sábado, 25 de julio de 2015

La respuesta - Por Rafael Serrano Ruiz - España

Vive una vida
sin aparente sentido
en una etapa  creída
de un tiempo  ya consumido.

Mas…
con los nuevos calores
renacer primaveral
templa su caduco cuerpo.

Raíces penetrantes del pasado
se remueven…
nueva sabia
alimenta el viejo tronco,
renacer de brotes verdes…


Y…
 de nuevo, se pregunta
si el sendero es el correcto,
si te encontrará en la espera,
ilusionando su gastado mundo,
o será de nuevo un pasar
preguntándose hasta cuando,
si el camino está cumplido…

sin importar la respuesta.

EPIGRAMAS

LA   BALANZA  DELATORA
Por M. A.PRÍNCIPE

Hizo comprar don Andrés
tres libras de carne a Inés;
y como faltaran dos,
exclamó: -"¡Bueno, por Dios!
¿Dos libras de sisa en tres?"

Ella echó la culpa al gato;
y él, por ver si era comedia,
de una balanza en el plato
puso al gato. . . ¡y el ingrato
sólo pesó libra y media!


CONSEJO A UN MAL PINTOR
Por F. A. DE  FIGUEROA

La casita que compré -
dice un pintor chapucero
la he de hacer blanquear primero,
y después la pintaré.
-Al revés debes obrar-
respondió un crítico adusto-;
píntala antes a tu gusto
y luego la haces blanquear.


ARTE DIABÓLICA
Por NICOLÁS   DE   MORATÍN

Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
Arte diabólica es
dijo, torciendo el mostacho,
que para hablar en gabacho
un hidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal
y aquí lo parla un muchacho.


DOMINGOS
Por VITAL AZA.

Juan a Domingo reñía
porque nunca trabajaba;
y mientras Juan se enfadaba
el buen Domingo decía:
-Yo no debo trabajar;
estoy, Juan, en mi derecho,
pues los Domingos se han hecho
sólo para descansar.

El tigre - Por Leonardo Castellani (De Fábulas camperas)

        A don Julián el Vasco tantas cosas le habían contado del tigre, y tales, que le había cobrado un miedo fantasmagórico.
Un día se fue a hachar leña al montecito, y al ruido insólito de los golpes apareció de repente, entre un garabato que estaba allí cerca, una cabeza de gato, chata y amarilla, con dos ojazos amarillos como refucilo, y se puso a mirarlo.
Don Julián bajó el hacha y se puso a mirarla también. Hasta que al fin se cansó y le dio rabia.
-¡Arripoa, gato!- le dijo..
Y le tiró el hacha para espantarlo. La bestia dio un bramido feroz, y se tiró al suelo, partida la cabeza como una sandía por el proyectil formidable, que le dio entre las dos orejas.
Don Julián se quedó espantado de que hubiese en América gatos monteses de tal calibre, sobre todo cuando, queriendo levantarlo a pulso para acomodarlo en su carretilla, tanteó el peso, mucho mayor que una bolsa de lino de las grandes.
Al volver al pueblo con la carga, sale de su casa Barcastegui, mira la carretilla y dice:
-¡Pero, don Julián, mi Dios, qué ha hecho! ¡Ha matado al tigre!
-¡El tigre, arripóa! ¡El tigre, esto es!
Se le pusieron los pelos de punta y la cara como este papel, empezaron a temblaría las carnes y a repicarle los dientes al vasco, de sólo pensar que había estado frente al. tigre. Pero al rato se recobró, y dijo:
-Sea tigre o no sea, muerto ya está, pues.. . Nada que hacerle hay ya, pues. Y como decían, tan malo no es, hombre.
Y el valor muchas veces no consiste sino en que los tigres a uno le parezcan gatos.
¡Qué valiente sería yo, si no me pasase precisamente lo contrario! A mí los gatos me parecen tigres.

Poesías (Limericks) de Zoo Loco -Por María E. Walsh

Paloma, Palomita de la Puna,
mira que no te roben tu fortuna,
esa que con descuido
olvidas en el nido:
un rayito de sol y otro de luna.


Una pava con fama de letrada
fue a decir un discurso en Ensenada.
La aplaudió mucha gente
pero, naturalmente,
la Pava sólo dijo una pavada.


“Llueve mucho” -decía un chimpancé-
“sin embargo, salí y no me mojé”.
Mas lo que sucedía
es que allí no llovía:
llovía solamente en Santa Fe.

A mi madre, maestra Por Héctor Fuentes

Cierta vez me invitaste
a compartir tu camino.
"A la escuela", dijiste,
"hoy te venís conmigo".
Entonces me vi sentado
junto a dos forajidos.
"Es el hijo de la maestra"
se dijeron al oído.

Era algo hermoso escucharte.
Saber que en tus surcos de tiza
caían semillas danzantes.
Descubrir la espiga secreta,
el pan del entendimiento.
Así ponías blanco
sobre negro.
Llenabas con entusiasmo
las caras de desconcierto.
Y yo sentía
que el país era distinto,
que todo se transformaba
en algo bueno.

En el aire zumbaba un remanso
nacido en tus pensamientos.

Luego venía la hora
del chocolate caliente.
Una jarra besaba los bordes
de treinta tazas alegres.

Tu vida me fue dejando
una oración; un latido;
la gran paloma de viento
de tu delantal prolijo.

Cierta vez me invitaste
a compartir tu camino.
"A la escuela", dijiste,
"hoy te venís conmigo"

La decencia del vestido Por Mayte Sánchez Sempere-España

De la hebra al nudo
el proceso es sencillo
casi accidental; del nudo
al abrigo tres cuartos
sólo es cuestión de tiempo:
unir dos nudos, seguidos,
tejernos los pudores,
tomar el frío en las manos y envolverlo,
adornar la belleza,
tapar las corrupciones,
aislar los pies del suelo
y cubrir las ideas.
Mucho después llegan los beneficios,
las pasarelas, la moda,
el uniforme,
las mujeres que tejen sin sueños en los dedos,
las niñas que no alcanzan a taparse la infancia.
Toda la urdimbre es dolor,
todas las hebras gritan:
la desnudez es lo único decente.

A donde ir Por Begoña M. Bermejo-España

¿Para qué marcharse?
Una colmena oscura remienda
la sábana del silencio.
Aún queda vino, y fuego
en la hoguera.
Sólo es una especulación provisional
considerar el camino importante
si el vino y la noche se agotan.
¿Para qué marcharse? ¿a dónde ir?
¿Acaso se ha erradicado el llanto
en algún lugar?
Desde el quicio de la puerta
se ve la lluvia caer.

Canción de cuna Por ENRIQUE BANCHS.

Rayito de luna,
duérmete en la rosa:
la noche susurra
como una paloma.

Duérmase la gracia
de ojos de diamante.
 Los ángeles pasan
en la noche suave.

Rayito de plata,
sueña en sus pupilas,
le harás la mirada
más clara y más linda.

Rayito de sol,
despierta al jardín,
como un corazón
que empieza a vivir.

Despiértese al beso
blanco que da el día...
Niñito: está el cielo
todo azul, ¡arriba!

Rayito de sol,
sonríe, temblando
en la frágil flor
que han hecho sus labios.

Quietud Por Egle Frattoni Romano

Una existencia acuática, dormida,
parece respirar en el silencio.
Y en el árbol en sombra se perfila
una actitud de trágico desvelo.
Filtra ya en blanda languidez de lila
su casto beso inmaterial la luna.
Y llena el aire, que en secreto vibra,
una emoción de mística ventura.
En el reposo, la penumbra anida
una callada invitación al sueño.
Y al fin la voz intrusa se deshila
como si fuera un impalpable velo.