..hay días en que me pondría
unos tacones bien altos y amarillos,
y abriré las puertas...
esas que me gustan
de sinceridad
donde soy yo...
sin retazos y sin complicaciones
donde sueño y trepo la esperanza
más allá de los colores y estaciones...
porque hacen juego con tiempos de lluvias torrenciales...
según las cartas en mis premoniciones
......y otros...
me pondría
esas alas prestadas de mariposa nacarada
donde cada madrugada conjunta con distancias...
porque he aprendido
este último teorema
....que :
vos y yo en la enésima potencia
somos ese resultado exacto
entre la química y la locura
donde los puntos de lo cóncavo y convexo
hacen la exactitud de las geometrías....
porque con alas de mariposa malherida
calzaré tacones y sin melancolías
!Como Dios manda...
en una despedida!
¡Bienvenidos! Este blog de literatura está abierto a todo tipo de lectores. Quienes lo hacemos no tenemos otra motivación que el de compartir la lectura de las obras de escritores de todos los tiempos, así como también las de aquellos que se inician y también merecen difusión.
sábado, 20 de agosto de 2016
"Solo dos palabras" Por Marian Martín Humanes
"Poema para una MADRE"
Bastan sólo dos palabras
para expresar lo que siento,?
más no hallaría modo alguno
de mostrar mis sentimientos.
Dos palabras, sólo dos,
para decirte: "Te quiero",
para decirte: "Gracias"
por tus noches de desvelo.
Si tantas veces te herí,
si mi amor no te mostré,
no dudes de mi querer,
tal vez...no supe entender.
Tal vez no supe entender
tu sacrificio abnegado,
tantas noches sin dormir
sin esperar nada a cambio.
Porque eso es ser una MADRE,
y tú para mí eres bella,
y no hay rosas ni azucenas,
no hay estrellas,
no hay luceros,
que merezcan ser regalo
para quién me dio la vida,
quién me cuidó con celo,
quién me acunó tantas noches,
quién por mí desveló el sueño.
Y no he hallado presente
que merezca ser tu dueño.
Tan sólo esas palabras
grabadas en mi alma, a fuego.
Por eso quiero decirte:
Nunca olvides dos palabras,
Nunca olvides que:
"TE QUIERO".
LA BANDERA DE MAYO Por JUAN MARÍA GUTIÉRREZ.
Al cielo arrebataron nuestros gigantes padres
El blanco y el celeste de nuestro pabellón;
Por eso, en las regiones de la victoria, ondea
Ese hijo de los cielos que no degeneró.
Cual águila en acecho, se alzaba sobre el mundo,
Para saber qué pueblos necesitaban de él,
Y llanos v montañas atravesando, y ríos,
La libertad clavaba donde clavaba el píe.
Del cóndor de los Andes las alas no pudieron
Seguir en sus victorias al pabellón azul.
Ni la pupila impávida del águila, un momento
Pudo mirar de frente su inextinguible luz,
¡Alcemos sus colores con vanidad, hermanos,
De nuestra gran familia el apellido es él;
Dos bandos fratricidas le llevan en sus lanzas.
Mañana, en torno suyo se abrazarán también.
El blanco y el celeste de nuestro pabellón;
Por eso, en las regiones de la victoria, ondea
Ese hijo de los cielos que no degeneró.
Cual águila en acecho, se alzaba sobre el mundo,
Para saber qué pueblos necesitaban de él,
Y llanos v montañas atravesando, y ríos,
La libertad clavaba donde clavaba el píe.
Del cóndor de los Andes las alas no pudieron
Seguir en sus victorias al pabellón azul.
Ni la pupila impávida del águila, un momento
Pudo mirar de frente su inextinguible luz,
¡Alcemos sus colores con vanidad, hermanos,
De nuestra gran familia el apellido es él;
Dos bandos fratricidas le llevan en sus lanzas.
Mañana, en torno suyo se abrazarán también.
Tal vez Por Rafael Serrano Ruiz
Llega la primera lluvia de Mayo,
esa que humedece tus cabellos
y ensalza la atrayente jugosidad,
la almibarada dulzura, de tus labios
en la neblina del día,
Y tu no llegas.
Viste la tierra sus mejore galas,
verdes y amarillos, pétalos y corolas
adornan su vestido con embriagador perfume…
renacer de vida y de esperanzas
y tu no llegas.
Sueños de caricias.
Despertar en tus labios
recorriendo profundas serranías.
Manos que descubren valles y riscos
entre insinuantes transparencias
revelando una bandada de antojos intuidos.
En el aroma de tus especiados poros,
aunque mi piel no te sienta,
en el despertar de mis profundos deseos,
en la no existencia de la caricia…
te espero…
Y tu no llegas
Y la espera se alarga
Y la espera agoniza
Y tu no llegas.
esa que humedece tus cabellos
y ensalza la atrayente jugosidad,
la almibarada dulzura, de tus labios
en la neblina del día,
Y tu no llegas.
Viste la tierra sus mejore galas,
verdes y amarillos, pétalos y corolas
adornan su vestido con embriagador perfume…
renacer de vida y de esperanzas
y tu no llegas.
Sueños de caricias.
Despertar en tus labios
recorriendo profundas serranías.
Manos que descubren valles y riscos
entre insinuantes transparencias
revelando una bandada de antojos intuidos.
En el aroma de tus especiados poros,
aunque mi piel no te sienta,
en el despertar de mis profundos deseos,
en la no existencia de la caricia…
te espero…
Y tu no llegas
Y la espera se alarga
Y la espera agoniza
Y tu no llegas.
LOS HUÉRFANOS Por RICARDO GUTIÉRREZ.
Cuando el estruendo del festín resuena
En torno de la mesa regalada,
Y entre las ondas del quemado aroma
El rumor de los brindis se levanta,
¡Acuérdate de aquellos
Que a los umbrales de la puerta llaman!
Cuando, en el día de tus padres, gires
En el salón de la revuelta danza,
Y dejes, al pasar, enternecido
El beso de tu amor entre sus canas,
¡Acuérdate de aquellos
Que sólo al borde de su tumba pasan!
Cuando el concierto de armonioso canto
Te arrulle con su música inspirada,
Y el lujo y el fulgor y la alegría
Doblen el espectáculo que embarga
¡Acuérdate de aquellos
Que sólo el. ay de los pesares cantan.
Cuando en las horas de la negra noche
Contra tus muros la tormenta brama,
Mientras en lecho de mullida ropa
Junto a los hijos de tu amor descansas,
¡Acuérdate de aquéllos
Que al solo amparo de los cielos andan!
Y cuando el rayo del albor primero
Entre por el cristal de tu ventana
A encender, bajo el párpado que duerme
El fuego de la vida en tu mirada,
¡Acuérdate de aquellos
Que no despiertan más en la mañana!
¡Ah! piensa que el Señor no puso en vano
Un rayo de piedad dentro del alma,
Y sobre el cielo de la tierra triste.
El sempiterno hogar de la esperanza!. .
En torno de la mesa regalada,
Y entre las ondas del quemado aroma
El rumor de los brindis se levanta,
¡Acuérdate de aquellos
Que a los umbrales de la puerta llaman!
Cuando, en el día de tus padres, gires
En el salón de la revuelta danza,
Y dejes, al pasar, enternecido
El beso de tu amor entre sus canas,
¡Acuérdate de aquellos
Que sólo al borde de su tumba pasan!
Cuando el concierto de armonioso canto
Te arrulle con su música inspirada,
Y el lujo y el fulgor y la alegría
Doblen el espectáculo que embarga
¡Acuérdate de aquellos
Que sólo el. ay de los pesares cantan.
Cuando en las horas de la negra noche
Contra tus muros la tormenta brama,
Mientras en lecho de mullida ropa
Junto a los hijos de tu amor descansas,
¡Acuérdate de aquéllos
Que al solo amparo de los cielos andan!
Y cuando el rayo del albor primero
Entre por el cristal de tu ventana
A encender, bajo el párpado que duerme
El fuego de la vida en tu mirada,
¡Acuérdate de aquellos
Que no despiertan más en la mañana!
¡Ah! piensa que el Señor no puso en vano
Un rayo de piedad dentro del alma,
Y sobre el cielo de la tierra triste.
El sempiterno hogar de la esperanza!. .
Confesión Por José Javier Martínez Palacin
Yo señora, nací en el mes
donde se extinguen
las buenas intenciones y
se deshacen las cadenas
del pensamiento impuesto.
Vivo en la acción de las
embestidas, sin reconocer
silbidos, ni muros que me cerquen.
Incendio las descripciones
que me atan a ti
para que no te sientas segura.
Agotaré todas tus fuerzas
hasta que te acerques,
con la humildad de un caballo vencido.
Puede que te sorprendas
verme
leyendo.
donde se extinguen
las buenas intenciones y
se deshacen las cadenas
del pensamiento impuesto.
Vivo en la acción de las
embestidas, sin reconocer
silbidos, ni muros que me cerquen.
Incendio las descripciones
que me atan a ti
para que no te sientas segura.
Agotaré todas tus fuerzas
hasta que te acerques,
con la humildad de un caballo vencido.
Puede que te sorprendas
verme
leyendo.
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