sábado, 19 de agosto de 2017

PRIMAVERA Por Leopoldo de Luis

Volver, siempre volver a los caminos
que ya corrimos antes.
Vivir es caminar con diferentes
pasos por sendas siempre iguales.
¿Dónde los días que se fueron? Pasan
los días sobre rostros y lugares
y el dolor va marcando solamente
las distintas edades.

Ahora te tengo, hijo, frente al claro
milagro del paisaje.
Mira: la Primavera, dulcemente
se cierne, como un ave
por el delgado cielo, sobre el ancho
corazón de los campos, alegrándoles
con el amor azul de su tibieza.
La flor es niña y es la tierra madre.
¡Cuántas veces anduve este camino
hacia un Abril radiante!
Cuántos hombres lejanos, olvidados,
cuyo dolor de sombra se hace lastre
sobre los hombros míos,
antes de ser yo tierra viva por él pasaron.
¿Sabes
tú, hijo, qué es la Primavera?

Tú eres la Primavera de mi sangre.
Por las sendas de Abril adolescente
como ahora abrazándote
-abril de mi alegría- iré en tus pasos
hecho recuerdo en caminar constante...
Hoy es la primavera, hijo.
El sol, rosa de sangre,
sobre el inmóvil río del ocaso
dobla la dulce rama de la tarde.

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