sábado, 22 de julio de 2017

Romance de las Malvinas Por Raúl A. Mende, de su libro “Romances de la revolución”, impreso en Santa Fe, año 1948.

Romance de las Malvinas:
por la herida del derecho
saqué tu rima,  sangrando,
para decirla a mi pueblo.

Pedazo de Patria nuestra
florecido en el océano,
con nuestra misma estructura
y el mismo color de cielo,
las mismas noches marinas,
los mismos cantos del viento,
las mismas estrellas todas
diciendo los mismos versos
al mismo mar infinito
que los escucha en silencio. . .
Pedazo de Patria nuestra
florecida en el océano.. .
Te llevaron una tarde,
¡flor...! por encima del cerco...

Pero tú sigues como antes,
a pesar del nombre nuevo...
toda tu tierra es la misma,
lo mismo cantan tus vientos,
las mismas estrellas dicen,
como antes, los mismos versos
al mismo mar infinito
que las escucha en silencio;
y cada vez que amanece
te cubre, con sus flameos,
la misma bandera nuestra
que son tu sol y tu cielo.
¡Sólo el nombre te cambiaron!
¡Qué poca cosa pudieron
los que un día te llevaron,
flor, por encima del cerco...!

Siempre decimos nosotros
que la razón del derecho
tendrá que valer, al cabo,
más que todos los ejércitos...
Y volverás a llamarte
con aquel, tu nombre viejo,
castellano como pocos:
¡Malvinas...!  (¡ qué lindo verso
rimado con Argentina!)
¡si hasta el nombre del Océano
que te abraza está gritando
que tu nombre verdadero
tiene que ser castellano,
y castellano, tu suelo...!

Toda América te nombra
cuando te nombran los vientos
que vienen, cruzando selvas
y llanuras, descendiendo
desde los altos picachos
de los Andes sempiternos,
para llevarte el mensaje
del amor de veinte pueblos
que, en el mensaje, te nombran
con tu nombre verdadero.

Romance de las Malvinas
por la herida del derecho
brotó tu rima, sangrando
dolor de Patria y de pueblo..
dolor de abrazo no dado...
de contenido deseo...
¡dolor de saber que tienes
la misma cruz en el cielo
y de no poder mirarla
con el mismo pensamiento...!
¡Dolor de amor encendido...!
¡Dolor de luz y de fuego. . .!
¡Dolor de sangre buscando
los caminos de tu puerto...!
¡Dolor de querer dejarla
como rumbo en el Océano. . .!
Romance de las Malvinas:
¡dolor de Patria y del pueblo...!

Llueve Por Diana Luz Bravi

para demorar la tarde,
reposar los ojos
en el ruido y detenerse
en la página que enmarca
alguna nube descendida

llueve
para postergar
la visita de amor combativa
diferir trámites ciegos
deponer suposiciones
y aclarar malos entendidos

Abres tus ojos Por Patricia Cuaranta

Abres tus ojos
con las manos despliegas el viento
mientras el cielo envuelve
el rocío de tu piel
hija mía
dulce albor de la mañana
desperezas en mí toda la tierra dormida
narcisos de aire
agua de sol y tu sonrisa.

Elegía para una casa demolida Por Ezequiel Feito

En la calle 15 hay una casa sin techo

Yo sé de una casa que demolieron los hombres
sin necesidad, como todas las veces.
La casa era blanca y aún vivía gente,
- una gente cualquiera. Todas se parecen-.

El techo se llevaron. Eso fue lo primero;
mas el árbol contuvo
el frío y el viento.
Regresaron las aves y su canto con ellas
-el cantar de la tarde en el íntimo cielo-.

Derrumbaron las puertas y las nuevas ventanas
mas el sol recubrió los fúnebres cuencos
con el oro profundo que en ríos y mares
hay dentro.

Los volquetes llevaban deshechas paredes
y la tierra fue un frágil, callado desierto;
mas la noche creó altos muros de piedra
con sencillos jardines, floridos y bellos.

Caminante, al pasar puede ser que no veas
el pequeño castillo que se creó para aquella
humilde familia que los hombres dejaron
sin paredes, sin techo, sin ventanas ni puertas.

Así el hombre, una simple metáfora:
Siendo carne y silencio, es sencilla y compleja.

Romance de una mujer Por Raúl A. Mende, de su libro “Romances de la revolución”, impreso en Santa Fe, año 1948.

Ya no manda el Coronel...
¡Dicen que está prisionero...!
¡Toda la noche ha caído
sobre las almas del pueblo...!

Amigos que lo querían
están temblando de miedo
Los que lo nombran, apenas
lo nombran, casi en secreto...
¡como si fuera pecado...!
¡como si se hubiese muerto...!

Sólo una débil mujer,
con sangre y alma de fuego,
va, por la noche, llorando
su dolor. .. ¡y va diciendo
las cinco letras del nombre
del Coronel prisionero.. .!

Los que la escuchan, la siguen...
La consigna va corriendo,
por las calles y las plazas,
por las barriadas de obreros,
por los ranchos de los pobres.. .
- "¡Hay que seguirla!"... ¡Es el pueblo
que tiene, otra vez, bandera
y ya es, otra vez, ejército...!

Sólo una débil mujer
para encender tanto fuego,
necesitaba la Patria
del Coronel prisionero...
¡Sólo una débil mujer
con sangre y alma de pueblo.. .!

AGUACERO Por Nahuel González Salvo

De repente el cielo se viene abajo
Y la gente corre hacia cualquier lugar.
El mundo se muere por un reparo
Al son de una tarde que parece el mar.
   
El diluvio recorre la avenida
Me concede la humedad de souvenir.
Otra mano de barniz para el campo
Otra rama que concluye su trajín.
 
Hacía falta un baldazo de agua,
mi vereda tenía fiebre y rezongaba
El  verde aseveraba que podía ser más verde
Si el otoño asumía por fin su mala fama.

Hoy me dignaré a ordenar la sala
(Aunque para eso necesito una lluvia de dos meses)
Y si hay tiempo, una siesta no es pecado
Que si cesa temprano, la rutina ya obedece.

Al cruzar la cocina se me ocurrió una torta,
La lluvia pareció enfadarse y gritó irreconocible.
Desconecté mi sombra por las dudas
La tormenta estaba muy violenta y yo muy susceptible.

Las horas me aburren
Asomando la penumbra a plena luz del día
Mi ventana se colmó de charcos
Y las nubes advierten tinta todavía.

Junio no entiende que pasó
Se resfrió adentro de su casa.
Me dejo a los planes plantados
Y a mí mismo como única amenaza.