domingo, 30 de octubre de 2016

CRUZADAS Por Jorge A. Dágata

         Hierve el agua con sal sobre la hornalla, dos pasos los separan, palos y escudos ante el mismo choque.
Un hueso se sumerge desnudo, un casco amarillo rueda a los pies del uniforme.
Papas limpias de sudor, botas sucias de patear, cubiertos afilados.
Ahora es tiempo de zapallo y de cebolla, la radio ha dicho que no, los choclos se han negado riendo a diente apretado desde los estantes, los gases han silbado lágrimas, dos pasos los acercan, la receta por todos conocida.
Hierve el agua y revuelve sobre la hornalla un caldo lento que promete, corridas y pañuelos, un poco de sangre sin cocinar, una propuesta a golpes, candados que no ceden, otro jornal que no fue.
Esa espuma que sube y se retira, se despliega el mantel, caen banderas, unas manos que cubren unos ojos, el vapor que no deja respirar.
Dos sillas.
Se sientan a comer y lo comen tan otra vez así, enfrentados.

MAXIMAS DE ROCHEFOUCAULD

- Un hombre de talento podrá amar como un loco; pero jamás como un tonto.

- ¿Por qué tendremos la memoria suficiente para retener hasta los detalles más mínimos de cuanto nos ha ocurrido, y no poseemos, sin embargo, la necesaria para recordar con cuanta frecuencia se los hemos referido a la misma persona?

- Es señal de un mérito extraordinario el que se vean obligados a alabarlo los que más lo envidian.

- Mientras el corazón se halla agitado por los restos de una pasión, es más susceptible de otra nueva, que cuando se encuentra en absoluto reposo.

- La soberbia es la misma en todos los hombres; sólo varían los medios y maneras de manifestarse

- La soberbia nunca deberá nada y el amor propio jamás querrá pagar.

- Nuestra soberbia se hincha con lo que quitamos a nuestras otras faltas

- Es tal el egoísmo en ciertos individuos, que, cuando están enamorados, se preocupan más de su pasión que del objeto de ella.

- El deseo de hablar de nosotros mismos y el exponer nuestras faltas a los cuatro vientos,