sábado, 22 de octubre de 2016

La astilla Por Alexandra Brito-Perú

No se sabe a ciencia cierta, si primero sucedió el accidente de la astilla o debutaba su
pasión por la pintura, ningún adelanto de la medicina fue capaz de curar ese mal que le
aquejaba cada noche, atrayendo un inevitable desvelo que lo llevaba frente a sus lienzos
en los cuales descargaba furiosas pinceladas con acrílicos grises, aceituna y negros la
magnitud del sufrimiento.
Afuera... en la galería donde sus cuadros eran expuestos aumentaba su fama por la
crudeza manifiesta, incluso sus obras estaban siendo reconocidas fuera del país.
Pero la astilla cada vez punzaba con mayor fuerza, atravesando su calma, calvario que
en el día le impedía moverse libremente y por las noches no acertada a encontrar la
posición que le permita descansar, dolor de fuego, ardor que atraviesa los huesos
rompiendo la paz, el deseo por la vida, abriendo paso al inexorable túnel de la locura.
Por consejo de un colega fue a visitar como último recurso a un extraño curandero
étnico. Con sabiduría milenaria, brebajes y menjurjes herbolarios puso punto final al
mal del atormentado pintor.
Fueron muchos días de celebración por su nuevo estado, largas noches de juerga,
Risotadas y proyectos para una nueva y opulenta vida.
La octava noche cuando se disponía a dormir con la serenidad que tanto había anhelado
se levantó de un sobresalto, se paró frente a un lienzo, hizo trazos congruentes, tan
normales, totalmente armoniosos, inexpresivos, ausentes de tragedia, sus manos no
atinaban a plasmar con nitidez la perfecta desgracia.
Sentado al borde de su cama lloró inconsolablemente por el gran error de haberse
liberado del fragmento de la espina que nutría su inspiración.

Canción

De la partitura de la “Fantasía para piano, coro y orquesta” Op 80 de Beethoven, autor desconocido. Arreglo del poeta Christoph Kuffner.


Con gracia y dulzura resuenan
las armonías de nuestra vida
y el sentido de la belleza engendra
flores que eternamente florecen.

La paz y la alegría avanzan cual amigas
como el juego alternante de la olas;
y lo que insistía en ser rudo y hostil
entra a formar parte de lo sublime.

Cuando en los tonos reina la magia
y en las palabras la inspiración
se configura lo maravilloso,
noche y tempestad se vuelven luz.

Calma exterior y alegría interior
priman para el bienaventurado;
y el sol primaveral de las artes
permite que de ambas nazca luz.

Algo grande contenido en el pecho
florece de nuevo en toda su belleza;
si un espíritu se ha encumbrado
todo un coro de espíritus resuena siempre a su alrededor.
Aceptad, pues, almas bellas,
alegremente los dones del buen arte.

Cuando se unen el amor y la fuerza
el favor de los dioses al hombre recompensa.

La noche que pintan negra Por Rafael Serrano Ruiz- España

Llegará la noche que pintan negra
y le dicen albea para las almas nobles
en cuyo despertar,
en ese lugar de no se sabe donde,
entre vapores de incertidumbre,
cara a cara con la verdad,
al fin comprenderé
lo mucho que nos habíamos querido.

Alegría Por Nilda Norma Scarvaglieri

Entre papeles viejos aquí me encuentro, aquí me encuentro.
Una caja llena de recuerdos y los que llevo aún adentro.
Puedo sentir hoy tanta felicidad, como nunca la he sentido.
Me falten o me sobren los motivos
fui fiel al amor, por ello vivo.
Puedo escuchar a mi corazón en plena algarabía,
su felicidad es tan grande por lo que vivo.
¡Por lo que vivo! Hoy nada duele... todo es calma.
Hoy nada duele...porque me quedé con el amor más puro
¡El amor del alma!

Infancia Por Egle Frattoni

Mi infancia
fue una casa que nunca tuvo llave
dos patios con mejillas de naranjas
mamón y mandarinas
paredes de ladrillos sin maquillaje
y una música de tardes muy soleadas.
Había una ingenuidad de autitos chocadores
un miedo de montaña rusa
una alegría de hamacas voladoras.
Aquel cielo de cantos y de vuelos
ya no pertenece al mundo.
Tampoco aquellos árboles
- candelabros encendidos de sol -
ni aquella luna que cortaba la vida
en rebanadas.
Ese espacio de latas agujereadas
y noches de estrellas hundidas en los charcos
Se deshizo en el aire.

Comienzo de remos Por Héctor Fuentes

Un hombre se abre
a través de sus dedos
y en la hermosa orilla
comienzan los remos.

Es el río sin tregua
quien lo arrastra furioso
la caricia del agua
que lo toca y lo salva.

Sobre las piedras del fondo
toda la luz se refleja
como un antiguo camino
guarda vestigios de estrellas.

En la corriente se escucha
el susurrar de los duendes
van cantando una tonada
con un tambor de juguete.

Comienzo de remos.
Ascenso del alma
hacia la altura
del verso.  

¡Sin luz! por Nilda Norma Scarvaglieri

Se han ido de mí los ojos a vivir otro camino
en el cual la oscuridad es su destino.
Se han ido de mí los ojos por un camino escondido.
Vaya a saber dónde están estos ojos míos...
que se han perdido ayer, caminando sin sentido
y buscando a ese querer que en lágrimas han vivido.
Se han ido de mí los ojos...
vaya a saber por qué camino...
Solo sé que oscuridad es su destino.
Y yo me quedo en penumbras, pues mis ojos se han ido.
Y yo me quedo en penumbras, buscando lo que era mío.
Y aunque ya no encuentre nada en la oscuridad que vivo,
recordaré aquel amor que en lágrimas he vivido.
¡Qué triste fue mi destino!
Se me ha ido el corazón en el amor de mi vida...
Y mis ojos lo han seguido.

Te has ido a transitar silencios nuevos Por Beatriz Ojeda- Uruguay

Te has ido a transitar silencios nuevos
a perfumarte de glicinas y sahumerios de delirio.
Te has ido dejando entrelazada entre las hojas
una presencia inalterable de tu esencia
Allí estás noche a noche entre dos mundos
y en mi alma transportas mariposas vespertinas
que jamás desertarán del alma mía
Serás en mis jornadas un emblema de fortuna.