martes, 28 de mayo de 2019

SADE SECCIONAL DOLORES CERTAMEN DE POESÍAS DE TEMAS GAUCHESCOS 2019


BASES


1)      El “Certamen de poesías de temas gauchescos 2019” es abierto para poetas argentinos y de países limítrofes, con obras escritas en castellano y para participar no abonarán arancel.

2)      El género será gauchesco, sugiriéndose  los siguientes temas: El gaucho,  el caballo, el recado, el lazo, la yerra, la doma, las cuadreras, la taba, el rancho, el resero, la pulpería, el mate y toda manifestación que esté relacionada con la vida, las costumbres, las tareas y el paisaje del gaucho.

3)      Cada autor podrá participar con una o dos poesías (Con mismo seudónimo) que no hayan tenido premio ni mención en otro certamen. Sólo uno de los temas podrá ser premiado.

4)      La construcción estrófica será libre (Décimas, Octava, Sextilla, Cuarteta, etc.), con medida octosilábica y rima consonante o asonante, con una extensión mínima de 30 versos y máxima de 60.

5)      Los trabajos pueden enviarse vía Mail o Correo postal. En el primer caso a sadeseccionaldolores@yahoo.com.ar en dos archivos Word adjuntos: uno con la obra y seudónimo y otro con los datos del autor: Nombre y apellido , título y seudónimo de la obra, domicilio, teléfono y correo electrónico. El plazo de admisión vencerá el 11 de septiembre de 2019.

6)      Los que envíen por correo postal deben hacerlo a SADE Dolores, Pellegrini 1648. C.P. 7100 DOLORES, Prov. Bs. Aires Argentina. Los trabajos serán firmados con seudónimo, escritos a máquina o computadora sobre una faz del papel y presentados por triplicados. En un sobre cerrado, en cuyo frente figure el o los títulos y el seudónimo, se incluirá en su interior nombre y apellido del autor, título de la obra, seudónimo, domicilio, teléfono y correo electrónico si tuviese.

7)      Se otorgarán tres premios consistentes en medallas y diplomas y, de acuerdo con el criterio del jurado, se otorgarán hasta dos premios más y las menciones que el mismo considere. El jurado tendrá en cuenta para dictaminar la originalidad del tema, uso del lenguaje, figuras literarias, respeto por la construcción en cada forma literaria (décima, cuarteta, octava, sextilla, etc.)  y la ortografía,  y se expedirá en un plazo no mayor de 40 días después del cierre de admisión de las obras. Los premios se entregarán en noviembre de 2018 en Dolores.

8)      El hecho de participar, implica aceptar las condiciones de estas Bases y todo asunto no previsto en las mismas, será resuelto por la institución organizadora  de acuerdo con el jurado. Se sugiere leer las bases completas.

9)      Ante cualquier duda sobre el contenido de estas bases, se puede requerir información al Mail: sadeseccionaldolores@yahoo.com.ar


sábado, 25 de mayo de 2019

Poemas de Wislawa Szymborska (1923 -2012) Poeta, ensayista y traductora polaca. Ganó el Premio Nobel de Literatura en 1996

Despedida de un paisaje

No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.


Estoy demasiado cerca

Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.


La cuatro de la madrugada

Hora de la noche al día.
Hora de un costado al otro.
Hora para treintañeros.

Hora acicalada para el canto del gallo.
Hora en que la tierra niega nuestros nombres.
Hora en que el viento sopla desde los astros extintos.
Hora y-si-tras-de-nosotros-no-quedara-nada.

Hora vacía.
Sorda, estéril.
Fondo de todas las horas.

Nadie se siente bien a las cuatro de la madrugada.
Si las hormigas se sienten bien a las cuatro de la madrugada,
habrá que felicitarlas. Y que lleguen las cinco,
si es que tenemos que seguir viviendo.


Las cartas de los difuntos

Leemos las cartas de los difuntos como impotentes dioses,
pero dioses a fin de cuentas porque conocemos las fechas
posteriores.
Sabemos qué dinero no ha sido devuelto.
Con quién se casaron rápidamente las viudas.
Pobres difuntos, inocentes difuntos,
engañados, falibles, ineptamente precavidos.
Vemos los gestos y las señas que hacen a sus espaldas.
Cazamos con el oído el rumor de los testamentos rotos.
Están sentados frente a nosotros, ridículos, como en panecillos
con mantequilla,
o se echan a correr tras los sombreros que vuelan de sus cabezas.
Su mal gusto, Napoleón, el vapor y la electricidad,
sus mortales curas para enfermedades curables,
el insensato Apocalipsis según San Juan,
el falso paraíso en la tierra según Juan Jacobo…
Observamos en silencio sus peones en el tablero,
sólo que tres casillas más allá.
Todo lo previsto por ellos salió de una manera totalmente
diferente,
o un poco diferente, es decir, también totalmente diferente.
Los más diligentes nos miran ingenuamente a los ojos,
porque hacían cuenta de que encontrarían en ellos la perfección.



Primera fotografía de Hitler

¿Y quién es este niño con su camisita?
Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!
¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?
¿O quizá tenor en la ópera de Viena?
¿De quién es esta manita, de quién la orejita, el ojito, la naricita?
¿De quién la barriguita llena de leche? ¿No se sabe todavía?
¿De un impresor, de un médico, de un comerciante, de un cura?
¿A dónde irán estos graciosos piecitos, a dónde?
¿A la huerta, a la escuela, a la oficina, a la boda
tal vez con la hija del alcalde?

Cielito, angelito, corazoncito, amorcito,
cuando hace un año vino al mundo,
no faltaron señales en cielo y en la tierra:
un sol de primavera, geranios en las ventanas,
música de organillo en el patio,
u presagio favorable envuelto en un fino papel de color rosa.
Antes del parto, su madre tuvo un sueño profético:
ver una paloma en sueños, será una buena noticia;
capturarla, llegará un visitante largamente esperado.
Toc, toc, quién es, así late el corazón de Adolfito.

Chupete, pañal , babero, sonaja,
el niño, gracias a Dios, está sano, toquemos madera,
se parece a los padres, al gatito en el cesto,
a los niños de todos los demás álbumes de familia.
Ah, no nos pondremos a llorar ahora, ¿verdad?,
mira, mira, el pajarito, ahora mismo lo suelta el fotógrafo.

Atelier Klinger, Grabenstrasse, Braunen,
y Braunen no es una muy grande, pero es una digna ciudad,
sólidas empresas, amistosos vecinos,
olor a pastel de levadura y a jabón de lavar.

No se oye el aullido de los perros, ni los pasos del destino.
El maestro de la historia se afloja el cuello
y bosteza encima de los cuadernos.

sábado, 18 de mayo de 2019

La Feria del Libro o La Casada Infiel - Por María Elena Walsh

       La Feria era una fiesta, pero ya no es la misma margarita. La aventura de autores y editores fue gradualmente copada hasta transformarse en un pomposo aparato oficial, triunfante de marchas militares y mustias conmemoraciones.
En fin, que cuando la llevamos al río creímos que era mozuela pero
marido. La Feria se casó con el gobierno tras una serie de pases s que por lo menos merecen el homenaje de la perplejidad.
       Los escritores, fantasmales o proscriptos para los gobernantes de tlttia época, se convierten durante dos semanas en protagonistas de Un evento que sirve, como el Carnaval, para disimular la miseria cotidiana: la atrofia de nuestra cultura, que apesta a cucaracha parroquial, a catecismo soviético, a cartilla de boy scouts.
Asumir la fantasmalidad y profundizar la ausencia pueden ser Halladas maneras de manifestar disenso.
       Sería útil intentar un balance de los bienes que los contrayentes Han intercambiado en la boda ferial, y ante la falta de información nos Hallaremos a lanzar preguntas al viento, a imitar a tantos poetas que IV pasaron la vida interrogando al divinísimo botón:
"...Cuando el amor se olvida ¿sabes tú adonde va?" ¿Adonde van a parar las sumas recaudadas en entradas? "¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?" ¿Por qué es tan caro el alquiler de stands? "¿Dónde están las nieves de antaño?" ¿Por qué se invita antes al Presidente que a Olga Orozco? "Los Infantes de Aragón, ¿qué se fizieron?" ¿Cuántas bibliotecas escolares podrían equiparse con los 130 millones destinados a una carabela de cartón? "A sus habitantes, Señor, ¿qué les pasa?" ¿Por qué el público es obsequiado con tantas incomodidades?
       Resulta difícil entender por qué la Feria es "de interés nacional" y no la industria que la sustenta, para la que por otra parte sería temerario solicitar una protección condicionada.
Este "interés" se contradice el año entero a través de la política cultural y educativa reinante, que es sólo comparable al naufragio del Cap Arcona. Ignoramos si el Ministro de Educación concurrirá para cerrar algún libro que hubiere quedado abierto, o en su carácter de personaje de novela de ciencia ficción.
       La Feria ofrece al contrayente un éxito económico y un prestigio intelectual muy útiles para mejorar la sacrosanta "imagen del país en el exterior" que nadie mejor que nosotros mismos deteriora a fuerza de papelones. Vende también la ilusión de que no hay autores disidentes o que no hemos sido sancionados.
       ¿En qué medida corresponde e! Estado a estos beneficios? ¿Qué significan para él los autores durante el resto del año? Omito el tema de los premios literarios, por pudor. Pero la pensión derivada de los máximos galardones asciende, como se sabe, a $ 80.000 mensuales. No digo que esté mal, sólo me atrevería a pedir reciprocidad: que los escribas estipulemos las jubilaciones de los máximos funcionarios del Estado. Quiero creer que seríamos un poco más generosos, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de dineros públicos.
       En asuntos monetarios el argumento no varía: el Estado jamás tiene fondos para la cultura. Repliquemos con una frase de Ezra Pound, perito en finanzas como todos los poetas (si no lo fueran, pocos habrían sobrevivido): "Decir que el Estado no puede hacer algo por falta de dinero es tan ridículo como decir que no puede construir carreteras por falta de kilómetros".
       Sería impertinente suponer que mendigamos prebendas, pero sólo algunos actos de justicia retributiva, siempre que no recorten la libertad del destinatario, suelen testimoniar la preocupación de un gobierno por sus intelectuales.
       No es el momento de reclamar premios, dádivas, cargos diplomáticos ni reapertura del Fondo Nacional de las Artes. Se trataría más bien de recordar otra famosa frase: "No quiero que me den una mano, quiero que me saquen las manos de encima".
Por ejemplo, esa mano de nieve que instaló una computadora en la Feria "para mejor atención del público" y que al parecer cumple otro cometido: el de someter previamente a los servicios de inteligencia las listas de autores y libros réprobos o elegidos. Agradeceríamos que esto no fuera verdad.
        Si lo es, no critico tan higiénica precaución, sólo que allí también sería deseable la reciprocidad. Que los autores decidiéramos, por computadora o a dedo, qué funcionarios merecen seguir en circulación y cuál debería ser el tenor de sus discursos. Ojo por ojo y lista por lista. Aunque, civilizadamente, prefiramos y esperemos diálogo por diálogo.
       Al parecer el trámite es innecesario: editores y distribuidores gozan de tan bien aceitada autocensura que se cuidan como de la enuresis de distribuir libros que pudieran ser considerados (¿por quién?) non sanctos.
       La Feria, boda mediante, es un chato festival de los mismos best-sellers que saturan librerías y comentarios durante todo el año y que ni siquiera ofrecen al comprador la ventaja de un apreciable descuento. Al ser oficializada, de ella está ausente toda osadía técnica o espiritual, se mantiene ajena a discusiones y proyectos. Las conmemoraciones no son nocivas sino en la medida que obstruyen la noción de realidad y de futuro. Todo trasunta una compulsión a hacer buena letra según las normas difundidas hasta el lavado de cerebro por los medios de difusión, que procuran retrotraernos al limbo, o a Murcia en 1940. El público, que ha convertido a un simple mercado en un acontecimiento social inédito en el mundo, merece ser avisado del fraude y del atraso en los que se pretende encapsularlo, aislándolo de la cultura contemporánea.
       Procuro ser monolíticamente solidaria con el gremio plumífero y lamentaría mucho que se supusiera que me erijo en dómine (¡como si nos escasearan!) y cuestiono su adhesión a la Feria. Ganaron y merecen ese oasis de confraternidad y no es mi propósito resultar aguafiestas (¡como si nos faltaran!) sino compartir dudas acerca de uno de los pocos asuntos públicos que nos concierne entrañablemente pero cuyos avatares se deciden a nuestras espaldas. Podría afirmar que prácticamente ningún escritor apreciable tiene injerencia en la organización ni en las características de una Feria de la que al fin y al cabo es dueño.
       Resumiendo: ¡voto por la privatización de la Feria del Libro!
Sólo sobre la base de una total libertad de expresión y circulación de obras, ideas y autores, puede aceptarse un pacto "de interés nacional". El apoyo popular hace innecesaria la búsqueda de protección económica que, por otra parte y hasta que se demuestre lo contrario, el gobierno no ofrece. De modo que la Feria, como la costurerita, dio el paso sin necesidad. La mutua conveniencia será digna sólo cuando la actual "apertura" se transforme en lo que debe ser: no una paulatina extensión de permisos sino el respeto a la autonomía intelectual, sin pretextos ni condicionamientos.
       No es que piense que la Feria debió mantenerse intransigentemente soltera. Pudo casarse con el Regimiento de Granaderos, porque esos soldados acarrearon los cajones de libros y no precisamente de autores conformistas que acompañaron a San Martín en todos sus viajes y campañas.
Libros que inspiraron nuestra emancipación y cuyos equivalentes actuales serían hoy vetados. El fundador del Regimiento, y de la Patria, no se entretuvo en cerrar universidades sino en abrir bibliotecas... costeándolas con su propio sueldo.
       Digamos que la frase pronunciada por el oportuno colega Fernando de Elizalde, años antes de este Proceso, "Los escritores somos un clavel en el ojal del gobierno", resultaría apropiado lema para esta 6- Feria. No es en sí reprobable, sólo que algunos preferiremos, hasta que aclare, pernoctar discretamente en un florero.
Digamos que el día de mañana mis nietos puedan preguntarme: "Pero cómo, ¿no te enteraste entonces de que la Feria se había casado con el gobierno?", y yo deba responder: "Ay no, fíjate que estaba tan ocupada firmando libros que no me enteré, creí que seguía siendo mozuela".
       Estos despistes se suelen pagar muy caros, y el día menos pensado uno somatiza mortalmente en esa parte de su ser llamada de conciencia.
"¿Callaremos ahora para llorar después?"                             ,
       Por ejemplo a la hora del Juicio Final, cuando Tata Dios mi pregunte: "¿Dónde están tus hermanos Haroldo y Rodolfo, que ni los he visto por la Feria?", yo no sabré qué contestarle. Y por ese pecado de ignorancia me mandará, derechita y humana, a! mismísimo infierno.


Rechazada su publicación en febrero de 1980

domingo, 12 de mayo de 2019

Pink Floyd: “Otro ladrillo en la pared” Por Héctor Fuentes

“Si el mundo fuera obvio, el arte no existiría”.
La piedra fundamental de las sociedades modernas está cimentada en el pragmatismo. Comprar es ser alguien. Comprar y vender es la única comunicación fértil que se establece entre las personas. El que apuesta al dólar pierde. El que puso dólares recibirá dólares, el que depositó pesos recibirá pesos. El que puso ganas y buena fe, que se joda. Bienvenidos al Cuento de la Buena Pipa. Este es el reinado absoluto y absolutista del “Gran Bonete”.
Las personas dejan de tener caras y sueños, y pasan a llamarse agentes, clientes o proveedores. Pagar en efectivo tiene sus ventajas.
Si deseas algo puedes abonarlo con tarjeta de crédito o débito, con chequeras de estrépito y vómito, con cólicos, con pálpitos, con púlpitos, con cheques, con choques, con choclos, con bonos, con bolos, con balas, con permutas, con minutas, con minutos, con sangre, con llanto, con horas extras, con pucheros, con préstamos, con próstatas, con empréstitos.
Si  no tienes dinero puedes pagarlo con cadenitas de oro, con cadenotas de esclavos, con cadenas de oración, con enojos, con hinojos, con dólares, con dolores, condominios, con euros, con pleuras, compotas, con el aguinaldo, con el aguilucho, con helechos, con el adelanto, con el de adelante, con plata prestada, con plata de argentum, con platos  voladores, complotando, compitiendo, compadeciendo, con herencias, con urgencias, con paciencia.
Las sociedades de consumo necesitan monedas que mantengan en funcionamiento la máquina. Vestir a la moda es estar en consonancia con las tendencias mundiales. Mirar el mismo programa de televisión que elige la mayoría, significa pertenecer al bando de los ganadores. Hablar sobre los mismos temas que habla la mayoría, nos ampara del silencio aberrante de permanecer callados.
La estupidez insiste siempre. Ser diferente es ser culpable. Ser artista es estar loco. Ser desalineado es no conservar las buenas costumbres. Y elegir libremente lo que se nos plazca es atentar contra el sentido común.
Por lo tanto el muro es la solución. Edificarnos una coraza es sentirnos seguros. Bajar la imputabilidad de los menores, es la solución. Construir cárceles es la solución. Exterminar a los delincuentes es la solución. Dar respuestas concretas sobre temas puntuales demuestra velocidad de gestión. Atacar al problema de raíz comprueba nuestra eficiencia.
El miedo no puede aterrarnos porque fuimos capaces de conquistar el misterio. El confort. La comodidad. La alarma del auto. La televisión. Todo está bajo control. Todo gira en nuestras manos como gira la tierra alrededor del sol. Pero el sol está eclipsado por la luna.
El superhombre de hoy no necesita del lento beneficio de la cultura. Las horas sólo marcan cambios de horarios. Son horas-hombre que han cedido el espacio-tiempo al rígido cartel de un horario de oficina.
Todo es mensurable: ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir, ocho horas para disfrutar. Pero... ¿cuánto tiempo dura un beso? ¿cuánto tarda un pájaro en pulverizarse contra el celeste del cielo? ¿Cuánto tiempo transcurre en el instante que cerramos los ojos y pensamos en lo extraordinario? ¿Cuánto tiempo real dura una sonata de Mozart? ¿Cuánto tiempo transcurre entre la primera y la última palabra del libro Rayuela? ¿Se puede medir ese tiempo?
Pink Floyd “The Wall” nos pone en estado de alerta. Martillos que marchan como nazis. Profesores sarcásticos con cabezas de martillos. Cintas de metal que arrojan estudiantes hacia la picadora de carne. Guerras mentirosas que se libran por intereses mezquinos y se pagan con vidas inocentes.
Otro ladrillo en la pared significa que el muro gigantesco sigue creciendo. Es hora de librar nuestra batalla. Es hora de hacer estallar las paredes insensatas que separan a los hombres.

Del “Diccionario del Disidente” Por Chulak

Lenguaje: Desentendimiento organizado.

Llorar: Poner las penas o la dicha en remojo.

Mentira: Virtud que reemplaza con mucha mayor elegancia a la verdad, dada la maldita manía que tiene esta última de esconderse, quizás por pudor, ya que hay tantos insensatos sueltos que la buscan desnuda.

ALBAÑIL Por Juan Carlos Pirali

De su origen masón aún perdura,
la simbólica impronta de esa huella.
Elementos unidos en  acervo
de compás, de plomada, escuadra y regla.
                                      Constructor del progreso en cada pueblo.
Arquitecto y maestro sin escuela.
Albañil, simplemente, noble obrero,
apacible interior, rudo por fuera.


Hermanado al peligro en el andamio
que amenaza en lo alto con su alerta.
Eventual accidente ronda siempre
pero firme en su oficio no se arredra.

Rudas manos manejan el “fratacho”
que nivela revoques con su fuerza,
y descargan tesón en la cuchara;
conjunción de cemento, cal y arena.

Aguerrido jinete de la altura,
recia imagen de cobre y piel reseca.
Resistente al calor y a los inviernos
no conoce “aflojada” en su faena.

 Apilar los  ladrillos. Su rutina
de levantar paredes. Alba y siesta.
Se hace carne en su mente como eco
el impulso que anima la tarea.

Cuando llega la hora del descanso,
distensiones lo abrazan y lo alegran,
y en el grato placer que brinda el vino
al final de la obra, canta y sueña.

No se dónde estoy…. Por Alejandra Rodríguez

Mar azul, cielo celeste. El buen sol sabe que lo necesito. Me sumerjo en el agua, esta fría y lo se. Lo hago sólo para poder sentir después la reconfortante sensación de sentir mis pies helados en la cálida arena. La brisa fresca también está, sopla en mi cara trayendo olores conocidos.
Mi música también está siempre: en cada célula de mi cuerpo. La siento vibrar en el corazón. ¿Qué haría sin ella?
El mar sigue su curso, hermanado con la Luna, eternamente, indiferente al resto, misterioso e inmenso, majestuoso y bello… A veces me da miedo, pero igual me atrapa.
Alegría, placer, armonía, bienestar, belleza, esperanza, luz, paz. ¿Paz?
¿Paso el tiempo? Hay otros colores. Están apuñalando al sol. Se tiñe el cielo con destellos rojos sobre un azul más profundo. El mar pierde el celeste y se torna de un triste gris, y la arena se enfría muy rápido.
De a poco las veo. El cielo se oscurece y las estrellas van apareciendo. Primero tímidas, y de golpe es una explosión infinita de formas y brillos increíbles. Me acuesto boca arriba para verlas. ¿Estoy acá? Eso creo.
De repente veo una estrella fugaz y una vez más siento esa mezcla de sorpresa, miedo, incredulidad y admiración por nuestro universo. Y me siento chiquita, muy chiquita… No se si estoy, si estuve….
Oscuridad, melancolía, llanto, miedo, traición, venganza, culpa, muerte, soledad, tristeza.
De repente caigo, se produjo un vacío en alguna parte…. No puedo sentir desde o hacia dónde. El vértigo y el miedo me desarman en mil pedazos. ¿Es un remolino en el mar? No lo sé…
¿Un agujero en el cielo oscuro? No lo creo… ¿Una conocida cueva en el campo, formada de verdes y rabiosas enredaderas y flores violetas? Es ahí, es esa cueva de siempre, la conozco, la recuerdo…
Silencio, oscuridad, desazón, vacío, espacio sin tiempo. ¿El presente es? ¿El pasado existió? ¿El futuro es ahora?
El salto violento hace que me siente de un solo movimiento en la cama. Está oscuro. Pero algo de luz artificial entra de afuera. Puedo distinguir formas. Lo veo al instante, está parado junto a mi ventana. Mi corazón se detiene y se me seca la boca. Me paralizo. No puedo verle la cara pero sé quien es.

sábado, 4 de mayo de 2019

Los loros - Por José Estremera

Criticó un águila un día
A esas aves habladoras
Que repiten las palabras
que oyeron a las personas.

Y al leer la crítica aquella,
Contundente como pocas,
Decían todos los loros:
- ¡Cómo pone a las cotorras!

PAISAJE - Por Fermín Estrella Gutiérrez

Camino, camino blanco
sobre la verde gramilla,
nublado cielo a lo lejos,
y el aire, ceniza fría.

Junto al camino reseco,
aromos  flor amarilla, 
y una carreta entoldada,
las dos varas para arriba.

Círculo de sombras pardas
que comen y se persignan.
En el centro, llama roja
que cruje, flamea y silba.

Lejos, las verdes colonias
y la tierra negra, ardida .
Y los palos del telégrafo
caminando en fila india.

El cielo gris se obscurece,
campos y árboles se enfrían;
las sombras, círculos negros,
y el fuego, llama blanquísima.


Destierro, 1935.