Inapelable como la azucena
se levantó en la ola su blancura,
alta en la luz de la mañana pura,
pura en la luz de la mañana plena.
Rigor de brisa y altitud de almena
desnudaron al sol su desventura,
y se quebró en la voz de la amargura
la pena de cristal de la sirena.
Pena de amor de la sirena sola,
pena de amor y soledad de nieve
rubia de luz en la almenada ola.
Soledad del amor iluminado
que al viento fía la esperanza leve
desde la almena de cristal llorado.
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