sábado, 26 de noviembre de 2016

VOLVIO SOLA Por Magi Balsells Palau

       Joan, es un humilde pescador, no muy agraciado, hombre solitario, para el solo existe su barca y la pesca que es su sustento y mantenimiento diario, poca cosa necesita para vivir
Como cada día, al empezar a esconderse el sol en el horizonte, pone su barca en movimiento adentrándose en la cada ve más oscura aguas, hoy la luna esta escondida entre unos negros nubarrones, y el cielo amenaza tormenta, al fondo los rayos dan luces fantasmagóricas a las ondulaciones del mar.
Busca su lugar para realizar su tarea, pero ya esta ocupado, alguien acudió mas pronto y le quito su sitio preferido, de mal humor se adentra mucho mas en esta inmensa porción de agua, hasta encontrar un sitio adecuado. Mientras prepara sus redes, oye en el silencio solo quebrado por el murmullo de las olas, un canto de gran belleza, que hace que su pensamiento se sienta transportado a un idílico lugar.
Cada vez el hermoso canto, lo nota mas cerca, tanto es así que nota que una húmeda mano se posa encima de la suya, asustado la retira con premura , aun siendo hombre valeroso, ha sentido cierto miedo por el contacto Pero algo calma su desasosiego, es una dulce voz, que le esta embriagando los sentidos, se gira y allí esta la criatura mas hermosa que pueda un hombre soñar, con una sonrisa que ni los mismos Ángeles pueden imitar, le tiende sus brazos, no puede resistir la tentación y en ellos se acoge, que instante mas glorioso, el que nunca a tenido una mujer en su pecho Al momento todo se convierte en oscuridad, se siente arrastrado hacia el liquido elemento, cada vez se hunde mas en las profundidades marinas , no puede respirar , le falta el aire y su boca ansiosa se abre para engullir el agua del mar Se da cuenta que la persona tan bella que habían contemplado sus ojos se esta transformando en un ser espantoso y aun dentro de agua oye su siniestra risa , y sin fuerza para desligarse del fatal abrazo, nota que las pocas fuerzas que le quedaban van abandonándole, hasta que nada ve ni nada oye
Al día siguiente, vuelven las barcas, con sus redes llenas de pescado, los marineros están contento ha sido una buena pesca, pero hay una barca que muy lentamente arrastrada por la corriente matutina, va aproximándose a la orilla, nadie la gobierna, nadie la guía, nadie hay en su interior
Es la barca de Joan

Pan de la memoria Por Guillermo Pilia

He dejado a mis padres
en esa casa que fue alguna vez
del tamaño del mundo. Hay allí,
bajo esos zócalos, en cada grieta
de sus lajas, un tiempo en su sepulcro;
allí una hierba fina va creciendo
como la cabellera de los muertos.
Estos pocos recuerdos son mis únicas
certezas por ahora. Y la infancia
como una espina de naranjo verde
es una extensa mañana de lluvia;
es un agua metálica y humilde
que hervía en grandes ollas
y el perfume del apio y del arroz,
del perejil y la albahaca. Más tarde
yo iría a revolver en los roperos
sin saber que otras vidas más profundas
perduraban detrás de las maderas.
Acaso no existía diferencia
entre el sueño y la vigilia, entre un lado
y el otro del espejo, del armario
aquel en que un abuelo silencioso,
embutido entre los sacos decrépitos,
sonriente descansaba. No sabía
entonces lo que vive o sobrevive
debajo de las lajas y los zócalos,
ni el destino del pelo y de las uñas;
hoy hablo claro está de aquellos años
en los que nunca sentía el temor
de vivir con las sombras, tan distantes
de otros que llegarían a traer
gota a gota la piedad y la pena.
¿Por qué será que ahora
casi nunca se despierta feliz
quien soñó con sus muertos?
Sólo tras muchos viajes por mi sangre
volvería a esos cuartos para hurgar
entre los sueños y entre los roperos,
igual que cuando era aquella casa
del tamaño del mundo. Hoy comprendo
que todo ese mosaico de vivencias
tuvo encaje y sentido en aquel tiempo:
las perchas, las cigarras, las sombrillas,
las cuentas de un collar, las flores rojas
que veía al despertar de la siesta.
Y el olor de la harina humedecida
con que se amasa el pan de la memoria.

Más allá de las tierras del sueño Por Ezequiel Feito

Hay un momento, y sólo uno;
un instante, y sólo uno
donde la tierra que pisas se vuelve infinita
y descubres que es mentira el horizonte.

Y no sabes si estás en el cielo o en la tierra;
o si estás vivo o muerto.
Tu cuerpo se ha vuelto sólo un ojo
que escudriña la profundidad del espacio.
donde navegan tus pensamientos, como coloridas naves,
y el silencio y tú son uno
con la tierra y el cielo.

Hay un momento, y sólo uno...
¡Y has escapado bien del cazador, quienquiera que seas!
Has vuelto a la tierra. Tus pies
elevan nuevamente tu cuerpo y tu sombra
ha regresado y fielmente te acompaña,
mientras vuelve a nacer el universo.

Cuando llueve Por Victor Kartsch- Xavier Coderch

Cuando llueve,
las corolas se vuelven delicadas,
y las gotas cristal frágil,
en la rogatoria del tiempo.-
Cuando llueve,
tú te desperezas en mis brazos,
y añoras que los sueños vuelvan,
para que la noche sea intensa,
tan intensa como la hoguera,
que hiere la penumbra,
en esos chispazos de luz,
que se desvanece en la distancia.-
Cuando llueve,
tú encantas con la sonrisa delicada,
y la fragancia sutil,
que se filtra en la piel,
cuando me rozas apenas perceptible,
en el romance inmemorial,
que seduce y marca con misterios,
esos instantes,
que únicos se hacen pasión,
en el verso y en la melodía.-
Cuando llueve,
el amor se hace sinfonía,
se hace eco leve,
en el estallido de las gotas,
que besan el cristal,
en la frágil locura del amor.

Pasillos Por Egle Frattoni

Calles zigzagueantes
entre chapas y maderas
tan pequeñas
tan angostas
tan plenas de penurias.

Pies descalzos,
Intemporales,
sueños rotos en pasillos sin fin,
inalcanzables más allá del alambre tejido
que marca límites
entre el gourmet
y el choripán callejero.

Pasillo calle.
Pasillo zanja.
Pasillo espera.
Toda la villa en un pasillo.

Tan cerca de la hermosura Por Clotilde Román-España

Frente a frente, ante tus ojos,
tan bello mirar deslumbra
dejando fuga entre vidrios
de tu luz que me vislumbra.

Desde lejano universo
alado tu sol me alumbra
que entre ráfagas yo siento
mentida ilusión nocturna.

Paso en la noche mi tiempo
porque el amarte no hay duda
y en mi callejuela oscura
fulgor con ardor me turba.

¿Cómo se corta distancia
cuando corazón escucha,
cuando tan cerca del alma
tu dulce voz me retumba?

Que repitiendo cercano
mis ojos y voz te buscan
y entre marismas con luna
mi corazón se apresura.

¡Venid y rondar mi calle
que en negra y basta espesura
hasta hoy nadie me mantuvo
tan cerca de la hermosura!