sábado, 10 de noviembre de 2018

EL NGÜRÜ Y EL CHOIQUE (Del libro “Cuentan los Mapuches” Ed. EDICOL - Recopilado por César Fernández, 1989 Narrado por Virginia Victoria Tropán, Aucapán, 1984.

Una vez se encontraron el ngürü con el choique. Estaban en una aguada. Entonces dice el zorro:
-Muchas veces lo he campaneado, pero nunca lo pude encontrar cerquita y solo.
Se le fue acercando y le buscó conversación. Le dijo:
-¡Che, compadre! ¡Qué feas que tenes las patas!
Así le dijo, porque el choique tenía las patitas todas partidas por la tierra del camino.
-Y bueno, si no tengo el calzadito como tenes vos, que andas con botitas.
El zorro entonces dice:
-Pero, ¿por qué no te haces un zapatito, compadre?
-Yo no sé hacer eso -dijo entonces el choique.
-Pero no te hagas problema, compadre, búscate un animal muerto, una vaca y sácale un pedazo de cuero. Entonces yo te hago el zapatito.
El avestruz, creído que le iba a hacer el calzado, encontró una vaca muerta, le sacó el cuero y se lo llevó al zorro, que estaba esperando en la aguada.
-Aquí le traigo el cuero -le dijo.
El cuero estaba bien fresco y lo apretó con todo. A medida que el avestruz iba caminando se le iba secando y resecando el cuerpo y le apretaba las patitas. Se le apretó tanto que no pudo caminar más. Arrastrándose iba.
El zorro lo iba siguiendo, y cuando ya vio que no podía correr se le acercó y se lo comió.

YENE Y EL ZORRO (Del libro “Cuentan los Mapuches” Ed. EDICOL Recopilado por César Fernández, 1989 Narrado por Pedro Curruhuinca, Quila Quina, 1968.

El zorro había ido al futalafquén y como vio una pampita se adentró. ¡No va y se queda dormido en una piedra! ¡Qué susto cuando despertó! Todo era agua. En eso vio a la yene y entonces le dice:
-Quiero irme, yene. Ayúdame que estoy solo y me voy a morir. Sácame de acá que está lejos la costa y no voy a aguantar nadando.
-Yo te llevo si querés -le dice la yene, que es un animal muy grande.
-Subí arriba que yo te voy a llevar, pero no te puedo dejar en lo seco porque de ahí no salgo. Me quedo varado.
Entonces le contesta el zorro:
-Yo tengo muchos amigos y te vamos a ayudar
-Bueno, te llevo no más.
Subió el zorro y lo llevó. Una punta de amigos los estaban esperando en la orilla. El zorro, como zorro no más, no cumplió la palabra. La yene lo arrimó para que no se ahogara y ahí se la comieron.
-Otra vez no me van a engañar. Eso es lo que siento, la mentira -decía la yene, mientras los zorros se la comían.
Y ahí se terminó.

(El personaje de la ballena (yene) es de muy escasa aparición en los cuentos del zorro. Sin embargo, no lo es el motivo del animal grande y tonto burlado con astucia.)

ACCIDENTE DE FANGIO Y VILLORESI Por Juan Carlos Pirali Del libro “Causas judiciales- Historias de casos tratados en el departamento judicial de Dolores”

        El 15 de enero de 1950 se disputó en Mar del Plata el Gran Premio internacional de automovilismo, en el circuito denominado "Playa Grande", en el que se produjo un accidente que involucró al argentino Juan Manuel Fangio y al italiano Luiggi Villoresi, que corrían con coches de IM marca Ferrari. Ambos salieron ilesos, pero no así algunos espectadora que debieron ser hospitalizados con diversas heridas.
Intervino el Juez de Feria de Dolores Dr. Juan Carlos López Aranguren y el sumario estuvo a cargo del comisario de Mar del Plata D. Alberto Matías. Por otra parte, los informes médicos estuvieron a cargo del Dr. Carlos Peñóñori. En dicha instrucción, compareció el 16 de enero del citado año, Juan Manuel Fangio, quien manifestó ser argentino de 38 años de edad, domiciliado en la calle 13 N° 321 de la ciudad de Balcarce. Declaró que el día anterior en la carrera automovilística corrida en el circuito de "Playa Grande", él conducía su Ferrari N° 16 y que en la vuelta 14 iba en la delantera cuando en la curva para tomar la Av. Peralta Ramos, el coche N° 44 de Villoresi se adelantó al suyo por la izquierda y dicho vehículo patinó en el pavimento por el aceite que habían derramado los coches. Por tal razón, la Ferrari de Villoresi subió a la vereda donde había público.
Como consecuencia del accidente resultaron heridas varias personas que presenciaban la carrera, a las que se les tomó declaración en el Hospital de Mar del Plata. El primero en hacerlo fue el espectador Roberto Murías, quien expresó que vio el coche de Villoresi subir a la vereda donde se encontraba él con otras personas, de cuyo resultado sufrió fractura del pie derecho y otra lesión en la pierna.
Otro de los lesionados fue Vicente Di Salvo, quien dijo no recordar como había sido el accidente, porque recobró el conocimiento en el hospital, donde lo enteraron que había sido embestido por el coche de Villoresi. Por otra parte, Abel Rodríguez declaró que vio pasar a los coches 16 y 44, pero no recordaba más detalles pues se encontró de repente en el nosocomio, enterándose allí que lo había atropellado el coche del italiano. El espectador Pedro Malmoria dijo que el coche N° 44 embistió al público donde se encontraba él y que quedó apretado por una de las ruedas del vehículo. Otro declarante fue Justo Fernández, quien expresó que se enteró en el hospital que había sido embestido por el auto de Villoresi.
Fue requerido el servicio del perito Justo Pena, quien dijo que las máquinas que intervinieron en la colisión era marca Ferrari de 2.000 ce, y que ambas habían sufrido rotura de la dirección y atribuyó el choque al patinaje del coche de Villoresi.
El comisario encargado del sumario D. Alberto Matías elevó lo actuado al juez de Dolores Dr. López Aranguren, con la aclaración que no fue posible tomar declaración al corredor italiano, en razón de haberse ausentado inmediatamente de Mar del Plata y del país.
El 9 de febrero de 1950, el juez López Aranguren expresó que no constituyendo delito el hecho que dio origen al citado sumario, "de conformidad con el artículo 378 inc. 2° del Código procesal Penal, sobreséase definitivamente la presente causa y previa vista del Agente Fiscal archívese".