sábado, 30 de mayo de 2015

Murales Literarios “Tu lugar, tu gente, tu historia”: un proyecto provincial en el que Balcarce estuvo presente.

Intentaré reflejar en estas líneas una experiencia interesante vivida días atrás en la ciudad de La Plata, junto a mi compañero de página, Ezequiel Feito. Tomo la palabra porque el asunto lo involucra de tal manera que es de esperar, conociéndolo, que él no lo publique por modestia, o por su exceso, con lo cual estaría faltando a la verdad y contrariando así sus principios y los de nuestro espacio.
    En el enorme edificio del Ministerio de Economía de la provincia se desarrolló el pasado martes 19 el acto de presentación de Murales Literarios, “Tu lugar, tu gente, tu historia”, organizado por el Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires y la Asociación Civil “El Puente Arte y Cultura”, resultado de los concursos en que se convocó a escritores y muralistas. Muchos de ellos acompañaron la exposición de las obras, realizadas sobre paño fenólico en soportes metálicos. Las categorías eran microrrelato y poesía, de modo que la extensión nos permite publicar los textos, para ponerlos al alcance de nuestros lectores. Como valor agregado, los contenidos se orientan a lo social y no eluden lo político, sin limitarlo a lo meramente partidario.
    Presidió el acto la ministra del área, licenciada Silvina Batakis. Lo abrió con una definición muy clara en cuanto a valorar una literatura que deje de ser un espacio cerrado y pase a significar un vehículo de conexión con la comunidad. Se trata agregó- de difundir el arte que forja la cultura popular.
    A su turno, el asesor Patricio Narodowski, miembro de la Asociación Civil El Puente, aportó su visión, que concibe al proyecto con contenidos bien políticos, con una valoración de la macroeconomía orientada a la distribución de ingresos.
    Hasta ahí, nada sorprendente: pocas palabras, muy al núcleo del asunto, desde la perspectiva que compete a los organizadores. Algo, sí, fuera de lo común, que economía y poesía confluyan en algún punto más que en la ripiosa rima. Muchas imágenes presentes y algunas cámaras, para las imágenes futuras. Publicidad, seguramente, un poco de campaña de una gestión política que se va, pero… Los atriles con textos y despliegues visuales.  Allá al fondo, un gran cartel del gremio de estatales planteando una reivindicación laboral. De tanto en tanto, un empleado lleva una alta pila de expedientes, sortea al público haciendo malabarismos y nos regresa a la realidad del lugar en que la poesía vibra como recién bajada de una nube:
        iluminados, raídos, enclenques, sublimes, soberanos,
        somos hilos de esta trama colectiva que es la patria. 
    Una publicación de muy buena calidad gráfica reúne las producciones para que los asistentes puedan luego disfrutarlas con tranquilidad, y difundirlas, como en nuestro caso. Los ganadores de ambas categorías surgieron de entre más de quinientos trabajos enviados, y en general pertenecen a distritos cercanos a la capital provincial o el Gran Buenos Aires.
Hay una poesía premiada, del interior. Es de un autor que los balcarceños conocemos. Se titula “En un domingo de enero”.
    Nada de creer demasiado en concursos y premios, quienes ya transitamos esa etapa del camino. Pero en este caso, dan la posibilidad de expresar una realidad social, sacarla del ocultamiento que puede perpetuar la inequidad, el sometimiento; la injusticia; la deshumanización. Los temas en que la literatura ha levantado desde siempre sus banderas de denuncia, para contribuir a mejorar la sociedad.
Puede uno desconfiar de la “cultura oficial”, y lo bien que hace. O de la limpieza en la premiación, en ocasiones alterada por intereses de grupo o amiguismos. En este caso, se eligió a un desconocido para los organizadores, se puede apreciar el nivel de los demás premiados, ya que se publican todos, y concluir que no hubo favoritismos, sino una selección fundada en la calidad. Sería bueno que este criterio honesto volviera a primar en todos los concursos. Un total de 502 obras tuvo que ser leída por un jurado, conformado por María Layra F. Berro, Nelson Mallach y Paloma Sánchez, de manera atenta y comprometida con el espíritu del concurso    Además, la ocasión posibilitó un encuentro con gente cordial, como suele serlo la que comparte vocaciones, la escritura, la pintura o el diseño. Y nos deja una especial impresión de cercanía desvestida de formalismo, la actitud de la ministra Silvina Batakis, recorriendo la muestra y dialogando sin presunciones, aunque sí complacida por concretar un proyecto del cual, y es evidente, ha sido impulsora desde el principio.
    Para nuestra cosecha, después de compartir un brindis y reponernos de las fatigas del viaje, esa como una cosquilla interior, la alegría de saber que la poesía de un balcarceño anda por ahí emocionando a más gente, acercándola en la comprensión, mientras se abre camino en un mundo y un tiempo que parecen tan indiferentes.

La Ministra de economía de la Provincia de Buenos Aires, Silvia Batakis, en el discurso de entrega de premios


OBRAS GANADORAS EN MICRORRELATO Y POESÍA



Microrrelato - Primer premio
Multitud – Por Cristian Palacios

Y a veces, cuando la tormenta, podía suceder que Madre, lentamente, pasara un brazo por sobre el hombro de Padre. Y en silencio, Padre, posaba una mano sobre la espalda de Abuela. Abuela apretaba entonces la foto de Abuelo contra su pecho. Mi mano, temblando, buscaba la mano de Muchacho. Y Muchacho la de Señor Que Llora Sólo. Y éste la de Niño Que Tiene Frío. Perro también se había unido al abrazo. Y Gato. Y Señora Buena. Y Policía. Y Leñador. Tantos éramos entonces que ya no se veía el principio. Ni el final. Y nadie podría haber dicho cuándo había comenzado el abrazo ni en qué momento iba a terminar. Pero se sentía bien. Sobre todo en esas noches, en que arreciaba la tormenta.
 Se sentía bien.


Microrrelato - Segundo premio
Buena gente – Por Gustavo Fracchia

 “Los argentinos son buena gente", solía recordar la vieja uruguaya. Contaba que, al llegar a este país, mientras paraba en una pensión de mala muerte, cuidando al hijo enfermo de mala muerte, cruzó la calle hasta el almacén de mala muerte a comprar yerba para llenar el mate y esperar a su marido que salía temprano a hacer changas de mala muerte. La mujer que la atendió le dijo que ahí no se vendía yerba suelta. Al verla irse tan quebrada, la llamó, abrió un paquete y le llenó el mate.
—Venga cuando quiera —le dijo—, ahora vendemos yerba suelta.


Microrrelato - Tercer premio
Los pescadores – Por Fabián Alberto Le Moal

La marea comenzó a bajar y entendió que debía volver. Juntó la red con el sol del mediodía sobre los hombros. La sintió pesada y se dijo "un buen día de trabajo".
 Desparramó la pesca sobre la cubierta y notó que entre pejerreyes y dorados se erguían rostros conocidos: el zapatero que fabricó sus botas y la paisana que horneó su pan; el carpintero que hizo su bote y el herrero que le regaló su primer cuchillo; todos con sus propias redes a lomo escurrían sus ropas y se ayudaban, entre risas, a limpiarse de peces y algas. El pescador, sin inquietarse, buscó en el horizonte el paisaje artesanal del Delta y se supo en infinitas redes de infinitos pescadores.


Microrrelato - Cuarto premio
La Singer – Por Gustavo J, Cingolani

Llevala, hace una mesita y ponele unas flores arriba. A mi vieja le hubiera gustado. Mira que nos dio de comer. Como doblaba el lomo tu abuela sentada en la máquina. Nos vistió a todos. No me voy a olvidar nunca. Porque para tu abuela nada fue fácil. Como voy a olvidarme de ese día. Tengo el recuerdo en la mano. Tu abuela, mi mamá, me llevaba de la mano, a los tirones. La fundación quedaba a la vuelta de casa. Estaban todas las vecinas, las mismas que se pasaban horas chusmeando, no se daban ni cinco de bola. Se miraban nerviosas. Evita se dio cuenta, las tranquilizó. -Compañeras, tranquilas que hay para todas.
 Y de los camiones seguían bajando las Singer.


Microrrelato – Quinto premio
La sed, según Tavie Mariani – Por Gonzalo M. Methol

Cuando por fin logró tocar el cielo con las manos, Mariani descubrió que se trataba de una sustancia fría y acuosa. Hundió los brazos hasta el codo; movió los dedos para sentir esa consistencia impensada. Asqueado, quiso retirarlos: una fuerza implacable lo empujó hacia dentro. Supo, entonces, mientras su cuerpo se sumergía, que la lucha, antes hermosa y necesaria, ahora era absurda; que eso que le colmaba la boca, la nariz y los pulmones, asfixiándolo, era lo que había anhelado, ciego, desde abajo, mientras caminaba descalzo, como un náufrago o un falso Mesías, por las calles de una ciudad agobiada de historia, fantasmas y geometría. Mariani supo que debía pagar el precio. Que nadie puede estar a la altura de tanta sed sin ahogarse.


Microrrelato – Sexto premio
Perdido en tiempos urgentes – Por Gianni Pablo Cionetti

Este mural es, en cierta forma todos los murales. Como todos los murales, este mural está dirigido, con mucho interés, a quien lo mira. De hecho, este mural es tuyo "¿Cómo?" Preguntarás. Muy sencillo, sólo se requiere valor para volar, labor para labrar el libro que será, a su vez, todos los libros. Te invito a que escribas en las paredes de los hospitales, en las bocas de los enamorados, en los dormidos cielos de los muertos, en tu propio corazón alegre, y también en tu propia tristeza y desespero. Pero nunca dejes de escribir. Porque las palabras son de todos, y un pueblo que no escribe es un pueblo que se olvida.


Poesía – Primer premio
La hamaca rota – Por José Luis Forcinito

En todo barrio hay una plaza con juegos.
Un amigo callado que se quedó sin padre.
Una novia, que nos amó y quisimos muy poco.
Un almacenero republicano. Un armenio que espera.
Gente humilde que siempre saluda con afecto.
Vecinas envidiosas y jardines de ruda.
Peluqueras decentes que cuentan indecencias.
Sapos en el jardín.
En todo barrio hay un desaparecido.
Lastimando el paisaje, como la hamaca rota de la plaza.


Poesía – Segundo premio
Tapiz – Por Graciela Bozzolo

Tarde. Humedad de río. Suena en el andamio una polka
portuguesa, una tonada, una cumbia, un tango /Acurruca
el obrero su quincena: será fiesta del domingo, pared de
una piecita o cuna improvisada./
Hay alegría en el barrio, tranquila una mujer amamanta,
es una niña, una estampa, virgen de barro./
A la noche el cadete de la esquina termina el secundario./
En el centro, blancos-celestes banderines resisten la
tormenta. Ruge el tránsito./
A media calle tambor y cantos: tumultos de protestas
y reclamos / escupen los televisores de los bares los peores
presagios: es diciembre en Buenos Aires./
En los escaparates se juntan Borges y Jauretche. Ríen y se
besan dos mujeres, las madres encienden las viejas
lámparas./
Iluminados, raídos, enclenques, sublimes, soberanos,
somos hilos de esta trama colectiva que es la patria./



Poesía – Tercer premio
Historia de barro – Por Inés Storni

los ancianos sabios
esos que nos hablan desde los rincones
dirán
que cada una de las veredas tercas
se anudará en una esquina
para soltar sus cuentos
para llenar de historias los balcones
que después caerán como escombros de voces
agotadas




Poesía – Cuarto premio
Otras manos – Por Santiago Alvarado Olguín

Cuando la sed te pida agua
bajaré al río
donde la oscuridad te pierda
arderá mi llama
antes que el hondo pozo te reste
te tenderé mi mano
porque tu dolor nos abre
y el largo silencio nos funde
porque sos mi hermano
aunque no sepa tu nombre.

MENCIONES EN MICRORRELATO Y POESÍA



Microrrelato – Mención
Paredón – Por Sheila Kehoe

El muro nace junto a la calle colectora. De sólidos ladrillos, encastrados prolijamente hasta una altura homogénea, es un claro reproche a las vecinas paredes de chapa y cartón que se desmoronan, sin ley, unas sobre otras. De lejos parece blanco, inerte, un espectro proyectándose sobre la villa, Pero basta con apoyar la mano sobre el revoque rugoso para darse uno cuenta que está vivo. La inmensa tapia, que los de afuera soñaron blanca, tiene tatuada la piel con las voces de los de adentro. Nombres, declaraciones de amor, insultos, amenazas. Unos gritan en aerosol negro y otros responden con pinceladas rojas. Delineado con un ladrillo: un arco de fútbol, con las huelas de muchas pelotas embarradas que fueron gol. Después, más palabras, más villa, más pueblo, más vida.



Microrrelato – Mención
Después de Caseros – Por Graciela Beatriz Brown

Por mi tierra (cuando aún no se llamaba Suipacha) pasó el soldado federal cabizbajo. Lloraba. En Caseros perdió sus sueños. Arrastrando la pierna rota, comenzó a andar hacia el progreso.



Microrrelato – Mención
El palacio ideal – Por Emmanuel O. Burgueño
El hijo de un campesino, cartero de campo de profesión, tuvo un día una revelación: "¿Qué otra cosa puede hacer un hombre mientras camina una y otra vez por el mismo paisaje excepto soñar?". Había tropezado con una piedra, y su forma extraña y hermosa enfebrecieron su imaginación, Vislumbró un palacio imposible, y dedicó el resto de su vida a la tarea de reconstruirlo. Durante treinta y tres años (93.000 horas) recorrió kilómetros con su carretilla en busca de piedras, conchillas, fósiles, arena... Su palacio fue creciendo, poblado dé toda clase de animales, seres, esculturas; sin lógica aparente, se expandía como un árbol que buscara llegar al cielo.

  

Microrrelato - Mención
Rompecabezas – Por Juan Martín Montiel

El rayo de sol ardía en la piel. El aire caliente despegaba del piso entre polvo y escombros, secándole los labios. Sus brazos y sus manos se sentían cada vez más pesados. Pero la obra seguía. -¡¡-¡ Bebió agua de una botella de plástico y contempló la pila de ladrillos. Cada ladrillo era importante, sin alguno de ellos, el edificio no estaría completo.
"¿Qué pasa, Manuel? Dale, no aflojes que en dos días terminamos" Era la voz del viejo Olega. Volvió a mirar a la pila. Comprendió que era él también como un ladrillo, una parte importante de algo más grande, y esa grandeza lo invadió. Era otra pieza invaluable: en su ausencia, ese algo estaría incompleto, a medio hacer. Se secó la frente y le sonrió. "Dale, no aflojes"



Microrrelato – Mención
Resistir – Por Ana María Moyano

Pringles 225. Ahí va ELLA: negra y descalabrada; taconeando, la borracha. Ve una puerta clausurada y se ríe a carcajadas, la maldita. En las calles pululan enfermos. Algunos, agónicos; otros, mutilados. Con fiebre, con pus y con sangre. No hay diagnóstico, ni alivio. ¡Vacío! Exterminio! - ¡Cerró el Policlínico! Deudas mal saldadas. ¿Y los pacientes? ¿Y el personal? - comenta la gente.
La bronca estalla en los viejos empleados. Hay marchas, reclamos! Afloran ideas y fluyen las ganas.
En Pringles 225 se oye un grito desgarrador. Hay jadeos. La pasión puja. Asoman sesenta manos y ¡están enlazadas! Son médicos, enfermeros y auxiliares. ¡Nació Policoop! ¡Nació en Tres Arroyos, un pueblo, que quiere la vida! La negra borracha, la muerte, humillada, se inclina y agacha su frente.



Microrrelato – Mención
Masacre – Por María Victoria Mora

El estallido rompe el silencio de la noche. Rodolfo se despierta. Le cuesta creer lo que escuchó. Necesita confirmarlo. Se viste y sale. Camina siguiendo el rastro del sonido. Escucha un camión. Lo ve alejarse. Corre hacia allí. No piensa en el peligro, piensa en los noticieros: subversivos muertos en enfrentamientos. LLega. El horror se aparece ante sus ojos. Ve restos de hombres y mujeres que ya no son. No puede contener el vómito. Sabe que las pesadillas lo perseguirán por siempre. Creyó que ser clandestino en un pueblo como Fátima lo mantendría a salvo. Tiene que huir. Por más que lo piense, sus pies no se deciden a andar. La sirena suena cada vez más cerca. (En homenaje a las víctimas y familiares de la Masacre de Fátima)




Microrrelato – Mención
Generaciones – Por Santiago Featherston

Mi abuelo me cuenta que en su juventud el país era otra cosa. Tiene las manos curtidas de tantas heladas, dice. Deja el mate en el suelo y me sigue contando: "Yo empecé a trabajar desde tu edad, Nico. Tenía 8 años y andaba juntando los huevos en el gallinero atrás de mi vieja, tu bisabuela, que en paz descanse". Yo me lo quedé mirando unos segundos y le dije:
-Pero abuelo, ahora los niños vamos a la escuela y no tenemos que hacer esas cosas. ¿Eso es bueno, no? Dejó lo que estaba haciendo y soltó una carcajada. Tenes razón, Nico. A veces los viejos nos olvidamos de usar los lentes y vemos las cosas borrosas. Pero ustedes ven bien. Por eso mismo la Argentina los necesita.



Microrrelato – Mención
Siesta – Por Josefina Ricotta

Mariela se acomodó los anteojos. Abrió la palma de la mano izquierda sobre el centro del volante y liberó al viento un sonido tan intenso, que los chicos que chancleteaban por el medio de la calle, lo confundieron con la sirena de los bomberos. Suspiró - Siga derecho hasta chocarse con la plaza y enfrente tiene el rancho - respondió la chica del mate. Acá todo les queda entre la ruta y la laguna, pensó Mariela. Bajó con el eco de un portazo y activó el seguro. Las rejas de menos de un metro de alto le impidieron la entrada. Se revolvió el pelo. Suspiró -Son las dos de la tarde señora - respondió una nena. Mariela se resignó a dormir la siesta con el aire acondicionado encendido y el asiento reclinado



 Microrrelato – Mención
Aprendí de ver – Por Florencia Zubieta

La vi revolviendo las manos adentro de un balde. Estaba sentada sobre una butaca de trapo. Hacía morcilla al aire libre con sus manos. Era invierno en el patio de mi niñez.
-¿Dónde aprendiste eso, mamá? -Deber
-¿Por obligación? -¡No hija, viendo, de Ver!
Intenté imaginarla de niña cincuenta años atrás por esa misma pampa: ¿A quién miraría? A su madre y a su padre, así como ellos seguramente habían mirado también a los suyos, envueltos todos en el solipsismo de un acto concreto y milenario.
La sigo viendo sobre esa butaca, y aunque no aprendí a hacer morcilla -lo confieso-, hoy busco envolverme yo también, en un abecedario que revuelvo con mis manos, y hasta con mis pies.



Microrrelato – Mención
Zzbz – Por Lucio Flavio Di Giacomo Noack

Las luces se apagan. El acto final inicia. El protagonista se presenta en escena. Un dúo de vientos ejecuta una melodía monótona y conocida. El espectador se inquieta. El protagonista, despliega toda su destreza en la ultima entrada. La magistral interpretación se apodera del interior del espectador. Las luces se encienden. El espectador salta de su cama y estallan los aplausos. El mosquito escapa entre bambalinas.



Poesía – Mención
Buenos Aires – Por Silvia Claudia Rivas

Yo supe de un compadrito que bailaba en lo de Hansen.
Me aseguró que a vivir
se aprende sólo en los suburbios,
donde el bandoneón es más triste
porque la luna se hace lunfarda del empedrado al zaguán.



Poesía – Mención
Llanura – Por Miguel Ángel Vecino

Es simple, es el traje sentido del lápiz.
Es la seña vulgar de la mano, es la mano sobre los ojos replicando el horizonte...
La irrupción pensada de los árboles,
La unión de los campos con mi cielo, en ese rastro
ilegible del alambrado.
La línea efectiva del atardecer en el bosque cegador del sol naciente,
Todo figurado en la mirada, en parte es llanura...
lo otro: un habitar pensado.



Poesía – Mención
Entrega – Por  Salomé Hernaiz

Soy el ascenso del humo
que el fuego no quema

soy la ausencia
estremeciendo la desnuda piel

me nazco en un rostro ajeno
y vuelo en un jilguero muerto

¿Qué hay de vida?
¿Qué hay de muerte?

la extinción cegada del exceso final

la entrega



Poesía – Mención
En un domingo de enero – Por Ezequiel Feito

En un domingo de enero, sobre un viejo tobogán juega un niño
mientras su padre lo vigila atento.
Lo mira dulcemente, la fatiga ha olvidado quizás por un momento.
Ha dejado de morir tan sólo un rato, olvidando su salario y su futuro incierto.
Ríen ambos, un aire quieto parece entregarlos a la sencillez de un tiempo.
que mañana venderá sin más remedio.
Y no le importarán los árboles ni el sol, ni que fue domingo, o que fue en enero.
A su rutina volverá. El mundo mágico se habrá cerrado por completo,
mientras que la plaza esperará el regreso
de la mirada atenta del padre al niño en el cuerpo de un tobogán muerto.


Poesía - mención
Oración del detenido – Por  Eduardo E. Serralonga


Ya no siento el oprimir empecinado del acero que lastima mis muñecas, ni el sonar ni el estampido de metales al abrir y cerrar de nuestra reja, como siento hoy aquella lágrima empapando su rostro -húmeda mueca-a mi suerte apoyado en esta celda y mi madre sollozando en esa iglesia ¿Vale tanto mi atrevido sueño vano ese instante irreflexivo, inmeditado, torpe impulso vanidoso del pasado?¿Vale acaso tres denarios oxidados este ahora de mis alas recortadas? Pienso, vale, todo esto -arrepentido-en mi nube de estupor iluminada ¿que no tenga la caricia de su mano?


 
 Poesía – Mención 
A Cántaros – Por Magali Martínez Barletta


A cántaros la vida cae
rebalsa dolor su pecho
 a cántaros el cuerpo llora
el agua le llega al cuello.
Derrama su vieja pena
ahogada en su voz silente
a cántaros la vida cae
sollozos en todo el cuerpo
los truenos le abren los ojos
hundiéndola en el silencio



                                                            Poesía – Mención 
                                                      Una foto – Por  Daniela Borgo




Somos dos bebés blancos y redondos,
durmiendo con idéntico gesto de miembros desparramados,
en un catre viejo, en la galería descascarada del campo.
Una parra nos da sombra y frescor,
una parra y su mirada, hermano,
que se hamaca desde un sillón de mimbre sobre pómulos aindiados.
Son los ojos de nuestra mamá descalza,
como un tul sobre nuestras cabezas,
es su regalo más puro: su sangre en la nuestra.




Poesía – Mención
El asado – Por  Fabio Prado González

Y hubo un asado que nos junto a todos.
Chicos y grandes (que siempre nos echaban)
finos y mersas, peronchos y radichas.
Si hasta el loco del barrio comió asado ese día.
Se hizo la luz y fue tanta la alegría
que el comisario habló
y todos aplaudimos.
Luz de mercurio, y ya vendrá el asfalto.
Mi viejo cantó un tango,
Mi vieja sonreía.
























jueves, 28 de mayo de 2015

Concurso Literario Escolar “Un regalo teatral”

Con motivo de celebrar los 130 años de la Escuela Primaria N° 2 el día 29 de septiembre de 2015, te invitamos a participar del concurso literario “Un regalo teatral”. Cuenta con el aval de Jefatura de Inspección de Enseñanza

¿Quiénes pueden participar?

Podrán participar gratuitamente los niños y niñas de Balcarce que concurran a sexto año de las escuelas primarias estatales y privadas

¿En qué consiste?

En presentar una obra de teatro grupal cuya extensión no supere las tres páginas.

¿Cuál es el tema a tratar?

El tema de la obra debe ser valores. Pueden elegir alguno en especial, según lo consideren más importante a rescatar y resaltar.


¡Utilicen toda la imaginación!

Se podrá presentar solo una obra por grupo de alumnos correspondientes a una sección.

La obra deberá ser inédita, es decir, que no haya participado en otros concursos. Si fuera detectada una obra con estas características, la misma será descalificada.

Para su creación los alumnos y alumnas podrán consultar a su docente de prácticas del lenguaje o a la dirección:     bibliotecaescuela2@yahoo.com.ar

Las obras que sean preseleccionadas no serán devueltas ya que las mismas formarán parte de una futura publicación.

¿Cómo deben presentar la obra?

La obra deberá ser presentada por cuatriplicado, en hoja A4, interlineado doble, fuente Arial tamaño 12 y no superar las tres páginas.

Como encabezado cada copia más la obra original deberá tener el título de la obra y el pseudónimo del grupo.


Datos obligatorios a consignar en cada trabajo

La obra original y las copias deberán ser colocadas en un sobre cerrado que tenga:

Anverso: nombre del concurso, título de la obra y seudónimo.

Reverso: curso y división, escuela.

Además deberán incluir una hoja con todos los nombres de los alumnos que participaron en la escritura.

¿En dónde deben presentar la obra?

La obra deberá ser entregada en la biblioteca y/ o secretaría de la escuela primaria N° 2, sita en calle 18 y 25.

Recibiremos los trabajos hasta el día 17 de julio de 2015.

La semana del 31 de agosto al 04 de septiembre se realizarán las representaciones de cada una de las obras participantes, en la sede de la escuela.

El jurado realizará la selección de los trabajos ganadores y los dará a conocer la semana del 14 al 18 de septiembre.

Premios:

Los organizadores serán quienes comuniquen el resultado del concurso a los ganadores.

El ganador tendrá como premios: libros para su escuela y la publicación de la obra en un medio de comunicación local.

La entrega de premios se realizará el 23 de septiembre en la sede de la Escuela.

El jurado será inapelable y podrá decretar los premios y/o menciones de honor, según lo estime.

¿Dónde y quiénes representarán la obra escrita?

Todas las escuelas participantes podrán representar la obra escrita por el grupo en las instalaciones de la Escuela Primaria N° 2, en torno a su cumpleaños, de acuerdo al cronograma de presentación que se mandará oportunamente a cada una de las escuelas participantes.


Nota: Cualquier caso no previsto será resuelto según el criterio de los organizadores.
           La participación en este concurso implica la aceptación de todas las bases expuestas.

sábado, 23 de mayo de 2015

RODEADOS Por Tessie Downey de Weingast

Ya la larga mesa se encuentra
del todo rodeada,
retoños que ríen y cantan
con voz destemplada,
y están los abuelos callados
pensando en la vida que pasa,
donde antes sus hijos soñaban
con este esperado futuro,
y ahora los nietos que llenan la mesa,
acortan las horas y achican los muros
de la casa vieja.

INSTANTE Por María Tulia Gentile

Las manos enlazadas,
los ojos semiabiertos.
Blancura en los cabellos.
Quietud, soledad, silencio.
Un reloj que no marcha,
 un retrato, un sillón polvoriento.
Una historia cualquiera
que ha detenido el tiempo.

Febrero Por E. Feito

Disuelve la tarde su sangre caliente
en el lento descanso del tibio febrero,
encuentran las sombras en la tierra su muerte
bajo un cielo errante de dorado ensueño.

¡Y todo es febrero!

VOLVER A EMPEZAR Por Nora Beatriz Gentile

Crepúsculo pampeano.
Mar de hierbas sobre ondulante suelo.
Cruza a caballo la llanura un hombre
que lleva como estigma el desaliento.
La honda pena le nubla la mirada
mientras, en un letargo,
las añoranzas vuelven  .
El desborde del río,
cuando las aguas mansas
se volvieron fieras.
Una vez más, en lucha estéril, desigual,
ellas ganaron.
De aquello que antes tuvo, nada queda.
Sólo ese viejo zaino enflaquecido.
compañero de angustias y de leguas.
Ha visto cerrarse todos los caminos.
Ha soportado cien embates cruentos.
Hoy, parece llevar sobre sus hombros
todo el cansancio de los siglos muertos.
Se detiene. Levanta la cabeza.
Sobre un poste, aun en la inclemencia,
un pájaro albañil su vivienda construye.
Renace la esperanza. Resucita la fe.
Empezará de nuevo.
Mira a lo lejos. Su frontera está allí,
donde el cielo se une con la tierra.
Al llegar la noche, sigue adelante
retomando el rumbo,
el mismo que señalan las estrellas.

Reconstrucciones Por Gerardo Barbieri

Si otra vez
con el olvido de cuestionados ayeres
después de quebrar silencios
decidieras vestirte del rojo
que anuncia un tajo en la frontera
que cerramos a la felicidad
-un sendero entre ruinas,
un rumbo sobre promesas incumplidas
de frente a los altibajos,
tras inviernos y veranos, sí,
pero nuestro al fin y al cabo-
si pudiera yo, aún sin merecerlo
editar fragmentos de esta historia
en un montaje para proyectar el reverso
de situaciones lamentables
como una filmación
donde asistir el triunfo del amor
asumiendo sendos roles protagónicos
plenos de justicia poética
entonces
podríamos afirmar el inicio de una búsqueda
para inflamar
de nuevo
aquella pasión
abandonada.
                                                                                                             (De su libro “Furores”)

OCASOS Por Susana Bauer

En e! sereno atardecer Febo agoniza.
Con poderosa dignidad va descendiendo
en majestuoso ocaso, que sin prisa,
marca el final de un día más, como en milenios.
Miro tu rostro anciano, donde el tiempo
plasmó en los surcos su densa geografía
y, en las cansadas manos que contemplo,
sé que guardas, calladas, tus fatigas.
Un sillón, un lugar, la vieja casa
donde de joven los leños encendías,
para contarnos historias de otros tiempos
me pueblan la memoria, todavía.
Me enseñaste a descubrir al hombre
como pequeña partícula divina
de un todo superior, que nos gobierna
y en un perfecto círculo, culmina.
También el mar y, en su misterio, la poesía
que canta en el murmullo del oleaje,
me hicieron observar las cosas bellas
un paso más allá, de su paisaje.
Por eso, al ver tu rostro venerable
inclinarse mansamente sobre el pecho,
te comparo a ese sol, rey de los astros
que igual que tú, con dignidad, busca su lecho.

PAISAJE SUREÑO Por Roberto Cambaré

Curtidos y valientes los reseros van
y allá se escucha: opa! opa!
Ahijuna! el viento al ñudo lo corre al ñandú
y brama al estrujar las ramas del ombú.

Ya se hunde la carreta en la polvadera
con un lejano Güella! Güella!
y entre la nube 'e tierra una vidalitá
se ahonda en el gemir del alto pajonal.

Estribillo
Por un solar de la falda
con el látigo a la espalda
va el arador, va el arador.
Como pa escribir patria la reja 'el arao,
lomo de un libro abierto, una melga ha cortao.

Una hacienda pa'l tambo llevan a apartar
la sierra grita Vaca! Vaca!
Sobre una chilca seca un chingolo hace pie
y un tordo entre los curros casi no se ve.

La voz de los reseros no se escucha ya,
se fueron con su Tropa! Tropa!
El polvo levantado de nuevo se asentó
y sobre el pastizal vuelve a brillar el sol.

Cajita de música Por Horacio Gómez -Mar de Ajó

Nosotros, los románticos sin chapa y sin tarjeta,
descendemos por las luces en secreto,
saboteamos los bolilleros de la vida
para no rendir cordura, y manchamos con tinta de recuerdos
los ladrillos de todas las esquinas.
Nosotros, los románticos imperfectos,
guardamos los silencios del otoño
en cajitas de música sin bailarinas ni cuerda,
junto al rocío caído en una plaza de lunes sin niños.
Nosotros, los románticos de espina en la solapa,
reímos a escondidas en alguna calesita abandonada,
y lloramos sin que nadie nos vea
en los patios de baldosas cuadradas,
con el cuello apuntando a la luna.
Nosotros, los románticos sin capa y sin espada,
con vanas pretensiones de poeta,
garabateamos pretenciosos, febriles e inconclusos poemas
para nuestra reina de amor casi imposible.
Nosotros, los románticos sin retorno,
coleccionamos sombras y sueños,
espejos con sonrisas y jazmines tibios,
y no dudamos en trepar por la lluvia para verla a ella,
hasta que el sol nos seca, una a una,
las ropas del alma.

Angélica Por Roberto Cambaré (Vicente Cambareri)

Angélica, cuando te nombro,
me vuelven a la memoria
un valle, pálida luna en la noche de abril,
y aquel pueblito de Córdoba.

Si un águila fue tu cariño,
paloma mi pobre alma;
temblando, mi corazón en tus garras sangró
y no le tuviste lástima.

No olvidaré cuando en tu Córdoba te vi
y tu clavel bajo los árboles robé,
Mis brazos, fueron tu nido; tu velo: la luz
de la luna entre los álamos.

Tus párpados, si por instantes
te vuelven los ojos mansos,
recuerdan, cuando en el cielo de pronto se ve
que nace y muere un relámpago.

La sábana, que sobre el suelo
se tiende cuando la escarcha,
no es blanca como la tímida flor de tu piel,
ni fría como tus lágrimas.

sábado, 16 de mayo de 2015

EL SASTRE EN EL CIELO Por los hermanos Grimm

        Un día, en que el tiempo era muy hermoso, Dios Nuestro Señor quiso dar un paseo por los jardines celestiales y se hizo acompañar de todos los apóstoles y los santos, por lo que en el Cielo sólo quedó San Pedro. El Señor le había encomendado que no permitiese entrar a nadie durante su ausencia y, así, Pedro no se movió de la puerta, vigilando.
Al cabo de poco llamaron, y Pedro preguntó quién era y qué quería.
  -Soy un pobre y honrado sastre respondió una vocecita suave que os ruega lo dejéis entrar.
-¡Sí refunfuñó Pedro, honrado como el ladrón que cuelga de la horca! ¡No habrás hecho tú correr los dedos, hurtando el paño a tus clientes! No entrarás en el Cielo; Nuestro Señor me ha prohibido que deje pasar a nadie mientras él esté fuera.
-¡Un poco de compasión! suplicó el sastre. ¡Por un retalito que cae de la mesa! Eso no es robar. Ni merece la pena hablar de esto. Mirad, soy cojo, y con esta caminata me han salido ampollas en los pies. No tengo ánimos para volverme atrás. Dejadme sólo entrar; cuidaré de todas las faenas pesadas: llevar los niños, lavar pañales, limpiar y secar los bancos en que juegan, remendaré sus ropitas…
San Pedro se compadeció del sastre cojo y entreabrió la puerta del Paraíso, lo justito para que su escuálido cuerpo pudiese deslizarse por el resquicio. Luego mandó al hombre que se sentase en un rincón, detrás de la puerta, y se estuviese allí bien quieto y callado, para que el Señor, al volver, no lo viera y se enojara. El sastre obedeció.
Al cabo de poco, San Pedro salió un momento; el sastre se levantó y, aprovechando la oportunidad se dedicó a curiosear por todos los rincones del Cielo.
Llegó, finalmente, a un lugar donde había unas sillas preciosísimas y, en el centro, un trono todo de oro adornado de reluciente pedrería, mucho más alto que las sillas, que tenía delante un escabel también de oro. Era el sillón donde se sienta Nuestro Señor cuando está en casa, y desde el cual puede ver cuanto ocurre en la Tierra. El sastre contempló atónito aquel sillón durante un buen rato, pues le gustaba mucho más que todo lo que había visto.
Al fin, impertinente como era, no pudo dominarse más: se subió al trono y se sentó. Entonces vio todo lo que estaba ocurriendo en la Tierra y, así, pudo observar cómo una vieja muy fea que lavaba en un arroyo, apartaba disimuladamente dos pañuelos.
El sastre, al verlo, se enfureció de tal modo que empuñó el escabel de oro y lo arrojó, cielo a través, contra la vieja ladrona. Pero luego se dio cuenta de que no podría recuperar el escabel, y se bajó con disimulo del trono y volvió a su sitio detrás de la puerta, con el aire de quien nunca ha roto un plato.
Al regresar Nuestro Señor con su séquito celestial, no reparó en el sastre sentado en la portería; pero al querer ocupar su asiento habitual, echó a faltar el escabel. Preguntó a San Pedro dónde lo había metido, mas el santo no le supo responder. Volvióle a preguntar entonces si había permitido entrar a alguien.
-No sé de nadie que haya estado aquí contestó San Pedro, excepto un sastre cojo que está sentado detrás de la puerta.
Nuestro Señor mandó comparecer al sastre, y le preguntó si se había llevado el escabel y qué había hecho con él.
-¡Oh, Señor! respondió el sastre, alborozado. Me he enfadado mucho, porque en la Tierra he visto a una vieja lavandera que robaba dos pañuelos, y le arrojé el escabel a la cabeza.
-¡Gran pícaro! increpólo Nuestro Señor. Si yo juzgase como tú haces, ¿qué sería de ti hace mucho tiempo? No tendría ni sillas, ni bancos, ni trono, ni siquiera atizador del horno, porque todo lo habría arrojado contra los pecadores. Desde este momento no seguirás en el Cielo, sino que te quedarás afuera, en la puerta. ¡Así que, mira adónde vas! Aquí nadie debe castigar sino yo, el Señor.
San Pedro hubo de echar del Cielo al sastre el cual, como tenía rotos los zapatos y los pies llenos de ampollas, empuñando un bastón se dirigió al limbo, donde residen los soldados piadosos y lo pasan lo mejor posible.

El zagalillo Por los hermanos Grimm

          Érase un zagalillo, famoso en muchas leguas a la redonda por sus respuestas atinadas y discretas. Su fama llegó a oídos del Rey el cual, no dando crédito a lo que le contaban del chiquillo, mandó llamarlo a su presencia. Díjole:
-Si eres capaz de responder acertadamente a tres preguntas que voy a hacerte, vivirás conmigo en palacio como si fueras mi propio hijo.
-¿Cuáles son las preguntas? dijo el muchacho.
-En primer lugar dijo el Rey. Dime cuántas gotas de agua hay en el océano.
A lo que respondió el zagal:
-Señor Rey, ordenad que detengan todos los ríos de la tierra, para que no entre en el mar ni una gota de agua más hasta que yo las haya contado, y entonces os diré las que contiene el océano.
He aquí la segunda pregunta prosiguió el Rey:
-¿Cuántas estrellas hay en el cielo?
-Dadme un pliego grande de papel respondió el pastorcillo. Y trazó en él con una pluma tantos puntitos y tan apretados, que apenas se distinguían unos de otros; era imposible contarlos, y se le nublaba la vista a quien los miraba fijamente.
Luego dijo:
-Hay en el cielo tantas estrellas como puntitos en este papel. ¡Contadlos, y lo sabréis!
Pero nadie fue capaz de hacerlo. Y el Rey continuó:
-Va la tercera pregunta: ¿Cuántos segundos tiene la eternidad?
-En Pomerania contestó el muchacho hay una montaña de diamantes; tiene una legua de alto, otra de ancho y otra de fondo. Desde hace cien años se posa en ella un avecilla y afila en ella su pico.
Pues cuando haya desgastado toda la montaña, habrá transcurrido el primer segundo de la eternidad.
Entonces dijo el Rey: Has contestado a las tres preguntas como un verdadero sabio. En adelante vivirás en mi palacio y te consideraré como a mi propio hijo.

El abuelo y el nieto Por los hermanos Grimm

       Érase un hombre muy viejo; sus ojos se habían enturbiado, estaba sordo y le temblaban las rodillas. Cuando se sentaba a la mesa, como apenas podía sostener la cuchara, derramaba la sopa sobre el mantel y se le caía por la barba.
A su hijo y a la mujer de éste les repugnaba verlo, y acabaron haciendo sentar al abuelo en un rincón detrás de la estufa, donde tomaba su mísera comida en una escudilla de barro. El pobre viejo miraba tristemente la mesa, y los ojos se le humedecían.
Un día, sus manos temblorosas, incapaces de sostener la escudilla, la dejaron caer al suelo y se rompió. Riñóle la nuera, pero él se limitó a suspirar, sin contestar una palabra. Entonces la mujer le compró, por unos céntimos, una escudilla de madera, y desde entonces se sirvió la comida en ella.
Estando una vez sentados a la mesa, observaron que el nietecito, que era un niño de cuatro años, se entretenía reuniendo y acoplando trocitos de madera.
-¿Qué haces? le preguntó el padre.
-Hago un cuenco de madera respondió el pequeño para dar de comer a papá y a mamá cuando yo sea mayor.
Marido y mujer se miraron un momento sin decir nada y, echándose a llorar, restituyeron al abuelo en su puesto a la mesa. Y en lo sucesivo lo hicieron siempre comer con ellos, sin refunfuñar cuando vertía
algo del plato.

La zorra y el gato Por los hermanos Grimm

        Ocurrió una vez que el gato se encontró en un bosque con la señora zorra, y pensando: «Es lista, experimentada y muy considerada en el mundo», dirigiósele amablemente en estos términos:
-Buenos días, mi estimada señora zorra. ¿Qué tal está su señoría? ¿Cómo le va en estos tiempos difíciles?
La zorra, henchida de orgullo, miró al gato despectivamente de pies a cabeza, y estuvo un buen rato meditando si valía la pena contestarle; pero, al fin, dijo:
-¡Oh!, mísero lamebigotes, necio abigarrado, muerto de hambre, cazarratones, ¿qué te ha pasado por la cabeza? ¿Cómo te atreves a preguntarme si lo paso bien o mal? ¿Qué has aprendido tú, vamos a ver? ¿Cuántas artes conoces?
-No conozco más que una respondió el gato modestamente.
-¿Y cuál es esta arte tuya? inquirió la zorra.
-Cuando los perros me persiguen, sé subirme de un brinco a un árbol y, de este modo, me salvo de ellos.
-¿Y es eso todo lo que sabes? dijo la zorra. Pues yo domino más de cien tretas, y aún me queda un saco lleno de ellas. Me das lástima; vente conmigo y te enseñaré la manera de escapar de los perros.
En aquel momento se presentó un cazador con cuatro lebreles. El gato, veloz, saltó a un árbol y sentóse en la copa, bien oculto por las ramas y el follaje.
-¡Abrid el saco, señora zorra, abrid el saco! gritó desde arriba; pero los canes habían hecho ya presa en la zorra y no la soltaban.
-¡Ay!, señora zorra prosiguió el gato, con vuestras cien tretas os han cogido. ¡Si hubieseis sabido trepar como yo, habríais salvado la vida!

sábado, 9 de mayo de 2015

SELECCIÓN DE POESÍAS DE LA REVISTA “CÍRCULO”, ÚNICO NÚMERO, AÑO 1974.



Esta revista, cuyo primer número fue impreso en 1974 por jóvenes y no tan jóvenes escritores integrantes del taller literario “Federico García Lorca” y auspiciada por la Dirección de Cultura de la municipalidad de Balcarce fue, quizás, uno de los primeros intentos para darle a nuestra ciudad una revista de cultura con identidad propia que tanto necesitaba. Sólo salió un número. El espacio de la página impide colocar a todos los autores y sus trabajos.
Hoy en día, no existe ninguna publicación independiente que agrupe a los escritores balcarceños. A todos. Ni siquiera hay un tibio amague para crearla. Sólo charlas snobistas de café cuyo mayor arte consiste en mirarse los ombligos y “me gustarse” los unos a otros. 
Quien escribe esto cree firmemente que algún día, jóvenes e ilustradas generaciones populares imprimirán una con la suficiente calidad y fuerza como para captar todos los sectores. E irán más allá del “Año 1 Nª 1


Un Pequeño Sueño
Por Gustavo Ciríaco

Estoy sentado frente al mar
Lo miro fijo
Y me dan unas ganas locas de tirarme
nadar y nadar
hasta llegar a otro continente
Conocer y al retirarme
dejar grabado un poema en cada roca o pedazo de tierra.
Que cada árbol cante una canción dulce
y que los hombres se amen.
Estoy sentado frente al mar.

Me doy vuelta
y un mundo de gente discute y se pelea.
Entonces  las ganas  de tirarme desaparecen.
Los poemas se borran.
Los árboles se secan
y   la gente se pone en guerra.

Camino, camino y me pierdo con la soledad.


Puente
Por Jorge Aníbal Dágata

Si puedo iluminar tus laberintos
y tenderte mi mano y mi palabra,
para buscarnos juntos esa puerta
que parece perdida,
puede que en muchas cosas te conozca
y haya en mi vida mucho de tu vida.
Entonces, algo mío ha de quedarte,
y algo tuyo andará siempre conmigo.
Entonces,
más allá de tu ausencia y tu distancia.
en lo que importa, al menos, soy tu amigo.


Niño Primavera
Por Mario Lilio.

Niño que juega, niño que cantas
que miras limpio, dame tu mano,
que así andaremos casi en silencio
por calles lindas, llenas de vida
porque ha llegado la primavera.

Estoy contento por tus diabluras
por esa risa de criatura
sana y alegre, que son señales
de una ternura, que me hace falta
porque es tan pura.

Juguemos, juguemos niño
con tu manita con tu ternura
con tu mirada, con tus diabluras.

Ven, soñemos juntos, que alma con alma
se hacen dibujos da flores blancas.
Y no es quimera niño divino
tu me has traído la primavera.


A Don Pablo
Por Osear Ruis II

¿Dónde escondieron a Pablo?
En qué valle chileno las hierbas
quieren  eternizarlo?
Pablo, hombre
Pablo, niño
Pablo, nombre del canto sencillo
Pablo, padre
de los poetas americanos
tu le cantaste a la tierra,
a los mineros, tus hermanos.
Chile todo es tu poesía
y el viento dice haberte llevado
entre pájaros y flores
a lo eterno, lo lejano.
Las piedras gritan tu nombre
y el cielo es un retrato
azul tus ojos, nubes tus manos.
La costa de tu tierra
te mece en sus orillas
y tus visitas esporádicas
de la mano de la marea infinita
son para dejar tu esencia
de poeta
en las orillas.
No te digo adiós, Pablo
porque estás con  nosotros
tu nombre salta la cordillera
mi poesía es tu patria
Y mi corazón tu horizonte.


Me Enseñaste
Por Nelly Basterrechea

Solo yo camino pensativa,
caminos tan míos y lejanos
casas rotas, paredes despintadas
 ventanas y las puertas bien cerradas.

Silba el viento sus tristezas suplicando.
La lluvia me golpea muy despacio.
Sigo caminando tan tranquila,
en los ojos de un niño estoy pensando.

Mi cara mojada y sin muecas,
disimula muy bien el sufrimiento.
Los charcos que yo esquivo uno a uno,
como a los rostros en mi pensamiento.

Rostros tristes, alegres y confusos
que me piden ayuda, comprensión,
 me suplican, amor también ternura
a sus problemas quieren solución.

Ayúdame Dios mío a ser fuerte,
a seguir con amor este sendero,
de perdón, de paciencia y de valientes
Trabajar en tu obra es lo que quiero.

La lluvia se ha calmado...
Su recuerdo en las calles se quedó.
 Las cosas distintas yo las veo,
empiezo a mirarlas con amor.

Me hablaste con ternura y cariño,
me enseñaste la manera de vivir.
A estar segura de mis propios actos,
 a llorar, a luchar y a ser feliz.


Soneto de Sueños
Por Jorge E. Fulkes

Estoy buscando un largo sendero
que me lleve sin pensar a donde ir,
tal vez me conduzca a un gran lago
tal vez finalice en un mar sin fin.

Hace mucho que en vano lo busco,
¿camino del tiempo, dónde estarás?
Incansable en buscar es mi paso
y sé que algún día te he de hallar.

Y entonces seremos compañeros:
compartiremos distancias, paisajes,
cansancio, tropiezos, altos soledad...

Si llego a las aguas de ensueño
con mi barca me iré a navegar,
y mis deseos, serán la realidad.


Dolor de un volcán
Por Teresa E. Carracedo

Se ha abierto en erupción
un volcán estremecido
moviendo la tierra fría
rompiendo en fuerte grito.
Abre su llanto en piedras
y su sangre en lava ardiente
que corre  por las quebradas
arrasando hasta su vientre
Llamas de fuego rojo
deja escapar ya su boca
que sus labios encendidos
queman  la triste grieta.
Llora porque el destino
fue abrir una vena,
venas de fuego y lava
quemando su pobre pena.
Pena que más, no es nada,
nada de dolor, sí muerte,
muerte que lleva dentro,
dentro de su triste celda.


SOMBRA
Por Rubens E. Boverío

Vuelves imagen
y volverás.
No podré detenerte.
Hasta cuándo?

Cruzaste como una sombra
frente a la sonrisa de la niña
montada en e! caballito mecánico.
Tus pantalones de clown
tus labios entreabiertos
por una sinusitis prematura
entraron corriendo
hasta el fondo del pequeño parque
allí donde cada tiro
cerraba por un instante
tus ojos asombrados.

Sombra,
tus manos teñidas de pomada
tenían tanto derecho
como esas otras manos limpias.
Pero no lo pudiste hacer.
Como se lleva un tacho de residuos
sombra,
te sacaron a la calle.
Si yo contara que oí decir
arre! Arre!
quizás no me crean.
Quizás digan
que exagero.

Me convertí en la sombra de tu sombra.
Entramos ¡untos a un café
yo me senté
y a ti te detuvo un saco blanco.
No se reconoció
en el cajón que llevabas
bajo el brazo,
sombra,
Por eso vuelves imagen
y volverás.
No podré detenerte.
Hasta cuándo?

sábado, 2 de mayo de 2015

CLUB ARGENTINO DE SERVICIO 2 DE ABRIL
San Martín 248 -  7100 DOLORES.
Provincia Buenos Aires . Argentina
Fundado el 19 de mayo de 1982

 “XXII Certamen de Poesías de Temas Gauchescos 2015”


BASES:

1)      El XXII Certamen de poesías de temas gauchescos es abierto para poetas argentinos y de países limítrofes, con obras escritas en castellano y para participar no abonarán arancel.
2)      El género será gauchesco. Se sugieren  los siguientes temas: El gaucho,  el caballo, el recado, el lazo, la yerra, la doma, las cuadreras, la taba, el rancho, el resero, la pulpería, el mate y toda manifestación que esté relacionada con la vida, las costumbres y el paisaje del gaucho.
3)      Cada autor podrá participar con una o dos poesías que no hayan tenido premio ni mención en otro certamen. Sólo uno de los temas podrá ser premiado.
4)      La construcción estrófica será libre, con medida octosilábica y rima consonante o asonante, con una extensión mínima de 30 versos y máxima de 60.
5)      Los trabajos serán firmados con seudónimo, escritos a máquina o computadora y presentados por triplicados. En un sobre cerrado, en cuyo frente figure el o los títulos y el seudónimo, se incluirá en su interior nombre y apellido del autor, domicilio, teléfono y correo electrónico si tuviese. Los trabajos deberán enviarse a “Certamen 2 de Abril”. Carranza 625 . 7100 DOLORES. Provincia Buenos Aires. Argentina. El plazo de admisión caducará el 11 de septiembre de 2015.
6)      Se otorgarán tres premios consistentes en medallas y diplomas y, de acuerdo con el criterio del jurado, se otorgarán hasta dos premios más y las menciones que el mismo considere. El jurado tendrá en cuenta para dictaminar la originalidad del tema, uso del lenguaje, figuras literarias, construcción,  y se expedirá en un plazo no mayor de 40 días después del cierre de admisión de las obras, y los premios se entregarán el primer domingo de noviembre de 2015 en el curso de un almuerzo sin cargo para los premiados.
7)      El hecho de participar, implica aceptar las condiciones de estas Bases y todo asunto no previsto en las mismas, será resuelto por la institución organizadora  de acuerdo con el jurado.

8)      Para más informes: Mail: juancarlospirali@yahoo.es o teléfono (02245- 443078 DOLORES, provincia de Buenos Aires.

El cuento de los anteojos - Por Wimpi

        Todas las cosas de este mundo suelen aparecer de una manera y ser, en el fondo, de otra.
En el cine, parece que las imágenes se mueven y, sin embargo apenas ocurre que el tipo sigue viendo lo que ya pasó, mientras está pasando otra cosa...
A veces, eso ocurre fuera del cine también.
Pero lo importante es que si no existiera esa llamada "persistencia de la imagen en la retina", vale decir, si el tipo tuviera la vista bien.., el invento del cinematógrafo habría sido imposible.
También el popular "titilar" de las estrellas -que debiera decirse "escintilar"- responde a un defecto de la vista del tipo. Si el tipo viera bien, el mundo sería de otra manera.
O si se diera cuenta de que ve mal. El tipo suple; a veces, la siempre secreta ineptitud de sus órganos, con la Lógica.
Y empeora las cosas.
Recordamos el caso del señor que no encontraba los anteojos.
Y admitió, en seguida, dos posibilidades.
-O me los han robado, o los he perdido. Acto continuo, se puso a razonar.
-Pero como mis anteojos carecían de un valor que pudiese haberle hecho concebir al ladrón la esperanza de venderlos, tengo que llegar a la conclusión de que el que me robó los anteojos me los robó para usarlos él. Sin embargo, quien necesite unos anteojos como los míos, sin anteojos no ve. Yo no veo sin anteojos. De manera que, ¿cómo pudo, entonces, ver mis anteojos para robármelos?
Descartó la hipótesis del robo.
-Debo suponer, entonces, que los he perdido. Pero yo únicamente puedo decir que he perdido mis anteojos, después de comprobar que no están en el sitio o los sitios donde suelo guardarlos. Pero para yo "ver" que mis anteojos no están tengo que tener mis anteojos puestos, por cuanto, sin anteojos, no veo.
¡Y pensar que a veces el tipo es pesimista!
No comprende que si las cosas no se arreglaran -siempre y solas- el mundo ya habría terminado hace...
No: el mundo no hubiese podido existir.

EL DEÁN DE SANTIAGO Y EL GRAN MAESTRE DE TOLEDO - Por EL INFANTE DON JUAN MANUEL

   Había en Santiago un deán que tenía muchos deseos de aprender el arte de la nigromancia, y oyó decir que don Illán de Toledo sabía de esto más que ninguno de su época; por tanto, fue a Toledo para aprender aquella ciencia; y el día que llegó a Toledo enderezó a casa de don Illán y lo halló que estaba leyendo en una cámara muy apartada; y luego que llegó a él lo recibió muy bien y le dijo que no quería que le dijese nada del porqué venía hasta que hubiese comido; y lo alimentó muy bien, y le hizo dar muy buen aposento y todo lo que hubo menester, y dióle a entender que le placía mucho estar con él.
   Después que hubieron comido, apartóse con él, le contó la razón por que había venido, y le rogó muy ahincadamente que le enseñara aquella ciencia, que él tenía muchos deseos de aprenderla. Don Illán le dijo que él era deán y hombre de calidad, y que podría llegar a gran estado, y los hombres que llegan a gran estado, cuando han resuelto todo lo suyo a la medida de sus deseos, olvidan muy presto lo que otros han hecho por ellos, y que él temía que en cuanto hubiese aprendido lo que quería saber, no le haría tanto bien como le prometía.
   El deán le prometió y le aseguró que cualquiera fuese el bien que recibiera, nunca haría sino lo que él mandase. Y en estas conversaciones estuvieron desde que hubieron comido hasta que fue hora de cenar. Y una vez que el pleito quedó muy bien asegurado entre ellos, dijo don Illán al deán que aquella ciencia no se podía aprender sino en lugar muy apartado, y que aquella noche le quería mostrar donde habían de estar hasta que hubiese aprendido lo que quería saber. Tomólo por la mano y llevólo a una habitación; y apartándose de las demás gentes llama a una criada de su casa, y le dijo que tuviese perdices para cenar esa noche, mas que no las pusiese a asar hasta que él se lo mandase.
   Dicho esto, llamó al deán, y entraron ambos por una escalera de piedra muy bien labrada, y fueron bajando por ella gran trecho, de suerte que parecían estar tan bajo que pasaba el río Tajo por encima de ellos; y cuando estuvieron al cabo de la escalera, hallaron alojamiento muy bueno en una cámara muy a propósito que allí había, donde estaban los libros y el estudio en que habían de leer. Luego que descansaron, estuvieron parando mientes en cuáles libros habían de comenzar a leer. Y estando ellos en esto entraron dos hombres por la puerta, y diéronle una carta que enviaba el arzobispo, su tío, en que le había saber que estaba muy enfermo y le mandaba rogar que, si lo quería ver vivo, fuese en seguida a donde él estaba.    Mucho pesaron al deán estas nuevas; lo uno, por la dolencia de su tío; lo otro, por el temor que tenía de dejar tan pronto su estudio; hizo sus cartas de respuesta y las envió al arzobispo, su tío.
   De allí a cuatro días llegaron otros hombres de a pie, que traían otras cartas al deán en que le hacían saber que el arzobispo había muerto, y que todos los de la iglesia querían su elección y confiaban por la merced de Dios que lo elegirían a él, y que por esta razón no se molestase en ir a la iglesia, pues mejor para él que lo eligiesen hallándose en otra parte, que no estando en la iglesia. De ahí al cabo de siete u ocho días vinieron dos escuderos muy bien vestidos y muy bien aparejados, y cuando llegaron a el besáronle la mano y mostráronle las cartas por las que le habían elegido arzobispo.
   Y cuando don Illán oyó esto, fue al electo, y le dijo que agradecía macho a Dios por estas buenas nuevas que llegaron a su casa: y pues tanto bien le hiciera Dios, le pedía por merced que el deanato que quedaba vacante lo diese a un hijo suyo; y el electo le dijo que le rogaba que consintiese en que aquel deanato lo tuviese un hermano suyo; pero que él le haría bien en la iglesia de suerte que quedase contento, y le rogaba que fuese con él a Santiago y llevase con él a su hijo; y don Illán le dijo que lo haría.
   Y se fueron para Santiago, y cuando llegaron allá fueron bien recibidos y con machos honores. Y cuando vivieron allí un tiempo, un día llegaron al arzobispo mandaderos del Papa, con cartas por las que le daba el obispado de Tolosa, y le concedía gracia para que pudiese dar el arzobispado a quien quisiese.
   Y cuando don Illán oyó esto, comenzó a rogarle, recordándole con mucho ahínco lo que con él había tratado, y pidiéndole por merced que diese el arzobispado a su hijo. El arzobispo le rogó que consintiese en que lo hubiera un tío suyo, hermano de su padre, y don Illán dijo que bien entendía que le hacía un perjuicio muy grande, pero que lo consentía con tal que le asegurase que lo enmendaría en adelante, y el arzobispo le prometió de mil maneras que así lo había, y rogóle que fuese con él a Tolosa y llevase a su hijo.
   Cuando llegaron a Tolosa fueron muy bien recibidos por los condes y cuantos hombres buenos había en la tierra. Y luego que hubieron vivido allí unos dos años, llegáronle mensajeros del Papa con cartas por las que el Papa le había cardenal, y le otorgaba la gracia de dar el obispado de Tolosa a quien él quisiese; entonces fue a él don Illán y díjole que pues tantas veces le había faltado a lo que con él conviniera, que ya no había lugar para ponerle excusa alguna por no darle alguna de aquellas dignidades a su hijo; el cardenal le rogó que consintiese en que hubiese aquel obispado un do suyo, hermano de su madre, que era hombre bueno y anciano; mas que pues él era cardenal, fuese con él a la corte, que habría mucho en que hacerle bien. Y don Illán quejóse mucho de esto, pero consintió en lo que el cardenal quiso, y fuese con él para la corte.
   Cuando allá llegaron fueron muy bien recibidos por los cardenales y cuantos en la corte Antología del cuento extraño estaban, y vivieron allí mucho tiempo; y don Illán, apremiando cada día al cardenal que hiciese alguna gracia a su hijo, el le podía sus excusas.
    Y estando así en la corte murió el Papa, y todos los cardenales eligieron a aquel cardenal por Papa, y entonces fue a él don Illán, y dijole que no podía ponerle mas excusas de no cumplirle lo que le había prometido; y el Papa dijo que no lo apremiase tanto, que siempre habría lugar de hacerle merced, según fuese razón, y don Illán comenzó a quejarse mucho de esto, recordándole cuantos cosas le prometiera, y que nunca le había cumplido alguna, y diciéndole que aquello recelara el la primera vez que con él habló. Y pues a aquel estado había llegado, y no le cumplía lo que le prometiera, ya no cabía esperar de el bien alguno.
   De este apremio se quejó mucho el Papa, y comenzó a maltraerlo, diciéndole que si más le apretaba le había echar en una cárcel, que era hereje y brujo, y que bien sabía el que no tenia otra vida ni otro oficio en Toledo, donde moraba, sino vivir de aquel arte de la nigromancia.
   Cuando don Illán vio cuán mal le galardonaba el Papa lo que por el había hecho, despidióse de el, y ni siquiera le quiso dar el Papa algo para que comiese por el camino.
   Entonces don Illán dijo al Papa que pues no tenía otra cosa de comer, tenía que volver a las perdices que mandara asar aquella noche; y llamó a la mujer, y díjole que asase las perdices. Y cuando esto dijo don Illán, hallóse el Papa en Toledo, deán de Santiago, como lo era cuando allá vino; y tan grande fue la vergüenza que tuvo, que no supo que decirle, y don Illán dijole que se fuese en buena ventura, que asaz había probado lo que había en él, y que se tuviera por desventurado si le hubiera dado parte de las perdices.