domingo, 24 de diciembre de 2017

Primer premio: LIM Y SUS AMIGOS - Por Ian Natanael Soria, Elías Juan Farías, Damián Antonio Aranda, Bautista Francisconi, Juan Barreiro, Lucas Bernardo Nogueira, Juan Martín Leguizamón.

Había una vez un mago que se llamaba Lim que tenía una varita mágica para cumplir deseos. el mago Lim vivía en una casa que quedaba muy lejos dentro del bosque.
Un día, el mago Lim estaba solo en el bosque, cuando caminando se encontró con un dragón que escupía fuego por la boca, el mago se asustó y pidió un deseo con todas sus fuerzas, “que el dragón quisiera ser su amigo”. cerró sus ojos, dijo las palabras mágicas “pim, pam, pum”, movió su varita mágica formando círculos y cuando abrió sus ojos, el dragón extendió su mano saludando amablemente al mago Lim.
Ahora, siendo amigos aliados dijeron: utilicemos nuestras fuerzas para ayudar al pueblo de Villalejos a salir de las garras de su ambicioso rey, el rey Dinerus.
Una tarde, mientras paseaban, el mago Lim, vio al rey Dinerus, comprando naranjas, manzanas y peras para hacer una rica ensalada de frutas y lo hechizó con una varita. el hechizo lo llevó a la escuela para que aprenda a compartir su plata.
el rey aprendió a compartir y compró milanesas, pizzas, chorizo, fiambre para todo el pueblo de Villalejos.

“Llegó la hora de escribir un cuento” - 2017 - Primer premio: EL AMOR DE LAS GARZAS - Por Favio Zarza

         Dos garzas enamoradas vivían en una tranquila laguna rodeada de hermosos árboles y sierras. ¿Saben qué son las garzas? Son preciosas aves finas, con suaves plumas blancas y grandes alas, de esbeltos cuerpos y patas largas. Se las puede ver cerca de la orilla, en el agua, paradas a veces descansando en una pata o alertas vigilando el agua por si aparecen peces.
Volaban siempre a lo largo de la laguna, haciendo giros en el aire, como bailando para demostrar su amor.
Un día, cuando se encontraban haciendo su danza de amor, se acercó un niño, escondido entre los árboles y las vio...y al principio se sonrió pero luego envidió su alegría y su amor. Y su sonrisa se convirtió en un gesto malo y quiso terminar con tanta ternura.
A los pocos días, el niño volvió al lugar, pero esta vez con una jaula y una gomera y esperó hasta que las garzas bajaran a la laguna. Entonces, tomó una piedra y como si fuera un proyectil,  apuntó hacia las garzas y disparó.
Las garzas escucharon el ruido pero fue tarde su reacción de salir volando porque la piedra pegó en el ala de la hembra y no pudo alzar el vuelo...desde el cielo, su pareja giraba en círculos sobre ella, tratando de ayudarla pero no pudo hacer nada. Y con tristeza vio como el niño llegaba hasta su amada compañera y se la llevaba en la pequeña jaula, con el ala herida.
Cuando el niño llegó a su casa, llevó la jaula a un galpón que nadie usaba  y se puso a observar a la garza. Y le acercó un vaso con agua, pero ella estaba muy asustada y su cabeza se recostaba sobre el ala herida...y temblaba.
Durante varios días el niño intentó que la garza comiera alimentos que él le llevaba...pero nunca lo logró. Solo bebía un poco de agua cuando ya no podía más de sed. Y poco a poco, fue perdiendo fuerzas y se fue debilitando. Sus ojos ya no tenían el brillo de la alegría y el amor...
Mientras tanto, en la laguna, la garza macho extrañaba a su pareja y ya no se lo veía volando, haciendo círculos, como bailando en el aire. Pensaba que nunca volvería a ver a su amada....entonces él ya no tenía tampoco ganas de vivir. Sus plumas se veían sucias y descuidadas y sus ojos iban perdiendo el brillo también, cada día...
Poco a poco, el niño fue mirando con otros ojos a la garza enjaulada. Empezó a sentir en su corazón una sensación distinta, y cuando miraba al ave herida sentía culpa y bajaba la vista. Se acordó de cuando bailaban en el aire, girando con sus grandes alas extendidas y de lo hermosas que se veían. Y se dio cuenta de su error.
Entonces, corrió en busca de su mamá y con lágrimas en los ojos le dijo:
- ¡Mamá! ¡Mamá! Hice algo muy malo!.
- Hijo -dijo su mamá preocupada- Tranquilizate y contame todo.
Cuando el niño terminó de contarle a su mamá lo que había hecho ella lo abrazó y le dijo:
- Hijo, es verdad que lo que hiciste estuvo mal. El amor y la alegría tienen que ser libres en la vida para que todos podamos ser felices. No se puede enjaular el amor, porque entonces todo se terminaría... Vamos, te voy a ayudar a que repares tu error.
Juntos fueron a buscar a la garza enjaulada, la sacaron con cuidado y le curaron el ala. Poco a poco fueron alimentándola y fue ganando fuerzas. En pocos días su ala ya estaba curada y podía volar.
La madre y el niño llevaron a la garza de regreso a su lugar en la laguna. Y allí, encontraron al macho, que estaba ya muy débil y ni siquiera se asustó cuando los vio llegar.
El niño soltó a la garza y ella fue rápidamente al lado de su amado. Cuando él sitió el ala de su compañera sobre su cabeza, fue como si un rayo de luz atravesara su corazón apagado y sacando fuerzas de donde ya no las tenía, se paró, hizo un graznido de alegría y extendiendo sus alas se lanzó al cielo azul, llamando a su amada. Pronto se reunieron en el aire y comenzaron con su hermosa danza de amor.
Desde ese día, el niño  va todas las tardes a la orilla de la laguna y se pasa un largo rato contemplando las garzas, volando libres, llenando de alegría y amor toda la laguna.

“Llegó la hora de escribir un cuento” - 2017

           La Escuela de Educación Primaria Nº 13 “ Independencia Nacional”  presentó este año la cuarta  edición del Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” Se trata de un concurso que propone a los niños y niñas de sexto año de las escuelas primarias públicas y de gestión privada y con apertura a escuelas de Educación Especial la escritura de un cuento en donde puedan hacer volar toda su imaginación y poner en acción la creatividad que tienen para desarrollar. Este año se presentaron 81 obras, de las cuales quedaron preseleccionadas 24.
             Los ganadores recibieron un producto electrónico y libros, las menciones libros y a todos los participantes se les entregaron certificados.

Primer  premio compartido

“El amor de las garzas” obra perteneciente a Favio Agustín Zarza ,alumno de la EP Nº 24 y "Lim y sus amigos”, obra perteneciente al grupo de alumnos conformado por:
Ian Natanael Soria, Elías Juan Farías, Damián Antonio Aranda, Bautista Francisconi, Juan Barreiro, Lucas Bernardo Nogueira, Juan Martín Leguizamón.
 Todos de la Escuela de Educación especial Nº 502

Menciones

Primera mención de honor para: “Cinco soles Hotel”, obra perteneciente  a, Francisco Florez    alumno de la EP Nº 11

Segunda mención de honor para: "Amar no es violencia ”, obra perteneciente a   Valentina Ledesma, alumna de la EP Nº 2

Tercera mención de honor para “La búsqueda de las palabras”, obra perteneciente a  Amparo Latorre alumna de la EP. Nº13

Mención especial del jurado: Para la escuela Especial Nº 502 por la obra "La bruja Meri",  obra perteneciente a Florencia Ojeda  y Nazareno David Lamberti

Mención especial del jurado: Para la escuela Especial Nº 502 por la obra "El susto del rey", obra perteneciente a Florencia Ojeda

Mención especial del jurado: Para la escuela Especial Nº 502 por la obra “Facu Rotte y sus amigos”, obra perteneciente al grupo de alumnos:Daniel Alexander Alonso, Sebastián Rodrigo Rojas, Sofía Montes de Oca, Gonzalo Valentín Jodar, Yanina Nélida Godoy

domingo, 17 de diciembre de 2017

CLAUSURA DEL MES DE LAS LETRAS EN CHASCOMÚS

El 8 de diciembre con la presencia de autoridades municipales, escritores y amigos de la primera hora se realizó como estaba previsto el programa de Clausura y festejos  de los quince años del Mes de las Letras, declarado de interés cultural local y legislativo provincial.

Se inició con el izamiento de la Bandera Nacional y la Bandera de las letras donadas al municipio por la familia Ortega Lucero,  para cuando se termine de emplazar el mástil de las letras chascomunenses  en la plazoleta Alfonsina Storni. El momento estuvo coordinado por la poeta Mariela Tassone, de Ceremonial y Protocolo municipal. Izaron, la bandera nacional la  Señora Fernanda Sallenave, secretaria de Desarrollo Social y el Señor Manuel Antonio Ortega acompañado por el Señor Adolfo Valentín Chamorro, in de la delegación de Barranqueras. La Bandera de las Letras,, izada por la Diputada Provincial Liliana Denot y la señora Elsa Lorences de Llaneza, premio Mercedes Josefa Aldalur 2017, entregado luego en la sala Mario López Osornio de la Casa de Casco en emotivo acto.

Luego de servirse un Vino de Honor en el Club de Pelota, se entregaron los premios Juan Luzian de Narrativa Bonaerense, María Isabel Plorutti de Cuentos y Relatos para Niños y Príncipe Oddone Di Savoia las Artes, siendo los de Dibujo y Pintura para la artista de Chascomús Alejandra Giampaolo. Se entregaron treinta y siete Diplomas y sus respectivos libros en edición príncipe, por cortesía de Editorial L.V. de Chascomús.

En el mismo acto fueron entregadas la Orden Honorífica Madrina de Poetas Y Amigo de las Letras a la profesora Griselda Crespi de Tandil y al escritor Nadie Huamán Rojas de la República de Perú. Entregaron la Señora Alejandra Bilbao, Directora del Historiográfico y el Señor Ezequiel Toti, Delegado para Argentina y Latinoamérica de Rinnovamento Nella Tradizione.

En el ágape fraterno actuaron el Coro Municipal de Niños y Adolescentes dirigido
Por la  Profesora Mili Miande y el Taller de Juegos Teatrales coordinado por la profesora   Mayca Blanco, recibiendo todos ellos sendos diplomas y fascículos del libro CUORE de manos del Señor Ezequiel Toti.
Sumó su aporte el enfermero Gustavo Ortega, cantando varios temas folklóricos.

El sábado 9 en el Club Náutico se realizó el almuerzo de fraternidad literaria con las delegaciones de Barranqueras, Castelar, Chascomús y Tandil. Durante el mismo se conversaron proyectos para  el año que viene, adhiriendo a los 25 años del Taller Quebrantahuesos  de Tandil entre otros.

La frutilla del postre, a decir de los organizadores, fue el nombramiento de Ángel, hijo de Carina Zerda, premio Ploruti Tercera Edición como Príncipe de las Letras, recibiendo una pelota de fútbol firmada por todos los presentes. Se extregaron los diplomas de Honor y Agradecimiento.




sábado, 16 de diciembre de 2017

MI LAZO - Por Juan Carlos Pirali

                  1
El recuerdo “desenroya”
historia de un viejo lazo,
que fue bandera en mi brazo
en ardua tarea “crioya”.
 “Presiya”, yapa y “argoya”,
cuero crudo bien “sobao”
 el tiempo dejó “grabao”
“meyas” de rudos eventos;
fuerte cuerda de seis tientos
con un prolijo “trenzao”.


                 2
Prenda de usanza campera,
herramienta de trabajo,
fiel servidor a destajo
“hermanao” a la asidera.
En la cancha de carrera
fue sentencia de llegada,
tensión en cada “pialada”
potenciada en los revuelos,
al encerrar dos brazuelos
en el hueco de su armada.


          3
En cada brazada quieta
el tiempo desvira sueños,
de futuros halagüeños
y el vacío de esa meta:
“pial de volcao”, de paleta,
de revés, por sobre el anca,
corto tiro de payanca
invitando a echar verija,
“P'a” que aprisione de fija
las manos de una potranca.


                  4
El más indómito toro
no pudo con sus tirones,
cuando firme en los garrones
un palenque fue mi moro.
Lazo que tanto valoro
por aguantar la exigencia,
hoy lo guardo en mi querencia
cual reliquia pa' la suerte,
hasta que corte la muerte
los tientos de mi existencia.

REFLEXIONES EN TORNO A LA OBRA DE JOSÉ HERNÁNDEZ Por Juan Carlos Pirali

   Para expresar el más justo homenaje de exaltación de la obra de José Hernández, es que fue instituido como Día de la Tradición” el 10 de noviembre de cada año, fecha que correspondiente al nacimiento del autor del  inmortal “Martín Fierro”, ocurrida en 1834 en el casería Perdriel, actual partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires.
Con referencia a la ley que estableció la citada conmemoración, la misma tuvo su origen en el Senado bonaerense, por la iniciativa de la Agrupación Bases de la ciudad de La Plata, y uno de sus autores fue el legislador dolorense D. Atilio Roncoroni, juntamente con su colega D. Edgardo Míguez.
   La acción polifacética desarrollada por Hernández, está reflejada en todos los campos donde le tocó actuar. Quizás la necesidad de encontrar un medio viable para expresar la inquietud de sus ideas, lo llevó a incursionar en el periodismo: El Argentino de Entre Ríos, La Patria de Montevideo, El Río de la Plata (Este fundado por él) fueron entre otros receptores de sus valientes expresiones.
Muchos de los artículos publicados en el Río de la Plata fueron reflejados posteriormente en el “Martín Fierro”.
   El 19 de agosto de 1869 decía: “Parece que nuestros gobiernos quisieran hacer pulgar como un delito el hecho de nacer en territorio argentino”. Así insistía en el Canto 8 de “la Ida”:

“El anda siempre juyendo;
siempre pobre y perseguido,
no tiente cueva ni nido
como si fuera maldito,
porque el ser gaucho… ¡barajo!
el ser gaucho es un delito.

   El 20 de agosto de 1879 decía el Río de la Plata: “Se ha dado la noticia que el cacique Coliqueo proporcionará toda clase de facilidades a las fugas de los gauchos”. En el Canto XIII del Martín Fierro dice:

“Yo sé que allá los caciques
amparan a los cristianos,
y que los tratan de hermanos
cuando se van por su gusto,
a qué andar pasando susto
alcemos las pilchas y vamos”.

   El 6 de octubre de 1869 decía Hernández en su diario: “Los gobiernos necesitan soldados para defender la frontera; pues que los busquen con sus recursos propios”.
Al respecto ratifica en La Vuelta:

“Ya es tiempo pienso yo
de no dar más contingente,
si el gobierno quiere gente
que les pague y se acabó”.

   Por su innegable trascendencia en el plano de la literatura universal; el poema “Martín Fierro” de José Hernández sobresale con ribetes propios entre las obras de autores argentinos. Su autor ha sido quien izó más alto el pendón de la protesta de una clase postergada; a través de sus inmortales versos condenando los atropellos e injusticias que, en nombre de la civilización cometían las autoridades contra los hombres de campo.
   La instrumentación de las levas y la formación de contingentes fueron motivos de preocupación para Hernández:

 “Lo tratan como a un infiel,
completan su sacrificio
no dándole ni un papel
que acredite su servicio.
Y luego si a alguna estancia
a pedir carne se arrima,
al punto le caen encima
con la ley de la vagancia”.

   Hernández tuvo también destacada actuación en el campo parlamentario, y desde su banca de diputado supo defender con firmeza y humanitaria sensibilidad los derechos de los pobres y más necesitados, y puede definírselo como el legislador de la justicia social. En una de las gestiones de la legislatura en 1880, Hernández polemiza con su colega Castro sobre el veto del Poder Ejecutivo de una ley de jubilaciones. Este último traía a colación lo que decían las legislaciones extranjeras al respecto y recordaba, que en Francia y otros países  había leyes que acordaban una jubilación a los que habían prestado 30 ó 40 años de servicio; pero no encontraba bien que en Buenos Aires se diera una jubilación a un señor que había servido 34 años. En esa ocasión, Hernández defendía la capacidad de autodecisión nacional; sin ajustarse a patrones extraños.

HERNÁNDEZ SOLDADO

   Cuando Hernández era un mozo de 18 años  tuvo su primera prueba como soldado en el Combate de San Gregorio, librado en 22 de enero de 853 en la margen izquierda del río Salado, cerca de su desembocadura en el partido de Chascomús, allí a las órdenes de Pedro Rosas y Belgrano y Faustino Velazco contra las fuerzas del coronel Hilario Lagos, que se había levantado su vez,  contra el gobierno de Valentín Alsina. Esa batalla significó una derrota para el poeta, y representó el comienzo de una vida en que la espada y la pluma andarían siempre mezcladas. El 8 de noviembre de 1854 cruzará nuevamente armas con las fuerzas del coronel Lagos en la acción de Tala, pero esta vez sería protagonista de una victoria.
Su última acción bélica sería la batalla de Ñaembé, librada el 26 de enero de 1871 y que produjo la derrota de López Jordán en cuyas filas estaba el poeta.
En el Canto IV del Martín Fierro hay un pasaje de la vida de soldado del autor:

 “Y cáibamos al cantón
con los fletes aplastaos,
pero a veces medio aviaos
con plumas y algunos cueros,
que hay nomás con el pulpero
lo teníamos negociaos".

   Volviendo al poema, el escenario geográfico donde se desarrolla el mismo,  corresponde en la mayoría de sus pasajes a la llanura bonaerense del sur del río Salado, y una prueba de ello, es que el único pueblo que nombra es Ayacucho:

“Yo llevé un moro de número
sobresaliente el matucho,
con él gané en Ayacucho
mas plata que agua bendita…”


martes, 12 de diciembre de 2017

“Llegó la hora de escribir un cuento”

        La Escuela de Educación Primaria Nº 13 “ Independencia Nacional”  presentó este año la cuarta  edición del Concurso Literario “Llegó la hora de escribir un cuento” Se trata de un concurso que propone a los niños y niñas de sexto año de las escuelas primarias públicas y de gestión privada y con apertura a escuelas de Educación Especial la escritura de un cuento en donde puedan hacer volar toda su imaginación y poner en acción la creatividad que tienen para desarrollar. Este año se presentaron 81 obras, de las cuales quedaron preseleccionadas 24.
             Los ganadores recibieron un producto electrónico y libros, las menciones libros y a todos los participantes se les entregaron certificados.

Ganadores

Cuentos  premiados

Primer  premio compartido

“El amor de las garzas” obra perteneciente a Favio Agustín Zarza ,alumno de la EP Nº 24

"Lim y sus amigos”, obra perteneciente al grupo de alumnos conformado por:
             Ian Natanael Soria-
             Elías Juna Farías-
             Damián Antonio Aranda-
             Bautista Francisconi-
             Juan Barreiro
             Lucas Bernardo Nogueira
             Juan Martín Leguizamón
 Todos de la Escuela de Educación especial Nº 502

Menciones

PRIMERA MENCION DE HONOR para: “Cinco soles Hotel”, obra perteneciente  a, Francisco Florez    alumno de la EP Nº 11

SEGUNDA MENCION DE HONOR para: "Amar no es violencia ”, obra perteneciente a   Valentina Ledesma, alumna de la EP Nº 2

TERCERA MENCION DE HONOR  para “La búsqueda de las palabras”, obra perteneciente a  Amparo Latorre alumna de la EP. Nº13

MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO
Para la escuela Especial Nº 502 por la obra "La bruja Meri",  obra perteneciente a Florencia Ojeda  y Nazareno David Lamberti

MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO
Para la escuela Especial Nº 502 por la obra "El susto del rey", obra perteneciente a Florencia Ojeda 

MENCIÓN ESPECIAL DEL JURADO
Para la escuela Especial Nº 502 por la obra “Facu Rotte y sus amigos”, obra perteneciente al grupo de alumnos:
Daniel Alexander Alonso
Sebastián Rodrigo Rojas
Sofía Montes de Oca
Gonzalo Valentín Jodar

Yanina Nélida Godoy

sábado, 9 de diciembre de 2017

LA IMPOSIBLE VUELTA Por Leopoldo de Luis

Si quisieras volver, padre, verías
todo en el aire inmóvil del recuerdo.
Los menudos asuntos cotidianos,
celulillas del breve mundo nuestro,
diario pan de amor y sacrificio,
alimentando al fiel y dulce perro
de la costumbre, que al llegar a casa
nos lamerá las manos.
                                             Cae el tiempo
desde las familiares paredes derramándose
como luz de tristeza en nuestros pechos.
Madre volvió a coserte la camisa
con su hilo de paciencia y de silencio.
Tere te trajo el libro que esperabas.
La semanal tarjeta de Luis trajo el correo.
María ha preparado tu café.
                                                  Ya los niños
llegaron del colegio,
vacían sus carteras de pequeñas conquistas,
de nuevos mundos descubiertos,
y aguardan que corrijas sus deberes.
Yo, junto a la ventana, en este estrecho
rincón que tú conoces,
donde entre libros sueño,
voy hablándote, estoy
escribiendo estos versos,
estos prosaicos versos tan sencillos
como si hubieses vuelto
y estuviera contándote las cosas
que en estos días han pasado...
                                                   Pero
no volverás...
                       Hoy es ocho de abril,
la tarde, alondra herida por el cielo,
como un dolor antiguo va sangrando
lentamente. Se escucha un río lejos...
Pero no hay río, padre, tú lo sabes,
y oigo su canto inédito...
¿Será la muerte como un río?
                                                Estoy
escribiendo estos versos
tan prosaicos... Ya sé que a nadie importa
mi dolor frente a un mundo que millones de muertos
devora cada día, pero yo necesito
contarte todo esto
y estoy llorando, padre, mientras inútilmente
aguardo tu regreso.

La Paloma y la Terminal de Ómnibus - Por Héctor Fuentes

         La paloma desciende y sus patas aterrizan sobre el piso mugriento. Se desplaza en círculos moviendo el cogote en un vaivén implacable. Su cuello tornasolado trae la maravilla de los siete colores, el arco iris aterciopelado que brilla y se deshace a cada instante.
Recorre los pasillos con la elegancia de las criaturas venidas del aire. Acelera la marcha y aletea apenas sobrevolando las baldosas, elevándose ligeramente sobre la línea del suelo.
Busca un aliado en este mundo de corridas y apurones. Busca un surco propicio para entender de que está hecho el cielo. Anhela ser algo más que un visitante inoportuno, y entonces, se mueve como un aeroplano que dibuja redondeles y serpientes. Se agita en remolinos hacia la vastedad y el aburrimiento.

Los pasajeros la ignoran. Absortos en la contemplación de las tapas de los diarios, dejan pasar el milagro, y hunden la mirada en el pozo de sus preocupaciones. El ave sigue su curso. Camina, se pasea, abre el abanico de la cola y se propulsa hacia adelante.
La Terminal entra en su horario pico y los micros llegan y se van. La gente se arremolina empujando bolsos y ambiciones. Se abraza y se despide. Los motores rujen gritos destemplados deshabitando los bancos que vuelven a ofrecer su amparo. Alguien parte y alguien espera. La mecánica del viaje dinamiza los engranajes, para que el ciclo recomience.
Unos niños señalan al ave con el dedo, que ahora corre a refugiarse bajo un banco de madera.
La espera vuelve a incendiar su mecha. Desde el puesto de diarios, un señor prende un cigarrillo y relojea la hora. Alguien revuelve una taza de café orbitando alrededor de las cosas; mascullando el influjo del futuro que se avizora tras los cristales fosforescentes.
Concentrado en la limpieza, el ordenanza pasa su escobillón de aserrín. Frota la lámpara que se esconde bajo el corazón gastado de las baldosas. El chillido de una radio sobrevuela la tarde. La rueda gira y un chico interpone sus ojos entre la marea humana. Ofrece un ramo de flores con la mirada esquiva de las criaturas abandonadas.

La Terminal es un ovillo silencioso enhebrando el misterio de las horas: instantes que se deshacen tras despedidas y juramentos. Es la eterna madre donde confluyen los viajeros.
La paloma recorre la distancia terrestre envuelta en una caminata zigzagueante. Ella conoce los infinitos naranjas del poniente y busca prender la llama sobre el espíritu de los hombres. Procura frotar las patas y desencadenar un aluvión de chispas enloquecidas; de pedacitos de crepúsculo arrancados del horizonte. 
Cuando el alboroto crece, y los nuevos pasajeros irrumpen, bate sus alas subiendo escalones invisibles, pedaleando la bicicleta contra la gravidez del aire. Entonces su cuerpo se eleva, asciende, y toda la poesía estalla.
En un loco arrebato vuela triunfante hacia la vigas del techo. Hacia su verdadero reino de torres y campanarios; de cúpulas extraordinarias; de nidos entrelazados en ramas y catedrales. 
Un espléndido movimiento la devuelve a las alturas. Al aire sereno de donde provino. Al pedestal majestuoso que conjura el aullido del viento.   

De banderas y patrias. Por Maite Sánchez Sempere

No conozco más patria
que el vientre de mi madre,
ni más bandera
que una sábana fresca cubriéndome los sueños;
no creo en más frontera
que un río embravecido
o esa cordillera que rechaza
los diminutos seres que intentan conquistarla.

Mi idioma son palabras compartidas
por las lenguas y oídos que ansían entenderse,
mi cultura
dedos de tejedora milenaria
y manos de alfarera que juega con el barro.

No os entiendo, dejad que no os entienda,
dejadme ya, no vais a convencerme,
no creo en los paises de mentira,
ni en la idea canija de vuestros patriotismos.

Dejad ya de contarme historias adornadas
que no hablan nunca
de las madres que lloran,
dejad ya de gritarme vuestro orgullo,
toda esa estupidez de tribu en pie de guerra.

Cread con vuestras manos lo que sea,
un cesto, una red, un cuenco, una lámpara;
escribid un poema, dibujad algo,
un bisonte o una bicicleta,
componed con tres notas
un himno, inventaos un baile,
hablad con vuestros cuerpos,
volved a ser humanos.

Y dejadme ya en paz, con mi patria pequeña,
envuelta en mi bandera de amor y de palabras.

Cisne negro Por Carlos Carballo

La tiniebla está hecha con plumas negras de corazones en pugna,
poemas alados que nadan sobre los reflejos del mundo,
sensual danza que viene a mi encuentro,
cisne negro.
El cisne negro es la sombra de las manos que cortaron a un poeta,
Los ojos vigilantes de las revoluciones que nunca acaban,
el nudo que hay entre mi inquietud y la calma,
mi trayecto.
El trayecto aparece en la noche dibujado con pico incandescente
como un sol de movimiento inconstante y perezoso,
huellas en la roca y un sendero de retorno.
Y despertar.
El despertar escupe mi cuerpo en algún lugar cotidiano y templado,
mientras los seres mágicos se esconden tras su largo cuello.
Las pupilas del ave quedan en mi recuerdo:
la poesía.

Padre nuestro Por Eleonora González Capria

A Robert L. Frost

Mi padre era un borracho
y borracho salía
a dar la vuelta al lago.
Primero a pie, después
nadando.
Nosotros también íbamos.
Cada brazada larga
nos devolvía el aliento.
Papá nadaba
como si el agua
fuera cemento.
Todos mis labios
decían Dios,
todos mis labios
Dios por favor.
Papá nadaba
sin preocuparse
por los abstemios.

sábado, 2 de diciembre de 2017

Ganadora de la Categoría B (jóvenes de 14 y 15 años) del concurso Literario Narrativo “Contate un Cuento X” - Los Campbell Por Francesca Espósito Resia, Alumna de 4º año del Colegio Santa Rosa de Lima

          El detective Mark Thompson se hallaba sentado en su escritorio mientras leía el diario matutino bebiendo una taza de café. Era un lunes como cualquier otro en la ajetreada mañana de Londres de 1895. Se podía ver salir el vapor de las chimeneas de las fábricas que rodeaban la ciudad y el recién inaugurado Puente de la Torre desde la ventana de su oficina. Dos golpecitos secos provenientes de la puerta lo distrajeron de la noticia que estaba leyendo. Luego de un “pase” pudo ver a su secretaria ingresar a la oficina.
-Lo buscan, detective- dijo con su suave voz. Él hizo un movimiento con la cabeza para indicar que dejara pasar a aquella o aquellas personas que lo estaban buscando. Inmediatamente ingresó una señora de no más de 50 años de edad, que llevaba recogido el cabello en un impecable rodete y vestía como si estuviese llevando un uniforme. Intuyó que se trataba de un ama de llaves o, mejor dicho de una ex ama de llaves ya que no vestía con su ropa negra usual, pero mantenía el hábito de estar uniformada. Con un movimiento de mano invitó a la mujer a que tomara asiento. Luego de hacerlo, dejó su bolso a un costado de los pies y, muy lentamente, se fue enderezando, como si estuviese convenciéndose de que estaba haciendo lo correcto. Asintiendo con la cabeza, el detective le dio paso para que comenzara a hablar. La señora se llamaba Emily Woodstock y, definitivamente, era un ama de llaves.  Había perdido su trabajo a causa de la repentina muerte de su patrona. Según la autopsia, había muerto a causa de una úlcera en el estómago que no había sido tratada. Ella alegó a la policía que su patrona, Otthelia Campbell, nunca había manifestado molestias o malestar que fueran síntomas de esta enfermedad. Sin embargo, éstos hicieron caso omiso frente a la insistencia de Lady Campbell y su hijo Christopher Campbell -único heredero de la fortuna de su tía y padre- en que la mujer siempre estuvo un poco desequilibrada psicológicamente y que nunca le había gustado mantener contactos con médicos en caso de que sufriera algún malestar.
-Mire, detective- sollozó Emily -Negué muchísimas veces que Otthelia fuera así pero no me hicieron caso, ¿Cómo voy a competir contra la aristocracia inglesa para ver quién tiene la razón?- y rompió en llanto. Esas palabras al detective le resonaron en la cabeza. Luego de consolarla, le consultó si poseía copia de la autopsia o algún papel que podría facilitarle el acceso al caso. Ella lo negó. Luego de pensar durante unos segundos, le dijo a Emily que tomaba el caso. No era uno de sus preferidos, no obstante le interesaba ese ímpetu que contenía la familia para que se supiera que la muerte había sido una enfermedad y no cualquier otra cosa. A Emily esta afirmación la llenó de felicidad y le hizo sacar una sonrisa de oreja a oreja. Luego de agradecerle tantísimas veces por aceptar, la mujer se retiró.
   El detective inmediatamente tomó papel y pluma y escribió dos cartas. La primera iba dirigida a Scotland Yard, más precisamente a la oficina donde se encontraba Louis Williams, oficial e íntimo amigo. Allí pedía que le facilitara el acceso al parte médico de Otthelia Campbell ya que estaba trabajando en el caso. Para sonar más cordial, le prometió que algún día iría a visitarlo. También le recalcó que, de ser posible, enviaría una respuesta. No dio más detalles y concluyó la carta.  La segunda iba dirigida a Thomas, el médico forense. Allí le solicitaba que tomara unas cuantas pruebas del cuerpo de Otthelia Campbell, sobretodo de aquellas “úlceras” que contenía. Le recalcó que esto se mantuviera en secreto y que luego de leer la carta la quemara para deshacerse de ella. Además le preguntó si podía contar con su ayuda para las próximas investigaciones del caso. Luego de sellar ambas, se las dio a su secretaria y le dijo que las entregara con suma urgencia porque era un tema que “no podía esperar”. Sabía que estaba jugando con fuego y él no era una de esas personas a las que les gustaba arriesgarse. Mientras menos personas se enterasen de que estaba involucrado en el  caso, mejor para él. Despejó estos pensamientos de su mente y se dirigió a su casa.
   Esa noche no pudo dormir aunque se levantó con más ganas que antes. Estaba decidido a darse una vuelta por la casa de Otthelia. Al llegar a su oficina, su secretaria le entregó dos cartas que acababan de llegar. Apresuradamente ingresó a su despacho y las abrió. Louis decía que iba a hacer todo lo posible y que a más tardar obtendría los papeles para el jueves a la tarde. Thomas contestó que ya estaba en camino el “asunto” y que contara con él para lo que fuera, luego guardó esas dos cartas y se dirigió a la casa de Otthelia Campbell. Lo estaba esperando Emily, quien le abrió la puerta. Lo condujo al lugar donde había estado Otthelia por última vez. Allí se encontró con una habitación normal, excepto por una cosa: el licor que había dentro se encontraba destapado y un vaso había caído de aquella mesita derramando licor por todos lados. Obviamente los restos del vaso habían sido penosamente escondidos con una sábana que ahora lo dejaba ver. Se acercó a la botella y sintió un peculiar olor que no era como todos los licores que había probado antes. Tomó esa botella, hojeó la habitación y se dirigió rápidamente a la morgue abandonando el lugar. Allí le explicó brevemente a Thomas lo que había encontrado y le dijo que examinara aquello. Agregó que cuando obtuviese resultados, le escribiera.
      El jueves a la mañana su secretaria le entregó una carta proveniente de Thomas. En ella expresaba con absoluto detalle los resultados que había obtenido. Después de leerlo, se dirigió inmediatamente a la mansión Campbell.  Fue recibido por un mayordomo que lo presentó frente a los Campbell como “un detective de Scotland Yard que viene a hacer algunas preguntas de rutina”. En la biblioteca, se encontró con Lady Campbell y su hijo . Les preguntó qué relación tenían con Otthelia, cómo la describirían y si la veían a menudo, a lo que respondieron exactamente lo mismo que al principio de la investigación. Ellos parecían muy relajados pese al compromiso de la situación en la que estaban. Por último, el detective se dirigió sólo a Christopher. Le preguntó en dónde se encontraba la noche anterior al descubrimiento del cadáver de su tía. Él respondió que se hallaba en la casa con su madre, donde cenó y durmió. El detective le pidió que describiera la ropa con la que se encontraba aquella noche, pero no pudo responder ya que aseguró no recordarla. Estaba por realizar la tercera pregunta cuando Lady Campbell lo interrumpió diciendo:
-¿Acaso está acusando a mi hijo de algo, detective?-. Él negó aquella acusación, alegando que sólo eran preguntas de rutina. Por último, le peguntó si sabía qué licor era el que tomaba su tía. 
-El whisky, obviamente-  respondió seguro a lo que el detective retrucó:
-¿Cómo sabe que es el whisky si no la visitan desde hace dos años? El consumo de este licor comenzó en ella hace sólo dos meses. ¿Tiene algo que decir?-. Christopher se puso nervioso y comenzó a tartamudear. Por su parte, Lady Campbell, intentó objetar, pero el detective la interrumpió:
-Christopher, ¿cómo lo sabe? ¿Acaso no concurrió a la casa de su tía esa noche para contarle sobre las nuevas noticias que tenía en la compañía? ¿No fue en aquel instante, cuando estaba sirviendo dos vasos de whisky para brindar, que le volcó aquel líquido que quema el estómago y lo hace ver como si fueran úlceras? -¡Conteste!-. Christopher rompió en llanto debido a la presión que tenía encima de sus hombros. Habían descubierto su plan, había fracasado y ahora sería sentenciado a muerte por ello.
-¡Es verdad!- dijo entre llantos -¡Yo lo hice! ¡Yo la maté! ¡Debía saldar las deudas que tenía y sólo a través de su fortuna podía! ¡Ya no nos queda nada, nada desde que…!-. Tal y como se había planeado, los oficiales apresaron a Christopher y Lady Campbell, acusados de homicidio y conspiración, pero el trabajo del detective no había finalizado ahí. Se acercó con paso acelerado a Christopher y agarrándolo de la cara le preguntó
-¿Antes de quién? ¡¿Antes de quién?!-.
-¡De los Jabalíes Rojos!- respondió y la policía se lo llevó. Un día más tarde el detective concurrió a la cárcel de Londres para tomar la declaración de Christopher. Cuando abrieron la puerta de su celda, hallaron el cuerpo del muchacho sin vida. Semanas después apareció la noticia en todas las portadas de los periódicos, pero él sólo tenía algo en mente “Los Jabalíes Rojos”. Durante días y noches no había hecho otra cosa que estar encerrado en su oficina con todos los registros de homicidios de la aristocracia  que habían ocurrido en los últimos años y que habían sido cometidos por sus familiares o amigos. Todos fueron llevados a cabo por el mismo método: envenenar el licor y parecer que habían muerto por enfermedad. Así pudo concluir que Los Jabalíes Rojos se trataba de una organización de contrabando donde sus miembros formaban parte de la aristocracia europea. Iba a dejar atrás todo aquello en lo que había trabajado, ahora tenía un nuevo objetivo: desmantelar a los Jabalíes Rojos.