sábado, 14 de abril de 2018

Las cinco dificultades para decir la verdad Por Bertolt Brecht Berlín (Alemania), 1934. 2° Parte

II. La inteligencia necesaria para descubrir la verdad 

Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Y una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades. No se puede negar que llueve hacia abajo: numerosos poetas escriben verdades de este género. Son como el pintor que cubría de frescos las paredes de un barco que se estaba hundiendo. El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia. Es cierto que no se dejan engañar por los poderosos, pero ¿escuchan los gritos de los torturados? No; pintan imágenes. Esta actitud absurda les sume en un profundo desconcierto, del que no dejan de sacar provecho; en su lugar otros buscarían las causas. No creáis que sea cosa
fácil distinguir sus verdades de las vulgaridades referentes a la lluvia; al principio parecen importantes, pues la operación artística consiste precisamente en dar importancia a algo. Pero mirad la cosa de cerca: os daréis cuenta que no dejan de decir: no se puede impedir que llueva hacia abajo.
También están los que por falta de conocimientos no llegan a la verdad. Y, sin embargo, distinguen las tareas urgentes y no temen a los poderosos ni a la miseria. Pero viven de antiguas supersticiones, de axiomas célebres a veces muy bellos. Para ellos el mundo es demasiado complicado: se contentan con conocer los hechos e ignorar las relaciones que existen entre ellos.
Me permito decir a todos los escritores de esta época confusa y rica en transformaciones que hay que conocer el materialismo dialéctico, la economía y la historia. Tales conocimientos se adquieren en los libros y en la práctica si no falta la necesaria aplicación. Es muy sencillo descubrir fragmentos de verdad, e incluso verdades enteras. El que busca necesita un método, pero se puede encontrar sin método, e incluso sin objeto que buscar. Sin embargo, ciertos procedimientos pueden dificultar la explicación de la verdad: los que la lean serán incapaces de transformar esa verdad en acción. Los escritores que se contentan con acumular pequeños hechos no sirven para hacer manejables las cosas de este mundo. Pues bien, la verdad no tiene otra ambición. Por consiguiente esos escritores no están a la altura de su misión.

“Contate un cuento X” Mención de honor Categoría C: “El día equivocado y el momentos menos indicado” Por Yamila Molina, Alumna de 6° año de la de E.S. N° 6

         “Algo habrá hecho” esa frase tan ignorante usada en muchas oportunidades. “Algo habrá hecho”, lo primero que piensan o dice la mayoría de las personas cuando sucede algo así. “Algo habrá hecho”, la última palabra que logre' escuchar antes de que mis ojos se cerraran para siempre y pensándolo bien algo si hice, enamorarme de la persona incorrecta el día equivocado, en el momento menos indicado de mi vida. Pero no les quiero adelantar el final, mejor  empiezo desde el comienzo de mi historia.
   Un  lluvioso y triste, 10 de noviembre, el cáncer se lleva a mi padre, un 10 de noviembre es el día en que mi vida se derrumba para nunca más volverse a acomodarse, ya que cada mes que pasa es peor que el anterior. Después de su pérdida mi madre entró en una profunda depresión y yo no estaba mejor que ella hasta dos años después, cuando los pedazos de mi mundo se empezaron a unir  de nuevo después de que  lo vi a él. Gabriel es de esas personas que conoces una vez en tu vida y no las vuelves a encontrar más. Pero no todo es como una quiere, desde hace tiempo que conozco a Gabriel y nunca me había detenido a mirarlo o nunca me había detenido a verlo de esa forma y eso que lo he visto todos los días durante tres años;   en ese momento no supe cuál era la razón de por qué me gustaba, si fue porque él era más grande que yo, porque la escuela  es el único lugar donde frecuento o porque es un imposible.
¡Sé lo que se están imaginando y les confirmo que sí! Estoy enamorada de un hombre mayor que yo, que no solamente es casado sino que también es mi profesor de Educación Física! Si lo que están pensando es que estoy loca, les confirmo que sí, pero si ustedes lo conocieran pensarían lo mismo que yo.
 Los días seguían pasando y yo no me podía olvidar de Gabriel y cada vez más me iba interesando más en él y cada vez más fui buscando mil y una excusas para acercarme. A esa altura ya no me importaba nada
Pasaron algunos días y mi relación con  Gabriel se fue haciendo más cercana y no solamente éramos alumna y profesor, sino que también éramos amigos  Hasta que un día todo cambio y nuestro trato no fue solamente de profesor y alumna, sino que empezamos a tener una relación clandestina y secreta para todo el mundo, para mi mundo. Con idas y vueltas Gabriel y yo cumplimos un año de relación y por supuesto él tuvo que renunciar a la escuela y también divorciarse de su esposa.
En ese año que paso yo sentía que nuestra relación ya no era como al principio, ya no había de mi parte el amor que hubo al comienzo  por muchas peleas que habíamos tenido y algunas escenas bastantes complicados, como por ejemplo de celos por mis amigas o por la ropa que usaba; además en ciertas peleas Gabriel se atrevió a agarrarme muy fuerte del brazo e intentarme golpear. Sin embargo yo no podía separarme de el después de todas las cosas que tuvo que renunciar por mí.
  Obviamente en la escuela yo no era bien vista por salir con un ex profesor, pero por suerte estaba en la época de vacaciones de verano y a una semana de comenzar nuevamente las clases.
  Mi mamá no lo tomó muy bien, pero con el tiempo tuvo que aceptarlo Por suerte su depresión ya se había ido.
  Mi relación con Gabriel cada día iba peor, hasta ese día que fue empeorando cada vez más. Gabriel me había invitado a su casa en un campo, el último fin de semana antes de empezar mi último año en la secundaria, yo sentí que ya no podía ocultarle más lo que me estaba pasando. Pensaba esperar para decírselo el domingo antes de que me llevara para mi casa, pero decidí hablarlo ese mismo día. Lamentablemente y como yo pensé no lo tomó muy bien. Pero nunca había imaginado que Gabriel sería demasiado violento cuando se enojaba. Me agarró del brazo y me pegó una cachetada y yo no supe cómo reaccionar, hasta llegué a pensar que yo tenía la culpa por haberle pedido que  nos separemos.
  Llegando  a casa y sin haber hablado una palabra con él  en el viaje, mi mamá vio el golpe en mi cara, que había tratado de tapar con maquillaje. Y gracias a ella pude comprender que yo no tenía la culpa y que no había excusa para que el me golpeara
Hablando más de dos horas con ella pude darme cuenta de que yo no estaba sola y que ella iba a estar conmigo, fuera la decisión que tomara:  separarme y alejarme de él o  separarme y denunciarlo por violencia. Pero decidí no hacer la denuncia por lástima o por pensar que eso había sido algo de momento y que él podía cambiar No obstante estaba segura que me separaría de él. Nuestra relación ya no podía seguir así.
   Al otro día decidí llamar a Gabriel para que nos juntemos a hablar. El me propuso que vaya a su casa, pero mi mamá dijo que no, que fuese él para la mía; mi mamá se iría a la casa de mi tía para dejarnos hablar, Gabriel aceptó y quedó en ir en dos horas .
  Yo no sabía cómo empezar la conversación por eso empezó a hablar él pidiéndome perdón por lo que había pasado, me dijo que me amaba y que no iba a volverá a pasar nunca más. Yo le dije que lo perdonaba y que no quería lastimarlo, pero que yo no podía y no quería seguir con él. Fue en ese momento cuando me agarró del brazo diciendo que yo no lo iba a dejar. Para mi suerte entró mi mamá y lo echó de mi casa amenazándolo con denunciarlo, no sé  qué hubiese pasado si no llegaba. Con mucho miedo y preocupación me fui a dormir preparada para el otro día empezar la escuela. Esa noche me costó bastante poder dormir.
  De camino a la escuela ese día sentí que  un auto iba detrás de mi y con mucho miedo me di vuelta y sí, era Gabriel. Me pidió por favor si podía subir al auto para hablar con él y yo no pude decirle que no. Me pidió volvió a pedir perdón por lo que había pasado y quería ser mi amigos. Yo lo note de verdad arrepentido, por eso accedí a que tuviéramos una relación de amistad.
  Mi primer día de escuela fue mejor de lo que pensé. Como era de esperar las noticias corrieron demasiado rápido y ya toda la escuela estaba enterada, pero por suerte nadie preguntó nada. Todo siguió igual, mis amigas iguales, las clases iguales, los profesores iguales excepto mis compañeros. Había llegado un chico nuevo a mi clase y como todos los asientos estaban ocupados tuvo que sentarse conmigo. Después de una hora sin hablarnos ni una palabra, nos presentamos. Y desde ese día Maximiliano y yo nos volvimos inseparables.
   Los días y los meses pasaban y ya no quedaban rastros de Gabriel, ya habían pasado seis meses sin saber nada de él hasta ese día. Me levanté temprano como todos los días para ir a la escuela, desayuné con mi mamá, como todas las mañanas y me despedí de ella con un beso y un abrazo sin saber que ese sería la última vez que la volvería a ver.
Ese día yo salía de la escuela cerca de las 12 del mediodía como siempre Maximiliano me acompañaba hasta mi casa, pero tres cuadras antes de llegar  apareció Gabriel, de la nada en un auto diferente al que tenía la última vez que lo había visto. Paró su auto al lado mío y me dijo que necesitaba hablar conmigo, yo me despedí de Maximiliano y subí a su auto. Todavía no encuentro la razón de por qué lo hice, pero muchos menos llegué a pensar que esa era la última vez que  me iba a subir a su auto, la última vez que yo vería a Maximiliano y la última vez que yo vería y abrazaría a mi querida mamá. Estuvimos un largo rato hasta que me invitó a ir a tomar un café y hablar más tranquilos y yo accedí sin saber el destino que me iba a esperar.
Creo que no hace falta contar  que pasó después porque ya lo saben …
Esta historia, además de concientizar a los jóvenes para  que tengan mucho cuidado al elegir a una persona y que a la mínima acción de violencia, aunque sea verbal, sean valientes y hagan la denuncia a la policía, es también  la manera que yo elegí de contar la historia de una chica que su único error fue enamorarse de la persona equivoca, el día equivocado y en el momento menos indicado de su vida.