sábado, 7 de diciembre de 2019

El Club de Marco




En la esquina de las calles Bolívar y Alsina frente a la iglesia de la Compañía, estaba instalado el café de Pedro José Marco
Allí  inició  el   Hombre   Argentino   su practica   de   la   democracia,   exponiendo   sus as,  dialogando, discutiendo, para mantener alerta al pueblo sobre la marcha de la revolución y crear una conciencia en pro de una patria independiente.
A fines de febrero de 1811, en la mañana de un día festivo, se reunieron Julián Álvarez, Agustín Donado, Domingo French, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodríguez Peña y un grupo de jóvenes y militares, para constituir la Sociedad Literaria, o Club de Marco, con un aparente destino cultural con el que encubrían una actitud de enfrentamiento al gobierno que estimaban antidemocrático.
Como insignia usaron desde entonces lazos celeste y blanco, en homenaje a Mariano Moreno, y se lanzaron a las calles a hacer propaganda para la gran Asamblea popular organizada para el día 23 en el café de Marco.
La Junta entretanto, visiblemente alarmada, decidió mantener una estricta vigilancia sobre este grupo insurrecto, dispuesta a tomar medidas de fuerza en caso de tumultos.
El día 23 una gran muchedumbre llenó el local del Club y la calle, donde la arengaba Julián Álvarez. A raíz de sus palabras y ante el enardecimiento popular, un piquete del Regimiento Patricios cuyo cuartel estaba a media cuadra- concurrió a detener a los dirigentes y asistentes.
Álvarez y Donado con 80 jóvenes fueron llevados al Fuerte, donde permanecieron todo el día en indagación. Al atardecer salieron en libertad, y se los vio entonces recorrer las calles abrazados y entonando la Canción Patriótica escrita por Esteban de Luca.
Pocos días más tarde, en la noche del 5 de abril, el Club fue atacado por los partidarios del gobierno de Saavedra, y sus miembros desterrados, entre ellos French, Donado y Berutti.
El café de Marco volvió a su antiguo silencio propio de la Gran Aldea. En el recuerdo histórico quedaba su nombre como el lugar donde se inició la democracia, ora comentándose el Contrato Social de Rousseau, ora las ideas de Paine o de Volney.
Donde, en fin, el Hombre Argentino llamó ciudadano a su hermano, porque en verdad eran los primeros ciudadanos.

De “Selecciones Escolares”, 4 de julio de 1961

viernes, 6 de diciembre de 2019

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Mención especial del jurado: “Las aventuras de Juan y Violeta” – Por ARANDA, Damián; BARREIRO, Juan; GODOY, Yanina; LEGUIZAMÓN, Juan Martín; ROMERO, Thiago; GOROSTIZA, Gonzalo


HABÍA UNA VEZ UN PRÍNCIPE Y UNA PRINCESA QUE TENÍAN UN HIJO LLAMADO JUAN Y UNA HIJA LLAMADA VIOLETA. VIVÍAN EN UN CASTILLO PASANDO EL BOSQUE.
             UN DÍA, MIENTRAS JUAN Y VIOLETA IBAN EN BICICLETA CAMINO A LA ESCUELA,  SE ENCONTRARON CON UNA BRUJA QUE ESTABA EN EL BOSQUE PRACTICANDO HECHIZOS, QUE HABÍA APRENDIDO EN UN CURSO DE MAGIA.
             LA BRUJA, MIENTRAS PASARON EN BICICLETA LOS NIÑOS, DIJO UNAS PALABRAS MÁGICAS Y SIN QUERER HECHIZÓ A LOS CHICOS.
             CUANDO JUAN Y VIOLETA SE DESPERTARON, SE DIERON CUENTA QUE ESTABAN EN UNA HABITACIÓN OSCURA DE UN CASTILLO EMBRUJADO. JUAN SACÓ DE SU MOCHILA UNA LINTERNA, LA PRENDIÓ Y VIO QUE SE ENCONTRABA EN UN SÓTANO JUNTO A OTROS NIÑOS, HABÍA UN PIRATA Y UN OGRO EN LA PUERTA VIGILÁNDOLOS PARA QUE NO SE ESCAPARAN.
             VIOLETA TENÍA MUCHO MIEDO, LLORABA Y SE ESCONDÍA ATRÁS DE JUAN.
             LUEGO DE ESTAR UNAS HORAS ATRAPADOS, JUAN ENCONTRÓ UNA PIEDRA EN SU MOCHILA Y SE LA TIRÓ AL PIRATA QUE ESTABA EN LA PUERTA, CON TANTA PUNTERÍA QUE LE PEGÓ EN LA CABEZA Y EL PIRATA SE DESMAYÓ Y CAYÓ ARRIBA DEL OGRO.
             TODOS LOS NIÑOS QUE ESTABAN EN LA HABITACIÓN COMENZARON A CORRER BUSCANDO LA SALIDA DEL CASTILLO.
             JUAN Y VIOLETA ENCONTRARON EN EL CAMINO UNA ARMADURA DE METAL CHICA DE COLOR BLANCO Y BUSCARON UNA VENTANA PARA INTENTAR ABRIRLA PERO NO PUDIERON. ENTONCES VIOLETA TOMÓ LA ARMADURA Y COMENZÓ A GOLPEAR MUY FUERTE CONTRA LA VENTANA. EN ESO ENTRÓ A LA HABITACIÓN EL OGRO QUE SE HABÍA DESPERTADO Y AL VER LO QUE LOS NIÑOS HACÍAN CORRIÓ A ATRAPARLOS TOMÁNDOLOS DE SU ROPA.
             JUAN LE SACÓ DE LA MANO LA ARMADURA A SU HERMANA Y LE PEGÓ AL OGRO EN SU CABEZA, PROVOCANDO QUE  EL OGRO SE HICIERA UN CHICHÓN Y SE CAYERA AL PISO.
             JUAN Y VIOLETA SE APOYARON EN UNA PARED PARA DESCANSAR CUANDO DE REPENTE LA PARED SE ABRIÓ Y APARECIÓ UNA PUERTA. ABRIERON LA PUERTA Y APARECIERON EN EL BOSQUE. SE FUERON CORRIENDO EN EL MEDIO DE LOS ÁRBOLES Y LLEGARON AL CASTILLO DEL REY Y LA REINA.
             JUAN Y VIOLETA LE CONTARON TODO LO SUCEDIDO A LOS PAPÁS, EL REY BUSCÓ EL CASTILLO EMBRUJADO Y MANDÓ A LOS GUARDIAS PARA ASUSTAR AL OGRO Y AL PIRATA.
             JUAN Y VIOLETA CONTINUARON YENDO A LA ESCUELA. EL REY Y LA REINA ACOMPAÑARON A SUS HIJOS CAMINANDO A LA ESCUELA. LA BRUJA DEJÓ DE HACER MAGIA Y COMENZÓ A TRABAJAR EN LA RADIO.


Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Mención especial del jurado: “EL DÍA QUE FRENI VIÓ VOLAR PAPAS”- Por ALONSO, Daniel; BELLO, Tomás; CARO, Valentín; MONTES DE OCA, Sofía; PINILLA, Julieta; ROJAS, Rodrigo; SORIA, Ian


HABÍA UNA VEZ UNA BRUJA LLAMADA FRENI QUE TRABAJABA EN EL CAMPO. SE ENCARGABA DE SEMBRAR Y COSECHAR PAPA PARA DARLE DE COMER A UN COMEDOR DE NIÑOS DE LA CIUDAD DE BALCARCE.
             UN DÍA SOLEADO, MIENTRAS TOMABA MATE EN EL DESCANSO DEL TRABAJO, VIÓ QUE UN CHANCHO GRANDE PUSO SU GRAN HOCICO DENTRO DE LA BOLSA E INTENTABA COMERLE LAS PAPAS COSECHADAS.
             FRENI, ENOJADA COMENZÓ A TIRARLE PALOS Y PIEDRAS QUE ENCONTRÓ A SU ALREDEDOR PARA QUE EL CHANCHO SE FUERA. PERO EL ANIMAL SALIO CORRIENDO Y SE METIÓ EN LA CASA DE PALOS DONDE SE GUARDABA LA COMIDA. AL VER QUE NO PODÍA AHUYENTAR CON PIEDRAS AL CHANCHO, FRENI LO SIGUIÓ Y LLAMÓ AL HECHICERO PARA QUE LA AYUDE CON EL ANIMAL.
             EL HECHICERO DIJO UNAS PALBRAS MÁGICAS “ABRACADABRA, PATA DE CABRA, QUE EL CHANCHO DEJE DE COMER LA COMIDA DE LOS ANIMALES” Y ENSEGUIDA EL CHANCHO ENTRO EN UN SUEÑO PROFUNDO POR DIEZ HORAS.
             AHORA SI, FRENI PUDO CONTINUAR CON SU TRABAJO, SE SUBIÓ A LA COSECHADORA Y CONTINUÓ RECOLECTANDO PAPAS PARA PONER EN LAS BOLSAS; EN ESO VIÓ QUE EL CIELO SE PUSO NEGRO, SE LEVANTÓ UN  FUERTE VIENTO Y SE LARGÓ A LLOVER.
             LAS PAPAS QUE ESTABAN SUELTAS EN EL PISO, EMPEZARON A VOLAR, FRENI LLORABA Y ZAPATEABA QUERIENDO ATRAPAR TODAS LAS PAPAS QUE VOLABAN POR EL AIRE, PERO EL VIENTO ERA MUY FUERTE Y CADA VEZ HACIA QUE VUELEN MAS Y MAS PAPAS.
             DE REPENTE SE LE OCURRIÓ UNA IDEA, CONSTRUYÓ CON CHAPAS Y METAL UN AVIÓN, LE HIZO LAS HELICES Y LAS ALAS CON CHAPAS QUE VOLABAN POR EL AIRE, LE PUSO UN MOTOR DE UN TRACTOR VIEJO, UN POCO DE GASOLINA Y AHORA SÍ SALIÓ A VOLAR.
             FRENI ESTABA CONTENTA, ¡IBA A PODER ATRAPAR TODAS LAS PAPAS QUE VOLABAN!
             SACÓ UNA RED Y COMENZÓ A ATRAPAR TODAS LAS PAPAS, ¡QUE BUENO YA CASI ESTABA JUNTANDO TODAS!, CUANDO DE REPENTE SE QUEDÓ SIN GASOLINA Y EL AVIÓN COMENZÓ A PERDER ALTURA HASTA ESTRELLARSE ARRIBA DEL GRANERO.
             FRENI, DEL GOLPE SE DESMAYO, CUANDO SE DESPERTÓ VIÓ Y SINTIÓ QUE TENÍA UN CHICHÓN EN SU CABEZA; YA HABÍA PARADO DE LLOVER Y EL VIENTO SE HABÍA CALMADO. SE BAJÓ DEL AVIÓN Y TERMINÓ DE COSECHAR.
             DE REPENTE, SONÓ LA ALARMA, FRENI SE DESPERTÓ Y SE DIO CUENTA QUE TODO HABÍA SIDO UN LARGO Y AGITADO SUEÑO. SE PUSO FELIZ AL DARSE CUENTA QUE AL FIN LOS CHICOS DEL COMEDOR PAPAS IBAN A PODER COMER ESAS RICAS PAPAS.

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Mención de honor: LUZ Y NICO En la ciudad perdida – Por Ludmila Jiménez

Había una vez, dos chicos muy valientes que se llamaban Luz y Nicolás, un día viajaron a Lorix, una ciudad perdida, ellos pensaban que a la ciudad la habitaban personas con mucha tecnología, pero cuando llegaron no se encontraron con lo que ellos pensaban pero no con personas sino que con frutas
¡Así es frutas! -¿¡Qué!? Se preguntó Luz
Nicolás: pero, ¿Qué pasó?
Luz: No lo sé Nico….¡Espera! ¿Qué? Dijo Nicolás ¡Hay una fruta con ojos! Nicolás la vio con mucho miedo ¡Si es cierto! Dijo Nicolás.
Entonces siguieron a la fruta (que era una frutilla) Se metió en una cueva que por afuera daba miedo, ellos también se metieron, y se dieron una sorpresa muy grande, lo que daba miedo en realidad era ¡Una ciudad de frutas! Ellos se quedaron sorprendidos, de repente apareció una manzanita bebe (se llamaba Pequeteca) Que les mostró la pequeña ciudad y a los habitantes. Los miraban, pero ellos no sabían si comerlos o también mirarlos. Nico y Luz observaban a las frutas como murmuraban entre ellas. Las frutas no les querían hablar porque tenían miedo de que los chicos los comieran, pero al ver que los chicos no los iban a comer, las frutas se empezaron a acercar a Nicolás y Luz y al ver que los chicos no le hacían nada, todos empezaron a reír. Desde ese día los chicos van a visitarlos todos los días en la ciudad perdida, y solo saben ir ellos dos a la ciudad perdida de Lorix

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Mención de honor: CARTA EN AVIONCITO Por Ámbar Ollero

Sonó la campana indicando el comienzo del receso, todos los niños salieron disparados al patio de cuatro paredes de cemento, el calor era demasiado así que una joven decidió quedarse en su salón.
La niña sacó una hoja rojo carmesí y un lápiz decorado por un ponpon en la punta, esperó observando por la ventana, buscaba por algo que la cautivara, segundos después lo encontró y sin pensarlo dos veces comenzó a escribir sin problema alguno, era tan natural como el sol brillando, escupía y plasmaba palabras sobre el fino papel que se posaba sobre la blanquecina mesa que estaba rayada por lapiceras. Sus manos se deslizaban de un lado a otro como si de una bailarina se tratase. Al terminar dobló la hoja y la guardó en un sobre decorado con stikers, la joven suspiró agotada.
El resto del receso se quedó observando por la ventana, todos los días era lo mismo pero, exactamente ese día fue diferente al resto, faltaban unos minutos para que el ultimo receso acabara y todos los chicos volvieran a sus respectivos salones aunque, en eso aparece una maestra –Ay! Dios mío!- exclamo  señorita de dorado y rizado cabello –Querida, ¿Pero qué haces aquí tan solita? Anda, ve a jugar con los demás chicos- la joven alumna no puso oposición alguna y se fue sin decir nada más.
El receso fue entretenido aunque la mayor parte del tiempo se quedaba viendo “algo”.
Se escuchó de nuevo el timbre, los niños corrían hacia sus salones, emocionados al esperar la salida, al volver la carta no estaba, no le prestó importancia y simplemente siguió con su día naturalmente.
A la mañana siguiente se encontró con otra carta en su banco, a simple vista aparecía  una dedicatoria, el sobre era de un color rosa pastel, lo abrió y la leyó, en ella se hallaba un pequeño y resumido poema sobre las flores y a su lado una nota que decía “Que lindo escrito hiciste, ¿Para quién era?” la chica sonrió y en el receso dejó otra carta, cuando volvió efectivamente; no estaba, en su carta había escrito:
“No tiene destinatario, lo hice por hacer al igual que mis mil y un escritos y poemas, si gustas puedo hacerte algunos para que tengas, siempre los hago y los guardo para mí, además me gustaría hacer algunos y compartirlos, así podría escuchar más opiniones”
Volvió a irse y seguir con el resto de las 24 hs en calma y sin nada interesante.
Al día siguiente volvió a encontrar una carta diferente, estuvieron así unos días, siempre era un sobre y una carta diferentes, se conocían poco a poco, cada vez que la joven hallaba una carta más, se alegraba, hasta que un día los sobres eran solo papel blanco, a la chica se le hizo raro pero, no tomó importancia hasta que en una de las cartas decía “No me vuelvas a escribir nunca más”  la chica quedó devastada aunque no puso oposición.
Tal y como el chico había pedido dejo de escribirle pero, algo le pesaba en su mente; ¿Qué pasó? ¿Escribí algo malo?, esas preguntas y otras eran frecuentes en la niña de ojos rojos, cada día que se levantaba para ir a su salón recordaba la forma de escribir de aquel extraño, las letras y el aroma a jazmín que traían estas, sus días se volvieron aburridos y repetitivos de nuevo, su rutina diaria regresó pero, ahora más triste que antes al saber que no encontraría una carta en su escritorio.
Pasaron 2 o 3 semanas de lo ocurrido llegó una noticia de un chico de intercambio, a la chica no le importó concretamente e ignoró todo, cuando llegó el día en el que el chico ingresara la pequeña niña de pelo rubio pudo destacar algo, en el momento que escribió su nombre en el pizarrón se dio cuenta que era la misma letra con la que se escribían las cartas que ella recibía, suspiró algo cansada y pensó (Será mera coincidencia, no creo que sea el) y volvió a su mundo, y pasaron las clases, a la hora de la salida se dio cuenta que el mismo chico nuevo iba por el mismo camino que ella, no parecía gustarle la idea y solo cambio de ruta para no tener que encontrárselo, lo empezó a tratar de forma despectiva ignorando el hecho de que el pudiera sentirse mal, pasó una, dos, tres hasta cinco semanas en las que la chica de nariz pequeña siguió tratando a aquel niño de la misma forma, hasta que un día volvió a encontrar una carta en su escritorio que decía “Perdón por no escribirnos más pero, era por unos problemas con otros compañeros, bueno, era eso, no molestaré más” la chica solo aboyó la carta y la tiró al cesto de basura, estaba frustrada y feliz a la vez, aunque haya destruido la carta realmente estaba encantada de recibir otra de nuevo pero, no volvió a escribirle.
Días después llegó temprano al salón y vio al nuevo dejando algo en su escritorio, efectivamente, era una carta, la chica cayó en que él era el que estuvo escribiendo las cartas, ella se avergonzó de todo lo que le había hecho desde que llego y tomó la carta que hizo la primera vez, la misma con la que se había topado el chico he hizo un avioncito de papel, en media clase se lo lanzó  sin que la profesora se diera cuenta, el niño de estatura baja pensó que era otra burla de parte de sus compañeros pero, reconoció el color rojizo del papel y la abrió de forma tímida, se puso a leerla “tan elegante, tan misterioso, como si de hojas se trataran. De aquí a allá donde el viento te lleve, que no importe nada, que no sea lo mismo, que vuelvas al mismo lugar del que partiste para poder partir de nuevo. Tan encantador, tan frío y calculador, que no importa la distancia aun te puedo ver con una sonrisa y decir que eres el mejor” el joven sonrió y se volteó a ver pero, no se dio cuenta de quien la había enviado, a los minutos otro avioncito le llegó este decía; ”Ven a verme en el receso, estaré frente a las puertas del patio, espero que entiendas algunas cosas…” el chico se quedó esperando al recreo algo ansioso para saber con quién se estuvo escribiendo las cartas.
El timbre del receso sonó y la chica se fue donde había quedado con el mismo niño con el que escribía cartas, de pronto otro avioncito se le acerco, lo abrió “Te encontré :)”  alzo la mirada y allí se encontraba, el chico de pelo marrón, la joven se acercó algo apenada, se quedaron hablando todo el receso, la chica se disculpó y le explico que el primer escrito lo hizo para un avioncito de papel que vio dar vueltas por el patio, el chico le contó que como lo trataba le hacía sentir mal, que era desagradable el hecho de ir a clases y que una chica le este “molestando”, fue divertido por unos momentos hasta que sonó el timbre indicando el final del primer receso.
Se hicieron amigos y luego de un par de meses de momentos inolvidables la chica le dejó una carta  que decía “Hace tiempo quiero que sepas algo pero, nunca encuentro el momento para decírtelo así que hoy te dejo esto para que sepas que estoy enamorada de ti”  más abajo se leía:
De:Mary
Para:Nathan

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Mención de honor: La escalera mágica – Por Lara Bazán Gauna

Una vez en un lugar, no se sabe dónde... había un niño llamado Alexio a quien le gustaba leer mucho y era súper inteligente.
Alexio vivía en lo que parecía un pueblito, tal vez el más chiquito de la zona. Allí él iba a la escuela y estaba encantado de ir porque durante los recreos se pasaba leyendo libros y eso lo disfrutaba. Lo que no disfrutaba era que sus compañeros vivían burlándose de él, se reían muchísimo y eso a  Alexio lo ponía muy triste y con mucha angustia, tanta que cuando llegaba a su casa se largaba a llorar. Todos los días pasaba por lo mismo pero él no iba a dejar su pasión por leer.
Un día sintió tanta impotencia que decidió salir a caminar por el bosque cuando de repente una escalera aparece ante sus ojos. Era como un espiral, era mágica y de ella bajo un mago con superpoderes y se los paso a Alexio  pero el niño nunca lo supo.
El mago le pregunta -¿por qué estas así de triste?
Y el niño le dijo -¡Estoy muy cansado de las burlas y el maltrato de mis compañeros! Dicen que soy raro.
El mago se quedó pensando un rato y le dijo que pronto esas cosas dejarían de pasar porque el lo iba  a ayudar. Alexio sin comprender le agradeció pero no se dio cuenta que el mago era un personaje muy malo, era un villano.
Alexio comenzó, luego de unos días,  a sentirse mal y pensó que se estaba por enfermar pero no, eran los poderes que el mago malvado le había dado.
A la semana siguiente regresa a la escuela y empezó a sentir cosas feas , ganas de vengarse de todos los que se burlaron de él y se burlaban de otros chicos faltándoles el respeto, y todo lo que pensaba o deseaba que pase,  pasaba... entonces se dio cuenta  que podía hacer justicia por fin.
 El mago le había dado el poder de  tirar un  slilim que era una sustancia pegajosa que le permitía atrapar, desde lejos, a los burlones  y darles una lección para que no tuvieran más ganas de hacer sentir mal a otros y también podía tomar la forma de una mosca que le permitía escuchar y espiar a los niños malvados que tanto daño hacían.
Junto a esos poderes también había un brazalete que le indicaba la ubicación del problema, o donde había niños que estaban siendo maltratados.
Era una gran revolución, su familia no  sabía nada de todo esto y comentaban lo que estaba pasando con algunos niños,
 Alexio nunca le contó a nadie lo del mago y así sus días se convirtieron en un ir y venir por el pueblo defendiendo causas justas y aunque nadie sabía que era él se convirtió en un héroe, el héroe de los indefensos
Cuidado como te portas!! Alguien vigila...

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Primer premio: La amistad más larga que el tiempo – Por Gastón Zarza


Como muchos ya saben esta historia va a empezar hace muchos años atrás. Cuando yo era chiquito y vine a la ciudad desde una granja con mi nueva familia, queme traían de acá para allá con muchas caricias y amor. Ellos me compraron un collar de mi color preferido que es el verde, ya que si me perdía en la ciudad sabrían que yo tenía dueño. Siempre peinaban mi pelo castaño, me sacaban a pasear en auto y también salíamos al parque. Como se deben dar cuenta yo no soy un ser humano aunque me llevo bien con ellos, soy un perro y las personas me dicen cachorro o por el nombre que me dieron mis dueños, Beethoven. Siempre que Branco trae amigos a casa le preguntan ¿No muerde? Y yo pienso ¡SOY UN PERRO NO UN LEÓN!. Y así es la rutina de todos los días que mi dueño trae un amigo a casa. Lo mejor es cuando viene María con su perrita, mi amiga Perla, que es la más linda del barrio para mí y encima su dueña siempre me alza y yo me pongo muy contento, pero lo peor es que siempre me baña ante de irse.
       Una vez yo y mi dueño íbamos a ir a la casa de uno de sus amigos y como siempre vamos a la tarde porque su mamá, lo hace bañar a Branco y después, le dice que me bañe a mí. Cuando terminamos salimos, siempre pasábamos corriendo por la calle sin mirar, entonces por hacer eso, casi nos choca un auto pero se desvió chocando contra el cordón. Yo salí corriendo del susto sin mirar para atrás, observé una casa con galería que tenía la puerta de entrada abierta y sin pensarlo dos segundos, fui y me escondí debajo de una planta, aturdido de  tantos ruidos de sirenas , bocina y gritos .Mientras pensaba en mi dueño me dormí.
Al otro día me desperté dentro de una casa y me rodeaban tres personas que murmuraban a mi lado. Decían: - tenemos que buscar a su dueño, porque debe tener uno ya que tiene un collar y además no vamos a poder tenerlo en el departamento-. Pero uno de ellos no se veía muy contento con esta propuesta de buscar a mis dueños. Él era el más pequeño de los tres y los padres le advirtieron que si me iba a cuidar hasta encontrar al dueño, tiene que ser a escondidas del guardia del alojamiento. El chico rápidamente le dijo que si y que se iba a encargar de que el guardia de seguridad no lo vea. Se fueron los tres y el chico luego volvió con alimento y leche pero yo ese día no comí, porque siempre estaba angustiado por lo de Branco, por no saber cómo estaba, hasta que con el tiempo se me fue pasando y comencé a comer y divertirme con el niño que me cuidaba. Él se llamaba Agustín, es muy bueno conmigo y me recuerda mucho a mi anterior amigo.
A los día siguientes, ellos como no sabían mi nombre me nominaron Matías, a mí me gustaba pero siempre que me nombraban yo no les hacía caso porque estaba acostumbrado a que me llamen Beethoven. Pasaron los meses y yo me iba adaptando a la nueva casa, nuevos dueños, nuevas reglas y nuevos amigos.
Agustín siempre que salíamos al parque se llevaba la pelota y jugaba solo, nunca buscaba amigos para jugar pero lo que me di cuenta es que era muy buen deportista y me propuse buscarle nuevas amistades, aunque él no quería salir mucho. Entonces yo aprovechaba siempre, las pocas veces que salíamos, y me acercaba a niños que me acariciaban y hacía que me siguieran hasta llegar con mi dueño, y él ni les hablaba. Pero intenté una vez más, luego salimos nuevamente y detrás de un muro escuché gritos de chicos jugando a la pelota y Agustín se detuvo con ganas de entrar pero luego su cara se entristeció y seguimos caminando.
Otra semana volvimos a pasar de nuevo por el frente del mismo muro y él me llevaba con una correa e inmediatamente forcé hacia dentro y logré que Agustín entre al club. Pero de pronto, una pelota vino rodando a sus pies, era de los chicos y mi dueño se las devolvió con una patada increíble, que dejó a los niños mirando con los ojos grandes, estupefactos y lo invitaron a jugar. Él se hizo muchos amigos por su gran habilidad.  Y yo siempre iba con él, fue así que una vez vi a Branco. No podía creerlo, mi cola se movía de felicidad, y de la emoción, cuando me di cuenta él ya se estaba yendo y pensé en seguirlo pero algo me detuvo, fue pensar en Agustín y me quedé, estuve toda la noche pensando en ambos.
Al otro día fuimos de nuevo a jugar al fútbol y estaba Branco hablando con otros chicos, al verme vino corriendo hacia mí; Me levantó, me abrazó y hasta una lágrima se le cayó. Cuando Agustín lo vio me arrancó de los brazos de él bruscamente diciéndole que me dejara. Branco sorprendido le contestó:- ¡No  es mío! Y se llama Beethoven-.  Y así fue la discusión por mí, yo angustiado al ver pelear a mi más grandes amigos, temía pensar que no se iba a poder arreglar más, pero no fue así.
 Luego de horas de discusión, su conversación fue cambiando y se dieron cuenta de que tenían mucho más en común que lo que tenían para pelear. Fue así que llegaron a un arreglo de compartir los días conmigo. La semana siguiente ya estaban jugando juntos y escuché que Branco le contó la historia de cuando me perdió y de cuánto me extrañó. Agustín se puso triste porque él le había dicho a sus padres que no quería buscar a los dueños ya que quería tener un buen amigo. Agustín me miró y se dirigió corriendo a darme el más lindo abrazo, a la vez dejándome ir con Branco pero igualmente nos veríamos todos los días en el club, en el parque, en la casa de Branco y en la suya.
Así que todos los días nos juntábamos, nos veíamos, jugábamos, corríamos, ellos conversaban y se hicieron muy buenos amigos, también crecimos.  Hoy les cuento que mi historia no termina acá, porque yo estoy aquí sentado a la par de mis dos mejores amigos, no somos los mismos pequeños pero sí somos los mismos amigos porque la amistad es más larga que el tiempo.

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI Primer premio: La Historia de Romeo y Julieta en el siglo XXI - Por Paloma Maldonado


En una mañana de primavera, casi 21 de septiembre del año 2000, ahí estaba yo sentado en un banco de la plaza bajo la cálida manta que ponía el sol esa mañana. ¡Aaa por cierto, me voy a presentar, me llamo Romeo!. Casi siempre, o mejor dicho pocas veces, iba a este lugar público después de la escuela ya que entro al colegio a las doce del mediodía y salgo a las cuatro de la tarde.
Todo comenzó un día muy lindo donde me encontré a una compañera de mi clase que se llama Julieta y esperé un tiempo para poder hablarle, hasta que llegó esa hora que nunca se borrará de mi mente mientras yo viva. Me acerqué muy nervioso, sentía que las piernas me temblaban y que en ese tramo de dirigirme a ella caminando me iba a desvanecer, los latidos de mi corazón se aceleraron, mi cabello comenzó a traspirar de los nervios que tenía. Hasta que ella me dijo:-  ¡Hola! ¿querés jugar?. Obviamente saben cuál fue mi respuesta.
Sin embargo al otro día  en la escuela, estaba sentado delante de toda la clase y comienzan a pasar el resto de mis compañeros, que se ubican en el fondo del salón, y no me saludan, sólo recibo miradas frías y escalofriantes. La causa de este odio hacia mí, deberá ser  porque hable con Julieta, la niña más bella de la escuela. Y ellos, en cambio, todavía no se animaron ni siquiera a mirarla a los ojos.
Ese mismo día en el recreo la volví a ver, con sus trenzas largas, ojos achinados, mejillas coloradas. Esta vez me animé a acercarme a ella sin que me temblaran las piernas y le pregunté si quería jugar en la plaza luego del colegio. Ella me respondió que sí, que me tenía que decir algo muy importante si o si esa tarde. No podía parar de pensar en que era eso que me tenía que decir. Estaba ansioso, miraba el reloj a cada rato, quería que sea ese momento de encontrarme con ella para saber.
Mi madre, es la más dulce de todas las madres. Ella siempre me dice que hay que ser buenas personas y no criticar a los demás sin conocerlos. Tenemos un merendero en el garaje de casa donde todos los días concurren chicos no sólo a tomar la leche, sino también a jugar, a mirar un rato tele. Yo al comienzo no entendía cómo no iban a poder tomar la leche en sus propias casas, cómo no van a tener un televisor.  Y mi madre me dijo muy sabiamente que: - Romeo,  no todos tenemos la misma vida, ni las mismas infancias, ni las mismas familias. Hay que entender a cada una de esas familias, darles apoyo, ayudarlos en lo que más podamos. Cuando seas grande lo vas a entender mejor.
A las 4:00 hs, a la salida de la escuela Graciela, mi mamá, vino apurada a buscarme. Sin embargo me apresuré a preguntarle antes de entrar al auto si podía ir a la plaza a jugar con Julieta. Ella siempre dice que sí pero esta vez la respuesta fue negativa. Eran meses de crisis decía mamá y más que nunca había que ayudar a los niños que lo necesitaban. Uno de ellos ese día había sido internado porque había sufrido un desmayo en la escuela y se debía a la falta de alimentación que carecía en su hogar. Fue entonces, que luego de la escuela nos dirigimos al nosocomio a visitarlo y hablar con la familia para darles el apoyo que necesitaban. Era la primera vez que no estaba en mi mente Julieta hasta que ¡Julieta, me olvidé de avisarle que no iba a jugar con ella a la plaza!.
Al día siguiente, en la clase,  la directora entró al aula y nos comunicó que Julieta se había mudado a otro país. Todos nos quedamos sorprendidos, estupefactos por la noticia. Eso era lo que me quería decir ayer. Desconozco las causas que la llevaron a ella y a su familia a ir a vivir a otro lugar.
Veinte años después volví a mi Ciudad recibido de Médico, un día soleado como aquella vez que vi por primera vez a Julieta en esta plaza. Me senté en el banco de siempre, estaba igual que cuando iba a la primaria. Me acosté sobre él y comencé a pensar con los ojos cerrados en estas anécdotas, me sonreí de todo lo ocurrido. De repente la plaza se lleno de gente, todos hicieron un círculo enorme y comenzaron a aplaudir al ritmo de la música que comenzaba a sonar. Era una pareja de baile que había llegado de otro país y todos los fines de semana bailaban para el pueblo. Era una música agradable y pegadiza. Me quedé sentado mirando a los bailarines.
Al finalizar el show, la mujer se acerca hacia a mí y me pregunta muy humildemente mi nombre. Sorprendido por el atrevimiento le respondo “Romeo”. Me sonríe. En ese instante me di cuenta que era Julieta, mi amiga de la infancia. Después de una conversación allí, nos fuimos a una cafetería a seguir conversando de nuestra infancia y de cómo siguieron nuestras vidas.
Hoy estamos casados, con dos hijos maravillosos y seguiremos viviendo en este pueblo donde nos criamos y vivimos nuestra infancia juntos, en Balcarce.

jueves, 5 de diciembre de 2019

Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” VI


La Escuela de Educación Primaria Nº 13 “ Independencia Nacional”  una vez más llevó a cabo el Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento”, en su sexta edición Se trata de un concurso que propone a los niños y niñas de sexto año de las escuelas primarias públicas y de gestión privada y con apertura a escuelas de Educación Especial la escritura de un cuento en donde puedan hacer volar toda su imaginación y poner en acción la creatividad que tienen para desarrollar.
Cabe mencionar que el jurado esta compuesto por  los escritores locales señores: Ariel Bibbó, Héctor Fuentes, Ezequiel Feito y la docente de Prácticas del Lenguaje Lidia Patricia Poza.
En esta oportunidad se presentaron 73 cuentos de diferentes escuelas, quedando preseleccionados 31 cuentos para que luego fueras analizadas por el  jurado.
La tarea de preselección estuvo a cargo de varias bibliotecarias de nuestra localidad: Alejandra De Luca, Mónica Sagastuy, María Claudia Forte, Marisol Flores, Gladys Barada y Lorena Vuotto.

Después de la etapa de valoración de las obras los resultados fueron:

PRIMER PREMIO: compartido por los alumnos Paloma Maldonado por “La Historia de Romeo y Julieta en el siglo XXI”  y Gastón Zarza por “La amistad más larga que el tiempo“, ambos alumnos de la escuela N°24

Los ganadores recibieron por premio un producto  electrónico, libros y diplomas.

PRIMERA MENCION DE HONOR para Lara  Bazán Gauna, alumna de la escuela N°47 por “La escalera mágica”

SEGUNDA MENCION DE HONOR para Ámbar Ollero, alumna de la escuela N°13, por “Carta en avioncito”.

TERCERA MENCIÓN DE HONOR para Ludmila Jiménez, alumna de la escuela N° 3 por “LUZ Y NICO En la ciudad perdida”

Las tres menciones recibieron como reconocimiento diplomas y libros.


MENCIONES ESPECIALES DEL JURADO

“EL DÍA QUE FRENI VIÓ VOLAR PAPAS”por ALONSO, Daniel; BELLO, Tomás;
CARO, Valentín; MONTES DE OCA, Sofía; PINILLA, Julieta; ROJAS, Rodrigo; SORIA, Ian .

“Las aventuras de Juan y Violeta” Por ARANDA, Damián; BARREIRO, Juan; GODOY, Yanina; LEGUIZAMÓN, Juan Martín; ROMERO, Thiago; GOROSTIZA, Gonzalo.

La ceremonia de premiación se llevó a cabo el martes 3 de diciembre a las 9 horas. Se inició con la presentación del jurado. Palabras de la directora Sra. Adriana Scchichitano. Canción a cargo de la alumna de segundo año Isabella Salas con acompañamiento de  su padre y de la profesora Ana Victoria Villavicencio.
Distinciones para el jurado. Distinciones para las maestras bibliotecarias que tuvieron a su cargo la tarea de preselección de los  cuentos. Distinciones para las escuelas participantes. Entrega de premios a los ganadores y menciones. Entrega de diplomas de participación. Representación de los cuentos ganadores. Palabras de miembros del jurado