Una existencia acuática, dormida,
parece respirar en el silencio.
Y en el árbol en sombra se perfila
una actitud de trágico desvelo.
Filtra ya en blanda languidez de lila
su casto beso inmaterial la luna.
Y llena el aire, que en secreto vibra,
una emoción de mística ventura.
En el reposo, la penumbra anida
una callada invitación al sueño.
Y al fin la voz intrusa se deshila
como si fuera un impalpable velo.
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