domingo, 5 de febrero de 2017

“Llegó la hora de escribir un cuento” Edición 2016 -“Cindy luchando por su vida” Por Estefanía Andrea Servidio alumna de la EP Nº 24

Había una vez una pequeña niña llamada Cindy, de nueve años, que pensaba que no era necesario esforzarse por conseguir las cosas y se rendía fácilmente  ante un problema, sin intentar resolverlo otra vez. Sus padres hablaban mucho con ella y siempre la aconsejaban sobre qué importante es intentar siempre de nuevo, tener esperanzas y buscar soluciones, para los problemas propios y para los de los demás si podemos.
Un día, volvía de regreso a su casa, desde la escuela, cuando de repente vio que un pequeño se soltaba de la mano de su mamá dirigiéndose hacia la calle, justo cuando un auto cruzaba a toda velocidad. Cindy recordó en un segundo todo lo que sus padres le habían dicho y, sin contar el riesgo, corrió rápidamente, tomando al niño de la mano, trayéndolo hacia la vereda. Al hacerlo, no se dio cuenta que fue ella la que quedó frente al peligro y el auto, sin poder evitarlo, golpeó contra su cuerpo, dejándola en el suelo, gravemente herida.
La madre del pequeño, tomó a su hijo e inmediatamente llamó a una ambulancia, y luego a los padres de Cindy, porque su teléfono, estaba en el cuaderno de la escuela.
Al llegar al hospital, los médicos trabajaron durante varias horas tratando de que Cindy mejorara, pero por el golpe tenía daños  internos y había perdido mucha sangre. Necesitaban hacerle una transfusión de forma inmediata o correría peligro su vida.
Cuando los médicos hablaron con los padres de Cindy, ellos se quedaron muy preocupados porque la niña tenía un tipo de sangre que no era muy común ni fácil de conseguir y la necesitaban urgente.
Los padres de Cindy fueron a los medios y pedían por diarios, radios y televisión por favor que alguien se acercara a donar sangre para su hija. Mientras tanto Cindy se debilitaba cada día más. Una mañana, cuando sus padres habían perdido casi ya toda esperanza, Cindy les dijo con apenas un poco de voz que le quedaba:
- Mamá…papá…ustedes siempre me enseñaron que hay que luchar y nunca hay que rendirse ante los problemas…tengan fe…yo siento que pronto llegará la ayuda y volveremos a estar juntos en casa. No pierdan las esperanzas por favor.- y las lágrimas rodaban por sus mejillas.
Los padres ahora sabían que su hija había aprendido el valor de la esperanza y era ella la que en estos momentos los estaba alentando…
Esa misma tarde, cuando avisaron que Cindy estaba más grave y hasta los médicos ya no sabían qué hacer, llegaron al hospital diez donantes con el mismo tipo de sangre de Cindy. Inmediatamente, los médicos prepararon todo y a la media hora ya estaban realizando la transfusión de sangre.
Una semana después, Cindy ya estaba mucho mejor y  hablando con sus padres, les agradecía que siempre hablaran con ella y le dijeran lo importante que era tener esperanza y pensar que los problemas pueden solucionarse si uno piensa en positivo. Que nunca hay que rendirse ante las dificultades y que ella siempre iba a tratar de ser mejor y ayudar a los demás Sus padres la abrazaron muy fuerte y se sintieron muy orgullosos de su hija.
Sabían que Cindy se convertiría en una excelente persona.

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