Hierve el agua con sal sobre la hornalla, dos pasos los separan, palos y escudos ante el mismo choque.
Un hueso se sumerge desnudo, un casco amarillo rueda a los pies del uniforme.
Papas limpias de sudor, botas sucias de patear, cubiertos afilados.
Ahora es tiempo de zapallo y de cebolla, la radio ha dicho que no, los choclos se han negado riendo a diente apretado desde los estantes, los gases han silbado lágrimas, dos pasos los acercan, la receta por todos conocida.
Hierve el agua y revuelve sobre la hornalla un caldo lento que promete, corridas y pañuelos, un poco de sangre sin cocinar, una propuesta a golpes, candados que no ceden, otro jornal que no fue.
Esa espuma que sube y se retira, se despliega el mantel, caen banderas, unas manos que cubren unos ojos, el vapor que no deja respirar.
Dos sillas.
Se sientan a comer y lo comen tan otra vez así, enfrentados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario