Una vez se encontraron el ngürü con el choique. Estaban en una aguada. Entonces dice el zorro:
-Muchas veces lo he campaneado, pero nunca lo pude encontrar cerquita y solo.
Se le fue acercando y le buscó conversación. Le dijo:
-¡Che, compadre! ¡Qué feas que tenes las patas!
Así le dijo, porque el choique tenía las patitas todas partidas por la tierra del camino.
-Y bueno, si no tengo el calzadito como tenes vos, que andas con botitas.
El zorro entonces dice:
-Pero, ¿por qué no te haces un zapatito, compadre?
-Yo no sé hacer eso -dijo entonces el choique.
-Pero no te hagas problema, compadre, búscate un animal muerto, una vaca y sácale un pedazo de cuero. Entonces yo te hago el zapatito.
El avestruz, creído que le iba a hacer el calzado, encontró una vaca muerta, le sacó el cuero y se lo llevó al zorro, que estaba esperando en la aguada.
-Aquí le traigo el cuero -le dijo.
El cuero estaba bien fresco y lo apretó con todo. A medida que el avestruz iba caminando se le iba secando y resecando el cuerpo y le apretaba las patitas. Se le apretó tanto que no pudo caminar más. Arrastrándose iba.
El zorro lo iba siguiendo, y cuando ya vio que no podía correr se le acercó y se lo comió.
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