sábado, 30 de septiembre de 2017

PERSPECTIVAS Por Jorge Dágata (Extraído de la revista “Nacional '85” que fuera publicada en aquel tiempo por los alumnos de 5° año del colegio)

No podemos olvidar - ni debemos hacerlo- que estamos emergiendo de los años más negros de nuestra historia. El crimen organizado desde el Estado, la tortura, las vejaciones, el robo, la protección a los traficantes de drogas, el sometimiento de todo tipo, fueron signos de un pasado del que nos separan apenas un par de años.
La sociedad Argentina se ha manifestado sin titubeos por un nuevo orden: el de la vida, el de la libertad y la moralidad. El de la justicia. Decirnos hoy argentinos es sabernos parte de un pueblo que toma conciencia de esas atrocidades, y busca una organización capaz de impedir que se repitan. Pero construirla es una tarea mucho más difícil de lo que algunos creen. Ante el panorama desolador de un país arrasado, la primera pregunta que nos hacemos es: ¿por dónde empezar?
A lo largo de este año nos enteramos de que habrá grandes cambios en la escuela secundaria. Algunos de ellos, como la supresión de exámenes de diciembre y marzo, ya están en marcha. Pero, por lo que sabemos, se avecinan otros mucho más profundos todavía.
¿Ayudará una nueva escuela a construir una nueva sociedad? Nos preguntamos esto porque:
- Hay tantos médicos y mucha gente se muere por enfermedades que la medicina ya superó, como la tuberculosis y la diarrea infantil.
- Hay tantos arquitectos y millones de familias no pueden acceder a una vivienda digna.
- Hay tantos abogados y  miles de personas no encuentran la más elemental justicia.
- Hay tanto desarrollo agropecuario y tanta técnica alimentaria y la gente se muere de hambre.
- Hay tantos licenciados y doctorados en humanidades y la cultura nacional sigue sepultada en cuanta estupidez (autóctona o importada) anda rondando por el mundo. La transformación de la escuela puede ser el punto de partida. No debemos ser ilusos y creer que la escuela educa tanto como se pretende. Un televisor puede más que unos cuantos maestros. Pero sí puede ayudar a esa transformación. Puede, si se plantea objetivos tales como:
- Fomentar y practicar la solidaridad, para que quienes se formen en ella sean capaces de trabajar como seres humanos y colaborar en el bien común, y no como fieras lanzadas a la competencia que les impone la ley de la selva.
- Sensibilizar a la juventud ante los grandes problemas de la sociedad Argentina de hoy, para que no den vuelta la cara ante la realidad y vean sólo lo que quieren mostrarles los interesados en que nada cambie para conservar sus privilegios.
- Disciplinar en un orden cuyo sentido se comprenda, con participación responsable y no con autoridad despótica, para posibilitar la integración a una vida comunitaria auténticamente democrática.
- Formar hombres y mujeres que evolucionen permanentemente para ser más y no para TENER más..,
 Esta nueva escuela para una nueva Sociedad no surgirá por sí sola. Ni siquiera por decretos del gobierno, por buenas que puedan ser las intenciones. Hay que comprender que es necesaria y posible. Que debe ser discutida e impulsada por cada uno de nosotros. Sobre todo, hay que actuar. No sea que nos conformemos con palabras. O hacemos el futuro, con nuestros miedos, dudas y limitaciones, o nos lo harán, como ha pasado tantas veces.
 No podemos olvidar -ni debemos hacerlo- de qué tiempos venimos. Hay que comprender y actuar para ir hacia los tiempos que queremos.
La imagen del argentino de hoy no debe ser la del hombre derrotado qua arma las valijas para emigrar o cierra los puños para sobrevivir enfrentado a los demás. El pueblo argentino no se irá de su casa. Abrirá las manos para sumarse a la gran tarea de recoger los escombros y edificar el país que merece: humano, libre, justo, independiente.
Y si no, ¿qué?

Nocturno Por Ezequiel Feito

23/9/2017

El día ha pasado, y en esta noche
los ángeles traerán tu quieta llama.
La vieja noche con tu joven cuerpo
y mi joven corazón que aún te ama.

Voy donde tú estás; tras de ti camino.
¡Es tan sencillo verte a la distancia
cuando todo está cerca, y aún los muertos
parecen regresar a nuestra casa!

Por eso es tan sagrado este momento:
dulce esperanza que de nuevo calma
mi ansiedad por volver a estar contigo
en un tiempo que todo lo restaura.

¿Qué más puedo pedir en esta noche
que la paz que contigo disfrutaba?
“Te amaré pase lo que pase”, dices,
y en mi pecho resuenan tus palabras.

Roberto Arlt: “La logia de los desesperados” Por Héctor Fuentes

En algún lugar de la ciudad Remo Erdosain camina angustiado. El rostro se le esconde tras los ojos desencajados. Las piernas le tiemblan, y el nudo de la corbata lo amortaja. Lleva en su pecho el corazón batiente de los desesperados.
Se ha robado seiscientos pesos de la Compañía Azucarera en la que trabaja. Alguien pasó el dato, y el gerente le exige explicaciones.
La ciudad lo desasosiega en el girar impredecible de su ruleta. La ciudad es un grito que proviene desde el centro mismo de un mundo enloquecido. De pronto aparece en su mente una idea. Es un rayo prodigioso que lo traspasa. Los ojos se le encienden: sueña con fabricar una rosa de cobre. Sueña con dar el batacazo y mandar todo al diablo. Sueña con ser otro y ese otro sueña con él, hechizándolo.
Erdosain es un inventor frustrado. Piensa día y noche en algún fabuloso golpe de suerte que lo saque de pobre. La realidad es una luz tan fuerte que lo hace parpadear. No puede soportar lo que el mundo le ofrece: un empleo mal pago, un manual de costumbres, una vida puerca.
Siente que su corazón es un juguete rabioso. Siente que las migajas que escupe el mundo representan su único consuelo. En Temperley lo espera el Astrólogo. El líder de una logia. El ideólogo de una sociedad secreta. El hombre que nuclea a los siete locos.
El plan que persiguen es subvertir el orden y crear una nueva sociedad. “Por eso el mundo necesitará de una gran mentira para que la crean como una verdad”.
El Rufián Melancólico aportará el dinero necesario. Cada uno de los locos cometerá su locura a su tiempo y armoniosamente. Erdosain se siente útil por primera vez en su vida. No tiene ningún reparo en llevar adelante cualquier clase de plan. La moral es una regla que sólo la cumplen los burgueses. Pero para los que no tienen nada que perder, las cosas no son ni buenas ni malas, son inevitables.
“Los siete locos” se lanzan a la conquista del poder. La estrategia es trocar la belleza por el horror, y cuando el horror se instale en la mente de la población, la contienda estará ganada.
Erdosain cree en la sociedad secreta porque su vida se le desmigaja entre las manos. Cree porque alguien se ha interesado en él.  Cree porque un líder se hace cargo de sus sueños frustrados y los relanza hacia la acción.
El poder de vencer la realidad lo hace soñar con una vida nueva. Pero los hierros que dominan a las fieras  tarde o temprano se quiebran. El plan se desbarata y la violencia termina en la cúspide de una llamarada gigantesca. Es la herida de "Los Lanzallamas”. Es la combustión que vomitan los marginales. Es la náusea de una existencia sin sentido.
Roberto Arlt fue un creador de mundos. Un escritor que se forjó a sí mismo sin método ni estrategia. Un observador nato que supo expandir con su pluma los conflictos que veía esbozados en la sociedad. Mediante sus novelas se adelantó a todos los acontecimientos que marcaron a fuego el siglo XX.
Arlt fue un invento de Erdosain. Arlt es la rosa de cobre. El escritor destemplado que lanza llamas eternas.

Visión. Por María Cristina Cordido

Mientras escribo un poema, tú te callas,
¿Qué guardará tu voz y tu mirada
que se esconde a mi pluma
y huye a mi mirada?
Mientras escribo un poema
tú me aguardas en el umbral sombrío
de la casa.
¿Qué mágico misterio tus manos encontraron
para quedarse quietas?
¡Ay palomas cansadas!
Mientras escribo un poema tú sonríes
!Qué sonrisa tan honda
se ha posado en tu cara!
¿Qué pensarás? me digo,
¿Qué sentirá tu alma
para irradiar tan hermosa mirada.?
Mientras escribo un poema
tú te vas hacia el alba.
No te vayas, te pido,
¡Quédate en mis palabras.!
Mensajera de sueños
en la tarde callada.