sábado, 29 de julio de 2017

LA AUTOPSIA DE CRESO Por Leopoldo Marechal 5° Entrega

34.- El estilo que usó Creso para ganarse al soldado, Ayax no fue menos tangencial ni menos conducente. Si es verdad que Ayax, en su devenir histórico había descendido también a la postración o decadencia que dije, no es menos verdadero que aún guardaba las tres virtudes operativas de su naturaleza; el culto del “honor”, la práctica del “valor” y el ejercicio de la “austeridad”, sin las cuales no hay soldado posible y que se refieren a las cuatro virtudes cardinales, Justitia, Prudentia, Fortitudo y Templantia, tradicionalmente reconocidas indispensables al “orden activo” del quehacer humano. Como era de suponer, Creso aduló esas virtudes heroicas, una de las cuales, la Fortaleza, él había experimentado muchas veces en sus propias costillas: el Hombrecito Económico, ya en el poder, siguió admirando y “temiendo” las virtudes operativas de Ayax el soldado. Hasta que logró neutralizar sus temores. ¿Cómo? Poniendo esas virtudes al servicio de sus intereses económicos. La operación de Creso, en tal sentido, fue una obra maestra de su proverbial astucia.

35.- Y le daré un ejemplo muy ilustrativo. La dedicación de sus virtudes a la Patria fue siempre la tarea de Ayax el soldado. Tradicionalmente su noción de Patria tenía un sentido bien real y muy “concreto”: Patria era sinónimo de Nación o Pueblo, con toda la suma de valores espirituales y materiales, esencialmente “humanos”, que comporta un ente nacional. Quiere decir que nuestro soldado entendía la Patria en la “primera acepción” lingüística de su nombre (y vea usted el diccionario, es muy aleccionador). Ahora bien, la primera acepción de un vocablo por ser la “original”, es la que nombra o define “la cosa” en su real esencia: las “segundas acepciones” de las palabras nacen, justamente, no bien “la cosa” es tergiversada en la noción de su verdadera entidad. Y tergiversar la noción de Patria es lo que hizo Creso para ganarse al soldado: hizo de una Patria “concreta y humana” un ente “abstracto y sin humanidad”, con el objeto de conseguir que se desvaneciera en la noción de Ajax el factor humano sobre el cual ejerce Creso su dictadura (recuerde usted que el Hombrecito Económico es un especialista en abstracciones escamoteadoras). Y el primer paso de su escamoteo consistió en sustituir la primera acepción de Patria (nación o conjunto de habitantes) por la segunda (lugar en que se ha nacido). Pronto a la cual el soldado Ayax debió aparecer como defensor de una mera “geografía” o escenario, con abstracción de los “actores” (el pueblo) y del “drama” (el devenir nacional) que se representa en él.

36.- Más astuto fue luego el segundo paso de la tramoya, que dio Creso al advertir las primeras reacciones internas que provocaba su régimen. Consistió en identificar la noción de Patria con las instituciones políticas, económicas y sociales que había creado él mismo y pro domo sua con la colaboración de sus vasallos legistas. El obnubilado Ajax, en este punto, entendió que su objetivo era también la defensa de tales instituciones, a cumplirse en un campo de batalla “interno” que hasta entonces no había conocido el soldado; lo cual implicaba la existencia de un “enemigo interior”, igualmente novedoso, que tenia que ser fatalmente un “hermano” suyo en la nacionalidad. De tal suerte, vimos como el guerrero Ayax, bajo la tiranía del Hombrecito Económico, desprestigiaba su acero y ofendía sus laureles en tristes funciones de “policía” interna que a menudo lo llevaron al fratricidio. Sin embargo, era fatal que también Creso lanzara guerras exteriores. Y lo hizo a su modo: si bajo el signo del sacerdote la guerra fue “religiosa” (piense usted en las Cruzadas) y bajo el signo del soldado la guerra fue “política”, bajo el signo de Creso la guerra fue “económica”. Y en su día vimos como el soldado Ayax, metido en una Guerra de Cresos, derramaba su sangre por defender los mercados exteriores del Hombrecito Económico.

37.- Amigo Velazco, si entiende usted que mi Autopsia de Creso llegó a su fin le rogaré que se desengañe. Porque la tela de nuestro héroe es muy rica, y no muy zurdo este sastre que la va cortando. Antes de continuar mi operación anatómica, volveré a decirle que lo que estoy disecando no es un cuerpo sino una “mentalidad”, la de Creso, universalizada por el Hombrecito en el transcurso de su reinado que agoniza. Estudiaremos ahora, si le place, la influencia que dicha mentalidad ejerció, hasta nuestros días en el campo del intelecto, vale decir en la ciencia, en la filosofía y en el arte.

38.- Le anticipé a su hora que el dualismo cartesiano, en razón de su origen “mentalmente" burgués, descuidaría el segundo término del binomio (el alma) en favor del primero (la corporeidad del hombre). Justo es decir que las “curiosas ciencias”, anunciadas por Descartes como de navidad inminente, habían tenido en el Renacimiento el origen de su “posibilidad”. Se trataba de buscar a Dios, no ya en las Escrituras reveladas (de origen “sobrehumano”), sino en la Naturaleza entendida como un “libro” escrito por el Hacedor según medida, peso y número. La lectura del “libro” exigiría, pues, una investigación minuciosa de tales números, pesos y medidas; y las “curiosas ciencias” que anunciaba Descartes presentían esas investigaciones y experimentos. En mi “poema de la Física”, terminado recién , digo las consecuencias de semejante método: a) Dividida, subdividida y “atomizada” por fin en los laboratorios del sabio, la naturaleza dejó de ser un “libro inteligente”, y por tanto, de manifestar a su Autor; b) interrogar a la Natura creada sin atender a la esencia y los fines de su Creador es condenarse a no recibir ninguna respuesta con respecto al “qué”, al “cómo”, al “por qué” y al “para qué” del universo que integramos; y c) la ciencia moderna, resultado final del método, carece de todo “valor explicativo” en relación con los interrogantes que siempre, y con dramática insistencia, se ha formulado el hombre acerca de sí mismo, de su devenir y de su mundo.

39.- Claro está que la ciencia moderna, si desertó la lectura de los “números inteligibles” que explican el Universo, trabajó muy a fondo con sus “números sensibles” y con la materia sólida que los encarna. Luego, una excluyente obsesión de la “materia”, obrando en un hombre que se había reducido gradualmente a su sola “modalidad corporal”, daría como fruto el materialismo y sus dogmas. Y aquí, amigo Velazco, debo hacerle una importante aclaración: las “privaciones” metafísicas de la ciencia moderna no anulan ni menoscaban sus afirmaciones descubiertas en el mundo físico. Lo que sostengo es que no hay ciencia integral sin una relación del “efecto” a su “causa”; y cómo la Creación entera es un “efecto”, no llega en sí su “causa” o razón suficiente, que hay que buscar fuera de la Natura y no en su interior. Sin embargo, todo lo que la ciencia moderna encontró y encontrará de verdadero en el “orden físico” es rigurosamente referible al “orden metafísico”, si el que realiza la transposición está dotado para ello. Yo lo intenté no hace mucho en mi Poema de la Física, y su resultado me satisface.

40.- Pero volvamos a la ciencia moderna: sí no explicó nada trascendente, su manipulación de fuerzas y elementos corporales la llevó a descubrir, en cambio, ciertas leyes que los inventores aplicaron a “lo útil”, y que la técnica industrial convirtió en “objetos” destinados a la comercialización del Hombrecito Económico. Y mire usted cómo el circulo se cierra cuando es “vicioso” en sí.

41.- Le diré ahora cómo la filosofía (etimológicamente basada en el “amor de la verdad”) entró en un tirabuzón parecido al de la ciencia. Sólo hay dos caminos a la verdad: el de la revelación (de origen sobrenatural o “no humano”), y el de la Razón, que bien ejercida por el hombre (vale decir con rectitud y amplitud) lo lleva “naturalmente” a la verdad o a sus gustosas aproximaciones. ¿Qué destino le aguardaba, pues, a la Filosofía en la era de Creso, en que la Revelación fue soslayada o negada y en que la Razón vivía el grado último de su atrofia? En realidad, a Creso no le interesaba la Filosofía, como no le interesó jamás el arte (dos ejercicios que, a su entender, “consumen” sin “producir”): he ahí por qué razón el Arte y la Filosofía, en la era de Creso, dejaron de tener el “estado público” de que gozaban en épocas anteriores (recuerde usted a los filósofos de Grecia y a los artistas del medioevo). En consecuencia, el artista y el filósofo. bajo la dictadura de Creso, perdieron el “sentido social” que nunca se les negó en una comunidad bien organizada: se convirtieron entonces en individuos oficialmente ”inútiles”, y se aislaron con feroz dignidad en sus torres de marfil. Consideremos el devenir de cada uno.

42.- Cerrados para el filósofo los dos caminos de la verdad (es decir, las dos vías del “descubrimiento”), no le quedaba otro recurso que el de la “invención”. Y el filósofo se dedicó a “inventar la verdad” sobre una base muy endeble de tanteos oscuros que respondían a ciertas problemáticas individuales, cuando no a simples y a veces angustiosos “estados anímicos” del ser que filosofaba. De tal suerte, la Filosofía dejó de ser una ciencia basada en la “especulación”, y se hizo un acto de “creación” muy parecido al del Arte. Proliferaron así las tesis y sistemas individuales (o individualistas) en que cada filósofo construyó “su verdad” y que no tienen, en conjunto, mas valor explicativo que las ciencias experimentales desarrolladas en la misma era de Creso. De tal modo, la Filosofía, que siempre fue una ciencia de la “verdad” única y unificante, pasó a ser una ciencia de la “opinión” numerosa y disgregante.

sábado, 22 de julio de 2017

Romance de las Malvinas Por Raúl A. Mende, de su libro “Romances de la revolución”, impreso en Santa Fe, año 1948.

Romance de las Malvinas:
por la herida del derecho
saqué tu rima,  sangrando,
para decirla a mi pueblo.

Pedazo de Patria nuestra
florecido en el océano,
con nuestra misma estructura
y el mismo color de cielo,
las mismas noches marinas,
los mismos cantos del viento,
las mismas estrellas todas
diciendo los mismos versos
al mismo mar infinito
que los escucha en silencio. . .
Pedazo de Patria nuestra
florecida en el océano.. .
Te llevaron una tarde,
¡flor...! por encima del cerco...

Pero tú sigues como antes,
a pesar del nombre nuevo...
toda tu tierra es la misma,
lo mismo cantan tus vientos,
las mismas estrellas dicen,
como antes, los mismos versos
al mismo mar infinito
que las escucha en silencio;
y cada vez que amanece
te cubre, con sus flameos,
la misma bandera nuestra
que son tu sol y tu cielo.
¡Sólo el nombre te cambiaron!
¡Qué poca cosa pudieron
los que un día te llevaron,
flor, por encima del cerco...!

Siempre decimos nosotros
que la razón del derecho
tendrá que valer, al cabo,
más que todos los ejércitos...
Y volverás a llamarte
con aquel, tu nombre viejo,
castellano como pocos:
¡Malvinas...!  (¡ qué lindo verso
rimado con Argentina!)
¡si hasta el nombre del Océano
que te abraza está gritando
que tu nombre verdadero
tiene que ser castellano,
y castellano, tu suelo...!

Toda América te nombra
cuando te nombran los vientos
que vienen, cruzando selvas
y llanuras, descendiendo
desde los altos picachos
de los Andes sempiternos,
para llevarte el mensaje
del amor de veinte pueblos
que, en el mensaje, te nombran
con tu nombre verdadero.

Romance de las Malvinas
por la herida del derecho
brotó tu rima, sangrando
dolor de Patria y de pueblo..
dolor de abrazo no dado...
de contenido deseo...
¡dolor de saber que tienes
la misma cruz en el cielo
y de no poder mirarla
con el mismo pensamiento...!
¡Dolor de amor encendido...!
¡Dolor de luz y de fuego. . .!
¡Dolor de sangre buscando
los caminos de tu puerto...!
¡Dolor de querer dejarla
como rumbo en el Océano. . .!
Romance de las Malvinas:
¡dolor de Patria y del pueblo...!

Llueve Por Diana Luz Bravi

para demorar la tarde,
reposar los ojos
en el ruido y detenerse
en la página que enmarca
alguna nube descendida

llueve
para postergar
la visita de amor combativa
diferir trámites ciegos
deponer suposiciones
y aclarar malos entendidos

Abres tus ojos Por Patricia Cuaranta

Abres tus ojos
con las manos despliegas el viento
mientras el cielo envuelve
el rocío de tu piel
hija mía
dulce albor de la mañana
desperezas en mí toda la tierra dormida
narcisos de aire
agua de sol y tu sonrisa.

Elegía para una casa demolida Por Ezequiel Feito

En la calle 15 hay una casa sin techo

Yo sé de una casa que demolieron los hombres
sin necesidad, como todas las veces.
La casa era blanca y aún vivía gente,
- una gente cualquiera. Todas se parecen-.

El techo se llevaron. Eso fue lo primero;
mas el árbol contuvo
el frío y el viento.
Regresaron las aves y su canto con ellas
-el cantar de la tarde en el íntimo cielo-.

Derrumbaron las puertas y las nuevas ventanas
mas el sol recubrió los fúnebres cuencos
con el oro profundo que en ríos y mares
hay dentro.

Los volquetes llevaban deshechas paredes
y la tierra fue un frágil, callado desierto;
mas la noche creó altos muros de piedra
con sencillos jardines, floridos y bellos.

Caminante, al pasar puede ser que no veas
el pequeño castillo que se creó para aquella
humilde familia que los hombres dejaron
sin paredes, sin techo, sin ventanas ni puertas.

Así el hombre, una simple metáfora:
Siendo carne y silencio, es sencilla y compleja.

Romance de una mujer Por Raúl A. Mende, de su libro “Romances de la revolución”, impreso en Santa Fe, año 1948.

Ya no manda el Coronel...
¡Dicen que está prisionero...!
¡Toda la noche ha caído
sobre las almas del pueblo...!

Amigos que lo querían
están temblando de miedo
Los que lo nombran, apenas
lo nombran, casi en secreto...
¡como si fuera pecado...!
¡como si se hubiese muerto...!

Sólo una débil mujer,
con sangre y alma de fuego,
va, por la noche, llorando
su dolor. .. ¡y va diciendo
las cinco letras del nombre
del Coronel prisionero.. .!

Los que la escuchan, la siguen...
La consigna va corriendo,
por las calles y las plazas,
por las barriadas de obreros,
por los ranchos de los pobres.. .
- "¡Hay que seguirla!"... ¡Es el pueblo
que tiene, otra vez, bandera
y ya es, otra vez, ejército...!

Sólo una débil mujer
para encender tanto fuego,
necesitaba la Patria
del Coronel prisionero...
¡Sólo una débil mujer
con sangre y alma de pueblo.. .!

AGUACERO Por Nahuel González Salvo

De repente el cielo se viene abajo
Y la gente corre hacia cualquier lugar.
El mundo se muere por un reparo
Al son de una tarde que parece el mar.
   
El diluvio recorre la avenida
Me concede la humedad de souvenir.
Otra mano de barniz para el campo
Otra rama que concluye su trajín.
 
Hacía falta un baldazo de agua,
mi vereda tenía fiebre y rezongaba
El  verde aseveraba que podía ser más verde
Si el otoño asumía por fin su mala fama.

Hoy me dignaré a ordenar la sala
(Aunque para eso necesito una lluvia de dos meses)
Y si hay tiempo, una siesta no es pecado
Que si cesa temprano, la rutina ya obedece.

Al cruzar la cocina se me ocurrió una torta,
La lluvia pareció enfadarse y gritó irreconocible.
Desconecté mi sombra por las dudas
La tormenta estaba muy violenta y yo muy susceptible.

Las horas me aburren
Asomando la penumbra a plena luz del día
Mi ventana se colmó de charcos
Y las nubes advierten tinta todavía.

Junio no entiende que pasó
Se resfrió adentro de su casa.
Me dejo a los planes plantados
Y a mí mismo como única amenaza.

lunes, 17 de julio de 2017

Concurso literario narrativo Contate un Cuento X




Concurso literario narrativo
CONTATE UN CUENTO X
Declarado de Interés Educativo por
el Ministerio de Educación de la Nación por Res. 1275/sep


1. Podrán participar gratuitamente todos los jóvenes de 12 a 18 años y adultos escritores que lo deseen, de cualquier nacionalidad, de acuerdo a sus categorías. Cada autor presentará una única obra, original e inédita en cualquier medio, incluidas antologías, páginas web, blogs o redes sociales y que no haya sido premiada en otro concurso ni se encuentre concursando en otros certámenes. En caso de comprobarse que al momento del fallo del concurso, el cuento ha sido publicado por cualquier medio: Internet, libro, suplemento de diario, revista, etc. quedará automáticamente descalificado.

2.  Categorías:

   A-     Jóvenes  de 12  y 13 años
   B-     Jóvenes  de 14 y 15 años
   C-     Jóvenes de  16, 17 y 18 años
   D-     Adultos
                                                    
3.   Obra:

     3.1. Cada participante podrá presentar sólo una obra de tema libre cuya extensión no supere las cuatro páginas.
     3.2. La obra no podrá ser copia fiel de otra ya existente. En caso de ser detectada quedará descalificada.
     3.3.   Las obras que no resulten premiadas no serán devueltas
     3.4. Para su creación los jóvenes podrán consultar a su profesor de Lengua, de Prácticas del Lenguaje o de Literatura o consultar dudas y pedir ayuda en corrección por mail a paoalessio@hotmail.com

4. Presentación de la obra:

  4.1. Se aceptarán en las categorías A, B, y C, trabajos realizados por uno o varios autores, aún acompañados por el docente respectivo, pero de ser seleccionado alguno para su premiación, obtendrá un premio único, el cual será compartido por todos los autores de la obra" En la categoría D (Adultos) no se aceptarán trabajos de coautoría."
 4.2. Las obras deberán ser presentadas por quintuplicado, en soporte de hoja A4, interlineado 1.5, fuente Arial, tamaño 12 y no superar las cuatro páginas, con una carátula en  cada copia que indique la categoría, el título y el seudónimo.
  4.2. La obra deberá ser escrita en idioma castellano.
  4.3. La obra original y sus copias serán colocadas en un sobre sellado. En el exterior de este  aparecerá escrito el nombre del concurso, el título del cuento, la categoría y el seudónimo.
  4.4. Será necesario presentar sus datos personales en un sobre sellado que se colocará en el interior del sobre que contiene los trabajos. Los datos que constarán en el interior del sobre sellado serán:

Seudónimo: ……………………………
Título de la obra: ………………………
Nombre y apellido:…………………Edad: …………DNI: ……………………………
Dirección: ………………… Ciudad:…………………….. Código Postal:……………….
Tel: …………….
Escuela: ………………………… Curso: …………………………
Dirección de mail: ………………………………………………
Y en el exterior de dicho sobre deberá constar el seudónimo, la categoría y el título de la obra.
4.5. La obra deberá ser entregada en la biblioteca de Secundaria Nº3 “Carmelo Sánchez” ubicada en calle 32 y 31 Nº 1026, Balcarce, 7620 hasta el 19 de setiembre de 2017
4.6  Los participantes de otras ciudades podrán comunicarse al siguiente mail para coordinar envío  paoalessio@hotmail.com
4.7. No se aceptarán trabajos que no sean entregados en tiempo y forma

5. Jurado:

    5.1. El jurado estará compuesto por un inspector, un directivo, un escritor y  Prof. de Lengua y Literatura  cuya identidad se dará a conocer el día de la entrega de premios.
    5.2. El jurado evaluará los trabajos entre el 22/9 y el 18/10
    5.3. El jurado podrá decretar desiertos los premios.
    5.4. Las situaciones no previstas en las presentes bases serán resueltas por el jurado y su decisión será inapelable.

6. Premios:

    6.1. Habrá un ganador por categoría, pudiendo el jurado decretar hasta tres menciones por cada una de ellas.  
    6.2. El ganador de cada categoría obtendrá como premio   libros,  la publicación del cuento en un medio de comunicación local, y un auricular con memoria externa, fm, bluetooth
    6.3. Los organizadores serán los encargados de comunicar los resultados del concurso al ganador mediante carta, correo electrónico o por teléfono.
    6.4. La entrega de premios se realizará en la sede de la escuela el 3 de noviembre de 2017

 7. Las bases del concurso podrán ser retiradas en la biblioteca de la Escuela Secundaria N° 3 “Carmelo Sánchez”, serán entregadas gratuitamente tanto a los alumnos como a los Prof. de Lengua de los distintos establecimientos, también serán difundidas por los medios locales y en el blog de “Rescatados del Fuego”: http://rescatadosdelfuego.blogspot.com.ar


8.       La participación en este concurso implica la aceptación total de las bases.

sábado, 15 de julio de 2017

LA AUTOPSIA DE CRESO Por Leopoldo Marechal 4° Entrega

26.- Aquel robo del “tiempo humano” disminuyó sensiblemente con la invención y el auge de la “maquinaria”. Si Creso no hubiera prevaricado y se mantuviese aún en el orden, entendería que el tiempo ganado por la máquina sólo puede tener: una utilidad inteligible: la de conseguir para el hombre una disminución en su “tiempo del buey” y una ampliación correlativa en su “tiempo del ángel”. Desgraciadamente, Creso vio en el maquinismo sólo una productiva y cómoda manera de “substituir al hombre por la máquina”; y las reacciones de tipo social que provocó el hecho atañen a la Historia y no a esta operación de la Medicina que ahora estoy practicando con bastante soltura. Para concluir este párrafo, y antes de pasar a materias de un orden más sutil, diré que Creso, lanzado a una “hipertrofia” de la producción, necesitaba urgentemente aumentar el volumen de sus ventas. En sus tiempos normales, el Hombrecito Económico producía, verbigracia, las diez mil polainas que le requerían otros tantos “amateurs” de la ciudad. Pero, al fabricar un millón de polainas, Creso debía elevar a ese mismo número la cantidad de los usuarios. ¿Cómo lo hizo él? ¿Impuso tiránicamente una ley de la “polaina obligatoria”? No, amigo: Creso es un hombre de natural cautela, y su dictadura fue siempre disimulada bajo disfraces al parecer inofensivos. Lo que impuso él` a la ciudad fue una doctrina de la “polaina necesaria”, valiéndose de la “publicidad”, que ascendió gradualmente a la categoría de Musa y de Ciencia, y que hoy, merced a los novedosos objetos lanzados por la técnica industrial, “fabrica” la necesidad de los mismos, a posteriori, en una suerte de formidable invasión psicológica.

27.- Velazco amigo, perdóname usted las minucias de tan agradable disección; y sígame ahora en la tarea de averiguar cómo abordó Creso las libertades, o mejor aún, de qué modo y en qué medida se hizo “liberal”. Sabido es que la Revolución Francesa, en su proclamación de los Derechos del Hombre, reclamó las “libertades” necesarias al ejercicio de tales derechos. No hay duda que la tiranía de Ayax en su gravitación secular, exacerbó ese anhelo de las libertades expresado con tanta vehemencia lírica por los tribunos de la Revolución. Ahora bien, el hombre en su justo y eterno reclamo de las libertades, pone toda la fuerza de su compositum dual, vale decir que las reclama como “individuo” y a la vez como “persona”. Sintetizando en modo simplista la noción de semejante dualidad, yo le diría que las referencias del hombre, mirado como “individuo”, lo singularizan en su “corporeidad”, y que mirado como “persona”, lo universalizan en su “espiritualidad” trascendente. Verbigracia: el derecho a la subsistencia corporal es un atributo del “individuo”, y el derecho a las libres operaciones del alma es un reclamo de la “persona”. Bien. Pero: ¡atención! Uno y otro aspecto del hombre son difícilmente separables. Advierta usted, por ejemplo, que la forma corporal es el “soporte” ineludible de todo el compositum humano: alegue usted y disminuya el derecho a la subsistencia corpórea del hombre, y todo el compósitum se hará trizas; niéguele usted al hombre los derechos de su “persona” y su natura corporal se ha de reducir a un mero “soporte de la nada”. Y permítame que otra vez recuerde a mis amigos los existencialistas.

28.- Enfrentado con esas invocaciones a la libertad (formulado por la misma Revolución que lo exaltó al poder), Creso adoptó una estrategia bastante política: se hizo liberal. Como el Hombrecito Económico, dada su naturaleza, nunca digirió muy bien aquello de la “persona trascendente”, resolvió conceder a sus vasallos todos los derechos de la “persona” (que al fin y al cabo no le costaban ni un céntimo) y reservar para sí mismo el derecho a la corporeidad, vale decir al acceso y posesión incontrolados de la riqueza material y de sus símbolos. Así lanzó él sus tristemente famosas doctrinas del “liberalismo económico”, la “libre empresa” y otras libertades útiles para enriquecerse a sí mismo “contra natura”, es decir contra la salud del organismo social a que pertenece; y en este último tenor de las cosas, la demencia de Creso aparece como “suicida”.

29.- Naturalmente, limitado el común de los hombres a defender su existencia corporal ante un Creso endemoniado, y en una lucha que devora lo mejor de su voluntad y de su tiempo, las cacareadas libertades de la “persona” se reducen a un simple ramillete lírico, y en alguna (entra las que hacen ruido exterior) a una mera “libertad de pataleo”. Lo malo de la cuestión es que, tras de meternos a todos en esa triste Olimpíada de los Garbanzos, el excelente Creso, a base de sugestiones e incentivaciones, intentó hacernos creer que el de la vida era un “derecho” a conquistar o ganar en su sistema económico, teoría en sí perversa y maliciosa en nuestro burgués, ya que, lanzado el hombre a la existencia por una Voluntad superior que lo trasciende, claro está que el de vivir es un “deber” y no un derecho. Y es un deber literalmente “metafísico”, puesto que la razón de su existencia es la de realizar en este mundo una serie de posibilidades físicas y metafísicas, en su doble carácter de “individuo” y de “persona” justamente. Amigo Velazco, el día en que los hombres vuelvan a entender sus vidas, no como un derecho a conquistar sino como un deber a cumplir, todas las revoluciones inspiradas en esa noción han de ser absolutamente legitimas y el orden que construyan o reconstruyan será “ortodoxo”.

30.- Insistiendo en nuestro apetitoso cadáver, le diré que, socialmente ubicado entre Tiresias y Ayax, arriba y el pobre Gutiérrez abajo, Creso ejerció su tiranía según dos estilos diferentes, pero que se complementaban en sus diferencias: tiranizó a Gutiérrez por la vía “directa” y los medios coercitivos del hambre; pero Tiresias el sacerdote y Ayax el soldado, huesos muy duros de roer, obligaban al Hombrecito Económico a utilizar vías “indirectas” de sujeción. En realidad, y por grande que fuese su locura, Creso no intentó “dominar” al sacerdote y al guerrero, sino “inclinarlos” a su favor, soslayadamente, y en pro de su reinado económico. Si lo consiguió fue merced a dos circunstancias favorables: a) el estado evidente de postración o decadencia en que habían caído el sacerdote y el guerrero, si se los miraba con relación a las funciones específicas de cada uno, a las que debieron cumplir sin distracciones, a las que “justifican”, precisamente; su razón de ser Tiresias el sacerdote y Ayax el soldado; b) el hecho de que uno y otro, por contagio, hubieran adquirido a su vez la inclinación a lo corpóreo, tendencia, que según dije, Creso divulgó en todo el organismo social antes de su reinado. Consideremos brevemente las dos “atonías”; la de Tiresias y la de Ayax.

31.- Es indudable que la ortodoxa posición y conducta de Tiresias frente al Hombrecito Económico se deducen casi “estruendosamente” del Evangelio que lo llamó al sacerdocio (ya me referí a la abominación “crística” del hombre rico y a las verdades que la fundamentan).Se me ocurre pensar ahora que, integrando Creso (y muy devotamente al principio) una comunidad cristiana, le abría sido fácil a Tiresias, cuando aún estaba en hora, frenar metódicamente la pasión acumulativa de Creso, reducirlo al orden social, y en última instancia, “excomulgarlo”, vale decir excluirlo simple y llanamente de la comunidad, con toda la eficacia que la excomunión tuvo en otros días y que Tiresias aplicó algunas veces al soldado Ayax en rebelión, pero jamás a Creso en acto de pillaje. Amigo Velazco, resulta melancólico, además de sorprendente, advertir cómo la doctrina Evangélica se va “minimizando” y diluyendo, en su contenido terrible, casi desde la finalización de los años “apostólicos”. Tengo a veces la sensación de que Tiresias el sacerdote, lanzado a la obra de construir una Iglesia de Jesucristo, se “distrajo” en las exterioridades del Templo, en su también necesaria “secularidad” o en los menesteres políticos de la Institución, todo ello con menoscabo de la doctrina, vale decir del “alma” que debió y debe informar el cuerpo de una iglesia. Tal vez -me digo a veces- la “distracción” de Tiresias debióse a la parte activa que Ayax (Emperador o Rey o Príncipe) tuvo en la expansión de la Iglesia cristiana; porque Ayax actuando según su ministerio en lo “secular”, tiene la fácil inclinación de verlo todo en secularidad militante.

32.- Ahora bien, la “buena nueva” de nuestro admirable Redentor, su novedad absoluta, está en el anuncio del Reino de los Cielos, que ha de darse al final del ciclo, y en una “metodología” del amor, cuya práctica es la llave de acceso al Reinado Celeste, basado en el amor de Dios al hombre, del hombre a Dios y del hombre al hombre, dicho método tiende, por la virtud unitiva del amor, a conseguir en la tierra una imagen de la “unidad” que ha de reconstruirse en el Reino, sobre cuya “inminencia” insiste el Cristo yo diría que dramáticamente. Atentar contra esa legislación amorosa es atentar contra el Verbo Encarnado y poner “en demora” su plan redentor. Porque, amigo Velazco, no es difícil advertir que la tiranía de Creso está llevando a los hombres, no a la “unidad por el amor”, sino a una suerte de “atomización por el odio”. La falta de Tiresias o su distracción terrible, consistió en absolver a Creso las “setenta veces siete” del perdón crístico, en lugar de reintegrarlo a la justicia de su función social de modo que también Creso pasara por “el ojo de la aguja”. Y a veces me pregunto si no fue una de las “tibiezas” que Jesucristo amenazó con vomitar de su boca.

33.- Y Creso, naturalmente, medró al amparo de tan cómoda benevolencia. Llegó incluso a distinguir y separar en sí mismo dos individualidades independientes: la del “hombre de negocios” y la del “ciudadano pío”, de modo tal que ni el “ciudadano pío” molestase al “hombre de negocios” ni el “hombre de negocios” molestase al “ciudadano pío”. Yo padecí en mi barrio a un Creso de tan flexible conciencia: un industrial que sistemáticamente negó a sus obreros el pan y el sol de cada día. Sin embargo, ese hombre se confesó todos los sábados, comulgó todos los domingos, volvió todos los lunes a su iniquidad, fue tenido por columna de su iglesia y murió, naturalmente, como un cerdo.

sábado, 8 de julio de 2017

El sueño de Alicia Por Araceli García

¿Hacia dónde va el espejismo de un insondable sueño?
quizá a tocar en nebulosas la alquimia de un ratón,
ajando rosas parlanchinas en espejo feérico,
sobre el reinado ajeno, donde se extravió la ilusión.

¿A dónde va la gentileza de unos labios cereza?
quizá a buscar el maullido absurdo de un gato rizón
convertida en un mutante, el alma cual ave aritmética
vacila entre la fantasía y la certera razón.

La soberbia, desnuda rosas de pálido fulgor
tinte sepia tras lápiz de maravillosa visión
pinta sensualidad sobre rizos del color del sol
que permanecen dormidos en la basta inspiración.

Agridulce es la mora, que sabia aconseja en enigma
la locura lleva sombrero, una marmota y sonrisa
corazones de croquet es donde se juega la vida
sobre el dual laberinto insólito, del sueño de Alicia.

Pink Floyd: "El lado oscuro a cuestas" Por Héctor Fuentes

“La obediencia extermina la ocurrencia”

El hombre moderno viaja hacia el corazón de las tinieblas. La realidad es una fotocopia de mala calidad. El tiempo corre y se desmigaja. Los noticieros untan su manteca de violencia y atrocidades.
La contemplación de la belleza ha sido reemplazada por el minuto a minuto del horror. Imperceptiblemente las planillas del rating expropiaron la fantasía. El arte fue destituido de su podio sagrado, y su lugar hoy lo ocupa el gran espectáculo del siglo veintiuno: la muerte.
Caímos en la arena de un circo romano. Retrocedimos salvajemente de la canción al grito, de la palabra al llanto, del papel a la piedra, del resplandor al fuego.
La vida moderna nos obligó a transformar la materia misteriosa de los sueños en manteles de poliester. Nuestros tejidos orgánicos fueron reemplazados por petróleo, plástico y cemento. Un corazón de 30.000 voltios bombea la sangre necesaria para que dos manos mecánicas se eleven hacia el cielo. Y al final de la odisea activamos el mecanismo: el lado oscuro de la luna, el lado opaco de las cosas, el reverso que tiembla estremecido desde el centro de la tierra.
El hombre moderno, desterrado de su propia magia, se encuentra perdido, despistado, enceguecido, avanzando a los tumbos, dejándose llevar por los deseos delirantes de su alma de hojalata.
Abrir. Cerrar. Subir. Bajar. Entrar. Salir.
Para que la construcción del muro sea exitosa debemos achatarnos para encajar. Debemos ser igual a todos para terminar siendo nadie.
Otro ladrillo en la pared. Otra hamburguesa en el pan. Otra bala en el revólver. Otra rosca en la botella. Hombres que funcionan como máquinas. Engranajes que hacen funcionar a los hombres.
El ruido de las alarmas desplazó los compases de la música. La televisión exterminó la poesía abriendo las bocas correctas y cerrando las peligrosas. Promoviendo falsos Orfeos. Escribiendo letras inofensivas y exigiendo réditos instantáneos.
Despertar. Desayunar. Trabajar. Almorzar. Merendar. Cenar. Dormir. Desconectar.
La vida es vértigo. El tiempo nunca alcanza porque es un tiempo fracturado, hecho de tuercas y de tornillos, de hornos y de bujías, de motores y de ensaladas. Es un tiempo que huye hacia ninguna parte. Siguiendo la flecha del sentido común la vida no tiene sentido.
Enchufar. Desenchufar. Activar. Desactivar. Arrancar. Acelerar. Frenar. Bostezar.
El vacío alimenta Fantoches Opinólogos de la Nada. El barullo intoxica el aire con su arsenal de porquerías inagotables. Los micrófonos apuntan hacia el lado de las fieras. La discordia, el agravio, la violencia. El pasto que comen y consumen se fermenta en el estómago de la sociedad. Y desde allí rebalsa esta olla popular.
Hablar. Callar. Comer. Digerir. Defecar. Comprar. Vender. Permutar. Enviar. Recibir. Volver.
Un nudo nos aprieta en la garganta. Pero debemos cumplir con nuestra palabra de honor y así barrer las emociones debajo de la alfombra. Debemos sonreír para agradar. Apretar una vez más los dientes, y rendirnos ante el Dios Clonazepán.
La química es un suero milagroso. Los sentimientos vuelven a su lugar. En dosis exactas se pueden controlar las pulsaciones. Se pueden embellecer los rostros. Se pueden nivelar los desequilibrios.
En una ilusoria realidad nos engañamos mirando el lado brillante de la luna. Pero como bien sabemos desde hace ya un largo tiempo, la luna es toda oscura. Pink Floyd lo sabe. Los hombres de este planeta triste cargan con su lado oscuro a cuestas, esperando que llegue el día.

Abres tus ojos Por Patricia Cuaranta

Abres tus ojos

con las manos despliegas el viento
mientras el cielo envuelve

el rocío de tu piel
hija mía

dulce albor de la mañana
desperezas en mí toda la tierra dormida

narcisos de aire

agua de sol y tu sonrisa.

¡Vivir con ella! Por Rafael Serrano Ruiz


A Sándor Marai
Perdida su mirada
en la lejanía de sus recuerdos,
su alma sedienta buscaba
con ansia convulsiva.

Pretendía sentirse liviano
en su soledad pactada
como última y única dignidad
del ser humano...

Los acontecimientos decisivos
maduran con el tiempo.
ya no podía vivir sin ella,
dominó sus sueños,
se metió bajo su piel
desde el instante en que la vio.

Cuesta hacerse a la idea
déla desesperanza...
sin remedio para la soledad
de su existencia.

La miraba con mirada abierta..
siempre la misma pregunta,
siempre la misma respuesta
¡vivir con ella!

La palabra. por Pablo Mauricio Barattini Vidal

La encontré desnuda en la soledad del burdel
violada, ultrajada en su ser de paloma
arrimó silencios a las horas oscuras
y lloró en mi almohada.
Manchada de besos, herida en el alma
rotas sus alas, su negra desgracia
la sombra del agua, llovió en la memoria
su pena cansada.
La encontré desnuda sin una metáfora
desprovista de todo encontré la palabra,
después de asilarme
en sus ojos sin brillo, en su dulce mirada
en el canto profundo que brota del alma,
en la espuma que trae el mar a la playa
en los vientos alisios que soplan sin calma
en los ríos de sangre, en los ríos de agua,
en las noches de luna allá en la montaña
en las piedras que sufren de olvido y distancia,
en ellas y en todo, encontré la PALABRA.
Por las calles sin lumbre, donde el sol ya no pasa
nos fuimos amando, ardiendo en la fragua
ebrios de besos, locos de ansias
su cuerpo el deseo en mi mano temblaba,
nos fuimos amando
nos fuimos quitando las prendas del alma.
Tu,
la hembra de fuego, la ardiente palabra
Yo,
el triste sujeto
de la página blanca.

sábado, 1 de julio de 2017

LA AUTOPSIA DE CRESO Por Leopoldo Marechal - 3° Entrega

17.- Velazco amigo, Creso ya está en el poder: ya conocemos la mentalidad que el Hombrecito Económico ha de imponer luego a sus vasallos y a las instituciones que recibió en herencia. Y antes de continuar esta desopilante y trágica historia, bueno es decir que nuestro héroe arrojará también a la balanza una envidiosa “imitación” de las clases que le son jerárquicamente superiores, imitación que naturalmente, se traducirá en ridículas “parodias”. De igual modo él añadirá, lo que ya es terrible, la pasión de universalizar su “mística” de lo corpóreo (y deliberadamente uso aquí una versión “profanatoria” del vocablo mística). Ya preparada. la escena, veamos en primer lugar qué hizo el Creso triunfante con la función económica de su especialidad.

18.- Libre de los dos frenos que controlaban su “vicio”, se dio Creso a la tarea de eludir la segunda parte de su función societaria: la de la justicia distributiva. Dije ya que su viciosa pasión lo inclinaba irresistiblemente a ello, vale decir a tomar la riqueza por un dios y a usufructuar ese dios en su propio beneficio. No crea usted que se trata de una simple figura: en las iluminaciones que recibí al frecuentar (¡oh, muy poco!) el Banco de la Nación Argentina, descubrí la no inocente artimaña. Si, el dios de Creso ya estaba encarnado para él en el oro: el oro que ritualmente lucia en los altares de Tiresias, el oro amonedado que Ayax dilapidó con insufrible desdén, el oro macizo que tintineaba en los palacios y en las tabernas. Ya en el poder, se dijo Creso: “Mi dios es el oro y un dios no puede ni debe ser visible”. Ocultó entonces el oro en inviolables cajas fuertes que serian el sanctum sanctorum de la nueva deidad. Ahora bien, un dios necesita su residencia sagrada, vale decir su Templo;.y el Hombrecito Económico erigió esas duras y feas catedrales del oro que se llaman Bancos. Naturalmente, Creso no podía usufructuar a su ídolo si lo aislaba en absoluto de la feligresía. Se dijo entonces: “Haré imágenes de mi dios y las presentaré a los fieles”. Y Creso inventó el papel moneda. Claro está que, dada su inclinación a la parodia, Creso, no podía mover su artefacto sin algún ceremonial: Tiresias practicaba una liturgia religiosa y Ayax tuvo sus ritos caballerescos; era fatal que nuestro burgués introdujera sus “ritos económicos”. Y usted ve ahora, en cualquier institución bancaria, la serie de gestos , via crucis, firmas y sellados que hay que cumplir en los trámites del dinero, liturgia minuciosa obrada por un “cuerpo sacerdotal” cuya jerarquía se manifiesta desde los habanos de los Gerentes hasta las viseras de los fríos y biliosos Cajeros.

19.- Tal analogía o correspondencia de actos rituales no es única, ciertamente. Por ejemplo: el honor de Tiresias radica en su “santidad”; el honor de Ayax en la “justicia” de su espada; el honor de Creso está, como es lógico, en el “respaldo de su firma comercial”. Ahora bien, el Hombrecito Económico, en los primeros románticos días de su gobernación, se levantaba la tapa de los sesos cuando no podía él “hacer honor a su firma”, de igual modo que lo hizo el guerrero ante un deshonor de su espada. Más tarde Creso abandonó esos incómodos resabios de la belle époque; y optó por una quiebra legal, afirmado en una legislación que dictara él mismo a sus vasallos legistas. Hoy, en algunos casos extremos de su avidez, no trepida en organizar él su quiebra fraudulenta.

20.- Usted pensará, Velazco amigo, que mi Autopsia de Creso tiene más vueltas que sebo de tripa, como decimos los paisanos del sur. En realidad el Hombrecito se las traía, y su complejo anatómico es de fatigosa disección. Hasta él último párrafo lo hemos visto en su parodia de lo religioso: es todavía el Creso bien identificado en su persona y bien localizado en su sede, con un semblante y una cadena de oro en el chaleco muy visibles. Por malo que fuese dábamos en él como en una figura “responsable”. Lo más turbio sucedió cuando el Hombrecito Económico desertando la parodia religiosa, comenzó a parodiar lo “iniciático y oculto”. Amigo, si usted buscara hoy a los responsables de la economía mundial, ya no daría con el sólido y visible Creso de ayer, sino con Directores de Empresas (que son técnicos y no capitalistas) o con inocentes “tenedores de acciones” (que ignoran quienes, dónde y cómo trabajan su dinero). Verdad es que aún se conservan los “centros visibles o indirectos” de la Economía; pero ignoramos en qué Himalaya, se han establecido los “centros ocultos” del oro y quienes podrían ser los Grandes Maestres responsables que los manejan. De igual modo, y también en parodia de lo esotérico, se han multiplicado las ininteligibles “doctrinas económicas” o textos iniciáticos del oro al lado de las cuales el Zend Avesta y la Kabbala parecen a traslúcidos cuentos infantiles.

21.- Todo ello, según ve, acaba en una triste alquimia de la moneda o el dinero. ¿He dicho triste? Debí calificar de “satánico” ese juego de los valores económicos. Porque la moneda sólo tiene un valor “cuantitativo”, desnudamente abstracto. y “potencial”: un valor “fiduciario” (de fíducia, confianza, seguridad, fe). ¿Qué fía, o de qué da confianza ese valor de la moneda? Ese valor garantiza “en potencia” otro valor “en acto”: un valor “esencial o cualitativo”. Por ejemplo, cincuenta dólares (escribo en la era del dólar) tienen un valor “potencial” de cincuenta dólares, que traducidos por adquisición, al “acto” se transmutan en el alimento, vestido y la casa del hombre. Reúna usted, en imaginación, todas las monedas y billetes del mundo, y tendrá una cantidad “abstracta” que significa, en potencia, la satisfacción “concreta” de todas las necesidades humanas en el orden corpóreo. Al acaparar la riqueza, el Hombrecito Económico da en una locura criminal: es una “locura” pues, más allá de sus necesidades individuales, amontona él números abstractos y estériles en sí: y es “criminal”, porque la estéril “potencia” que acapara él significa, “en acto”, el pan, el vestido y el techo del pobre que no los tiene. Así miradas las cosas yo no vacilaría en sostener que la “propiedad es un robo”.

22.- Muchas veces he pensado que la insistente condenación del “rico” formulada por el señor Jesús alude, sobre todo, a esa estúpida cargazón numeral de Creso. En las instancias que Jesús le hace para que distribuya su riqueza entre los pobres es fácil advertir que lo invita y urge para que vuelva Creso a la función distributiva que le atañe, de tal modo que su “potencia de riqueza” se traduzca en un “acto de riqueza” por la virtud justificante del amor. Y es que, al despojar al pobre mediante su abuso del poder, el Hombrecito Económico, frente a la Divinidad, incurre en dos injusticias o “desequilibrios”. La primera injusticia de Creso trastorna y desbarata la “providencia” del Padre Celestial, cuya magnitud y justicia nos enseña su Hijo Unigénito en el Sermón del Monte: sí, el Creador provee de todo a sus criaturas; y todo andaría bien si Creso no prevaricara en el reparto y se quedase con el alimento de las avecillas y con la ropa de los lirios. Por otra parte Jesús, que así predicó en la Montaña, es también el “pobre absoluto”, vale decir la Humanidad en la plenitud de su miseria, que asumió Él enteramente con vías a la Redención; luego, el que le robó al pobre la ha robado a Jesucristo.

23.- La segunda injusticia es la que Creso promueve “contra sí mismo”. Dije ya que la división de clases en el organismo social no es arbitraria, sino que agrupa “naturalmente” a los hombres de acuerdo con la naturaleza individual de cada uno. Todas y cada una de las clases tienen, pues, además de un “ministerio” propio, una vía propia de “justificarse” (o hacerse justas) frente al Creador; y es la de practicar fielmente la rama de justicia que le asignó el orden. La única vía justificadora de Creso es la de proceder con equidad en el manejo y distribución de la riqueza: si así lo hace, aparece como justo ante la Divinidad, y “se salva”, teológicamente hablando; si no lo hace, proyecta su injusticia contra sí mismo, y teológicamente “se condena”. Amigo Velazco: alguna vez, ante un hombre de tal clase o tal otra que cumplía “justamente” su función societaria, ¿no le pareció a usted que tal hombre, además de su oficio, estaba practicando un “gesto ritual”? Porque, así vista, cualquier labor humana es un “sacrificio”, en la acepción etimológica de la palabra (factura o hecho sagrado).

24.- Ahora bien, entre las dos funciones de Creso, la productora y la distribuidora, se dio entonces una formidable “asimetría”, cuanto más retaceaba Creso al mundo la “distribución” de la riqueza, tanto más crecía en el Hombrecito Económico el afán de la “producción”, estimulado, no ciertamente por la solicitud amorosa del bien común, sino por la devorante apetencia numeral de nuestro héroe. ”Producir más para vender más”, tal fue su lema. Naturalmente, para ello necesitaba “forzar” el ritmo del trabajo humano cuya potencialidad encarna Gutiérrez el siervo. Amigo Velazco, durante mi niñez y mi adolescencia tuve la ocasión de medir en carne propia esa figura de la iniquidad que se llamó luego “explotación del hombre por el hombre”. Y tempranamente advertí (yo, el poeta) la doble estafa de Creso: estafaba él a los hombres en la distribución de la riqueza; pero también los estafaba en sus “tiempos del Hombre”, al someterlos a brutales jornadas de trabajo. Por aquellos días, y en mi doble oficio de trabajador manual y de poeta naciente, descubrí yo en el hombre dos tiempos necesarios: el “tiempo del buey” que dedicaba el hombre, bíblicamente, a ganar su pan con el sudor establecido, y el “tiempo del ángel”, que debería consagrar el hombre a la “contemplación” (y hablo de todos los hombres, cada uno en los límites de su posibilidad contemplativa). Fue junto a los telares de una fábrica donde pensé al fin que Creso le robaba también al hombre su “tiempo del ángel” y que lo hacia llevado por la demencia numeral que dije y cuya traducción a números realicé más tarde.

25.- Sucedió en el casino de Mar del Plata: el industrial X, sentado en una mesa de bacará, perdía esa noche cuatro mil pesos cada noventa segundos. Los mirones, entre los cuales me contaba, no salían de su asombro ante aquel magnate que con tanto desdén arrojaba los billetes de su cartera. Pero yo hice al punto el cálculo siguiente: los cuatro mil pesos “numerales” que dilapidaba X en sólo noventa segundos constituían por entonces el “salario anual” de un obrero corriente, vale decir trescientos días de su labor a nueve horas por jornada. Ese cálculo me hizo entender más adelante que la demencia de Creso al amontonar valores numerales no tenía otro fin que el de “jugar” con esos números (en la ruleta o en la Bolsa o en cualquier otro género de la especulación), lo cual valía tanto como jugar con el pan y la fatiga del hombre. Luego advertí que detrás de aquel juego culpable se ocultaba celosamente algo menos deportivo: una invasora sensualidad del poder. Si el poder de Ayax había residido en su acero militar, el poder del Hombrecito Económico se originaba en el dinero. Y otra vez lo paródico se me hizo evidente: ¿no lo hemos visto a Creso parodiando la “monarquía” de Ayax, al titularse Rey del Jabón o Rey del Petróleo y al iniciar “dinastías” fabriles con monarcas numerados? ¿Y no lo hemos visto utilizar grotescamente los emblemas de la heráldica señoril como distintivos de sus productos manufacturados?