domingo, 6 de noviembre de 2016

OFRENDA LÍRICA Por RABINDRANATH TAGORE (Selección)

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¡Luz! ¿Dónde está la luz? ¡Enciéndela, ardor brillante del deseo!. Aquí está la lámpara, pero ¿y el aleteo de la llama? ¿Es este tu destino, corazón? ¡Ay, cuánto mejor fuera la muerte!. La miseria llama a tu puerta, y te dice que tu señor está desvelado; que te llama en cita de amor, entre la sombra de la noche. Los nubarrones cubren el cielo, la lluvia no para. ¡No sé qué es esto que se mueve en mí, no sé qué quiere decir esto que siento!. El resplandor momentáneo del relámpago me arrolla una sombra más profunda sobre los ojos. Mi corazón busca a ciegas por el camino que va a donde la música de la noche me está llamando. ¡Luz! ¡Ay!, ¿dónde está la luz? ¡Enciéndela, ardor brillante del deseo! ¿Truena, y el viento se abalanza clamoroso, y la noche está negra como la pizarra?. ¡No dejes que pasen las horas en la sombra! ¡Enciende la lámpara del amor de tu vida!

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Cuando esté duro mi corazón y reseco, baja a mí como un chubasco de misericordia./ Cuando la gracia de la vida se me haya perdido, ven a mí con un estallido de canciones./ Cuando el tumulto del trabajo levante su ruido en todo, cerrándome el más allá, ven a mí, Señor del silencio, con tu paz y tu sosiego./ Cuando mi pordiosero corazón esté acurrucado cobardemente en un rincón, rompe tú mi puerta, Rey mío, y entra en mí con la ceremonia de un rey./ Cuando el deseo ciegue mi entendimiento, con polvo y engaño, ¡Vigilante santo, ven con tu trueno y tu resplandor!

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Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos; como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto, tú me tendiste tu diestra diciéndome: «¿Puedes darme alguna cosa?». ¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di. Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria

LA CONFESIÓN Por Vital Aza

¡Señor cura! ¡Señor cura!
¿Qué tendré en mi corazón,
que a veces siento dulzura
y otras tanta agitación?
¿Qué tendré que el alma mía
ríe y llora sin cesar,
y a veces siento alegría
y otras me mata el pesar?
¿Qué tendré, que aquí en las sienes
llega el calor a abrasarme?...
¡Hija mía, lo que tienes
es ganas de fastidiarme!

La noche que pintan negra Por Rafael Serrano Ruiz

Llegará la noche que pintan negra
y le dicen albea para las almas nobles
en cuyo despertar,
en ese lugar de no se sabe donde,
entre vapores de incertidumbre,
cara a cara con la verdad,
al fin comprenderé
lo mucho que nos habíamos querido.

Infancia Por Antonio A. Gil

Se encontraron en la plaza
por primera vez, y ya
como viejos conocidos
se pusieron a jugar;
y por una bagatela
se pegaron sin piedad.

terminada la contienda
cada cual se fue a su hogar,
incubando la venganza
más terrible y ejemplar;
y al hallarse, al otro día,
...¡se pusieron a jugar!

Epigrama Por Vital Aza

Con dinero, producto de la usura,
edifica diez casas don Ventura,
y así afirma el grandísimo tunante
que tiene una conducta edificante.

Si decir que te amo… Por Víctor Kartsch

Si decir que te amo,
es canto,
este mundo ha de ser sinfonía,
de esas que delicadas se cuelan,
del umbral de tus ojos,
cuando tibia la noche,
al alma sus encantos regala.-
Si decir que te amo,
es batalla y guerra,
este mundo ha de ser campo minado,
en el cual las palabras dulces y seductoras,
en sus matices románticos estallan,
cuan si fueran granadas,
talladas en ramilletes de rosas rojas,
para que el corazón,
su sangre en roja sensación,
al universo de poemas ofrende.-
Si decir que te amo,
es signo de redención,
éste loco poeta,
redimido y conquistado,
así como el mar por las olas,
ha de dormir sus sueños ardientes,
en la tibia y cándida arena,
que de los versos se nutre,
pues si decir que te amo es verso,
tú has de ser poema lírico y encendido,
que a cada instante,
a las letras se transporta,
en la misteriosa magia,
que el amor inspira.

UN SUEÑO DENTRO DE UN SUEÑO Por Edgar Allan Poe

Recibid este beso en la frente. Y ahora que os dejo,
permitidme por lo menos confesar esto:
no os agraviéis, vos que estimáis que mis días
han sido un sueño. Entretanto, si la esperanza
se ha ido, en una noche o en un día,
en una visión o en un sueño, ¿se ha ido menos
por eso? Todo lo que vemos o nos parece,
¿no es sino un sueño dentro de un sueño?

Me encuentro en medio de los bramidos
de una costa atormentada por la resaca, y tengo
en la mano granos de arena de oro. ¡Cuán
poco es! ¡Y cómo se deslizan a través de mis
dedos hacia el abismo, mientras lloro, mientras lloro!
¡Dios mío, ¿no puedo retenerlos en un nudo más seguro?
¡Dios mío!, ¿no podré salvar uno solo del cruel vacío?
¿Todo lo que vemos o nos parece
no es otra cosa que un sueño dentro de un sueño?

Poema Por Mayte Sánchez Sempere

Siempre necesitaré tu mano
para cruzar la calle
o ir hasta la tienda,
siempre tu voz
para guiar mis pasos
que se pierden
en este mapa
lleno de calles falsas...

y mira que es fácil orientarse
cuando se trata
de atravesar espacios
pero la vida
está mal cartografiada
y ahí estás tú,
que lloras, me regañas,
me pintas la sonrisa
de cuando éramos niñas
y me querías más
que al pan con chocolate,

nos reímos juntas con cada
- va a ser eso
- va a ser
y seguimos convirtiendo
sillas en caballos,
dibujando teatros
y salones de baile,
internados, jardines, piratas, indios, barcos...

ahora te llamo
que hoy no hemos hablado
y tengo que contarte
algo importante.

De su libro: Camino Viejo de Vicálvaro