sábado, 26 de marzo de 2016

TRES ANÉCDOTAS RABÍNICAS

I


Esta historia tuvo lugar en el siglo XIX, en un villorrio ruso, durante un invierno duro, tan duro que los pobres sufrían más que de costumbre.
Para ir en busca de ayuda a lo del único judío rico del pueblo hombre famoso por su avaricia, el rabino eligió una de las noches más frías. Golpeó a la puerta y el ricachón mismo salió a abrirle. Posiblemente fuese la única persona del poblado que en una noche así sólo vestía una camisa, tan calefaccionada estaba su casa.
- Entre, rebe, en casa va a estar más abrigado invitó a pasar al rabino.
  - No, no vale la pena, es sólo un minuto respondió el rabí, y entabló con el hombre una larga conversación preguntándole calmosamente por cada uno de los miembros de su familia, mientras el hombre tiritaba y sus dientes le castañeteaban ante la puerta abierta. A cada momento volvía a rogarle al rabí que entrara pero éste persistía en su negativa.
- ¿Y cómo le va al primo de su cuñado, que dejó la ciudad? seguía el rabí.
El hombre estaba azul y ya no soportaba más el frío, de modo que preguntó finalmente:
- Y dígame, rebe, ¿cuál es el motivo de su visita?
- Vine a pedirle dinero para comprar carbón para los pobres del pueblo.
- Bien, ¿y por qué no entra y hablamos al calor del hogar?
- Es que si yo entro a su casa vamos a sentarnos al lado de la chimenea y a disfrutar del calor, y cuando yo le explique que los obres sufren frío usted no va a entenderlo, y me va a dar cinco rublos o tal vez diez. Pero en cambio ahora, que desde hace un largo rato usted siente el frío en sus propios huesos, si yo le digo que los pobres sufren frío va a comprenderlo mejor, ¿no es cierto?
El hombre le dio cien rublos al rabí y se sintió feliz de poder cerrar su puerta y volver a sentarse al lado de su chimenea.


II


Un Judío va a consultar al rabino del pueblo.
- Rebe, con mi mujer y mis cinco hijos vivimos en un solo ambiente, plata para mudarme no tengo y mi vida es un infierno... ¿Qué puedo hacer?
El rabino piensa y le dice:
- ¿Tenés suegra?
- Sí.
- Lleva a tu suegra a vivir con ustedes.
- Pero...
-¡Hacelo!
Al otro día vuelve el judío y le dice:
- Rebe, estamos peor que antes.
- Lleva tu perro y tu vaca a vivir con ustedes.
  - ¡Pero, rebe...!  
- ¡Hacelo!
Al día siguiente, se ve desencajado.
- Rebe, esto ya es decididamente insoportable... No puedo vivir.
- ¿Tenés una oveja? ¡Llévala también a vivir con ustedes!
- ¡Pero, rebe. .!
- ¡Haceme caso...!
Al día siguiente, el pobre hombre llega destrozado.
- Rebe, no puedo más, usted me aconsejó, yo le hice caso, y estoy al borde de la muerte, es enloquecedor estar ahí con mi mujer, mis cinco hijos, mi suegra, el perro, la vaca y la oveja.
- Entonces que ahora se vayan el perro, la vaca, la oveja y tu suegra.
Al día siguiente vuelve y le besa las manos al rabino:
- Usted tenía razón, rebe. ¡Ahora descubro lo grande que es mi casa! ¡Un paraíso!


III


Una vez fue un pobre a pedirle ayuda a cierto ricachón miserable, pero el ricachón montó en cólera:
- ¡Vete al diablo, yo no doy limosnas! le gritó, lanzando a continuación sobre el pobre todo tipo de maldiciones.
- Me lo tengo bien merecido respondió el hombre, ¿por qué tenía que venir yo a verte? ¡Que venga ella misma, la que me mandó!
- ¡¿Y quién fue la que tuvo la mala idea de mandarte a verme?! se enfureció más todavía el ricachón.
- ¿Y quién iba a ser? La miseria. Y espero que ella misma venga pronto a visitar tu casa.

HONESTIDAD (De Anécdotas Talmúdicas y de rabinos famosos)

     Al poco tiempo de que el Rabino Iaakov Kamenetsky asumió el cargo como guía espiritual de la ciudad de Tzitevan, Lituania, vino un miembro de la comunidad para aconsejarse respecto de un hecho que le había sucedido en el correo, donde el empleado en vez de darle vuelto de un billete de 10 de la moneda del lugar, le dio vuelto de 100. Rabí Iaakov le dijo que de acuerdo con nuestros sabios hay que se honesto tanto con los propios como con lo gentiles y lo invitó a que devolviera el dinero.
      Tiempo después, el Rabino estuvo en el correo y el mismo empleado le dio más estampillas de las que había solicitado y el Rabino se las devolvió. La sonrisa astuta del empleado lo convenció de que estaba probando si el nuevo Rabino era honesto o no. Y en verdad quedó encantado de tener la oportunidad de demostrar su conducta en aras de la Santificación del Nombre del Eterno.
      Después de la guerra supo que ese empleado había sido uno de los pocos que habían estado dispuestos a esconder a los judíos de los nazis.

ELIMINAR UN RESENTIMIENTO (De Anécdotas Talmúdicas y de rabinos famosos)

     Rabí Israel Lipkin de Salant viajaba en un tren hacia Vilna en el vagón de fumadores y un joven le comenzó a gritar a causa del olor que despedía su cigarrillo. Los otros pasajeros quedaron sorprendidos pues estaban en el vagón correcto. Rabí Israel apagó su cigarrillo y abrió la ventana para disipar el humo y el olor. Unos segundos después, el joven cerró la ventana, protestándole al anciano por haberlo abierto. Rabí Israel se disculpó ante el joven y comenzó a leer un libro.
Cuando llegaron a Vilna, el joven quedó horrorizado al ver tanta gente en la estación, que había venido a recibir a unos de los más grande sabios de aquella época. Inmediatamente corrió a la casa donde estaba el Rabí para pedirle perdón. El Sabio lo tranquilizó y le preguntó porque había venido a Vilna y el joven le respondió que deseaba ser ordenado shojet. Rabí Israel sonrió y le dijo que su yerno lo podría preparar.
     Y así, le proporcionó diversas personas que lo ayudaron a prepararse para pasar los exámenes, e inclusive le consiguió un puesto. Antes de partir de Vilna, se presentó ante el Rabí y con lágrimas en los ojos le dijo:
     -Entiendo que me haya perdonado, pero ¿por qué me ayudó tanto?
     -Rabí Israel tomó su mano y le dijo:
     -Es fácil decir “te perdono” .Pero ¿cuándo sabe uno que no tiene más resentimiento en su interior? Yo no estaba seguro. La única manera de eliminar un resentimiento es la acción. El que quiere a otro, desarrolla un sentimiento con el que ayuda. Al ayudarte, creé un verdadero cariño, que es más importante y más profundo que las
palabras: “te perdono”.

LA DEGRADACIÓN - Por Mauricio Duplay - (Extraído de “Caras y Caretas”, año 1935)

    Era ciertamente un bruto aquel vaquero de míster Hester que trataba de parisianizarse y que valía millones. Capaz de venganzas viles y de entregarse a derroches y a extravagancias ineptas, podía, no obstante, ser gentil con un poco de fantasía. y tener bellos gestos.
Una noche de mayo en el club, acababa de arruinar por completo al conde del Precourt. Y cuando, después de las fatales jugadas, el noble arruinado se ponía su abrigo, Hester lo acompañó hasta el vestíbulo.
- ¿ Regresa usted a pie a su casa ? Yo lo acompañaré.
Luego, agarrando al conde del brazo, prosiguió :
- Usted  tentaba  esta  noche  su  último golpe de fortuna, ¿verdad? En la esperanza de  rehacerse,  usted  puso  sobre  el  tapete todo lo que le quedaba... Y todo lo que le quedaba está en mis manos. Pues bien: ¡ Se lo quiero devolver!
Precourt tuvo un sobresaltó.
- Usted no me comprende bien - siguió Hester, - pues no se trata de devolverle el dinero.
El vaquero detúvose para chupar su cigarro, y preguntó:
- ¿Le gustan a usted los caballos?
- Son bestias nobles - replicó Precourt.  En otro tiempo yo montaba y ahora frecuento el hipódromo.
- En ese caso, ¿ quisiera usted ocuparse de mi caballeriza de carreras? ¡Oh no se asuste! No le exigiré una técnica rigurosa. Usted tendrá la alta vigilancia de los cracks, de los entrenadores, de los peones. Solamente usted deberá habitar en Chantilly con mis "pura sangre". Usted ocupará un lindo pabellón en la proximidad de las caballerizas pero junto al bosque.
Del Precourt entró en funciones. Garantizado contra las vulgaridades y dispensado de todo trabajo vil mediante una tropa de especialistas, podría ocuparse de la raza equina como artista y como observador. Porque él había venido al mundo con el gusto de lo bello y de lo curioso, y siempre hubo adornado hábilmente su holgazanería. Cerca de cada box una placa llevaba el nombre del inquilino y los de sus padres. ¡Asombrosos pedigríes! Todas esas bestias poseían inscrita; en sus residencias, sus cartas de hípica nobleza, más incontestables que muchos pergaminos.
El conde gustaba, después -del almuerzo, visitar los caballos, llevando los bolsillos llenos de azúcar. Las narices dilatadas y dando relinchos suaves, los caballos se inclinaban hacia la mano del conde. Este se aficionaba cada día más a sus bestias de valor, las que le correspondían con creciente simpatía.
El conde tenía un caballo preferido : "Parsifal". Este equino era hijo inesperado de "Tupinabur" y de "Antinea". Su piel hacía pensar en el pan dorado. Una mancha blanca nevaba graciosamente su testuz. El caballo tenía los grandes ojos tenebrosos y amantes de una odalisca. La caballeriza Hester fincaba sus mejores esperanzas en esta bestia noble. El vaquero del Far West predecía: "Parsifal" ganará el gran premio sentado en una silla. Pero "Parsifal" no ganó el gran premio. No sólo no lo ganó, sino que fue vencido vergonzosamente. Lo cual enfureció a Hester.
Después de echar la culpa al jockey, al entrenador, a Precourt, al cielo, el propietario reconcentró sus iras en el caballo:
- ¡ Esta bestia estúpida! ¡ Este muérgano ! ¡ Esta carroña! ¡ No quiero que me hablen más de él! ¡ Que lo vendan para la carnicería!
Luego, recapacitando:
- ¡ Pero, no! Le reservo algo peor. Y se marchó maldiciente.
Al otro día volvió a la caballeriza de Chantilly, muy temprano. Había bebido toda la noche, para ahogar su mortificación, y no razonando más, dijo:
- He aquí lo que he decidido: Este animal se ha deshonrado. Lo declaro decadente y terminado. Le prohíbo el hipódromo. No volverá a correr jamás... En lo futuro va a servir solamente para tirar la carreta de la basura. Tal era la sentencia burlesca y baja que había nacido en el cerebro de un antiguo niño mimado, de un viejo déspota adulado.
El conde se rebeló:
- Pero,  señor:  usted no piensa lo que dice. ¡ Usted no puede hacer esto! ¡ Es un pur sang! "Parsifal" no es culpable sino de una debilidad accidental. Pronto tomará la revancha.
Pero Hester repitió:
  -"Parsifal" tirará en adelante del carro de la basura de sus camaradas.
Del Precourt comprendió que, so pena de perder su situación personal, su empleo, estaba reducido a obedecer.
- ¡ Comencemos en seguida! - ordenó Hester.
Y fue en el patio principal donde efectuóse la primera demostración del terrible aprendizaje que en concepto del amo equivalía a una degradación. El personal de las caballerizas reunióse allí. Los caballos, sacando las cabezas de sus boxes, miraban los preparativos que no dejaban de inquietarlos. Dos peones habían conducido ya a "Parsifal" hasta el carro maloliente. Salvo Hester, todos asistían a la escena como si se tratara de un crimen.
Así, empujar, ajustar y ceñir, los ordinarios arneses al fino animal era poco fácil y muy innoble. "Parsifal" se enfureció y comenzó a dar revuelos. Sus finas y nerviosas patas, sus flancos, su grupa, se encontraron pronto cubiertos de heridas. La espuma y la sangre se mezclaban en la piel del animal, aquella que había sido como pan dorado... Sus negros ojos de odalisca fulguraban ahora de indignación. Y Precourt la compartía. El caballero veía en "Parsifal" a un noble venido a menos, a un aristócrata caído y víctima de los caprichos del dinero. Veía el emblema viviente de todas las.. decadencias y caídas injustas. Y no pudo contenerse:
- Hester: lo que usted hace es abominable. ¡ No me asociaré ni un minuto más!
Y se marchó antes de ser despedido, para protestar, él - hombre de origen  contra esa humillación infligida a una bestia de raza. "La rueda da vueltas", dicen las gentes.
Del Precourt efectuó en poco tiempo muchas operaciones felices; heredó una fortuna y ganó al juego. En el club de marras seguía encontrando a Hester, pero lo evitaba. Mas el vaquero del Far-West tomó un día la iniciativa de un acercamiento.
- ¿Me tiene usted siempre rencor por aquello de "Parsifal"?
- Sí - respondió el conde. - Pero, si usted   guarda   aún   alguna   simpatía   por   mí, véndame ese caballo.
Poco después Piecourt recibía en una de sus caballerizas al animal injustamente degradado por un excéntrico. Ya no relucía el caballo; en la noche de su mirada ya no había brillos. Ya no levantaba la cabeza, briosa y elegantemente.
El conde dio sus instrucciones a fin de que "Parsifal" fuera tratado como un famoso "crack". De modo que se alojó en el mejor box, y se esperó que su nuevo dueño lo empleara como bestia de silla. Hasta que llegó el día de su media rehabilitación...
Pero, apenas el jinete hubo subido sobre el lomo de "Parsifal", la bestia, enfurecida, lo arrojó de un sacudón; y luego quedóse quieta, pasiva, fácil... Minutos después todos vieron que "Parsifal" se encaminaba lentamente, con la cabeza agachada y mansita, hacia la carreta de la basura...
El pur sang había contraído la costumbre de la derrota. Como ciertos grandes señores, se había encanallado...

domingo, 20 de marzo de 2016

EL GUANTE (LEYENDA ANÓNIMA)

     El rey Francisco de Alemania estaba cierto día esperando a que empezara una lucha entre bestias en el circo. Alrededor de la pista congregábanse las damas de la alta aristocracia y los nobles de la corte.
     Dio el rey la señal de salida, y se abrió la puerta de la jaula, dando paso a un fiero león, el cual miró en torno suyo, moviendo nerviosamente la cola, y por fin se acostó en el centro de la plaza.
     De nuevo hizo el rey señal con la cabeza, y abriéndose otra vez la puerta, saltó a la arena un magnífico tigre, que rugiendo, miró al león. Después de dar algunas vueltas por la pista,  acabó tumbándose en el suelo, a poca distancia del león.
     Por vez tercera repitió .la señal el monarca, y entonces salieron dos leopardos que, veloces, lanzáronse sobre el tigre, el cual, de un solo zarpazo, los puso en fuga. Durante algún tiempo, sólo se escuchaba el rugido de las fieras, que fue decreciendo poco a poco, porque los leopardos, resguardados en un rincón, aguardaban el momento propicio para saltar sobre el tigre.
     Contenían los espectadores la respiración, esperando el comienzo de la lucha, cuando de repente, desde uno de los palcos, cayó sobre la arena, entre el león y el tigre, un femenil guante blanco, que pertenecía a la hermosa hija de un aristócrata. Esta, volviéndose hacia un caballero, que la estaba cortejando, díjole sonriendo:
    - Si el amor que sentís por mí es tan profundo como me aseguráis continuamente, hacedme el favor de ir a buscar mi guante.
     El caballero miró a su bella; y antes que nadie pudiera vislumbrar lo que había pasado entre ambos, saltó del palco a la arena, y rápido como un relámpago, recogió el guante.
     Las fieras saltaron sobre él, pero ya estaba a  salvo  el caballero,  que trepaba ágilmente hacia su palco.
     De todos los pechos brotó un grito de alegría, agolpándose los nobles alrededor del caballero, para felicitarle y presenciar la devolución del guante a la dama.
     Los circunstantes pensaban que ésta no podría menos de ofrecer su mano, después del heroico hecho realizado por su galán. El caballero inclinóse profundamente y, al mismo tiempo que la presentaba el guante, díjole:
     - Si por un capricho me habéis expuesto a tan grave peligro, no estimo ni quiero vuestro amor.
Y dicho ésto echóle el guante sobre la falda y alejóse de ella para siempre.

EL REY, EL NOBLE Y EL ALDEANO

Llegó un día a oídos del rey Luis XII de Francia, que uno de sus nobles había tratado brutalmente a cierto aldeano.
Tal noticia afectó profundamente al monarca, que por la magnanimidad de su corazón era amado sinceramente por sus súbditos, los cuales le llamaban'« El Padre del Pueblo ».
Determinó, pues, Luis XII dar una severa lección al noble, sobre el modo de tratar a los que no eran tan afortunados como él. Disimulando, pues, su propósito, meditó durante varias semanas el asunto, y maduró un plan que, a su juicio, no podía menos de dar los mejores frutos.
Un día invitó al noble a venir a le hizo quedarse a comer. El no se sentó con él a la mesa; mas a pesar de ello, ordenó que le regalaran con el más suntuoso banquete que imaginarse puede.
Fuéronle servidos los más delicados y apetitosos manjares; y únicamente estuvo prohibido, de orden del rey, que se le presentara el menor bocado de pan. Extrañó sumamente al noble tan raro olvido, pero por cortesía no se atrevió a pedir alimento- tan común y vulgar, teniendo especialmente a su disposición tan variados platos. Con todo, según iba gustando tantos primores culinarios, notaba cada vez más la falta del pan, y ya antes de los postres, estaba visiblemente disgustado por la ausencia de cosa tan necesaria.
En aquel instante penetró el rey en el salón.
 - Caballero,le dijo,¿os han servido bien?
 - Señor,le respondió el noble ha sido un festín, digno de un rey; mas, no obstante, he de decir la verdad a su Majestad; no estoy satisfecho, pues entre tanta abundancia de manjares faltaba el pan, tan necesario en toda comida.
 - Perfectamente,le respondió Luis XII con tono severoasí comprenderéis mejor la lección, que os he querido hacer inolvidable. Como veis, os es indispensable el pan para satisfacer una primera necesidad. Aprended, caballero, a tratar con humanidad a aquellos cuyo oficio es cultivar la tierra que ha de producir el pan necesario para vuestro mantenimiento.

ARTE POÉTICA Por Pablo Verlaine

La música antes que todo sea,
Y el Impar vago para ello busca,
El Impar libre por el espacio,
Sin que le manche cosa ninguna.

No es necesario que tus palabras
Con minuciosa propiedad luzcan:
Son aún más gratos los versos grises
Que a lo Indeciso lo Exacto juntan;

Son ojos grandes detrás de velos,
Son temblorosos soles que alumbran,
Son en cielo de otoño tibio
Azul enjambre de estrellas puras.

Así buscamos el matiz débil,
¡Siempre matices! ¡El color nunca!
¡Oh! ¡El matiz sólo desposar logra
Sueños con sueños y alma con música!

¿A la elocuencia retuerce el cuello!
Continuamente, con la mano ruda
Ten a la rima bien dominada;
¡Cómo te arrastra si te descuidas!

¿Quién de la Rima dirá los males?
¿Qué niño sordo, qué negra estúpida
Forjó este dije de baratillo
Que suena a hueco cuando se usa?

¡Música empero, música siempre!
Sea tu canto cosa que suba
Desde tu alma que de otros cielos
Y otros amores camina en busca.

Tu canto sea la profecía
Que va extendiendo la brisa húmeda
Por la mañana sobre los campos...
Y el resto es todo literatura.

A LA CASCADA DE DTOHA EN EL MONTE HIYE Por el poeta japonés Tadamine

Años de angustias y años de cuidados
Han pasado por ti, y en tu cabeza
Al pasar cada uno, te ha dejado
Una hebra de plata en tu cabello,
Hasta que al fin, en la vejez, tan sólo
Caen rizos de nieve por tu espalda.
Así espumosas caen por el valle
Sus olas de blancura inmaculada.

LA LIMOSNA Por Lázaro María Pérez

Oye, hija mía: cuando el pobre toca
De puerta en  puerta mendigando un pan,
Nos lo pide por Dios, y el Dios que invoca
Es el mismo que a todos pan nos da.

El Padre universal tiene un consuelo
Para todo dolor: y cada bien
Con que socorre al pobre, sube al cielo
Y en densa nube tórnase al caer.

Por eso es su caudal inagotable;
Por eso cada bien abate un mal;
Por eso encuentra pan el miserable,
Por eso el desvalido encuentra hogar.

También la caridad en su eficacia
Da una limosna y la reciben dos:
El que la pide, un pan que su hambre sacia;
El que la da, la bendición de Dios.

Y el aturdido mundo no percibe
Quién en esa limosna gana más,
Si el mendigo infeliz que la recibe
O la mano piadosa que la da.

Pero en este dilema no hay razones:
Calcular es lo mismo que sentir:
Si das pan y recibes bendiciones,
¿La dádiva mejor, no es para ti?

San Juan de Dios, que avaro perseguía,
Para ofrecerle pan, a la orfandad,
Al ponerlo en su mano le decía:
«¡Gracias por la limosna que me das! »

No olvides, hija mía, la enseñanza
Que encierra el don munífico de Dios:
Si de fe se alimenta tu esperanza,
Busca en la caridad tu galardón.

NADA MAS Por Victoria Gonzáles

A los que viven intensamente el amor.

Quiero tocar de nuevo
las estrellas con mis pechos
cada vez que te evoco

Quiero que me falte el aire
que me tiemblen las entrañas
que el tiempo se detenga

Estar prendida a tu piel
en una hoguera constante
sentir tu aliento sobre el mío
tu palpitar galopándome la espalda
oír tus pasos desnudos
atravesando los muros

Que no te desvíe el viento
ni te detenga una lira
quiero entonces con más ansias
rasgar mi largo vestido
para fundir en cada poro despierto
tu fértil vibrar sediento
y embriagarme con tu aroma

Que se me acabe la vida
y quiero, quiero nacer de nuevo.

Diciembre 2011.

A LUCASTA, AL PARTIR PARA LA GUERRA Por Ricardo Lovelace

No me digas, amor, que soy cruel,
Pues dejo tu convento,
Tu casto corazón y tu alma hermosa,
Y hacia la guerra vuelo.

...Cierto, sí, voy en busca de otra dama:
Por ella al campo salgo
Con tan robusta fe, y llevo conmigo
Mi espada y mi caballo.

Y mira tú si es grande mi inconstancia
Que por su amor te dejo. ..
No te quisiera tanto, vida mía,
Si amara mi Honra menos.

VIDA DE HOMBRE Por SUSANA CALANDRELLI

Prisionero en la cárcel de sus cinco sentidos,
curioso ante la vida, solo contra la muerte,
esperando sin miedo los golpes de la suerte,
vive tranquilo el hombre sus años más floridos.

No lo vence la pena por los días ya idos
ni hay llanto que lo trabe ni duelo que lo alerte:
tampoco su coraje se inmuta ante lo inerte
ni lo afecta el recuerdo de los goces perdidos.

Mucho después, cansado, con el alma ya ciega,
dejará silencioso su  lugar en la brega
con pasitos furtivos como de caracol...

Sin darse por vencido se dirá: - ¡Fui un valiente!
Pero quienes lo vean lo creerán solamente
un mendigo buscando su moneda de sol.

De "La Prensa", 1968

Regreso a la casa natal Por Alfredo Veiravé

Fácil es volver a ella. Queridas islas
recibidme ahora para la navegación (Es verdad así
“Héctor yacía en el suelo, desvanecido”
mientras la enaltecida ola quebraba sobre la playa.)
Fácil es volver a ella. Queridas sombras
atended el movimiento de los dioses que, al atardecer
rompen entre sus dedos las negras uvas.

Aquella tierra es dulce, y su dulzura
nos entrecierra los ojos. Evoquémosla,
sin temores. Pasa la tarde amarilla y ceniza,
sobre las torres. Desvarían los ángeles hermosos
entre los trebolares de la costa. Pero más aún,
desfallecen con las cabezas curvadas de dolor
en los jacarandaes.

Fácil es volver a su profundo y solitario aljibe,
a la querida casa.
(Evoquémosla sin temores, porque ella ya no existe.)

De “La Prensa”, 1966

sábado, 12 de marzo de 2016

COMO AQUELLA OTRA Por Evaristo Carriego

Vecina:  te puedes dar la mano,
esa mano que un día fuera hermosa,
con aquella otra eterna silenciosa
"que se cansara de aguardar en vano".

Tú también, como ella, acaso fuiste
la bondadosa amante, la primera,
de un estudiante pobre, aquel que era
un poco chacotón y un poco triste.

O no faltó el muchacho periodista
que allá en tus buenos tiempos de modista
en ocios melancólicos te amó.
Y que una fría noche ya lejana
te dijo como siempre:  "Hasta mañana". . .
pero que no volvió.

EL SILENCIO Por FRANCISCO Luis BERNÁRDEZ

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
Que un silencio sin fin sea tu escudo
Y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada,
No llores si el dolor es más agudo,
No cantes si el lamino es menos rudo,
No interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
Que poco a poco y silenciosamente
Inundará tu pecho de este modo,

Sentirás el latido enamorado
Con que tu corazón recuperado
Te irá diciendo todo, todo, todo.

SONETO DE LA SIRENA Por IGNACIO B. ANZOÁTEGUI

Inapelable como la azucena
se levantó en la ola su blancura,
alta en la luz de la mañana pura,
pura en la luz de la mañana plena.

Rigor de brisa y altitud de almena
desnudaron al sol su desventura,
y se quebró en la voz de la amargura
la pena de cristal de la sirena.

Pena de amor de la sirena sola,
pena de amor y soledad de nieve
rubia de luz en la almenada ola.

Soledad del amor iluminado
que al viento fía la esperanza leve
desde la almena de cristal llorado.

SONETO PARA EL SONETO A VIOLANTE Por MANUEL MUJICA LÁÍNEZ

Un soneto mandóle hacer Violante
y él, sin gran cavilar, lo que es discreto,
desplegó el abanico del soneto
y tras sus rimas ocultó el semblante.

En vano, la fermosa demandante
buscó, entre el varillaje, su secreto:
sólo halló un trozo de papel escueto,
mecido por la voz del consonante.

Acaso ella esperó del grande Vega
una flor de lisonja palaciega
o de amor una trova y de respeto.

Mandóle que contara. Obedecióla.
Y a Violante dejó, burlada y sola,
dentro la soledad de su soneto.

Regreso a la casa natal Por Alfredo Veiravé

Fácil es volver a ella. Queridas islas
recibidme ahora para la navegación (Es verdad así
“Héctor yacía en el suelo, desvanecido”
mientras la enaltecida ola quebraba sobre la playa.)
Fácil es volver a ella. Queridas sombras
atended el movimiento de los dioses que, al atardecer
rompen entre sus dedos las negras uvas.

Aquella tierra es dulce, y su dulzura
nos entrecierra los ojos. Evoquémosla,
sin temores. Pasa la tarde amarilla y ceniza,
sobre las torres. Desvarían los ángeles hermosos
entre los trebolares de la costa. Pero más aún,
desfallecen con las cabezas curvadas de dolor
en los jacarandaes.

Fácil es volver a su profundo y solitario aljibe,
a la querida casa.
(Evoquémosla sin temores, porque ella ya no existe.)

De “La Prensa”, 1966

LA PUERTA Por Rafael Serrano Ruiz - España

Le abriste la puerta
que daba a tu mundo
y le acogiste
como al peregrino
al qué se le abren los brazos.

Conoció vivencias,
momentos hermosos,
tristes experiencias…

Se aferró a tu vida
con todas sus fuerzas
como si de ello dependiera
el paso de las estaciones,
o el amor de los hombres.

Más de pronto
comprendió
que el lenguaje no era el mismo
no pudiéndose fundir
entre tus gozos y sombras…
eterno duelo

¿Acaso es….
una ironía del amor?
¿Quizás no sea…
el oportuno momento?

El,
desea inmerso en ti
la eterna permanencia
entre los pliegues de tu piel
…sueño de amor eterno.

Yacer espalda con espalda,
tú recuperándote del hechizo,
él continuando su batalla
entre deseos temores y razones…

"Sólo con amor se puede crear amor"...
mas sabe que no es suficiente.

Romántico derrotado por la vida
llora por lo que pudo ser...
Desesperadamente

EPIGRAMAS ITALIANOS Por autores varios

          I

Un borrachón padecía
Fiebre y sed; y en el recargo
A su médico decía:
- Quíteme la fiebre usía,
Que de la sed yo me encargo.


          II

Con ceño bastante adusto,
Por Dios y Santa María
Un joven sano y robusto
Me pidió limosna un día.
-Vete a cavar, dije yo.
Y arrugando el entrecejo:
-Limosna, me contestó,
Le pido a usted, no consejo.


          III

Un servil adulador
Al Rey se atrevió a decir:
-No hay más remedio, Señor,
Todos hemos de morir.
Mas de aquellos francos modos
Temiendo un mal resultado,
El hombre añadió turbado:
-Quiero decir, casi todos.


           IV

En tiempo de las bárbaras naciones
Pendían de las cruces los ladrones;
Pero ahora en el siglo de las luces
Del pecho del ladrón penden las cruces.

(Hugo Fóscolo)

EL GANGOSO Por Calderón de la Barca

Cautivó un moro a un gangoso:
Y él, bien o mal, como pudo,
Se fingió en la nave mudo,
Por no hacer dificultoso
Su rescate; de manera
Que cuando el moro le vio
Defectuoso, le dio
Muy barato. Estando fuera
Del bajel, « Moro, decía,
No soy mudo: hablar no ignoro.»
A quien oyéndolo el moro,
De esta suerte respondía:
« Tú fuiste gran mentecato
En fingir aquí el callar:
Porque si te oyera hablar,
Aun te diera más barato.»

UN EXAMEN DE ARITMÉTICA Por Alfredo Irarrazábal

Tres muchachos glotones
Reciben de su pudre en las mañanas
Mil ochocientos tres melocotones,
Setecientos melones,
Doscientas brevas y tres mil manzanas;
Dígame usted, señor examinando,
¿Qué es lo que corresponde a cada uno? »

Quedó reflexionando
En la cuestión numérica el muy tuno
Y respondió con aire convincente:
- ¡Alguna indigestión, seguramente!

EL HOMBRE QUE LLAMÓ A LA PUERTA DEL CIELO

    Mucho tiempo hace, había en la India un santo varón. Durante siete años este hombre de Dios hizo muchas y muy buenas obras, y al terminar este período de tiempo, subió los tres escalones que habían de llevarle a las puertas del Paraíso, y llamó fuertemente, hasta que le contestó una voz.
    -¿Quién llama? preguntó la voz.
    -Vuestro siervo, Señor, que pretende entrar.
Pero ni se le contestó, ni se le abrió la puerta.
    Volvióse el hombre por el mismo camino, y durante siete años más, hizo otras muchas buenas obras, viviendo virtuosamente y sacrificándose por el prójimo. Al fin de este tiempo volvió a subir los tres escalones y a llamar estrepitosamente a las puertas del cielo.
También entonces le dijo una voz desde dentro:
    -¿Quién llama?
    -Tu esclavo, ¡oh Dios! -replicó el santo varón.
Mas la puerta no se abrió.
    -Ah! Pensó he sido egoísta. No debo pensar en mí mismo. En adelante haré el bien sólo por el bien.
    Volvióse, pues, y durante otros siete largos y pesados años, se esforzó por vivir una vida noble, y consiguió apartar de sí enteramente el sentimiento egoísta. Terminados estos siete años de trabajo, subió de nuevo las tres gradas que conducían al Paraíso, y llamó suavemente:.
    -¿Quién llama? dijéronle desde dentro.
    -Tu hijo, Padre mío.
Abriéronse las puertas y el hombre de bien entró en el Paraíso.

CUATRO ANÉCDOTAS DE FILIPO DE MACEDONIA (El padre de Alejandro Magno)

I

Durante la vista del proceso de cierto acusado, Filipo se dormía por haber bebido con exceso ; y, al fin, le condenó á muerte. Entonces, el reo dijo : ¡ Apelo!
Filipo, levantándose como movido por un resorte, preguntó : ¿A quién?
El reo contestó : De Filipo ebrio a Filipo sobrio.


II

Después de la batalla de Queronea, Filipo envió cartas a Arquídamo, rey de Esparta, relatándole sus triunfos. Contestóle Arquídamo que si hubiese medido su sombra, no la hallaría más larga que antes.


III

Una vez contendía acaloradamente con un músico sobre un punto técnico.
- Señor dijo éste: pluguiese a Dios que no hubierais tenido la mala fortuna de aprender estas cosas mejor que yo.


IV

En otra ocasión se negó a admitir la solicitud de una vieja, porque no tenia tiempo.
A lo que ella replicó : Entonces, renunciad a ser rey.

FABULAS DE ESOPO (Selección)

LOS LOBOS Y EL ASNO ENFERMO

Divulgóse por cierta comarca la noticia de que un Asno, rico en carnes, se hallaba enfermo de tal peligro que no pasaría de la noche. Al punto, muchos Lobos, que eran amigos del Jumento, se presentaron, afectando tristeza, á la puerta de su casa y preguntaron solícitos por su salud. El hijo mayor del Asno asomó la cabeza por la ventana y dijo: «Señores Lobos : mi padre no está de tanto peligro como deseáis.»



LAS LÁGRIMAS DEL RICO

Muriósele a cierto poderoso una de sus dos hijas, y, según la costumbre del tiempo, pagó muchas mujeres para que la llorasen. La hermana que sobrevivió, acercóse a su madre y le dijo:«Madre mía: ¿cómo nosotras que tanto sentimos la desgracia, apenas nos condolemos, y esas mujeres que ni aun siquiera conocían a la difunta, se deshacen en lloro?» «No te extrañe, hija mía contestóle la madre :esas mujeres no lloran lágrimas, sino monedas, y ya sabes que las monedas son las lágrimas del rico.»



LA PALOMA Y LA CORNEJA

Encerrada en estrecho palomar, sin aire y con escasa luz, enorgullecíase, sin embargo, cierta Paloma de la fecundidad con que la naturaleza la había dotado. Una. Corneja que la oyó le dijo :«No te envanezcas, desgraciada, de tener mucha prole ; porque los esclavos que engendran hijos, cuantos más hijos engendran, más esclavos hacen.»



EL CUERVO ENFERMO

Próximo a la muerte y sin remedio humano, decía un Cuervo a su madre :«No llores, madre mía, sino pide a los dioses por mi salud.» «¿A los dioses, me dices? -replicó la madre acongojada.¿Cuál de ellos crees que se apiadará de ti? ¿No has pasado la vida picoteándoles la carne después del sacrificio ?»

El que durante la prosperidad no hace más que daños, ¿ qué amistades espera en la desgracia ?



EL PERRO MORDEDOR

Hubo en cierta ocasión un Perro que, sin ladrar ni enseñar los dientes, mordía a cuantos se acercaban a su casa. Harto ya su dueño de sostener altercados y pagar medicinas, resolvió ponerle un collar con cascabeles, para advertir al público de que corría peligro. Pero el Perro que era tan malo como tonto, pensó que lo que habían colgado era una condecoración y desde entonces miraba a los demás perros con desdén. Un mastín honrado se le acercó a la oreja y le dijo :«Piense, hermano, que no todo lo que se cuelga al cuello es honra ; pues hay condecoraciones que el llevarlas debe causar vergüenza.»

sábado, 5 de marzo de 2016

ANÉCDOTAS GRIEGAS

Bías

Éste también fue una vez sorprendido por una tempestad a bordo de un buque. Entre sus compañeros había algunos de bastante mala fama que empezaron a implorar el auxilio de los dioses.
- ¡ Tened la lengua !exclamó Bías, ¡no les hagáis saber que estáis a bordo !


Decía que prefería ser arbitro de sus enemigos que de sus amigos.
Porque, de dos amigos, tengo la seguridad de enemistarme con uno, mientras que de dos enemigos, puedo hacerme con un amigo.



Aristípo

Dionisio el tirano preguntó al filósofo Arístipo por qué los filósofos infestaban las casas de los ricos y éstos no infestaban las de los pobres. Arístipo contestó :
- Porque lo filósofos saben lo que necesitan y los ricos no.


Una vez pidió dinero á Dionisio, y éste replicó :
-  Creía que los filósofos no tenían necesidad de dinero.
- Dámelo Arístipo,y te contestaré.
- Dióle Dionisio algunas monedas de oro.
- Ahora - prosiguió Arístipo,-ya no tengo necesidad de dinero.


Durante una tempestad, a bordo de un bajel, se asustó de tal manera, que otro pasajero no pudo menos de decirle :
-.....Nosotros, los del vulgo, afrontamos serenos el peligro ; vosotros, los filósofos, os mostráis cobardes.
- Es porque arriesgamos algo más que vosotros, cuyas vidas bien poco valen -contestó



Diógenes

Iba Diógenes mendigando dinero según la costumbre de muchos viejos filósofos que no querían molestarse en ganarlo e insistía más y más en sus pretensiones cerca de un joven pródigo que cerca de otros. Uno que lo observó, díjole :
- Estáis abusando de la generosidad de un hombre dadivoso.
  - No, -replicó Diógenes-, ya procuraré otra vez mendigar también a los demás.



Agesliao


Al decir a Agesliao que había un hombre que sabía imitar al ruiseñor a la perfección, contestó :
- ¿Y qué? yo he oído al propio ruiseñor



Alejandro el Grande


El rey Darío de Persia hizo grandes ofrecimientos a Alejandro el Grande, después de la batalla de Issus, si quería retirarse de aquella nación. Uno de sus generales, Parmenio, dijo :
- Si yo fuese Alejandro, los aceptaría.
Entonces, Alejandro replicó :
- Yo también, si fuese Parmenio.



Temístocles


Un día, el representante de un Estado insignificante dirigióse a Temístocles en tono asaz altanero.
- Amigo mío dijo éste :vuestras palabras necesitarían todo un Estado para justificarlas.



Filipo de Macedonia


Aconsejaron a Filipo de Macedonia que desterrase a  un noble, porque había hablado mal de él.
Filipo replicó :
- Vale más que hable en donde se nos conoce a ambos, que donde no seamos conocidos ninguno de los dos.



A una estatua de Venus Por Antipater

De Venus la forma y las armas
tomó ese mármol, o bien
al mirarlo Venus dijo:
 “Así quisiera yo ser”

Epitafio del poeta Hiponax Por Teócrito

Aquí reposa Hiponax,
aquel lírico poeta;
Si eres malo, de su tumba
en el instante te aleja,
y si eres bueno y nacido
de gentes que fueron buenas
puedes sentarte y dormirte
si quieres, tranquilo en ella.

ODA DEL AMOR Por ANACREONTE

Era la media noche ;
En el sereno cielo
La Osa revolvía revolvía
Su giro hacia el Boyero.
Yacían los mortales
En un profundo sueño,
Cuando el Amor mis puertas
Golpea con estrépito.
¿Quién llama grito, y quiere
Turbar mi dulce ensueño ?
Un niño soy responde ;
-Abre ; no tengas miedo.
Mojado estoy ; no hay luna,
Y en las sombras me pierdo.
Compadecíme oyéndole,
Y la lámpara enciendo;
Abro, y un niño alado
Con arco y carcaj veo.
Le hago entrar, ya la lumbre
Junto al hogar lo siento.
Sus manos yertecitas
Entre las mías templo,
Y enjugo cariñoso
Sus húmedos cabellos.
El, desechado el frío,
Dame el arco ; veremos
Me dice si el relente
Daño a la cuerda ha hecho.
La tiende, y me dispara
Un dardo tan certero,
Que cual rabioso tábano
Me da en medio del pecho.
Ríe entonces, y brinca, Y dice :
Congratulémonos,
Huésped ; mi arco está sano,
Pero tu pecho enfermo.