sábado, 11 de marzo de 2017

Guaréceme en el tiempo Por Jorge Amado Serrano

Guaréceme en el tiempo,
que ornamenta a tu nostalgia,
y demuéstrame con hechos tangibles,
que tu amor, que tu amor aun me abraza,
ya no dejes que el silencio, se torne una distancia,
atraviesa el meridiano, mi tímida paloma blanca.
Encontraras aquí en mi nido, ese amor…que preño tus ansias.

Déjame contarte pequeños secretos Por Jorge Amado Serrano

Déjame contarte pequeños secretos,
y mirándote a los ojos decirte que te quiero,
que los soles de mis dedos supuran de luz en tu universo,
y en la póstuma algarabía, en tu destino me encuentro.
Abrazo a tu cuerpo descuidado de cariño,
y tremolo se vuelven, los pasillos del olvido.
Te rescato con mis besos, mas que nunca solo mío,
y en el adviento de la gracia, te has de quedar conmigo.

Primera lluvia de otoño Por Francisco López Merino

Cae una lluvia tan fina
que no parece que llueve...
Más bien es como el recuerdo
de otra lluvia, que florece
en la memoria de todos
callada y súbitamente.
Más bien es como el ensueño
del cielo, que se desteje
sobre los árboles quietos
del paisaje transparente.
Más bien es como una pena
que desde las nubes vierte
su mojada melodía
para que en el mundo sueñen.
Cae una lluvia tan fina
que no parece que llueve...
Seguramente hay enfermos
que la escuchan tristemente
como si cayera dentro
de sus pobres pechos débiles,
ensombreciendo en crepúsculo
el paisaje transparente,
apurando el paso grave,
misterioso de la muerte.
Hay, seguramente, madres
que al oír llover padecen
y enfermos que entre la lluvia
ven como crece la muerte...
Cae una lluvia tan fina
que no parece que llueve…

Un Cadáver de olvido Por Mary Ramos

En algún cajón
En algún recodo
En algún camino
Debajo de una piedra
Olvidado en un abrigo
Cual andrajo bajo el sol
en oxidada cuerda
O como un arrugado
papelito en un bolsillo
Tú te quedaste...
Es posible que entre hojas
de algún viejo libro
con palabras que nada dicen
Todo un mustio recuerdo
amarillo seco deshecho
de la flor que bebimos
Eres aquello que yace
sin duelo, lo perdido
que no se extraña ni quiere
un cadáver de olvido

Armar la hija Por Diana Luz Bravi

fuera de la hilera,
elegir curvas
que acaricien
la frente y desaten
las cintas del pelo
soslayar los sesgos, y así
sumar, ascender

Vestir los sentidos,
de pianos y danzas
buscando conquistar
la libertad
en un mosaico
translúcido de diferencias

Armar la hija
fuera del tiempo
aunque traiga aflicción y
extenúe el aliento

Espejismo
del otro yo
dibujar un camino
de ajenidad constante
tratando sólo de
armar la hija

MANOS Por UBALDO TUQUI RODRÍGUEZ

(a Aurora Simonazzi)

Manos
Simples manos
Manos
Complejas manos
Manos
que duelen
Manos
que acarician
el fruto del amor,
dulces maternidades
Manos
de hombres
que trabajan
desgastadas y dolientes,
en un puerto olvidado
Manos
que abrazan
un amor,
que ya es recuerdo.
Manos
en cuadros,
que atrapan
marcadas y brillantes,
definidas y sombrías,
crueles y sin censura
que intentan
convencerme visualmente
que he perdido el rumbo
que no existe
perspectiva alguna,
que veo lo que veo
son tus manos
las que no me permiten
escape.
anos
Simples manos
Manos
Complejas manos
Manos
que acarician
nuestros ojos
usando una simple tela
que se muestra,
que denuncia,
que vive
con la misma pasión
que vos Aurora
que a través de tus manos
pintás y dibujás
tu filosofía
a un mundo
al que le tranferís
el color de tu alma,
habitada y superpoblada
de falanges y nudillos.
Manos
que no cuestionan
la vida o la muerte
Manos
Amigas
que se estrechan
fuertemente
visualizando
un micromundo
en tonos pastel
amarillo, azul o rojo furioso
con dolor a tierra ,
con color a vida.

Balada para un niño insomne Por August Yebbrin

Detén, universo, tu corcel de hierro
y al sonido de tus mudas trompetas acuda a mi lecho
el venturoso telón de tu posibilidad infinita.
Que mis ojos vean lo que quiero ver
y mis oídos oigan aquello que me agrada.
Que de tu niebla surjan los que han sido
y aquellos nobles pensamientos que endulzan las horas de batalla.

Llévame en tus carros, tiéndeme tus manos
para que nunca se pierda en mi corazón de niño
el maravilloso encanto de lo imposible;
Y cuando el sueño vuelva, vuelva como un amigo impacientemente esperado.

Detén universo tu corcel de hierro
y que al sonido de tus trompetas mudas
vuelva al carro del sueño, regrese
hacia aquellos mundos custodiados por la noche,
eternamente, para siempre.

¿Quién en la noche del mundo….. Por Héctor Berenguer

¿Quién en la noche del mundo
vela a un dios desconocido?
Una mujer está muriendo en la sala de enfrente,
ella no sabe que alguien la contempla,
la está llamando un amor que no traiciona
ya sea solo una sombra quien la nombra.
Ella tiene un nombre ahora
y alguien que la llama.
En un momento todos tenemos un nombre inalcanzable
y más tarde somos perros de la calle.
Es tarde-noche,
y una flor se marchita en agua mineral.
Este mundo es terrible
y espantosamente bello.
En un instante cae la noche
y ya no somos nada para nadie.