuando miraba el espejo...
.dibujaba una sonrisa para ver si le gustaba....-
y luego ya se afeitaba...
siempre pensando en ella ...
..cada momento del día....
y su cuerpo estallaba.....
y exhausto abría siempre los brazos-.---
y unas lágrimas de oro....
recorrían por sus venas....
llenitas de vendavales.....
de fuego.....
y de preludios....
...y esperaba en el sillón ..
..y al ratito se dormía....
.escuchando los sonidos.....
de las viejas alambradas...
de las rosas y del río .....
donde siempre se bañaba desnuda....
donde la tierra maldita.....
de mi cuerpo la alejaba.....
y siempre la recordaba.....
con mis manos en su cuerpo.....
con suavidad dorada,,,,
y hablábamos del amor que el viento se lo llevaba....
y yo sin dormir
pensaba....
y pensaba....
y esperaba.....

La mano que firmó el papel derribó una ciudad Por Dylan Thomas.


La mano que firmó el papel derribó una ciudad;
Cinco dedos soberanos tasaron el aliento,
Duplicaron el globo de la muerte y partieron en dos un país;
Estos cinco dedos le dieron un rey a la muerte.
La poderosa mano guía a un hombro inclinado,
Los nudillos están entumecidos con la tiza;
Una pluma de ganso ha puesto fin al crimen
Que puso fin a la conversación
La mano que firmó el tratado engendró una plaga,
Y creció la hambruna y llegaron las langostas;
Grande es la mano que posee dominio sobre
El hombre mediante un nombre garabateado.
Los cinco reyes cuentan los muertos pero no mitigan
La herida encostrada ni acarician la frente;
Una mano gobierna la piedad como una mano gobierna el
cielo;
Las manos no tienen lágrimas para verter.