sábado, 6 de octubre de 2018

Credo Por José Coronel Urtecho

Gracias porque abro los ojos y veo
la salida del sol, el cielo, el río
en la mañana diáfana de estío
que llena hasta los bordes mi deseo.

Gracias, Señor, por esto que poseo
que siendo sólo tuyo es todo mío
aunque hasta una gota del rocío
para saber que es cierto lo que creo.

Creo que la belleza tan sencilla
que se revela en esta maravilla
es reflejo no más de tu hermosura.

Qué importa pues que esta belleza muera
si he de ver la hermosura duradera
que en tu infinito corazón madura.

No tengo nada Por Edel Morales

No tengo nada.
Sólo el amor de una muchacha
y mis párpados abiertos.
Así puedo correr sobre la hierba
húmeda y punzante.
Sabiendo que a esa certeza
llamarán locura.

Señor Por Nicolás Guillén

Éntrate en mis abismos,
Señor y en ellos vierte
la fe con que se triunfa
del mal y de la muerte.

Quema esta llaga hedionda
verde ya de podrida
que lacera mi espíritu
y me roba la calma
y enciende entre las sombras
rebeldes de mi alma
el amor del que sufre
 y el perdón del que olvida.

Señor, dame la gracia
celestial de ser bueno
hazme albura de armiño
en todo bajo cieno.

Trueca mi grito enorme
en serenidad de arrullo
y doma los lebreles
grises de mis crueldades,
y abate mi alta torre
de absurdas vanidades,
y lima las aristas
ásperas de mi orgullo

Que así seré yo entonces,
-de suave amor henchido-
caricia en el granate
de tu costado herido
voz que en tu gloria lleve
sus místicos cantares,
miel en tu negra esponja
de vinagre inclemente,
piadosa golondrina
para tu rota frente
y diminuto grano
de incienso en tus altares.

Hija de... Por Concha González

Esa rutina perentoria,
la inestimable lluvia, el viento álgido,
la tierra siempre alerta,  el bosque distraído,
esa eterna sensación de eternidad…

porque eterno es el vestido de la  carne
y el gesto,
y el recuerdo de palabras,
y el pelo ensortijado,
y la mirada azul invierno,
y el meñique, algo torcido,
y,  la aquietada voz
después de un beso.

Eterno el caminar titubeante
de las pobres, la mano ajada,
las perolas heredadas, el cobertor de lana,
y ese inútil modo
de quejarse.

Después de todo, en los cauces
de la vida se nos acomoda la muerte
flanqueando los destinos.
Y,  una noche cualquiera, seas madre
o hija de, nos despide la vida
Quedamente.

Me hice a ti Por Beatriz Morales Fernández

Me hice a ti
en el silencio natural de los pájaros
y en la brisa de las ramas.
Encontré mi alma mientras se marchaba,
como las golondrinas que se posan en los versos de la poesía
hasta pasar las páginas.
Solo el ruido invisible de los recuerdos
me despertó en los caminos de la memoria
y en la libre elección de amar
lo que nadie siente,
lo que a nada se agarra,
lo que soy cuando elijo perderme,
y lo que pierdo cuando decido encontrarme.

Microrelato Por Mayte Sánchez Sempere

Lo que ha pasado con mi vecino es alucinante. Resulta que nos llegó por Whatsapp noticia de su asesinato: alguien había entrado en su casa a robar y le había matado. Imaginad nuestro espanto e indignación: podía habernos pasado a cualquiera.
Subimos la noticia al grupo de Facebook del barrio y el periódico digital de la asociación de vecinos no tardó en hacerse eco. El miedo y la indignación crecían, los "y la policía ¿qué hace?", "¿a qué esperan?", "nos tienen abandonados" corrían como la pólvora, porque, aunque no lo creais, nadie vino a investigar, nadie.
Como tampoco dieron la noticia en televisión, nos quedó meridianamente claro que nuestro barrio, un barrio obrero y poco bonito, no interesaba... claro, como aquí no viven futbolistas ni gente que sale en la tele...
Afortunadamente, tenemos las redes sociales. La noticia era tan espeluznante que pronto se hizo viral. Es que un hombre asesinado mientras preparaba una tortilla francesa por dos individuos de nacionalidad lentuana, torturado, con la misma cizalla con que abrieron la puerta, para que revelase la combinación de la pequeña caja de caudales que guardaba escondida en la arena del gato, es una noticia de alcance que no debería ocultarse por intereses espurios. Total, que gracias a nuestra generosidad, todo el mundo pudo informarse.
Y ahora va el imbécil de mi vecino y llama a la puerta y dice "oye, que no estoy muerto, que no sé de dónde habéis sacado eso que habéis puesto en la esquela del portal". Vamos a ver, caballero: está en internet, déjese de "maldito bulo" y de tonterías, usted está muerto y punto. De verdad, es que no puedo con esta gente…

Sed de Dios Por Sergio Manejías


Mi alma, tiene sed de Dios, del Dios vivo.
SALMO 42.2

Está mi sed de Dios insatisfecha,
que en medida de sed más se agiganta.
Está entretejida y está hecha
de una ilusión muy delicada y santa.

Es sed que me apretuja la garganta
del espíritu. Sed que va derecha
al cielo. Sed que me levanta
y toda duda con valor apecha.

Es sed de Dios, intensa, y el poeta
sólo puede decir que su alma inquieta
ya no podrá tener gozo y solaz

hasta beber del agua de la Vida,
que en la gracia de Dios está escondida
en la sagrada fuente de su paz.