El zorro había ido al futalafquén y como vio una pampita se adentró. ¡No va y se queda dormido en una piedra! ¡Qué susto cuando despertó! Todo era agua. En eso vio a la yene y entonces le dice:
-Quiero irme, yene. Ayúdame que estoy solo y me voy a morir. Sácame de acá que está lejos la costa y no voy a aguantar nadando.
-Yo te llevo si querés -le dice la yene, que es un animal muy grande.
-Subí arriba que yo te voy a llevar, pero no te puedo dejar en lo seco porque de ahí no salgo. Me quedo varado.
Entonces le contesta el zorro:
-Yo tengo muchos amigos y te vamos a ayudar
-Bueno, te llevo no más.
Subió el zorro y lo llevó. Una punta de amigos los estaban esperando en la orilla. El zorro, como zorro no más, no cumplió la palabra. La yene lo arrimó para que no se ahogara y ahí se la comieron.
-Otra vez no me van a engañar. Eso es lo que siento, la mentira -decía la yene, mientras los zorros se la comían.
Y ahí se terminó.
(El personaje de la ballena (yene) es de muy escasa aparición en los cuentos del zorro. Sin embargo, no lo es el motivo del animal grande y tonto burlado con astucia.)
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