domingo, 24 de diciembre de 2017

“Llegó la hora de escribir un cuento” - 2017 - Primer premio: EL AMOR DE LAS GARZAS - Por Favio Zarza

         Dos garzas enamoradas vivían en una tranquila laguna rodeada de hermosos árboles y sierras. ¿Saben qué son las garzas? Son preciosas aves finas, con suaves plumas blancas y grandes alas, de esbeltos cuerpos y patas largas. Se las puede ver cerca de la orilla, en el agua, paradas a veces descansando en una pata o alertas vigilando el agua por si aparecen peces.
Volaban siempre a lo largo de la laguna, haciendo giros en el aire, como bailando para demostrar su amor.
Un día, cuando se encontraban haciendo su danza de amor, se acercó un niño, escondido entre los árboles y las vio...y al principio se sonrió pero luego envidió su alegría y su amor. Y su sonrisa se convirtió en un gesto malo y quiso terminar con tanta ternura.
A los pocos días, el niño volvió al lugar, pero esta vez con una jaula y una gomera y esperó hasta que las garzas bajaran a la laguna. Entonces, tomó una piedra y como si fuera un proyectil,  apuntó hacia las garzas y disparó.
Las garzas escucharon el ruido pero fue tarde su reacción de salir volando porque la piedra pegó en el ala de la hembra y no pudo alzar el vuelo...desde el cielo, su pareja giraba en círculos sobre ella, tratando de ayudarla pero no pudo hacer nada. Y con tristeza vio como el niño llegaba hasta su amada compañera y se la llevaba en la pequeña jaula, con el ala herida.
Cuando el niño llegó a su casa, llevó la jaula a un galpón que nadie usaba  y se puso a observar a la garza. Y le acercó un vaso con agua, pero ella estaba muy asustada y su cabeza se recostaba sobre el ala herida...y temblaba.
Durante varios días el niño intentó que la garza comiera alimentos que él le llevaba...pero nunca lo logró. Solo bebía un poco de agua cuando ya no podía más de sed. Y poco a poco, fue perdiendo fuerzas y se fue debilitando. Sus ojos ya no tenían el brillo de la alegría y el amor...
Mientras tanto, en la laguna, la garza macho extrañaba a su pareja y ya no se lo veía volando, haciendo círculos, como bailando en el aire. Pensaba que nunca volvería a ver a su amada....entonces él ya no tenía tampoco ganas de vivir. Sus plumas se veían sucias y descuidadas y sus ojos iban perdiendo el brillo también, cada día...
Poco a poco, el niño fue mirando con otros ojos a la garza enjaulada. Empezó a sentir en su corazón una sensación distinta, y cuando miraba al ave herida sentía culpa y bajaba la vista. Se acordó de cuando bailaban en el aire, girando con sus grandes alas extendidas y de lo hermosas que se veían. Y se dio cuenta de su error.
Entonces, corrió en busca de su mamá y con lágrimas en los ojos le dijo:
- ¡Mamá! ¡Mamá! Hice algo muy malo!.
- Hijo -dijo su mamá preocupada- Tranquilizate y contame todo.
Cuando el niño terminó de contarle a su mamá lo que había hecho ella lo abrazó y le dijo:
- Hijo, es verdad que lo que hiciste estuvo mal. El amor y la alegría tienen que ser libres en la vida para que todos podamos ser felices. No se puede enjaular el amor, porque entonces todo se terminaría... Vamos, te voy a ayudar a que repares tu error.
Juntos fueron a buscar a la garza enjaulada, la sacaron con cuidado y le curaron el ala. Poco a poco fueron alimentándola y fue ganando fuerzas. En pocos días su ala ya estaba curada y podía volar.
La madre y el niño llevaron a la garza de regreso a su lugar en la laguna. Y allí, encontraron al macho, que estaba ya muy débil y ni siquiera se asustó cuando los vio llegar.
El niño soltó a la garza y ella fue rápidamente al lado de su amado. Cuando él sitió el ala de su compañera sobre su cabeza, fue como si un rayo de luz atravesara su corazón apagado y sacando fuerzas de donde ya no las tenía, se paró, hizo un graznido de alegría y extendiendo sus alas se lanzó al cielo azul, llamando a su amada. Pronto se reunieron en el aire y comenzaron con su hermosa danza de amor.
Desde ese día, el niño  va todas las tardes a la orilla de la laguna y se pasa un largo rato contemplando las garzas, volando libres, llenando de alegría y amor toda la laguna.

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