sábado, 24 de febrero de 2018

Video sobre un cuento del blog

     A pesar de que este es un blog estrictamente literario, queremos compartir el cortometraje realizado por alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, Cátedra de realización 3, del cuento "Cuento para leer comiendo mortadela".


El link es el siguiente:                         https://youtu.be/B95H3zHkHs8

 
     Datos de los realizadores:

2018 - La Plata.-
"Para mirar comiendo mortadela"- Facultad de Bellas Artes - Universidad de La Plata.

Cortometraje realizado dentro de la Cátedra de Realización 3.

Equipo:

Guión: Ignacio Zacarías y Germán López. Adaptación del cuento: “Cuento para mirar comiendo mortadela” de Ezequiel Feito.
Dirección: Germán López.
Asistente de dirección: Sandra Engelmann.
Producción: Lilian Fonseca.
Arte: Pamela Meza.
Fotografía: Moisés Pérez.
Cámara: Francis Sartori.
Asistente de sonido: Marisol Acosta.
Sonido y Edición: Ignacio Zacarías.

Reparto:
Hernan Altamirano, Agustin Giraudo, Zuline Manrique, Horacio Echever y Agustin Leal.

Agradecimientos:
Bar “La Queimada”. - www.facebook.com/LA-QUEIMADA-116797041066

Carla Zucarelli Make Up. - www.facebook.com/Carla-zuccarelli-make-up-1648366658729845

Action Producciones. - www.facebook.com/Action-Producciones-178409735837272

Rescatados del fuego. - rescatadosdelfuego.blogspot.com

Matilde Galina, Clara Escudero, Juan Pablo Nardin, Emilia Winschu, Axel Argañaras, Lucas Martin y Daniela Lopez.
Y el eterno agradecimiento a quien haya inventado la mortadela.

“Llegó la hora de escribir un cuento” Mención especial del jurado Escuela Especial Nº 502: LA BRUJA MERI - Por Florencia Ojeda y Nazareno David Lamberti

Había una vez un loro que vivía en una casa grande, muy grande. su dueña era una bruja buena, muy buena, llamada Meri.
 Cierto día apareció el mago mágico que quería llevarse al loro porque sabía las palabras mágicas de los hechizos de la bruja Meri
  El mago mágico quería llevárselo a la ciudad para tenerlo y que le enseñara las palabras mágicas ,. después el mago lo convertiría en sapo y así podría deshacerse de él. Cuando la bruja Meri se dio cuenta de que su loro había desaparecido, primero se puso triste, luego muy furiosa comenzó a gritar fuerte, muy fuerte:
-¿Quién se llevo a mi loro?
-¿Quién fue capaz? lo voy a convertir en zapallo.
Entonces le pidió ayuda a la madre bruja. la madre bruja tenía el poder de mirar más allá.
Ella pudo ver al mago mágico tratando mal al loro. las dos brujas crearon un poderoso hechizo para recuperar al loro y convertir en zapallo al maléfico mago.
-“ojos de sapo, cola de gato que este mago se convierta en sopa de zapallo.”
las brujas repitieron el hechizo cuatro veces… y puf el mago comenzó a quedar naranja como un zapallo y luego se convirtió en sopa.
Rápido, tan rápido como un cohete la bruja Meri se subió a su escoba voladora para buscar a su loro. Finalmente la bruja Meri pudo rescatar a su loro, y  antes de irse a la ciudad repartieron la sopa de zapallo a todos los gatos callejeros.
Desde ese día la bruja Meri no sale a ningún lado sin su loro en el hombro.

“Contate un cuento X” Mención de Honor Categoría C : “1982” Por Rodrigo Ramirez, alumno de 2º año de E.S.N°10

           Rose y Ezequiel se conocieron estudiando inglés en un instituto. A medida  que pasaba el tiempo ellos  empezaron  a ser cada vez más amigos. Ella era muy vergonzosa  y cuando él le hablaba se ponía nerviosa y colorada.
  Un día Ezequiel  la invitó a cenar a su casa y ella nerviosa  le respondió que sí. Él pasó por ella a las  8:00, fueron caminando y hablando  hasta llegar a la casa. Ya  tenía todo preparado,  se sentaron a comer y luego  miraron una película. En un momento le tomó la mano y le pidió que sea su novia:” ¿Quieres  vivir una vida conmigo, juntos, siempre juntos?”.  Rose le respondió que sí y  desde ese día  la felicidad inundó su vida, hasta que una mañana de mayo de 1982 llegó una carta del ejército que  decía  que debía presentarse  al siguiente en Campo de Mayo. Él le contó a Rouse y ellos tenían miedo de que se vaya allí… A la mañana del día siguiente  se despidieron. Subió al camión que lo llevaba a Ezeiza  y le gritaba por la ventanilla que la amaba.
Ezequiel llegó a Malvinas e  inmediatamente entró en combate. Empezó a sufrir frío, a padecer la lluvia , tenía hambre. Los días pasaban. Un día recibió una carta de Rose :
        Ezequiel:
                     Quiero  que sepas que te amo mucho y que todos los días pienso en el día que te volveré a ver Espero con ansias tu llegada , amor mío. Sabemos  que están ganando, estamos orgullosos de ustedes .
                                                                                       Rose  
  Cuando Ezequiel terminó de leer  la carta de Rose estaba contento , pero de repente cayó una bomba  a  4 metros   de donde él se encontraba con su equipo. Quedó inconsciente  y su amigo lo trasladó al campamento para que los médicos lo vieran.  Ezequiel despertó y le escribió a Rose :

Amada mía :
                  quiero contarte que el enemigo bombardeó nuestro pozo, estoy herido  no sé si seguiré con vida, espero  volverte a ver.  Te amo
                                                                               Ezequiel 

   A los padre de Ezequiel le llegó un comunicado del ejército que decía que el soldado Ezequiel murió en combate como un soldado valiente, defendiendo su tierra . Su cuerpo quedará en Malvinas.
  Rose se enteró de que su amor había muerto. Se sentía triste, amargada y a su vez enojada con el gobierno. Su hija nacería sin su padre. También se sentía culpable por no haberle contado de su embarazo. Lo que ella no sabía era que lo habían dado por muerto por equivocación.
   Una bebé nació un 30 de junio. Al día siguiente cuando abrió sus ojos lo vio. Ezequiel estaba ahí, en silla de ruedas, mirando a su hija. A partir de ese día no se separaron más.

“Llegó la hora de escribir un cuento” Mención: Amar no es violencia Por Valentina Ledesma

           Todo comenzó el último año escolar de mi querida primaria. Era un gran grupo de compañeros, con algunos hicimos el Jardín de Infantes juntos,.
  Como todos los días de clase, me preparé con mucho entusiasmo, llegué a la escuela, formamos e ingresamos al aula. Pasaron  unos minutos e ingresó al salín la directora con un niño, era un nuevo compañero llamado Fausto , de la provincia de Córdoba.
  Lo que más me llamó la atención fue su mirada triste, con acciones tímidas, la seño nos dice que lo integremos como uno más.-
    Levanté mi mano y le ofrecí que se sentara conmigo y  él aceptó. Pronto comenzamos a hacernos amigos y empezamos a contarnos cosas personales y que sean secretas.
    Lo invito a jugar a mi casa y él me dice  que no lo dejan porque todavía no conocen bien a toda la gente, lo entendí por un lado , pero creo que una forma de conocer es el compartir momentos.
Un día la seño propone una tarea en grupo ,y me toca hacerla con Fausto, lo invito a mi casa a realizar esa tarea y me dijo que le preguntaba a sus padres y me decía.
Por la tarde salgo a hacer mandados con mis padres y veo a Fausto con su papá, le digo a mi papá que estaba Fausto en la vereda de enfrente , le pido que nos acerquemos así lo invito a casa para poder hacer los deberes que nos dio la seño, papá le dice si al fía siguiente Fausto podía ir a casa para hacer las tareas.
El papá de Fausto le dice al mío , será mejor que yo vaya a su casa después de salir de la escuela, papá aceptó. Mientras ellos hablaban yo le ceo a Fausto un moretón en su brazo y le pregunté que le había pasado y él me respondió que nada.
  Al día siguiente salimos de la escuela y fue el papá de Fausto a buscarnos. Cuando llegamos noté que le gritó a mi compañero porque sin darse cuenta cerró la puerta del auto fuerte, él pide disculpas, pero su padre le dio un empujón.
  Ingresamos a la casa y nos recibió su mamá Clara , con un tono suave y amable, quiso darle un beso a su esposo Carlos y él le sacó la cara.
  Luego nos sentamos a comer , Clara le sirve a su marido primero y luego a nosotros justo cuando íbamos a empezar a comer Carlos le dijo a su esposa que su comida  era asquerosa, le gritó y tiró el plato hacia el centro de la mesa, la señora dice que se tranquilice que estaba yo.
  Él le dice no me tranquilizo nada, vos no sabés hacer nada, no servís. De repente  gira la cabeza y nos ve a nosotros que estábamos asustados y nos manda a la habitación y le hicimos caso.
  De la pieza escuchábamos como discutían y cómo el papá de Fausto tiraba cosas y le pegaba a su mamá-
  Yo abracé a mi amigo y le dije que se quedara tranquilo, que todo se iba a arreglar, él me dice que no y que tenía miedo que mate a su mamá y a él.
  Le pregunté si a él le había lo mismo y me dijo que si llorando y me pidió ayuda.
  En mi bolsillo tenía mi celular y llamé a mi papá pidiendo ayuda, él me tranquilizó y me dijo que iba para la casa de Fausto.
  Para nosotros ese tiempo fue una eternidad y decidimos escaparnos  por la ventana, corrimos y a las tres cuadras venía mi papá con la policía, nos ven y se detienen, nosotros subimos al auto y volvimos a la casa de Fausto, pero no nos bajamos.
   Yo le decía a mi compañero que no le iba a pasar nada a su mamá, que ahora que estábamos con la policía , todo iba a salir a la luz de que su papá era violento.
   Fausto me dice llorando que él no quiere una familia así, prefiere que sus papás se separen y así poder ver a su mamá reír .
   Yo le dije que debe ser valiente y fuerte  para poder ayudar a sus padres, ser compañero de su mamá y pensar que su papá debe hacer un tratamiento.
   Cuando la policía entró para salvar a Clara de los golpes fuertes de Carlos, lo arrestan y la mamá realiza la denuncia por violencia de género hacia ella y hacia su hijo, ambos tenían cicatrices de los golpes.
   A partir de ese día la cara de Fausto cambió, empezó a reír , a compartir y a sir a jugar a todas las casas de nuestros compañeros. Su mamá pudo integrarse al grupo de madres de la escuela, antes no lo hacía.
   A partir de lo que le pasó a Fausto, en la escuela tuvimos talleres para aprender a respetarnos unos a los otros, nadie tiene derecho a golpear a otro.
   La seño nos dice que la violencia es un hecho muy grave, debemos cambiar  nuestras acciones en nuestra cultura que todavía es un poco machista y muy agresiva, para eso debemos respetar la diferencia sexual, social, entre otras.

sábado, 17 de febrero de 2018

“Contate un cuento X” Mención de honor Categoría “C”: “43 días más” - Por Valetina Airslur, alumna de 5° año de E.S.N° 3 “Carmelo Sánchez”

Era la tercera vez esa semana que María pedía salir del salón en horario de clase. Las profesoras siempre creían sus excusas, que tenía que ir al baño, a devolver un libro a biblioteca, a hablar con algún directivo, o cualquier otra situación con la que pudiera salir del centro de las risas de sus compañeros. ¿A dónde iba? A ese pequeño recoveco que había encontrado un día en el primer año mientras buscaba el cuarto de limpieza, un lugar que al parecer había sido mal diseñado por los que hicieron la escuela y que lograba esconderla de cualquier chusma que pasara por allí. ¿Qué es lo que hacía ahí? Lloraba, se desahogaba, sacaba de su cuerpo toda esa rabia e impotencia que tenía acumulada.
    Ya estaban cursando el mes de septiembre, pero María no quería seguir un día más en aquel lugar. Faltaban solo dos meses para terminar las clases ese año y después ya se iría de esa escuela en donde nunca había estado bien, en donde siempre la criticaban, la dejaban de lado y se reían de ella por el simple hecho de ser diferente.
   Ese jueves no había sido distinto que cualquier otro día. A esa altura del año ya muchos chicos sabían que había materias que no lograrían salvar y que tendrían que prepararlas para diciembre, otros comenzaban a sentarse al frente de la clase para intentar llegar al siete en la nota final y sacarse una de encima y otros se relajaban después de haberse esforzado durante los meses anteriores sabiendo que estaban totalmente cómodos con las notas.
   María siempre se ubicaba en el mismo lugar, una esquina al frente del salón que quedaba algo oculta por un pequeño paredón. No le iba mal en el colegio, siempre aprobaba con siete u ocho y nunca se había llevado materias. Sus padres trabajaban ambos todo el día para poder ocuparse de sus cinco hijos, por lo que nunca notaban el pésimo estado emocional en el que su segunda hija se encontraba.
   Ya cursando el último año de secundaria, María era una chica más bien baja, con ojos oscuros y la tez muy pálida. Su cara estaba salpicada por unas cuantas pecas marroncitas. Un sutil piercing con forma de flor decoraba su nariz, regalo de cumpleaños de su madre, y un pequeño tatuaje que dibujaba cinco siluetas de pájaros volando se escondía en su hombro izquierdo debajo de su ondulado cabello negro con algunos mechones violetas ya descoloridos que se había hecho en las vacaciones de invierno.
   Nunca había logrado entender por qué no congeniaba con las chicas de su edad. Siempre había creído que en la secundaria el grupo se volvería más unido, todos serían amigos y compartirían momentos juntos que jamás olvidarían, pero por lo visto este no era el caso. Su salón estaba bastante dividido, distintos grupos sentados siempre en el mismo lugar que discutían entre sí. María no pertenecía a ninguno de ellos, varias veces había intentado charlar con sus compañeros pero ellos no demostraban interés alguno en entablar relación con ella.
   Hacía algo más de un año se había dado por vencida, nuca podría encajar en ese grupo de personas que lo único que al parecer compartían era la antipatía que sentían hacia ella.
   Una lágrima recorrió su mejilla, seguida de un silencioso sollozo que no pudo reprimir. Ya habían pasado 16 minutos desde que había salido del salón, sería mejor que volviera o empezarían a buscarla y al verla llorando harían un pobre discurso sobre el compañerismo y el respeto, el cual quedaría en el aire junto con los otros tantos sermones que les habían dado a lo largo del año. Se secó las lágrimas y volvió al aula sin  preocuparse por que su cara estuviera más colorada que lo normal o sus ojos más hinchados, ya que posiblemente nadie lo notaría.
   Al entrar al salón todos miraban hacia abajo en silencio, a más de uno se le escapaba una risita silenciosa que finalizaba con el codazo de otro compañero. Algo se había perdido mientras estaba en su pequeño refugio, se inclinó para sentarse en su silla, pero nunca la encontró, uno de sus compañeros la quitó cuando ella estaba a punto de sentarse. Acto seguido, dos de sus compañeras se inclinaron sobre ella y comenzaron a revolverle el pelo lastimando su cuero cabelludo con sus largas y esculpidas uñas. Un balde de agua color rojo cayó repentinamente sobre su cabeza empapando a la joven víctima de esta pequeña broma mientras alguien colocaba con cartel en su espalda que seguramente llevaba escrita alguna grosería. Entre las miles de carcajadas que se iban sumando al barullo de ese salón logró distinguir la de la profesora, la cual al parecer estaba muy ocupada como para poner orden en la clase.
  Sonó el timbre. Todos salieron del aula mientras reían y publicaban las fotos que habían tomado de María mientras le hacían esa supuestamente divertida “joda”, la cual la profesora definió como cosas de chicos mientras  salía del salón sin siquiera preguntarle a la joven si estaba bien.
   Sus hermosas pecas se inundaron de lágrimas camino a casa, no entendía cómo podían ser tan crueles, cómo los adultos se mantenían al margen y no interferían en estas situaciones, cómo podían permitir que una alumna fuera golpeada y humillada por sus compañeros mientras ellos se sentaban a mirar esperando a que tocara el timbre para librarse de toda responsabilidad.
   ¿Disculpas? ¿Arrepentimiento? Esas palabras no se encontraban en el vocabulario de aquellos chicos. Lo único en lo que se interesaban era la cantidad de “me gustas” y seguidores que tenían, en comprar ropa nueva para el boliche del fin de semana, en publicar fotos y subir detalladamente a cada red social todo lo que hacían las veinticuatro horas del día.
   Al llegar a su casa fue directo a su habitación. Estaba sola, sus padres no llegarían sino hasta dos horas después cuando salieran del trabajo y sus hermanos habían asistido a sus distintas actividades extraescolares. Dejó sin fuerzas su mochila sobre la cama y despegó de la pared aquel pequeño calendario que le habían regalado en el almacén de la esquina. Trazó una cruz. Sólo le faltaban alrededor de cuarenta y tres cruces más para terminar el año. Cuarenta y tres días más de resistencia.
   Se recostó en su cama y cerró sus ojos. Dormir le aliviaría el sufrimiento, la transportaría a algún lugar donde podría olvidarse de la realidad, donde podría encontrar aquello que tanto anhelaba y hacía tiempo que no encontraba: felicidad.

“Contate un cuento X” Mención de honor de Categoría D: “Calma” - Por Paola Andrea Rinetti del Partido de Tres de Febrero

            Un leve portazo la arrancó de su abstracción. Oyó la llave girar en la cerradura y, a continuación, un auto que permanecía en marcha se alejó hasta hacer el sonido de su motor imperceptible.
   Se incorporó y fuertes rayos de sol le encandilaron el rostro. Las gruesas cortinas azules   se hallaban desplegadas y sujetas hacia ambos lados, liberando por completo la vidriada ventana. Se puso de pie y abandonó la ordenada habitación en dirección al comedor.
  Se recostó en el amplio sofá de 3 cuerpos, encendió la tv y permaneció allí durante largo rato, haciendo zapping y deteniéndose por momentos en los canales que transmitían novelas extranjeras.
  Fuera, los obreros de las casas vecinas ya habían reanudado sus tareas diarias de construcción, las cuales se extendían como todos los días desde muy temprano en la mañana hasta las primeras horas del atardecer.
  Acomodó su cuerpo en la mullida superficie y allí transcurrió toda la mañana, hasta que el mediodía desplazó de los canales de cable las novelas para comenzar con la transmisión de los noticieros. Apagó la tv y se puso de pie. Recorrió el comedor, luego la pequeña cocina y salió al patio.
 La llegada de la primavera ya había hecho florecer el centenar de flores que, hasta hacia unas semanas, permanecían como pequeñísimos pimpollos. El césped y los árboles estaban más verdes y tupidos que nunca, y su color contrastaba con la diversa gama que presentaban las flores. 
  Caminó por el pasto recorriendo todo el patio trasero, deleitándose con los diversos aromas que la naturaleza le brindaba. Fresias, jazmines, lavandas, tilos…todo un coctel de fragancias que nada tenía que envidiarle al mejor perfume francés.
  Se recostó sobre un colorido aguayo cuyos extremos se afirmaban a dos robustos troncos, improvisando un tipo de hamaca. El vaivén de su cuerpo la balanceo hacia un lado y hacia el otro, y se adormeció observando las numerosas aves que curioseaban entre las flores.
  Los pequeños niños de la casa vecina la despertaron con su ruidoso jugar. La medianera era débil, minúscula, tan solo compuesta por un alambrado de un metro de altura cubierto por una tupida enredadera. Nada sólido ni vigoroso aislaba los sonidos, por lo que era casi como si los molestos pequeños estuvieran jugando con ella en su jardín. No los veía, pero sí los oía, y a la perfección. Y también sabía que por ser viernes permanecerían toda la tarde allí; correteando, peleándose, gritando y destruyendo cuanta planta se cruce en su camino, mientras su madre trabajaba y su padre colaboraba en la construcción de la vivienda.
Abandonó la hamaca e ingresó nuevamente a la casa. Atravesó con lentitud la cocina y el comedor, dejando rastros de tierra y césped tras de sí,  y arribo al jardín delantero, de dimensiones similares al patio; amplio, colorido, muy barroco en lo que a plantas y flores respecta. Un pequeño cerco de madera lo delimitaba, separándolo de la vereda y de las casas vecinas.
Se sentó en uno de los tantos escalones cementados que conducían a la portezuela de ingreso del cerco y, bajo los cálidos rayos de sol, observó la vida diaria y cotidiana de la cuadra. Perros que jugaban, niños que iban y venían, grupos de amigas haciendo ejercicios. Sintió nostalgia y añoranza.
  Se puso de pie, bajó los peldaños restantes, atravesó el cerco de madera y se dispuso a caminar por aquel pequeño barrio cerrado de casitas de cuento.
Recorrió todas y cada una de las cuadras, observando con detenimiento las viviendas y sus detalles: algunas simples, otras de dos y hasta de tres plantas; algunas con cercos y rejas, otras conservando su frente libre; algunas de colores neutros, otras más vividas y de más matices; algunas con árboles y flores a la vista, otras sin nada de esto. Las opciones eran ilimitadas; y, siempre, descubría algún detalle más que hasta el momento se le había pasado por alto.
Cruzó las plazas, plazoletas y bulevares que se repartían por diferentes puntos del lugar, todos ellos decorados con flores, arbustos y pequeños pinos.
Cuando el sol comenzó a caer y la temperatura a descender, decidió regresar, repitiendo el mismo circuito.
Vio a los niños salir del colegio y a los adultos regresar a sus casas luego de su habitual jornada laboral; vio a algunas personas vestidas con ropas deportivas abandonar sus hogares para correr o realizar algún deporte, y a otras regresando luego de haber hecho algo similar; vio a la redonda y luminosa luna elevarse en lo alto y apoderarse del cielo; vio a las calles volverse progresivamente desiertas.
Llegó al frente de la casa, atravesó el jardín delantero, subió la escalerilla cementada e ingresó.
El comedor estaba en penumbras; ya casi había anochecido por completo. Se dejó caer en el mullido sillón de la sala y se recostó boca arriba, mirando el techo.
El rugido del motor del auto se oyó a lo lejos, y el volumen del mismo fue creciendo hasta finalmente apagarse, una vez que estuvo estacionado en la acera frente a la casa.
Se oyeron puertas abrirse y cerrarse, luego un correteo y, finalmente, la llave penetrando en la cerradura. Se puso de pie.
Una mujer joven ingresó en la casa; hablaba por celular afirmando el aparato a su oreja con el hombro y sostenía un maletín con la extremidad del mismo lado.  Encendió la luz y, con la mano libre, condujo hacia la cocina a un pequeño niño que cargaba una mochila escolar quien, mientras se desplazaba obligado por su madre, saludaba de forma efusiva y con una sonrisa en el rostro a la delgada y traslucida muchacha que, al tiempo en que le devolvía el saludo,  se fusionaba lentamente con la pared y desaparecía.

viernes, 16 de febrero de 2018

IX Certamen SADE Dolores de sonetos 2018

BASES



Este certamen está organizado por la Seccional Dolores de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), y está abierto para autores sin limitaciones de edad, ni de  nacionalidades, con obras escritas en castellano que no hayan obtenido premio o mención en otro concurso. La forma literaria será la de SONETO, el que deberá ser con rima grave consonante y medida endecasílaba. El jurado tendrá en cuenta esos datos, la acentuación rítmica, ortografía, creatividad, cumplimiento del tema propuesto y uso de recursos literarios.ww.escritores.org

El tema propuesto es EL MAR en sus más amplias manifestaciones. Se sugiere entre otros motivos, el puerto, las naves, pescadores, faros, tragedias marinas, costas, playas, etc. etc.  Se podrá participar con uno o dos sonetos, pero sólo uno podrá ser   premiado.                    

El envío de la o las obras se hará a través del correo electrónico a sadeseccionaldolores@yahoo.com.ar  poniéndose en asunto Certamen Sonetos. En un archivo irá el o los poemas con seudónimo, y en otro, los datos personales (Autor, seudónimo, título de la obra, dirección postal, teléfono y mail).

El plazo de admisión expirará el 20 de junio de 2018. El resultado será dado a conocer a los galardonados en un plazo no mayor de 40 días del cierre. Más informes: sadeseccionaldolores@yahoo.com.ar.

Premios: Se otorgarán tres premios y  menciones.

En este certamen no se cobra arancel para participar

sábado, 10 de febrero de 2018

De banderas y patrias Por Maite Sánchez Sempere

Desde mi lugar en el mundo
No conozco más patria
que el vientre de mi madre,
ni más bandera
que una sábana fresca cubriéndome los sueños;
no creo en más frontera
que un río embravecido
o esa cordillera que rechaza
los diminutos seres que intentan conquistarla.

Mi idioma son palabras compartidas
por las lenguas y oídos que ansían entenderse,
mi cultura
dedos de tejedora milenaria
y manos de alfarera que juega con el barro.

No os entiendo, dejad que no os entienda,
dejadme ya, no vais a convencerme,
no creo en los paises de mentira,
ni en la idea canija de vuestros patriotismos.

Dejad ya de contarme historias adornadas
que no hablan nunca
de las madres que lloran,
dejad ya de gritarme vuestro orgullo,
toda esa estupidez de tribu en pie de guerra.

Cread con vuestras manos lo que sea,
un cesto, una red, un cuenco, una lámpara;
escribid un poema, dibujad algo,
un bisonte o una bicicleta,
componed con tres notas
un himno, inventaos un baile,
hablad con vuestros cuerpos,
volved a ser humanos.

Y dejadme ya en paz, con mi patria pequeña,
envuelta en mi bandera de amor y de palabras.

Un retorno Por Rafael Serrano Ruiz

Y allí estaba yo.
Los personajes volvían
como sacados de un sueño.
Juguetes rotos
en imágenes caducas.

Escuchaba y callaba,
y en mi silencio,
ante la realidad de lo vivido
quería olvidar…

repudio de un tiempo
en desesperada frivolidad
de un alma vencida.

PATRIA DE CADA DÍA Por Leopoldo de Luis

Cada uno en el rumor de sus talleres
a diario la patria se fabrica.
El carpintero la hace de madera
labrada y de virutas amarillas.
El albañil de yeso humilde y blanco
como la luz. El impresor de tinta
que en el sendero del papel se ordena
en menudas hormigas.
De pan y de sudor oscuro el grave
campesino. De fría
plata húmeda y relente
el pescador. El leñador de astillas
con forestal aroma cercenada.
De hondas plumas sombrías
el minero. De indómitas verdades
y hermosura, el artista.

Cada uno hace la patria
con lo que tiene a mano: la sumisa
herramienta, los vivos materiales
de su quehacer, un vaho de fatiga,
una ilusión de amor y, al fin, la rosa
de la esperanza, aún en la sonrisa.

Penumbra Por Baldomero Fernández Moreno

Nunca podrás ver nada claramente:
todo es zarzal, espinas y maraña.
En vano gastarás toda tu maña
contra el dorado pájaro latente.

Errado el tiro, vuelves bruscamente
el arma hacia otro lado, mas te engaña
la jugada de sol que el árbol baña.
Te vuelves loco y lloras tristemente.

Todo del tonel sale de la vida
tosco, deforme y dando tropezones.
Dejas pasar los años y su herida,

y cuando quieras darte explicaciones
ni te sirvió la espuela ni la brida:
un pétalo fue más que tus razones.

El trabajo te hace libre Por Consuelo Jiménez Martín

Albor y crepúsculo exterminados
en la sinrazón del todo.
Cautivos pasos trillan la senda de la nada.
Fúnebres latidos se sostienen
en el angosto pasillo del sacrificio,
mientras el tic-tac de las hienas estalla en gozo.
Nubes de cenizas errantes
cercan barracones sin fuga,
donde las gargantas exhalan muerte.
¡Ah! y en lo alto, la cínica falacia, hondea clara:
“El trabajo te hace libre”
Trago saliva, apuro el suspiro.

FAROLERO Por Mercedes J. Aldalur


A Mariana Landry de Halls
I

Tardecitas de mi pueblo,
de allá por el novecientos,..
Los niños cantan la ronda,
pasa Miguel farolero.

Cien faroles, cien faroles,
tienen  las  calles del pueblo,
diez peldaños, diez peldaños,
la escala del farolero...
Que hay que subir y bajar,
para encender cien luceros.

Las rondas son margaritas,
florecen en los senderos,
giran, giran, giran, giran
como a capricho del viento.
"Hilo de oro, hilo de plata",
canta la ronda en el pueblo.

Después de la media tarde,
pasa  Miguel farolero,
cien chispazos roba al sol
y los deja prisioneros,
en las cajitas de vidrio
de los faroles linderos.

II

¡Qué linda era aquella ronda,
que del hilo fino hablaba
que se hilaba en Portugal,
para el ajuar de la novia
que se quería casar...
Más la madre se oponía,
la niña triste lloraba,
el pastorcillo enojado
al rey su historia contaba
y al fin ella, arrepentida,
la mejor hija le daba.
Y los novios se casaron
luciendo el rico cendal,
“Hilo de oro, hilo de plata”
que se hilaba en Portugal

Los niños se hicieron hombres,
las niñas también crecieron,
y ... adiós rondas infantiles
y ... adiós Miguel farolero,
que te fuiste para siempre
encendedor de luceros.

Escribo Por Ana Ocaña

Porque cada mañana
Al despertar
Me encuentro besos tuyos
En las gotas del rocío,
Y en los jazmines de mi ventana.
Escribo poesía
Porque sueño
Con mares derramados
Sobre las rosas de mi pequeño jardín,
Y sistemas montañosos
Bordeando mi cama.
Pero me miras
Y se ilumina mi alma.
Escribo
Porque cuando desapareces
El tiempo es una inmóvil
Hoja de otoño
Que cae sin piedad
Sobre mi memoria.
Escribo poesía
Porque cariño
Pronuncias mi nombre
Y tiemblan mis palabras,
Bajando por mi sangre
Como ríos.
Y tú sin enterarte
Amor mío.

sábado, 3 de febrero de 2018

LA PROVINCIA GANADERA (Historia de la pecuaria bonaerense) - El presente trabajo es un fragmento del libro “La Provincia Ganadera” de Juan Carlos Pirali . Editado por Dunken de Buenos Aires en 2002

         Resulta indudable que el potencial económico de la provincia de Buenos Aires estuvo afirmado desde sus orígenes, en los sólidos pilares de la riqueza ganadera, con un marcado predominio de cría bovina, que desde su introducción en este territorio despertó un considerable interés por su explotación entre los hacendados, favorecidos en esa actividad rural por  la excelencia de los pastos y buenas aguadas en campos que se extendían cerca de Buenos Aires.-
Las extensas llanuras que hoy pertenecen al territorio bonaerense, fueron como un polo de atracción para los primeros colonizadores y conquistadores españoles que llegaron al Río de la Plata, quienes quedaron admirados por la extraordinaria riqueza vegetal que ofrecía esta inmensa pampa, con condiciones sumamente aptas para la cría de ganado y la explotación agrícola.
La primera introducción de ganado en estas tierras se debe a la acción del adelantado don Pedro de Mendoza, quien en ocasión de fundar la ciudad de Buenos Aires en 1535, trajo en sus naves desde España 72 equinos de cría española con cruza de sangre berberisca, y aunque al abandonar la población quedaron en el lugar sólo 12 de esos animales entre machos y hembras, de acuerdo con documentaciones aportadas por investigadores del tema, serían los que dieron origen al caballo criollo.
Corresponde a don Juan de Garay el mérito de haber introducido en tierras bonaerenses el primer rodeo de vacunos en el año 1580, en ocasión de volver a fundar éste la ciudad de Buenos Aires. Garay con su expedición fundadora trajo 500 vacunos de raza andaluza  y 1.000 caballos. Esa hacienda procedía de Asunción, donde había sido procreada y su descendencia sería de dos corrientes introductoras; una tendría su origen andaluz como lo afirma Félix de Azara (1)
“El capitán Juan de Salazar llevó de Andalucía 7 vacas y un toro a la costa del Brasil, y luego las condujo por tierra al río Paraná. Allí las embarcó en una balsa y bajó dicho río hasta su unión con el Paraguay y subiendo por éste llegó a la Asunción en el año 1556”. Hay quien ubica esa entrada en el año 1555,  pero eso no varía la importancia histórica del acontecimiento. Sobre ese hecho se había ocupado Ruy Díaz de Guzmán (2), quien al referirse a este tema decía que “Scipión y Vicente Goes, hijos de un caballero español llamado Luis Goes, fueron los primeros que trajeron vacas a esta provincia, haciéndolas caminar muchas leguas por tierra, desde San Vicente (hoy Santos) en la costa del Brasil y después por el río en balsas, eran siete vacas y un toro a cargo de un fulano Gaete, que llegó con ellas a la Asunción con grande trabajo y dificultad sólo por el interés de una vaca que se le señaló por salario”.
De acuerdo con la misma fuente citada esos vacunos eran de pelaje castaño oscuro. La otra procedencia se originaría en los vacunos que Felipe Cáceres llevó a la Asunción desde Lima por orden del adelantado Juan Ortiz de Zárate en 1569. Ese ganado pertenecía al igual que el anterior a la raza andaluza, cuyas características más salientes eran la gran corpulencia, buena alzada, cabeza voluminosa y grandes cuernos. El pelaje variaba desde el colorado claro al muy oscuro. (3) En esas dos corrientes estaría el origen del ganado criollo, que predominó por muchos años en los campos de la pampa húmeda, y que representa el resultado de la selección natural de ese ganado introducido por los españoles en estas tierras, donde se asienta el territorio de la provincia de Buenos Aires, pero su cría ha ido reemplazándose a través del tiempo por medio de cruzamientos y la absorción por parte de otras razas con mayor rendimiento, tanto en la producción de carne como de leche. No obstante, el ganado criollo mantiene su vigencia en el área bonaerense, aunque su difusión, prevalece en regiones del norte y del centro del país.

Contate un cuento X” Mención de Honor Categoría B: Mundo ideal o mundo real- Por Iara Roxana Videla, alumna de 3° año de la E.S.N° 3 “Carmelo Sánchez”

Esta es la historia de una chica llamada Roxana. Su nombre no le gustaba mucho,  así que se puso ella misma el apodo Roxy. Iba a una escuela secundaria de su ciudad pero no tenía muchos amigos, era discreta y callada, no participaba mucho.
     Para ella no era un mundo ideal, un día decidió averiguar qué le gustaba realmente y notó que lo que más le gustaba eran los animes y los mangas, así que  decidió averiguar todo sobre ellos y descubrió que había unas personas que se hacían llamar Otakus. A ellos les gustaban muchos este tema, incluso tenían sus propias fiestas, reglas, eventos y muchas cosas más.
     Un día, mientras estaba en su casa mirando animes, se durmió y despertó en un mundo diferente. Todo era hermoso: las personas, los paisajes, incluso las casas. Todo era tan tranquilo, era como estar dentro de un anime. 
     Empezó a caminar hacia lo que parecía una escuela y pensó que toda  la otra vida no había sido ni más ni menos que un sueño. Entones decidió inscribirse en la escuela y luego se marchó a casa, aunque en este mundo no tenía familiares,  vivía sola.
     Al día siguiente caminó a la escuela,  con su uniforme nuevo, tropezó con un apuesto muchacho e  inmediatamente le pidió perdón y salió corriendo. Al llegar al colegio fue a los tableros de clase, leyó su nombre en una de las listas y fue lo más rápido que pudo a su salón a conocer a sus nuevos compañeros. Se paró delante de la puerta y escuchó decir a la profesora que hoy empezaba una nueva estudiante. Recordó que así era en los animes y cuando le dijeron que pasara entró y se presentó ante todos, ahí fue cuando la profesora le dijo que se sentara junto a Kaito. Ella miró el lugar que la profesora señalaba y vio al chico de antes. Sorprendida decidió ir a su asiento y el chico cuando la vio le dijo: ¿habrá sido coincidencia el choque de hoy?, ella avergonzada no contestó.
Después de clases Kaito le dijo que fuera con él y la llevó a la terraza de la escuela
- Creo que hoy no tuvimos la oportunidad de presentarnos,  me llamo Kaito ¿y tú?
- Yo soy Roxy, bueno quiero decir Roxana, pero no me gusta mucho, así que puedes llamarme Roxy.
- Bien Roxy, eres nueva en la ciudad ¿no? Salgamos y te llevaré a conocer la ciudad ¿quieres?
- Pues me encantaría pero… ¿dónde nos juntamos?
- Te pasaré a buscar, solo dame tu dirección. Bueno hasta luego Roxy
Más tarde Roxy estaba arreglada, parada delante de su casa esperando a Kaito cuando unas chicas aparecieron y le dijeron:
- Te vimos, estuviste con Kaito, ¿qué relación tienes con él?
- Ninguna,  soy nueva en la ciudad y Kaito quiso enseñármela.
- No te creemos, tú solo quieres quitarnos a Kaito.
En eso cuando la estaban haciendo retroceder sintió que una mano la empujaba hacia atrás y que le tapaban la boca. Y cuando las chicas se fueron miró y vio que era Kaito quien estaba allí.
- Kaito ¿Qué haces aquí en los arbustos? ¿Quiénes eran esas chicas? Y… ¿Por qué me acosaban?
- Perdona, esas chicas son fanáticas mías, cuando las vi aparecer me escondí y cuando vi lo que hacían, decidí ayudarte.
- Dime… ¿es una cargada o  es que eres tan famoso?
-  Si, me consideran uno de los chicos más guapos de la escuela y ahora que caigo,  tú no te quedas atrás.
- ¡Eh! Pero si yo de linda no tengo nada.
- Vamos, aprovechemos y hagamos el recorrido en su parte más hermosa de  noche
     Y así partieron hacia la enorme ciudad que los esperaba. Esa noche cuando regresaron a la casa se había largado a llover, Roxy  le ofreció que se quedara hasta que pasara la tormenta y Kaito aceptó. Ella preparó un poco de té calentito y se pusieron a charlar.
- Roxy  ¿tienes novio?
- Pues no, de donde yo vengo, no tenía ni un amigo.
- ¿De verdad? Con lo simpática que eres, me extraña.
- Sí, soy un poco tímida pero me encanta la lectura y con eso pasaba el tiempo.
- Bueno mañana no hay cole más que a la mañana, ¿qué te parece si salimos?
- Salir ¿cómo en una cita?
- Si,  hay un lugar que pocas personas llegan a conocer y me encantaría mostrártelo.
- Está bien, iré y de paso conoceré un poco mejor la ciudad.  ¿Qué tal si además hacemos un picnic?
- Bien, entonces mañana en la fuente central a las dos.
Cuando dejó de llover, Kaito se despidió y se fue. Al día siguiente como había prometido, estaba con una canasta esperando en la fuente. Kaito no tardó en llegar  y se marcharon. Treparon una montaña que había en el bosque y al llegar  a la cima Roxy se resbaló cayéndose por el acantilado. Cuando despertó Kaito estaba a su lado en una parte del bosque que ninguno conocía y empezaron a andar para encontrar el camino a casa. Después de varias horas no consiguieron llegar a ningún lado, decidieron parar, comer algo mientras charlaban.
- Viste Roxy, esto terminó siendo una aventura. Pero…hay algo que quiero contarte: La verdad yo no soy de aquí, vengo de otro mundo que es totalmente diferente pero no sé cómo volver y por el momento no quiero regresar.
- Yo tampoco. Cuando llegué solo pensaba en que quería un mundo donde  pudiera tener amigos. Luego me dormí y aparecí aquí.
- Entonces los dos llegamos aquí del mismo modo pero... ¿cómo saldremos?
- La verdad es que no lo sé, pero ya encontraremos una pista. Cuando salgamos te buscaré y viviremos aventuras en aquel mundo igual que en este.
     En ese momento, apareció una mujer con apariencia de Diosa que les dijo:
-Yo soy Solaria. Creé este mundo para aquellas personas que necesitan ayuda fuera del otro mundo. Ustedes descubrieron el secreto de este lugar  y ahora son libres de entrar y salir cuando quieran.
- Muchas gracias, pero… si salimos ¿cómo volveremos a entrar? y ¿cómo me encontraré con Kaito?
- Yo los guiaré. Para entrar solo digan “al mundo de los sueños voy” y podrán llegar de nuevo y para salir solo digan “del mundo de los sueños me voy”.
- Muchas gracias Solaria  y los dos dijeron “del mundo de los sueños me voy”
     Todo se tornó brillante y lo que veían empezaba a desaparecer incluso ellos mismos. Pero antes de que todo se desvaneciera, él la miró a los ojos diciéndole nos veremos en el otro lado. En ese preciso momento Roxy despertó en una habitación del hospital. Miró a su alrededor y vio a su madre dormida en un sillón, quién al despertar, con sus ojos llenos de lágrimas  le dio un fuerte abrazo y le contó que estuvo dormida un mes, que se había asustado mucho cuando la encontró así en su habitación. Cuando le dieron el alta, volvió a la escuela pero ella no dejaba de pensar en Kaito. Un día  el profesor anunció la llegada de un nuevo estudiante y entró por esas pequeñas puertas un chico con apariencia familiar que se sentó al lado de Roxy y le dijo al oído: por fin te encontré y no en un mundo de sueños.