Mi canción, sin el orgullo de su traje, se ha quitado sus galas para ti. Porque ellas estorbarían nuestra unión, y su campanilleo ahogaría nuestros suspiros. Mi vanidad de poeta muere de vergüenza ante ti, Señor, poeta mío. Aquí me tienes sentado a tus pies. Déjame sólo hacer recta mi vida, y sencilla, como una flauta de caña, para que tú la llenes de música.
Sé indulgente conmigo un momento, y déjame sentarme a tu lado, que luego terminaré lo que estoy haciendo. Mi corazón, si no te ve, no tiene sosiego, y mi trabajo es como un afán infinito en un fatigoso mar sin playas. El verano ha venido hoy a mi ventana,. zumbando y suspirando, y han venido las abejas, trovadores en la corte del bosque florecido. Es el tiempo de sentarse quieto frente a ti, el tiempo de cantarte, en un ocio mudo y rebosante, la ofrenda de mi vida.
¡Necio, que intentas llevarte sobre tus propios hombros! ¡Pordiosero, que vienes a pedir a tu propia puerta! Deja todas las cargas en las manos de aquel que puede con todo, y nunca mires atrás nostálgico. Tu deseo apaga al punto la lámpara que toca con su aliento. ¡No tomes sus dádivas malsanas con manos impuras! ¡Toma sólo lo que te ofrece el amor sagrado!
¡Bienvenidos! Este blog de literatura está abierto a todo tipo de lectores. Quienes lo hacemos no tenemos otra motivación que el de compartir la lectura de las obras de escritores de todos los tiempos, así como también las de aquellos que se inician y también merecen difusión.
domingo, 12 de junio de 2016
ADIÓS AL ABUELO CAMPESINO Por NICOLÁS CÓCARO
Se duerme bajo el sol de la llanura
el cuerpo del abuelo campesino,
y el mugir del ganado en el camino
se arrima a su morada con ternura.
Arriba, en el ciprés el mismo trino
de la calandria a veces le murmura
que lo eterno de Dios no tiene altura
si al corazón le toca el son divino.
Y la tierra, esa tierra que lo viera
con el canto del gallo mañanero,
ya en juglar, ya en raíz de ganadero,
lo vuelve a su quietud esperanzada,
mientras el cuerpo yace en la madera,
mientras el alma vuela enamorada.
el cuerpo del abuelo campesino,
y el mugir del ganado en el camino
se arrima a su morada con ternura.
Arriba, en el ciprés el mismo trino
de la calandria a veces le murmura
que lo eterno de Dios no tiene altura
si al corazón le toca el son divino.
Y la tierra, esa tierra que lo viera
con el canto del gallo mañanero,
ya en juglar, ya en raíz de ganadero,
lo vuelve a su quietud esperanzada,
mientras el cuerpo yace en la madera,
mientras el alma vuela enamorada.
ESTE MAR QUE ME CERCA Por VICENTE BARBIERI
Este mar que me cerca, y sin segundo
Escucho resonar en mi desvelo,
No sé si es mar de tierra o mar de cielo,
Mar de este sueño o mar del otro mundo.
Su misterio me llega de un trasmundo,
De un deducir, de un tan espeso velo,
Que no sé si es palabra sin consuelo,
Sal de plegaria o caracol profundo.
Su conflicto no sé, su voz de fuego,
Su caudalosa andanza, ni su aliento,
Ni sus ocultas fuentes patriarcales.
Pero confiado avanzo, si navego
Por su hechizada estela y por su viento,
Con sus faros, sus puertos, sus corales.
Escucho resonar en mi desvelo,
No sé si es mar de tierra o mar de cielo,
Mar de este sueño o mar del otro mundo.
Su misterio me llega de un trasmundo,
De un deducir, de un tan espeso velo,
Que no sé si es palabra sin consuelo,
Sal de plegaria o caracol profundo.
Su conflicto no sé, su voz de fuego,
Su caudalosa andanza, ni su aliento,
Ni sus ocultas fuentes patriarcales.
Pero confiado avanzo, si navego
Por su hechizada estela y por su viento,
Con sus faros, sus puertos, sus corales.
Fe Por MARGARITA ABELLA CAPRILE
Sobre el rigor de un místico baluarte
desechando, por vana, la quimera,
ebria de certidumbre venidera
vivo en el mundo mi existencia aparte.
Lejos del goce, más allá del arte
busca destino mi renuncia austera,
soy una esclava que en silencio espera,
dándolo todo, conseguir su parte.
Callando amor si el odio la despoja
o amor diciendo por la noche herida,
nunca siente amargura mi congoja.
Con firme paso y lámpara encendida,
como voy hacia el sol, el sol arroja
detrás de mí la sombra de la vida.
desechando, por vana, la quimera,
ebria de certidumbre venidera
vivo en el mundo mi existencia aparte.
Lejos del goce, más allá del arte
busca destino mi renuncia austera,
soy una esclava que en silencio espera,
dándolo todo, conseguir su parte.
Callando amor si el odio la despoja
o amor diciendo por la noche herida,
nunca siente amargura mi congoja.
Con firme paso y lámpara encendida,
como voy hacia el sol, el sol arroja
detrás de mí la sombra de la vida.
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