Yo soy una emoción a toda hora,
una viva inquietud, una armoniosa
emoción que se ignora.
Murió en mi carne el pobre "yo" egoísta,
con todo afán de gloria y de riqueza.
Puedo decirlo: soy una conquista
de la naturaleza.
Ante el mundo me abrigan tres virtudes:
hondo consuelo para las tristezas,
ágil ensueño para excelsitudes,
perdón y olvido para las flaquezas.
Ante mis ojos ábrense dos rutas
atormentadas por fugaces tiznes:
el Amor, con sus ansias absolutas,
la Verdad, con el cuello de sus cisnes.
Y seré lo que soy, siempre y ahora,
sobre el dolor del angustiado viaje:
una emoción viviente que se ignora,
un cantar armonioso ante el paisaje.
¡Bienvenidos! Este blog de literatura está abierto a todo tipo de lectores. Quienes lo hacemos no tenemos otra motivación que el de compartir la lectura de las obras de escritores de todos los tiempos, así como también las de aquellos que se inician y también merecen difusión.
sábado, 28 de noviembre de 2015
POEMAS PASIONALES - Por Adolfo León Ossorio (Extraídos de la revista “Caras y Caretas”, año 1935
I
Por todas partes te buscó mi anhelo,
por todas partes te buscó mi angustia;
por los mares azules y remotos,
por las tierras fantásticas y absurdas.
Hasta por las ciudades legendarias
se detuvo a buscarte mi locura,
y pasó por las nuevas Babilonias
mi alma, como una queja, tras la tuya.
Busqué tu cuerpo en todos los estanques,
tus ojos en las selvas taciturnas,
y tu boca, aromada de camelias,
en el jugo insinuante de las frutas.
Bajé al infierno y te busqué en sus llamas,
subí a la gloria y te busqué en sus músicas;
y te sigo buscando todavía...
y no he de hallarte, aunque te busque... nunca.
II
Vibrando estás en esas melodías
ingenuas y traslúcidas,
que emborrachan de amor en las quimeras
de las mujeres que no llegan nunca.
Vives en los luceros palpitantes,
y en los sueños románticos de luna,
y en las tiernas canciones de imposibles
que dentro de mi pecho se arrebujan.
Encendidos están los tenebrarios
para ti, de mis férvidas locuras,
y en las noches febriles de mis ansias,
como una diosa, por mi mente, ambulas.
Por donde va la cauda de tu ensueño,
vierto el copal de mis esencias puras.
¡Y te llevo en las andas de mis cuitas
hasta el hueco impasible de mi tumba!
Por todas partes te buscó mi anhelo,
por todas partes te buscó mi angustia;
por los mares azules y remotos,
por las tierras fantásticas y absurdas.
Hasta por las ciudades legendarias
se detuvo a buscarte mi locura,
y pasó por las nuevas Babilonias
mi alma, como una queja, tras la tuya.
Busqué tu cuerpo en todos los estanques,
tus ojos en las selvas taciturnas,
y tu boca, aromada de camelias,
en el jugo insinuante de las frutas.
Bajé al infierno y te busqué en sus llamas,
subí a la gloria y te busqué en sus músicas;
y te sigo buscando todavía...
y no he de hallarte, aunque te busque... nunca.
II
Vibrando estás en esas melodías
ingenuas y traslúcidas,
que emborrachan de amor en las quimeras
de las mujeres que no llegan nunca.
Vives en los luceros palpitantes,
y en los sueños románticos de luna,
y en las tiernas canciones de imposibles
que dentro de mi pecho se arrebujan.
Encendidos están los tenebrarios
para ti, de mis férvidas locuras,
y en las noches febriles de mis ansias,
como una diosa, por mi mente, ambulas.
Por donde va la cauda de tu ensueño,
vierto el copal de mis esencias puras.
¡Y te llevo en las andas de mis cuitas
hasta el hueco impasible de mi tumba!
Canción sin sentido - Por RABINDRANATH TAGORE
Ay! ¿Quién pintó tu trajecillo, hija mía, quién le puso a tu dulce cuerpecito ese vestido grande? Esta mañana, tambaleándote y tropezando en tu correr, saliste a jugar al patio. Pero, di, ¿quién te pintó el trajecillo, hija mía?
Di, ¿qué es lo que te hace a ti reír, capullito de mi vida? Tu madre te sonríe de pie en el umbral; toca las palmas y sus brazaletes repiquetean. Y tú bailas con tu caña de bambú en la mano, pastorcilla mía. Pero ¿qué es lo que te hace a ti reír, capullito de mi vida?
Pedigüeña, ¿qué me quieres colgada así a mi cuello, con las dos manos? ¿Qué es, di, lo que pides?
Alegre, el viento se lleva el retintín de las campanitas de las ajorcas de tus tobillos. Sonríe el sol y te mira cuando te vistes. El cielo te vela mientras duermes en brazos de tu madre, y la mañana viene de puntillas a tu cuna a besarte los ojos. El viento gozoso se lleva el retintín de las campanitas de las ajorcas de tus tobillos.
El hada - madrina de los sueños - llega en el cielo crepuscular volando hasta ti. Todo el sentimiento material del mundo está contigo, en el corazón de tu madre. Al pie de tu ventana toca su flauta el cantor de las estrellas.
Y el hada - madrina dé los sueños - viene en el sueño crepuscular velando hasta ti.
Di, ¿qué es lo que te hace a ti reír, capullito de mi vida? Tu madre te sonríe de pie en el umbral; toca las palmas y sus brazaletes repiquetean. Y tú bailas con tu caña de bambú en la mano, pastorcilla mía. Pero ¿qué es lo que te hace a ti reír, capullito de mi vida?
Pedigüeña, ¿qué me quieres colgada así a mi cuello, con las dos manos? ¿Qué es, di, lo que pides?
Alegre, el viento se lleva el retintín de las campanitas de las ajorcas de tus tobillos. Sonríe el sol y te mira cuando te vistes. El cielo te vela mientras duermes en brazos de tu madre, y la mañana viene de puntillas a tu cuna a besarte los ojos. El viento gozoso se lleva el retintín de las campanitas de las ajorcas de tus tobillos.
El hada - madrina de los sueños - llega en el cielo crepuscular volando hasta ti. Todo el sentimiento material del mundo está contigo, en el corazón de tu madre. Al pie de tu ventana toca su flauta el cantor de las estrellas.
Y el hada - madrina dé los sueños - viene en el sueño crepuscular velando hasta ti.
Escuela Secundaria Nº 3 “Carmelo Sánchez” - Concurso literario “Contate un Cuento VIII” Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación Res. 1275/ set Ganador de la Categoría C: Juan Valentini, alumno de 5º año de E.S. Nº 4
El misterio de las tapas negras
Son las tres de la mañana y no logro dormir, cansado de mirar el techo doy vueltas, vueltas que me despiertan más. Mi mujer duerme, yo no, no puedo, puntualmente mi mente no me lo permite. Me levanto y me dirijo a mi oficina.
Soy escritor, es el hobby que alimenta a mi familia y a mi alma. Escribo muchas cosas e incluso, a veces cosas sin sentido. Enciendo la luz y me siento. Mi bolígrafo descansa sobre un periódico, lo miro, parece que me mira y así por un largo rato. Desenfoco la vista y observo el periódico que está bajo el bolígrafo, lo tomo y lo hojeo con desgano. Una página me llama la atención, me detengo a leerla. Era la sección del obituario. En uno de los reconocimientos estaba escrito: “Desvela el misterio y modifica el pasado” - Rosalinda Fustos 27 / 7 / 1997
…
Corría el otoño de 1967 en Villa Epecuén. Fue un día como cualquier otro… bueno, quizá no tanto. El frio y el viento golpeaban incesantemente las aberturas, como esperando una invitación a entrar… Dentro de su casa el clima cambiaba un poco. Las fragorosas llamas del hogar creaban un ambiente cálido y confortable. El fuego escupía luces, luces que se reflejaban danzando caprichosamente sobre su rostro, se movían libremente sobre sus arrugas, finamente cinceladas por la dureza de una vida sin prejuicios. Su nombre era común, más que común…, perfecto para su edad, su nombre era Rosalinda. Aquel día se sentía feliz, ese raro día otoñal iba a ser único, sucedía una sola vez en la vida y debía hacerse correctamente, había sido una tradición familiar durante siglos y debía continuarse, ese solemne “rito” caracterizaba a la familia Fustos.
Rosalinda tenía una hermosa hija, de un ex matrimonio, se llamaba Martina García Fustos. Esa pequeña era el porqué de la felicidad de Rosalinda.
El reloj marcaba las tres de la tarde…
-¡Martina!
-¿Qué ocurre mamá?
-¡Necesito que vengas, tenemos que hablar!
Con inmancable obediencia bajó las ruidosas escaleras y se sentó frente a su madre.
-Sí, ¿Qué querías decirme?
-Hoy es un día especial. ¿Sabes por qué?
-No… ¿Qué ocurre?
-La familia Fustos ha tenido una tradición desde antaño…
-¿Una tradición?
-Sí, y se encuentra justo ahí dentro.
Firme y decididamente apuntó hacia una caja de plata con 7 candados. La tomó, la depositó sobre sus rodillas y miró a su hija con firmeza.
-Lo que vas a ver ahora no lo entenderás, pero aun así debes hacer todo lo que te diga
-De acuerdo…
Luego de unos minutos, los candados estaban abiertos y el contenido esperando a ser liberado. Con ojos expectantes, Martina, de nueve años de edad, esperó ansiosamente que la brillante tapa de plata se abriera. Al hacerlo, Rosalinda retiró un obsoleto libro de tapas de cuero negro y con un soplido, el polvo se echó a volar. Con un gesto le indicó a su hija que lo tomara…
-¡Dale! No tengas miedo.
-¿Y qué hago con esto?
-Léelo…
Con curiosidad, abrió la tapa de cuero negro y deslizó la primera hoja que estaba en blanco. Repitió la acción con la segunda hoja, que también estaba en blanco y así sucesivamente hasta llegar al final del libro, sin dar crédito de lo que veía.
-“…”
-Está en blanco.
-Sí…me di cuenta, sigo sin entender.
-Martina tienes nueve años, hay muchísimas cosas que no entiendes…
-Y…
-Acuérdate de esto… cuando llegues a tener la edad que tengo hoy revisaras este libro y veras que está totalmente escrito.
-¿Y tú esperas que yo crea eso…?
-No, quizá lo creas y entiendas cuando tengas mi edad.
-¿Y qué se supone que debo hacer cuando eso pase?
-El libro que tú tienes en tus manos representa tu vida, ahora lo ves en blanco porque todavía te falta “escribirla”. Cuando seas anciana como yo, habrás vivido tu vida y el libro estará escrito. Cuando eso pase podrás manipularlo, volverlo a escribir, para poder tener la vida que siempre deseaste.”
-Sí, Sí, claro…
-Dime ¿Cuál es tu sueño?, no importa si es banal o profundo.
-Emm… No sé… Supongo que cuando sea grande, me gustaría casarme con un escritor inteligente y apuesto, como papá…
-Créeme, en su debido tiempo lo tendrás.
...
A menudo suelo visitar a mis personajes, me agrada que me vean como su creador. Soy una especie de dios literario, solo que no me adoran. Esa madrugada quise visitar a Rosalinda y a Martina. Hablar, chequear como iba su vida y preguntarles como querrían que “continúe su historia”.
Como su creador soy libre de entrar y salir de sus casas y siempre soy bienvenido. A la casa de Rosalinda voy caminando, todo me queda cerca. Cree un mundo pequeño… o yo soy muy grande.
Cuando arribo admiro la casa de la familia García Fustos. La arquitectura es bastante clásica, nada mal, siendo que la diseñó un escritor. Me acerco a la puerta con la intención de entrar, voy a tomar el picaporte y siento que alguien me toma del hombro y me sacude. Todo se vuelve negro. Me siguen sacudiendo…
-¡Pablo despertarte! Son las once de la mañana
Me he quedado dormido sobre el escritorio, la página del obituario me ha servido de “almohada”, no fue cómoda, pero al menos me dormí. Me despierta mi mujer, a los gritos, desesperada.
-¡Joaquín entra a las doce y media, apúrate!
El resto ya se lo imaginan. Rutinaria y rápidamente me baño, me visto, almuerzo y aun así mi hijo llega quince minutos tarde al colegio…
Bueno… Fue un gusto escribir este artículo sin sentido… o, con “sentido cotidiano”. A las trece horas empiezo a trabajar, pero antes de dejarlos quisiera presentarme, sí, tendría que haberlo hecho al principio, pero con lo del insomnio me olvide...
En fin… mi nombre es Pablo Otamendi y mi mujer se llama Martina García Fustos.
domingo, 22 de noviembre de 2015
VI CONCURSO LITERARIO NACIONAL ORGANIZADO POR LA BIBLIOTECA POPULAR BECK-HERZOG
BIBLIOTECA POPULAR BECK-HERZOG
SAN MARTIN 1632- HUMBOLDT
(SANTA FE)
03496-480417
- bibliohumboldt@arnet.com.ar
VI CONCURSO LITERARIO
NACIONAL
ORGANIZADO POR LA
BIBLIOTECA POPULAR BECK-HERZOG
Auspician este evento: MUTUAL REGIONAL “CENTENARIO DE HUMBOLDT”
Auspician este evento: MUTUAL REGIONAL “CENTENARIO DE HUMBOLDT”
MUTUAL DEL
CLUB JUVENTUD UNIDA DE HUMBOLDT
BASES
·
La participación está
abierta a argentinos de 16 años en
adelante.
·
Género: NARRATIVA:
CUENTO
·
Las obras deberán estar
escritas en idioma nacional en hoja formato
A4 (210x297mm) a máquina o Arial 12 a doble espacio sobre una sola cara
del papel, márgenes de 2,5 cm y tendrán una extensión máxima de tres páginas.
·
Las obras deben ser
originales, inéditas, no haber sido premiadas, ni presentadas en ediciones
anteriores ni en otros concursos pendientes de resolución.
·
Los trabajos se
presentarán por triplicado y deberán estar firmados con seudónimo, debiéndose
adjuntar un sobre cerrado en el que figure en su frente externo el o los
título/s de los trabajos presentados y el seudónimo elegido. En su interior una
hoja en la que constará nombre y apellido del autor, domicilio, localidad,
código postal, dirección de mail, teléfonos o lugar donde dejar mensajes.
·
El tema del certamen será
LIBRE, si bien parte de la narración deberá transcurrir EN EL CAMPO o incluir
algún elemento y/o circunstancia relacionado/a al campo. Las obras podrán pertenecer a cualquiera de
los subgéneros: policial, fantástico, realista, realismo mágico, ciencia-ficción.
·
Los trabajos deberán ser
entregados personalmente en la
Biblioteca Popular Beck-Herzog,
de Humboldt, o remitidos por correo postal a la siguiente dirección:
Biblioteca Popular Beck-Herzog, San Martín 1632, C.P.
3081, Humboldt, Provincia de Santa Fe, Argentina. El plazo de recepción vence
el 30 de Diciembre de 2015. (Se tendrá en cuenta la fecha del matasellos) No se
aceptarán trabajos enviados por mail.
·
El Jurado estará
integrado por escritores y profesores de letras de reconocida trayectoria
regional. Sus nombres serán difundidos con el fallo de los mismos.
·
Se establecen 1º, 2º y
3º premio, y la cantidad de menciones que el jurado determine.
·
El PRIMER premio
constará de $ 1500, un libro y diploma; el SEGUNDO, de $ 1.000, un libro y diploma, y el TERCERO, de $ 500, un libro y diploma; todas las
menciones recibirán diploma.
·
Los premios serán
entregados en una ceremonia pública a celebrarse en la localidad de Humboldt, durante
la segunda quincena del mes de mayo 2016, en el local de la Biblioteca Popular
Beck-Herzog; la fecha y hora serán comunicados a los premiados con antelación. SI LOS GANADORES DEL PRIMERO, SEGUNDO Y
TERCER PREMIO RESIDEN EN LA PROVINCIA DE SANTA FE O EN ALGUNA DE LAS PROVINCIAS
LIMÍTROFES, DEBERÁN ASISTIR AL ACTO DE PREMIACIÓN PARA HACERSE ACREEDORES DEL
MISMO.
·
Cualquier situación no
prevista en estas bases será resuelta por los organizadores y comunicada a los
jurados. La participación en el certamen implica el conocimiento de estas
Bases, la omisión o violación de alguno de los requisitos producirá la
exclusión automática del participante. Los trabajos recibidos no serán
devueltos.
·
Ante cualquier duda
comunicarse al teléfono 03496-480417, 03496-15577739, en el horario de 9 a 12hs
y de 17:00 a 2000 hs. o la siguiente dirección de mail: bibliohumboldt@arnet.com.ar
sábado, 21 de noviembre de 2015
Concurso literario “Contate un Cuento VIII” Ganadora de la Categoría B: Morena Larroquet - alumna de 3º año de E.S.Nº 3 “Carmelo Sánchez”
Saber
sin mirar
Las canciones de la calesita llenaban la plaza, la risa de los chicos se complementaba a la perfección con esta melodía Esa era otra de las tardes de otoño en la cual llevaba a mi hermano menor a la plaza, para que probara su suerte tomando la sortija, que aquel desagradable hombre movía. Parecía disfrutar con que los pequeños no pudieran siquiera alcanzarla. Se reía fuertemente y mostraba sus amarillos dientes, mientras tiraba su cabeza hacia atrás.
Todo era tan normal como siempre, pero seguía siendo agradable, lo cual lo hacía entretenido. La mayoría de las veces éramos siempre los mismos quienes nos aproximábamos a la plaza los días de semana. Yo no charlaba, me parecía aburrido y no me animaba, como nadie se acercaba a mí, tampoco yo lo hacía, ni me esforzaba para que me agreguen a su animadas charlas de política, de lo mal que iban las cosas, del nuevo tatuaje de la hija del carnicero, o lo que había pasado en la novela el día anterior; me parecían puros chismes, que tan solo hacían parecer a sus patéticas vidas algo menos aburridas.
Esa tarde un viejo hombre se sentó en el mismo banco en el que yo estaba, era ciego, me di cuenta por sus anteojos ahumados y el bastón que llevaba en la mano.
-No me mires con pena dijo.
Yo me quedé callada, con cara de sorprendida, pensando en cómo había hecho para saber que yo lo había estado mirando, y que lo había hecho con pena.
- No es necesario que lo hagas, puedo ver todo, cada color como vos lo haces, no tienes porqué compadecerte de mí - agregó.
Sus palabras me golpearon como si hubiera chocado contra un auto, era verdad, él era tan “normal” como yo y lo había estado mirando como si estuviera en un cajón, me sentía una completa imbécil por lo que había hecho. Por más que mis emociones fueran un huracán, mi cabeza repetía sus palabras acerca de los colores: “puedo ver todo, cada color como vos lo haces”.
-Lo lamento - dije tartamudeando y un poco nerviosa- ¿Cómo puedes saber cómo son los colores o verlos?- pregunté rápidamente, tenía que arriesgarme ya que esa pregunta me estaba dando vuelta en la cabeza, además no perdía nada, seguro que no volvería a ver o siquiera cruzar palabra con aquel hombre de cabellos canosos, otra vez en mi vida.
Luego de reírse de mi comentario por unos segundos, los que para mí fueron horas, dijo:
- ¡Qué bueno que preguntas! Nunca nadie se había atrevido a hacerlo. Bueno, te lo voy a contar ¿Tienes tiempo?
Levanté la cabeza, mi hermano había conseguido la sortija y tenía dos boletos más y según mi reloj todavía faltaba más de una hora para ir a casa a merendar. Tan solo asentí en señal de repuesta.
-Si, obvio- dije muchas veces al darme cuenta de mi error, él solo esbozó una leve sonrisa.
-Para que sepas yo antes podía ver, pero fue el cáncer lo que me dejó así, yo ya sabía lo que me iba a suceder - me quedé atónita al escucharlo hablar con tanta soltura de algo tan doloroso-. Tuve suerte, yo sabía lo que iba a ocurrirme, sabía que no quería olvidarme como eran los colores, así que tan solo sé cómo éstos son para mí. Yo nunca utilizo la palabra mirar, ver u observar de manera literal, más bien los siento y escucho, tan solo para no olvidarlos. El rojo es el color de la traición ,de algo poderoso que no sana fácilmente, pero en cuanto lo hace, es la mejor sensación del mundo, uno se siente bien, mejor. Es como un vino, para que se añeje tarda años, pero al probarlo no hay mejor bebida. El rojo también se encuentra cuando los acordes en una canción llegan a su punto máximo, esto te lleva al cielo y al rojo. Luego tenemos al - en ese momento llegó mi hermano corriendo agitadamente.
-Voy a jugar en las hamacas, ¿me vas a buscar cuando tenemos que ir a casa?-preguntó de una manera inocente.
-No, te voy a dejar todo el día en la plaza para que seas más bueno y no rayes mis libros- Le dije mientras lo levantaba en mis piernas y le hacía cosquillas- Bueno pero no te vayas lejos- agregué mientras se alejaba corriendo y riendo.
-Esa risa,- dijo el anciano es el mejor ejemplo del color naranja, es la completa sinceridad que se puede encontrar en la risita de un niño, en el abrazo de esa persona que te ama, y en esas comidas que las personas que te rodean hacen especialmente para ti. Pero tan solo si superaste la traición del color rojo y si aceptas que para éste es necesaria la felicidad que se encuentra en el color amarillo, caracterizado por sus cosquillas en la panza, que te hacen que no solo sientas el amarillo, sino también genera que veas todas sus variantes a partir de esos gritos que suplican una tregua para poder respirar y dejar de mover las piernas frenéticamente . Y ya que estás mirando el cielo te cuento … el azul es la confianza, que la escuchas en los aplausos y en cuanto te animas a cruzar la calle junto a una persona de la cual no sabes nada, pero la calidez de sus manos te dan la información suficiente como para confiar en ella, además de ser el olor del chocolate, dulce y al mismo tiempo cálido. Ahora dime, ¿Qué genera la suma de estos?
- ¿El verde?- pregunté en forma de respuesta-
-Correcto pequeña. afirmó con una sonrisa en sus labios- Bueno, como te decía, el verde es el dolor de una picadura de abeja, el sabor de la acidez de las cosas. Porque al estar feliz, depositas toda tu confianza en alguien, pero el verde es la pérdida de ambas. En cuanto alguien te traiciona. Tú pierdes el color azul y el amarillo de tu vida, es una sencilla suma de partes, pequeña. Por último, nos queda el más complicado …
- El violeta- dije esta vez sin dudarlo- si no me confundo es sentirse mejorado más la confianza. En otras palabras, es la suma del azul y el rojo.
-Aprendes rápido pequeña.- era divertido que me dijera así, hacía que sintiera el calor y la dulzura del azul -¿No te ha sucedido estar en un lugar donde crees que eres un bicho malo y feo o de ser un pez fuera del agua, pero al recordar algo que te gusta, todo cambia y te sientes bien y como si todo estuviera organizado para ti?
Se quedó callado esperando a que yo respondiera, pero seguía pensado en sus palabras anteriores, hasta que por fin reaccioné. Confirmé lo que me había dicho, era puntualmente lo que me sucedía tantas veces, parecía que me hubiera leído la mente.
-Bueno, como conoces la sensación te va a ser más sencilla entenderla -prosiguió el hombre a mi lado, ese es el color violeta, lo encuentras en el helado, cuando te atragantas con él y luego te congelas el cerebro, pero finalmente el efecto pasa y tu terminas con una sonrisa en tu labios. Así encuentras la suma entre el rojo y el azul Terminada su exposición, miró su reloj y dijo- bueno debo irme, espero que puedas poner en practica todo lo que ahora sabes.
- Adiós- le respondí- y le aseguro que lo haré.
Él tan solo se levantó y se fue, la noche comenzaba a caer y todos ya se estaban yendo a sus casas. Llamé a mi hermano e hice lo mismo.
Aquel anciano de cabellos canosos y anteojos oscuros no volvió a la plaza, pero yo ahora cada vez que probaba algo ácido, recordaba el pasto, ahora la risa de mi hermano era color naranja, los momentos incómodos los pasaba pensando en violeta, los chocolates para mi eran azules, la cosquillas irradiaban el color amarillo por todos lados y la mejor sensación del mundo luego de la traición, me llevaban a mi hermano y sus preciosos rizos. Ahora podía saber sin mirar.
Escuela Secundaria Nº 3 “Carmelo Sánchez” - Concurso literario “Contate un Cuento VIII” - Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación Res. 1275/ set. Ganadora de la Categoría A: Cecilia Jane Bratten, alumna de 2º año Colegio San José de Balcarce
Explotación del hombre por el hombre
Cuando nací era libre, no lo sabía, pero lo era. Jugaba con mis vecinos todo el día sin preocupaciones. No había suficiente comida ni agua para satisfacer a todos, pero nos alcanzaba para vivir. De vez en cuando todos se ponían nerviosos y yo no entendía por qué, ¡para mí esos días eran geniales! Mi mamá me decía que debíamos jugar a la escondida y que los hombres vestidos de amarillo y rojo no me tenían que encontrar.
Mi vida era genial hasta que, dos meses antes de mi cumpleaños, mi hermano de 21 años desapareció cuando los hombres vinieron. Mi primer pensamiento fue: ¡lo encontraron! Pero al cabo de unos días me empecé a preocupar.
-¿Cuándo vuelve Pasua?- Le pregunté a mi madre mientras limpiaba ropa en el rio.
Ella dejó caer la ropa, bajó la cabeza y respondió calmadamente
-No lo hará
-¿Cómo que no lo hará?- no podía entender.
-Se fue de viaje y no volverá
Siempre le creía a mi madre, pero por alguna razón esta vez sabía que había algo que no me contaba. De todas formas supe que no diría más que eso, así que
-No dijo adiós - agregué
-Lo sé, lo sé- Me abrazó, pero cambió de tema como si la conversación nunca hubiese pasado -Ve a jugar con tus amigos, Menelik
Traté de sacar información de mis amigos, pero lo único que sabían ellos era que los hombres venían de más allá que el mar. Supe que iba a tener que esperar hasta mi cumpleaños para conseguir más información.
Cuando llegó el gran día mi mamá me preguntó qué deseaba y yo, con toda la seguridad del mundo, le dije que quería la verdad. Pensé que iba a tener que explicar que me refería a los hombres y a Pasua pero no, ella supo al segundo a que me refería.
- Ok...- dijo en un suspiro -Los hombres son conocidos como españoles y nosotros somos africanos, según ellos. Nos llevan a un lugar que está más allá que el mar y nunca nos traen de vuelta-
-Pero qué hay allá y por qué es tan malo-
-No lo sabemos, pero sí sabemos que es malo porque a nuestros familiares y amigos se los llevaron los han encerrado en jaulas y los han golpeado
Asentí con mi cabeza y después fui a mi habitación y comencé a llorar por lo que le pasó a mi hermano y a todas las otras personas que tuvieron que pasar por eso.
Después de ese día ya no fue lo mismo esconderse de los hombres. Después de ese día el miedo comenzó a alimentarse de mí y de mi dignidad. Los españoles llegarían y yo me escondería rogando para que no me encontraran. Hasta que llegó un día, en donde todo cambió...
Yo ya tenía 18 años, me estaba escondiendo con mi madre Ella hizo un ruido y la escucharon, se empezaron a acercar hacia nosotros y de repente desapareció el miedo. Quiero decir que ese terror que me consumía se esfumó. Fue como si mi mente se cerrase por completo y mi cuerpo se manejase solo. La empujé atrás de otros arbustos y el hombre que se acercó me vio, me agarró del brazo y gritó algo a los otros hombres. Mi madre se asomó a través de los arbustos como para salir, yo le hice que no con la cabeza y obedeció.
Me llevaron hacia una enorme casa flotante, después aprendí que se llamaba barco. Una vez adentro me encerraron en una jaula. Había alrededor de 100 hombres, o capaz que mi mente exageró por el miedo, que para entonces ya volvía a sentir, la verdad es que no estaba seguro. Reconocía a muchas de las personas que me cruzaba, pero cuando me pusieron en mi jaula tenía total desconocidos a ambos lados y enfrente, donde estaban las mujeres.
Los chicos que tenía a mi costado eran de mi edad, probablemente nos acomodaban por edad como alguien acomoda juguetes por tamaño, y la chica de adelante tenía 16, lo sabía porque escuché que lo dijo no porque me animase a hablarle. Mis vecinos eran Bem y Rasul, me hice amigo de ellos en el viaje. Nos alimentaban muy poco, tenía menos comida que en mi casa. La chica de adelante conocía a una de sus vecinas y escuché una de sus conversaciones:
-Tengo miedo- dijo su vecina.
-No te preocupes, Leiza, mientras yo esté aquí nadie te lastimará- tenía la voz más suave y hermosa que jamás había escuchado.
-¿Cómo haces para ser tan convincente, Maiba?- le preguntó.
-Me esfuerzo- y empujó su pelo hacía atrás haciendo que se me inunden las pupilas, era tan hermosa.
No estoy seguro cuando o como descubrí que Rasul iba marcando cuantos días pasaban, pero a partir de ese momento saberlo se convirtió en una adicción. Cuando pasaron 12 días decidí que iba a hablar con Maiba, ya había pasado mucho tiempo y más de una vez nuestra miradas se cruzaban. Decidí que lo iba a hacer a los 15 días, para planear lo que iba a decir.
Y el gran día llegó. Ya lo había pensado más o menos, pero ahora mi mente estaba en blanco. Su amiga estaba dormida, me acerqué a ella y le dije:
-Hola- ella me hizo una pequeña sonrisa que duró un segundo y no dijo nada, entonces decidí seguir hablando -Soy Menelik. ¿Vos?-
-Maiba- respondió -¿A dónde crees que nos llevan?-
-No lo sé. Para mí siempre fue conocido como: “Más allá que el mar”.
-Sí, para mí también.
Y a partir de esa conversación estuvimos más unidos con Maiba que nunca. No sabíamos si considerarnos pareja, pero no nos preocupaba el título. Una vez transcurrido los 32 días nos sacaron a todos y nos hicieron caminar lentamente hacia afuera, yo iba de la mano de Maiba. Nos llevaron a un lugar y nos colocaron en otras jaulas, estábamos en tierra. Más allá que el mar, encontramos tierra.
-Tengo miedo- dijo Leiza -Más que antes.
-Lo sé, lo sé- le dije -Estaremos bien- Maiba me sonrío, me abrazó y me tomó el brazo, nunca estuvimos tan cerca. Decidí aprovechar el momento y la besé. Cuando estaba por besarla por segunda vez la agarraron, le ataron las manos y se la dieron a un hombre. Yo empecé a gritar y a sacudir la jaula como loco, no podían llevársela, no podían hacerlo. De todas las cosas que me hicieron hacer nunca los perdonaré por habérsela llevado.Después de eso se llevaron a Rasul y seguidamente a Leiza.
-¿Bem?-
-¿Si?-
-¿A dónde crees que nos llevan?-
-No lo sé... No lo sé...-
Y finalmente me trasladaron a mi. Me llevó un hombre vestido de algo a lo que se le llama “gala”. Me hicieron trabajar. Me hicieron hacer mi trabajo sucio. Y ahora, después de un año de trabajo parece que envejecí cinco.
A mí me explotan los hombres. Yo soy un ejemplo de la explotación del hombre por el hombre. Mi existencia sirve únicamente para servirlos. Soy su utensilio. Su herramienta para hacer lo difícil. Mi vida entera se trata sobre lo que ellos necesitan, lo que ellos quieren. Y ya me rendí. Para qué seguir luchando si no hay nada por qué luchar. ¿Maiba? Maiba murió. Lo recuerdo como si fuera ayer...
-¿Maiba? ¡Maiba!
No respondió. Al principio no la reconocí, estaba cansada y gastada. Me acerqué a ella
-Te estuve buscando
Me miró, sonrió y me abrazó. Estaba por seguir hablando pero la agarraron y se la llevaron lejos otra vez. Me la volvieron a quitar, pero no iba a dejar que terminara así. Corrí detrás de ellos y la agarré del brazo, ellos me la sacaron por tercera vez y me apuntaron con un arma, yo seguí peleando y me dispararon. O trataron de dispararme, si no se hubiera tirado Maiba delante de mí. Me salvó. Estaba por morir por ella, pero ella murió por mí. Y entonces me rendí. Decidí que la vida no era vida sin ella. ¿Entiendes?
- No.
- ¿No?
- No. Ella no hubiera querido que te rindieras. Hizo lo que hizo para que vos siguieras, para que no te rindas. Dio su vida para que vos puedas seguir la tuya. No debes vivir en el pasado. No pienses en ella como una tortura, piensa en ella como una razón para seguir.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Poesías a Juan Manuel Fangio
Aquí presentamos unas poesías dedicadas a Juan Manuel Fangio firmadas por un admirador bajo el seudónimo de “Un Balcarceño”. El papel, encontrado por dos recicladores informales en una cava de Balcarce junto a otros mas, parece datar de 1953, cuando Fangio salió campeón en el circuito de Monza.
Fangio
En trayectoria ascendente
Va este bravo deportista,
haciendo temblar las pistas
En el viejo continente;
Con visión clara y valiente
Va trazando su camino
Y ante cualquier desatino
Dirá firme y decidido;
Aquí estoy porque he venido
Y porque sos Argentino,
Sabés ganar con honor
Y energía palpitante
Con la vista hacia adelante
Y el pie al acelerador:
Sos caballero y señor
De pistas y carreteras,
Porque en todas las carreras,
Cumpliendo nobles ideales
Levantaste ante tus rivales
Desplegada la bandera.
No anduvistes con embajes
Cuando hubo que hacer derroche
Lanzando veloz tu coche
En oleadas de coraje
Siempre firme en el viraje
Por llanuras y montañas
Sin malicia ni patrañas
Honrando siempre el vencido;
Y jamás fue discutido
El premio de tus hazañas.
Que dirán esos campeones,
Maestros de buena talla
Con tus victorias sin fallas
Que inflaman los corazones,
Esas son revelaciones
De gran sentido profundo,
Y yo en razones me fundo
Viendo tu hazaña divina
Sos gloria de la Argentina
Y asombro del Viejo Mundo.
Te deseamos buena suerte
Porque muñeca, te sobra...
Y concluida tu obra...
Campeón, quisiéramos verte,
Apretá el fierrito fuerte
Con valentía y tesón
Y con todo corazón
Mostrale como buen criollo
Que son chicos los escollos
Cuando hay fibra de campeón.
Fangio 1° en Monza
Con este triunfo gigante
Preliminar de la meta
Les hicistes la "boleta"
A los más grandes volantes.
Sos seguidor y de aguante
Peligroso en el envión.
Hay que decir con razón
Sin temor a equivocarse,
Sos el ''chueco” de Balcarce
Que va derecho a campeón.
Que se duerme mi niño - Por Lope de Vega
La niña a quien dijo el ángel
que estaba de gracia llena,
cuando de ser de Dios madre
le trujo tan altas nuevas,
ya le mira en un pesebre
llorando lágrimas tiernas,
que obligándose a ser hombre
también se obliga a sus penas.
"¿Qué tenéis dulce Jesús?
-le dice la niña bella, -
¿tan presto sentís, mis ojos,
el dolor de mi pobreza?
Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda,
sino mis brazos y pedios
que os regalan y sustentan.
No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera,
vos sabéis que vuestros
cielos envidiarían mi riqueza".
El niño recién nacido
no mueve la pura lengua,
aunque es la sabiduría
de su eterno padre inmensa,
mas revelándole el alma
de la Virgen la respuesta,
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.
Ella entonces, desatando
la voz regalada y tierna,
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa:
Pues andáis en las palmas,
ángeles santos,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto;
no le hagáis ruido,
corred más paso,
Que se duerme mi niño,
tened los ramos.
El niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto.
Que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Rigurosos hielos
le están cercando;
ya veis que no tengo
con que guardarlo.
Ángeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
que estaba de gracia llena,
cuando de ser de Dios madre
le trujo tan altas nuevas,
ya le mira en un pesebre
llorando lágrimas tiernas,
que obligándose a ser hombre
también se obliga a sus penas.
"¿Qué tenéis dulce Jesús?
-le dice la niña bella, -
¿tan presto sentís, mis ojos,
el dolor de mi pobreza?
Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda,
sino mis brazos y pedios
que os regalan y sustentan.
No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera,
vos sabéis que vuestros
cielos envidiarían mi riqueza".
El niño recién nacido
no mueve la pura lengua,
aunque es la sabiduría
de su eterno padre inmensa,
mas revelándole el alma
de la Virgen la respuesta,
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.
Ella entonces, desatando
la voz regalada y tierna,
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa:
Pues andáis en las palmas,
ángeles santos,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto;
no le hagáis ruido,
corred más paso,
Que se duerme mi niño,
tened los ramos.
El niño divino,
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegar quiere un poco
del tierno llanto.
Que se duerme mi niño,
tened los ramos.
Rigurosos hielos
le están cercando;
ya veis que no tengo
con que guardarlo.
Ángeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi niño,
tened los ramos.
sábado, 7 de noviembre de 2015
EL VUELO Por LEOPOLDO LUGONES
Volar, volar, volar, volar.
Subir, subir, subir, subir.
Partir, volver, caer, bajar.
Flotar, posar, ir y venir.
Besar un árbol al salir,
y una anémona al regresar;
arder, vivir, ceder, amar,
dándose un ósculo al pasar..
Libar al lirio su elixir.
Abanicarse y presumir
y mecida al lento blandir
del hombre al aire, andar.
Ser un reflejo de zafir
en un fulgor de oro solar.
Fingir el nácar por brillar,
y hecha una flámula morir.. .
Subir, subir, subir, subir.
Volar, volar, volar, volar.
Subir, subir, subir, subir.
Partir, volver, caer, bajar.
Flotar, posar, ir y venir.
Besar un árbol al salir,
y una anémona al regresar;
arder, vivir, ceder, amar,
dándose un ósculo al pasar..
Libar al lirio su elixir.
Abanicarse y presumir
y mecida al lento blandir
del hombre al aire, andar.
Ser un reflejo de zafir
en un fulgor de oro solar.
Fingir el nácar por brillar,
y hecha una flámula morir.. .
Subir, subir, subir, subir.
Volar, volar, volar, volar.
La tumba de un soldado Por Johann Bremen
Una leve curvatura es todo.
La tierra te acomodó a su modo
y redondeando tus rasgos feroces,
puso en tu pecho flechas veloces
y en tu mano un rifle de lodo.
Detuvo tu marcha en una hondonada
te cubrió de olvido y tras él, la nada.
Hundir tu bravura fue su mayor victoria.
Borrando del mundo tu nombre y memoria
y darte una tumba jamás reclamada.
La tierra te acomodó a su modo
y redondeando tus rasgos feroces,
puso en tu pecho flechas veloces
y en tu mano un rifle de lodo.
Detuvo tu marcha en una hondonada
te cubrió de olvido y tras él, la nada.
Hundir tu bravura fue su mayor victoria.
Borrando del mundo tu nombre y memoria
y darte una tumba jamás reclamada.
El viento, poesía de Jurij Zhivago (De El Dr. Zhivago de Boris Pasternak)
Yo estoy muerto, tú estás viva
y el viento gime y llora
hace oscilar el bosque y la casa
Y no sólo el pino
sino todos juntos los árboles
en extendida llanura,
como arboladura de veleros,
sobre la superficie de una bahía
Y no por arrogancia,
o por vano furor,
sino para encontrar en la angustia, la palabra,
de un canto de cuna para ti.
y el viento gime y llora
hace oscilar el bosque y la casa
Y no sólo el pino
sino todos juntos los árboles
en extendida llanura,
como arboladura de veleros,
sobre la superficie de una bahía
Y no por arrogancia,
o por vano furor,
sino para encontrar en la angustia, la palabra,
de un canto de cuna para ti.
Alma en calma Por Héctor Fuentes
Para nacer
me entrego a ti.
Para flotar
te doy mi paz.
Todas las cosas
se juntan en vos,
como la luna
que orbita tu piel.
Cuando el mundo estalla
y las sombras crecen aquí.
Yo veo en tus ojos
la luz que me guía
hasta el fin.
Y ya no quiero despertar.
Todas las cosas
renacen allí,
donde tu vida
se vuelve color.
me entrego a ti.
Para flotar
te doy mi paz.
Todas las cosas
se juntan en vos,
como la luna
que orbita tu piel.
Cuando el mundo estalla
y las sombras crecen aquí.
Yo veo en tus ojos
la luz que me guía
hasta el fin.
Y ya no quiero despertar.
Todas las cosas
renacen allí,
donde tu vida
se vuelve color.
Capitana Por Ana María Broglio
Van los barcos cruzando el horizonte.
Yo los miro con ojos de viajero
será porque me siento marinero
y alguna vez soñé ser polizonte.
Suena a magia, a música, a un sinsonte
y es como un espejismo verdadero.
Sé que en la vida soy un extranjero:
ha de llegar mi día y al remonte
veré venir la nave de las naves.
Capitana de un barco sin regreso,
dueña de mis aciertos y desiertos
navegaré con ella tras las aves.
No llevarán mis huesos contrapeso
y partiré muy lejos, a otros puertos.
Yo los miro con ojos de viajero
será porque me siento marinero
y alguna vez soñé ser polizonte.
Suena a magia, a música, a un sinsonte
y es como un espejismo verdadero.
Sé que en la vida soy un extranjero:
ha de llegar mi día y al remonte
veré venir la nave de las naves.
Capitana de un barco sin regreso,
dueña de mis aciertos y desiertos
navegaré con ella tras las aves.
No llevarán mis huesos contrapeso
y partiré muy lejos, a otros puertos.
ÁRBOL FELIZ Por ENRIQUE BANCHS
¿Qué es esto?: Ayer no más árbol desnudo,
y seco, abandonado, inmóvil, mudo,
de nuevo al cielo azul joven te elevas,
pomposamente lleno de hojas nuevas.
¿Y aquellas ramas rotas que tenías,
y aquellas hojas secas que veías
como instantes caer, ¿a dónde han ido?
¿Tanto antiguo dolor, desvanecido?
Bajo la maravilla de hojas verdes,
no lloras lo que pierdes;
retoñas en la misma cicatriz
y flor se llama lo que fue quebranto...
¡Comprendo cómo puedes vivir tanto,
árbol feliz!
y seco, abandonado, inmóvil, mudo,
de nuevo al cielo azul joven te elevas,
pomposamente lleno de hojas nuevas.
¿Y aquellas ramas rotas que tenías,
y aquellas hojas secas que veías
como instantes caer, ¿a dónde han ido?
¿Tanto antiguo dolor, desvanecido?
Bajo la maravilla de hojas verdes,
no lloras lo que pierdes;
retoñas en la misma cicatriz
y flor se llama lo que fue quebranto...
¡Comprendo cómo puedes vivir tanto,
árbol feliz!
LO FUGAZ Por RICARDO JAIMES FEEYRE
La rosa temblorosa
se desprendió del tallo,
y la arrastró la brisa
sobre las aguas turbias del pantano.
Una onda fugitiva
le abrió su seno amargo,
y estrechando a la rosa temblorosa
la deshizo en sus brazos.
Flotaron sobre el agua
las hojas como miembros mutilados,
y confundidas con el lodo negro,
negras, aún más que el lodo se tornaron.
Pero en las noches puras y serenas
se sentía vagar en el espacio
un leve olor de rosa
sobre las aguas turbias del pantano.
se desprendió del tallo,
y la arrastró la brisa
sobre las aguas turbias del pantano.
Una onda fugitiva
le abrió su seno amargo,
y estrechando a la rosa temblorosa
la deshizo en sus brazos.
Flotaron sobre el agua
las hojas como miembros mutilados,
y confundidas con el lodo negro,
negras, aún más que el lodo se tornaron.
Pero en las noches puras y serenas
se sentía vagar en el espacio
un leve olor de rosa
sobre las aguas turbias del pantano.
La imagen Por Rafael Serrano Ruiz
En la esquina de mi calle
una farola ilumina el lugar
Luz amarilla, espectral.
El sereno, con su chuzo
marcando las horas va
¡Las doce en punto y sereno!
todo en calma en el lugar.
Una pareja se arrulla
en lo oscuro de un portal
Si, te quiero,
¡como lo puedes dudar!
Vamos …que se hace tarde…
lo tenemos que dejar.
Y entre besos y jadeos
abandonan el lugar.
Una farola en la esquina
Iluminada por gas…
imagen de un mundo antiguo
que siempre perdurará…
una farola ilumina el lugar
Luz amarilla, espectral.
El sereno, con su chuzo
marcando las horas va
¡Las doce en punto y sereno!
todo en calma en el lugar.
Una pareja se arrulla
en lo oscuro de un portal
Si, te quiero,
¡como lo puedes dudar!
Vamos …que se hace tarde…
lo tenemos que dejar.
Y entre besos y jadeos
abandonan el lugar.
Una farola en la esquina
Iluminada por gas…
imagen de un mundo antiguo
que siempre perdurará…
No vas a convencerme Por Diana Luz Bravi
Y aunque traigan tus ojos
verdores de hojarasca
Secretos de silencios,
sospechas de ilusiones
Y me siembres de migas
de promesas el alma
o me colmes de lunas
Y con cuerda del arco de Cupido
me abraces
No vas a convencerme
Seré radiante para todo o nada
siempre incierta
imprescindible,
nueva.
verdores de hojarasca
Secretos de silencios,
sospechas de ilusiones
Y me siembres de migas
de promesas el alma
o me colmes de lunas
Y con cuerda del arco de Cupido
me abraces
No vas a convencerme
Seré radiante para todo o nada
siempre incierta
imprescindible,
nueva.
LIED Por RAFAEL ALBERTO ARRIETA
Éramos tres hermanas. Dijo una;
"Vendrá el amor con la primera estrella"...
Vino la muerte y nos dejó sin ella.
Éramos dos hermanas. Me decía:
"Vendrá la muerte y quedarás tú sola". ..
Pero el amor llevóla.
Yo clamaba, yo clamo: "¡Amor o muerte!
¡Amor o muerte quiero!"
Y todavía espero...
"Vendrá el amor con la primera estrella"...
Vino la muerte y nos dejó sin ella.
Éramos dos hermanas. Me decía:
"Vendrá la muerte y quedarás tú sola". ..
Pero el amor llevóla.
Yo clamaba, yo clamo: "¡Amor o muerte!
¡Amor o muerte quiero!"
Y todavía espero...
LA PIEDAD DEL CIPRÉS Por ALFONSINA STORNI
Viajero: este ciprés que se levanta
a un metro de tus pies y en cuya copa
un pajarillo sus amores canta,
tiene alma fina bajo dura ropa.
Él se eleva tan alto desde el suelo
por darte una visión inmaculada,
pues si busca su extremo tu mirada
te tropiezas, humano, con el cielo.
a un metro de tus pies y en cuya copa
un pajarillo sus amores canta,
tiene alma fina bajo dura ropa.
Él se eleva tan alto desde el suelo
por darte una visión inmaculada,
pues si busca su extremo tu mirada
te tropiezas, humano, con el cielo.
El peor, el último olvido Por Juan E. Hartzenbusch
Dio Perico Muñoz en olvidar
hasta el comer, a veces, y el dormir:
Sólo una vez se le olvidó el vivir,
y nunca más lo pudo recordar.
hasta el comer, a veces, y el dormir:
Sólo una vez se le olvidó el vivir,
y nunca más lo pudo recordar.
EL AMABLE REGRESO Por Alfredo R. Bufano
Vengo, esposa, cansado de mi diaria faena,
tiende pronto el mantel en la mesa de pino,
y mientras me sonríes, adereza la cena,
¡la jornada es muy larga, como es largo el camino!
Comeremos lo poco que aprontaron tus manos
con el ansia secreta de complacerme en todo,
mientras vas alegando que nos mantiene sanos,
como un gajo de guindas, el comer de este modo.
Tampoco te olvidaste de poner el florero,
como centro de mesa, con un ramo de rosas. . .
¡Ah, cómo me conoces y sabes que prefiero
un puñado de flores, a cualquier otras cosas!
Bendice con tus manos el pan de cada día,
y cenemos, cenemos mientras la noche avanza,
llenándonos el alma de una suave alegría,
precursora adorable de una nueva esperanza.
¡Oh, cuan grata es la cena que el trabajo procura,
y qué pan más sabroso el que está bien ganado,
y cuan buena es el agua y esta poca verdura
que en los gratos domingos uno mismo ha sembrado.
tiende pronto el mantel en la mesa de pino,
y mientras me sonríes, adereza la cena,
¡la jornada es muy larga, como es largo el camino!
Comeremos lo poco que aprontaron tus manos
con el ansia secreta de complacerme en todo,
mientras vas alegando que nos mantiene sanos,
como un gajo de guindas, el comer de este modo.
Tampoco te olvidaste de poner el florero,
como centro de mesa, con un ramo de rosas. . .
¡Ah, cómo me conoces y sabes que prefiero
un puñado de flores, a cualquier otras cosas!
Bendice con tus manos el pan de cada día,
y cenemos, cenemos mientras la noche avanza,
llenándonos el alma de una suave alegría,
precursora adorable de una nueva esperanza.
¡Oh, cuan grata es la cena que el trabajo procura,
y qué pan más sabroso el que está bien ganado,
y cuan buena es el agua y esta poca verdura
que en los gratos domingos uno mismo ha sembrado.
Abrir las ventanas - Por GUILLERMO JAIM ETCHEVERRY
Cuando llego a la habitación de un hotel, en cualquier lugar del mundo, me sorprende con reiterada frecuencia el hecho de encontrarla a oscuras. En vez de abrir las cortinas cerradas, mi acompañante enciende las luces y, con un indisimulable aire de satisfacción, deposita en mis manos el control remoto del televisor.
Mediante esa ceremonia parece querer introducirme al mundo, incorporarme a la realidad. No pocas veces, al quedarme solo y abrir de par en par esas ventanas clausuradas, me sorprende la sobrecogedora belleza de un paisaje natural o edificado por el hombre.
Esa experiencia es una metáfora de la tendencia actual a ignorar la realidad real, privilegiando la que muestran los televisores. De esa manera, evitamos la posibilidad de dejar vagar nuestra imaginación contemplando las imágenes de la realidad.
Hasta los niños están perdiendo la experiencia de mirar las casas cuando viajan en el asiento trasero del automóvil, inventando vidas a quienes las habitan. Ya muchos vehículos incorporan uno o más televisores portátiles en esos asientos, al igual que los taxis, donde no pueden ser apagados por el pasajero, presa cautiva de la publicidad. Quienes forman largas filas en las cajas de los supermercados, ven también amenizada su espera mediante estratégicos televisores. No sólo estamos perdiendo la privacidad en nuestras casas, sino que también se nos obstaculiza la experiencia enriquecedora de sentirnos seres privados en un ámbito público.
Es que vivimos atemorizados por la posibilidad de quedar aislados, de no compartir el mundo común, que parece circunscripto al que reflejan las pantallas. El joven autor estadounidense Jonathan Franzen, en su reciente libro de ensayos Cómo estar solo, señala el peligro de marginación que acecha a quien se niega a participar en los que denomina "rituales de la cultura de masas", como ver televisión o leer revistas de actualidad. Dice Franzen: "Sin embargo, hay que saber estar solo. Muchas veces apago la televisión porque, paradójicamente, en lugar de incorporarme, me hace sentir solo. En cambio, si leo un buen libro me siento acompañado, cerca de otra gente que siente y ve el mundo de manera parecida a mí".
El hecho de que la literatura esté amenazada por la cultura de masas, lo lleva a plantearse si verdaderamente nuestra vida es, en realidad, nuestra. Sostiene que de lo que se trata es de ser individuos con una identidad y con una historia propia, personal y no producida desde fuera. De allí que, dice, la literatura desempeñe como una función primordial en el conjunto cada vez más restringido de opciones de las que disponemos para construirnos como personas. Nos permite intentar no ser masa, sino individuos poseedores de una historia verdadera, auténtica, decidida por nosotros mismos.
Es que mediante la reflexión, el contacto directo con otras realidades humanas y del mundo, es posible resistirse a la manipulación por parte de sistemas basados en el estímulo de la pasividad -que en general sólo se interrumpe para poder consumir- y que adormecen la capacidad de juicio, adocenan el gusto e intentan homogeneizar las ideas.
La espontaneidad, la capacidad de comprender a los demás, de profundizar razones mediante el diálogo, pueden terminar por convertirse en lujos aristocráticos en una sociedad burocratizada que avanza hacia un modelo que preserva el diálogo para pocos, reservando para el resto sólo un voraz consumo de entretenimiento. Por eso, deberíamos intentar mirar más a nuestro alrededor, intercambiar ideas con quienes nos rodean.
De lo que se trata, en suma, es de abrir las ventanas.
Mediante esa ceremonia parece querer introducirme al mundo, incorporarme a la realidad. No pocas veces, al quedarme solo y abrir de par en par esas ventanas clausuradas, me sorprende la sobrecogedora belleza de un paisaje natural o edificado por el hombre.
Esa experiencia es una metáfora de la tendencia actual a ignorar la realidad real, privilegiando la que muestran los televisores. De esa manera, evitamos la posibilidad de dejar vagar nuestra imaginación contemplando las imágenes de la realidad.
Hasta los niños están perdiendo la experiencia de mirar las casas cuando viajan en el asiento trasero del automóvil, inventando vidas a quienes las habitan. Ya muchos vehículos incorporan uno o más televisores portátiles en esos asientos, al igual que los taxis, donde no pueden ser apagados por el pasajero, presa cautiva de la publicidad. Quienes forman largas filas en las cajas de los supermercados, ven también amenizada su espera mediante estratégicos televisores. No sólo estamos perdiendo la privacidad en nuestras casas, sino que también se nos obstaculiza la experiencia enriquecedora de sentirnos seres privados en un ámbito público.
Es que vivimos atemorizados por la posibilidad de quedar aislados, de no compartir el mundo común, que parece circunscripto al que reflejan las pantallas. El joven autor estadounidense Jonathan Franzen, en su reciente libro de ensayos Cómo estar solo, señala el peligro de marginación que acecha a quien se niega a participar en los que denomina "rituales de la cultura de masas", como ver televisión o leer revistas de actualidad. Dice Franzen: "Sin embargo, hay que saber estar solo. Muchas veces apago la televisión porque, paradójicamente, en lugar de incorporarme, me hace sentir solo. En cambio, si leo un buen libro me siento acompañado, cerca de otra gente que siente y ve el mundo de manera parecida a mí".
El hecho de que la literatura esté amenazada por la cultura de masas, lo lleva a plantearse si verdaderamente nuestra vida es, en realidad, nuestra. Sostiene que de lo que se trata es de ser individuos con una identidad y con una historia propia, personal y no producida desde fuera. De allí que, dice, la literatura desempeñe como una función primordial en el conjunto cada vez más restringido de opciones de las que disponemos para construirnos como personas. Nos permite intentar no ser masa, sino individuos poseedores de una historia verdadera, auténtica, decidida por nosotros mismos.
Es que mediante la reflexión, el contacto directo con otras realidades humanas y del mundo, es posible resistirse a la manipulación por parte de sistemas basados en el estímulo de la pasividad -que en general sólo se interrumpe para poder consumir- y que adormecen la capacidad de juicio, adocenan el gusto e intentan homogeneizar las ideas.
La espontaneidad, la capacidad de comprender a los demás, de profundizar razones mediante el diálogo, pueden terminar por convertirse en lujos aristocráticos en una sociedad burocratizada que avanza hacia un modelo que preserva el diálogo para pocos, reservando para el resto sólo un voraz consumo de entretenimiento. Por eso, deberíamos intentar mirar más a nuestro alrededor, intercambiar ideas con quienes nos rodean.
De lo que se trata, en suma, es de abrir las ventanas.
Artículo extraído de la revista “La Nación”
jueves, 5 de noviembre de 2015
Contate un cuento VIII - Una corta y Triste Historia de Amor, Por Evelyn Ludmila
Su cigarrillo se había apagado en
el cenicero, tomó otro, se lo llevo a la boca y sus manos temblorosas y
arrugadas lo prendieron, le dio una bocanada y se levanto de su silla, él
retrato de su amada colgaba en la pared, él la descolgó y miro la foto, una
lagrima callo en el retrato, en ella se podía ver a una hermosa joven
sonriendo, aunque la foto era vieja y estaba manchada de humedad a simple vista
se podía ver que era una chica muy hermosa.
La vida de Juan dependía de las fotos de Elena, muerta hace veinte
años, aún cuando eran jóvenes y seguían soñando con estar juntos para la
eternidad, o hasta que la muerte los separe, él recordaba esa frase que había
escuchado del sacerdote cuando se caso con Elena, a veces pensaba que esa frase
era muy injusta.
Juan era un hombre alto de pelo
blanco, sus setenta y ocho años se reflejaban en su perfil completamente
arrugada y en sus manos demasiado temblorosas, aunque para ser sinceros Juan
envejeció un día después de la muerte de su amada, para él la vida había
acabado en ese mismo momento, y aun después de veinte años sentía que estaba
muerto.
Sus ojos se habían empapado en lagrimas, volvió a colgar el
retrato en la pared y se fue a su habitación, acomodo las sabanas y se acostó,
eran las siete de la tarde, un profundo cansancio lo invadía, tanto así que
durmió hasta las siete de la mañana. Era sábado, Juan odiaba los sábados, eran
los días en que llevaba a cenar a Elena y pasaban todo el día juntos. Aun un poco
dormido, pudo abrir los ojos, tenía la vista un poco borrosa, pero pudo ver que
las ventanas de su habitación que siempre estaban cerradas, ahora se
encontraban abiertas y podía sentir el sol contra su cara.
Distinguió la figura de una
persona parada al frente de su cama, por un momento se asusto, pero sintió el
olor de un perfume, un perfume muy especial para Juan, era el que usaba Elena,
se sentó sobre la cama sobresaltado, y ahí estaba ella, lo miraba fijamente
mientras sonreía. Juan estaba anestesiado y aun no se había dado cuenta de lo
que estaba pasando, ella llevaba un vestido blanco, podía ver parte de sus
piernas, la piel demasiado pálida y no se notaban las marcas rojas que le había
dejado esa extraña enfermedad, la misma que la mató y la alejo de su lado, -te
extrañe -¿Elena?-pregunto él
-Sí, soy yo, necesitaba
verte-dijo ella con una sonrisa -mi amor, mi vida-dijo el levantándose de la
cama apresuradamente, estaba parado frente a ella, su pelo era negro era largo
y le llegaba hasta la cintura Tocó su cara, por un momento se asustó de nuevo,
estaba demasiado fría, pero ella seguía sonriendo.
-Tenemos que hablar
-No sabes cuánto te extraño-dijo
él, mientras volvía a llorar
-Cambiate, te espero en la
sala-dijo ella, mientras su mano acariciaba el rostro de Juan- No llores por
favor, no vine hasta acá para que me extrañes aun mas, solo hablemos, ¿está
bien?-ella se alejo por el pasillo yendo hacia la sala.
Juan se vistió y en un instante
estaba con ella otra vez.
-Unos meses antes de mi muerte,
me prometiste que no ibas a fumar mas-le dijo ella como reclamándole, mirando
el cenicero lleno de cigarrillos apagados-siéntate-le dijo ella.
Juan se sentó, frente a ella, aun
no podía creer lo hermosa que estaba, no podía creer que estuviera allí, como
si el tiempo no hubiera pasado.
-No sabes cuánto te extraño, ya
no se qué hacer con el tiempo que me queda de vida, necesite volver a
tenerte-dijo al borde del llanto.
-Cálmate Juan, estoy aquí, se
perfectamente como me extrañas, ¿tu crees que no lo sé?, todos los días te veo
que tomas mi retrato y ves mi foto por horas, por eso decidí, que era el
momento de aparecer. El sufrimiento no es solo para las personas que se quedan
en la tierra, yo allí también te extraño, por eso vengo a visitarte.
-Extrañaba tu voz-dijo mirándola,
ella sonrió.
-¿Y Alma?, como esta mi
pequeña?-la mirada de Juan volvió a entristecer
-Ella ya no me habla, sólo me
llama de vez en cuando, casi nunca
-Es nuestra hija Juan, tú debes
llamarla también
-Ella ya es demasiado grande y
sabe lo que hace, si ella no me llama, es porque no quiere, ¿de qué tenemos que
hablar Elena?
-Esto es depende de ti, yo
aparecí porque creo que me extrañas demasiado, pero también es por otra cosa
-¿Cual?
-Primero llama a Alma, aclara las
cosas con ella, volveré a aparecer, pero será la ultima vez
-No, por favor, necesito que te
quedes conmigo-dijo el arrodillándose, en forma de súplica.
-Hay algo que debes hacer
primero, sabes lo que es -.
Minutos después Juan volvía a encontrarse solo, observo la
mesada y en ella había una tarjeta con el numero de su hija. Había entendido el
mensaje de Elena.
El domingo ceno junto a su hija
Alma, no se había sentido tan bien como esa noche, Alma le sonreía y ya no
había ningún tipo de rencor o enojo entre ellos.
-Si mamá nos viera, estaría
feliz-dijo Alma
-Descuida, seguro que lo
está-dijo Juan sonriéndole.
Cuando Alma se fue, Juan se sentó
en su viejo sillón, esperando a que Elena apareciera, pero esa noche no
apareció, ni el lunes, ni el martes, ni el miércoles. Pasaron los días, las
semanas, los años, y él siguió esperando a que ella apareciera, ahora la
extrañaba más que nunca, pero ya no estaba tan solo, pasaba mucho más tiempo
con su hija, pero los momentos que estaba en soledad esperaba, y seguía
esperando a Elena...nunca más apareció.
Juan se empezó a enfermar, ya era
demasiado viejo, terminaban sus ochenta y nueve años, el cigarrillo lo había
dejado hace tiempo, desde ese día que vio a Elena, había tirado todo los
paquetes de cigarrillos, realmente ya no le importaba morir, necesitaba estar
con Elena, y un recuerdo vago vino a su mente, recordó que el escondía un
revolver en el armario, era sólo para defensa propia, aunque nunca lo había
usado, se levantó como pudo con ayuda de su bastón, sus piernas también estaban
fallando. Fue a su habitación y revolvió el armario hasta encontrar el
revólver, Sin pensarlo lo puso en su sien, pero alguien lo detuvo. Unas manos frías se posaron en su hombro, él se dio la vuelta, ella otra vez, le seguía
sonriendo, eran las doce de la noche.
-Volviste-le dijo sonriendo.
-Volví, pero no me voy a quedar,
¿que estabas por hacer?
-Es que...ya no quiero vivir más,
creo que tuve suficiente, ¿porque tardaste en aparecer?
-Yo te dije que te volvería a
ver, pero sería la última vez, mi querido. Tardé porque necesitaba verte junto a
nuestra hija juntos y felices de nuevo, necesitaba que disfrutaras de ella, por
eso tardé. Deja ese revólver en su lugar, ya no lo necesitarás cariño.
Juan dejo el revólver en el
armario y volvió a mirarla otra vez
-Me queda poco tiempo, lo sé,
¿por qué no me dejas hacerlo?
-Ya no lo necesitaras cariño,
vendrás a pasear conmigo
-¿Que es lo que tratas de decir?
-Te vine a buscar mi amor-le dijo
ella sonriente, le ofreció su mano y él la tomó-¿nos vamos?
-Si, por favor
Elena lo llevo hacia su viejo
sillón, se sentaron uno al lado del otro, ella lo abrazó y el con sus últimas
fuerzas pasó sus brazos por la cintura de ella.
-Sólo cierra los ojos, estaremos
juntos en poco tiempo-dijo Elena
-Te amo-dijo él
-Yo también te amo, ahora sólo cierra
los ojos.
Jueves 27 de septiembre de
2011
Realmente no me asusté cuando
vi a mi padre muerto, sabía que estaba enfermo y que ya era demasiado viejo.
Estallé en llanto cuando lo vi en el sillón sin vida, pálido y demasiado
arrugado, sabía que ya era su tiempo para irse, lo que no me había dado cuenta
era de su extraña posición, sentado de costado, sus brazos parecían que estaban
abrazando a alguien, pero lo que más llamo mi atención es que en sus labios
aparecía una sonrisa, como si ahora estuviera bien... al momento de enterrarlo,
lo enterré justo al lado de mi madre, sabía que estaría bien allí, con ella, le
tire una última flor al ataúd y me fui, subí al auto, el día estaba
completamente gris y ya empezaba a llover, el chofer no me hablaba, el auto estaba
en completo silencio, hasta la radio estaba apagada, sentí algo en mi interior,
no sé que fue, sólo me pedía que girase mi cabeza y que mirara hacia atrás así
lo hice...pude ver a mi madre y a mi padre parados frente a sus tumbas,
abrazados, me sonreían, les sonreí, levanté mi mano y los saludé, mientras el
auto se iba alejando me puse a pensar, tal vez la muerte no es tan mala como
pensamos, lo comprobé luego de ver a mis padres juntos nuevamente, y ver que
eran felices. Alma.
martes, 3 de noviembre de 2015
CONCURSO “UN REGALO TEATRAL” de la E.P. N°2 – Mejor representación “ De casa en casa” obra en un acto, por alumnos de la E.P. N° 13
Presentadores:
Fabián Bustamante- Martina Marioli- Valentina Echeverría Morán
Personajes:
Familia Quejas Llamarada
María Quejas de Llamarada (ama de casa), interpretada por
Morena Alvarez Bernal.
Pedro Augusto
Llamarada( mecánico y bombero), interpretado por Bruno Girotti.
Iñaki Llamarada (niño de 11), interpretado por Iñaki Russo.
María Paz Llamarada ( niña de 3 meses), interpretado por una
muñeca.
Dolores Alma Encarnación Quejas (abuela española), interpretada por Irina Barbé.
Mascota gato llamado Bigote, interpretado por un muñeco.
Familia Remanso Paciencia
Bety Remanso de Paciencia (ama de casa distraída), interpretada por Elena Marchetti.
Juan Paciencia (esposo, albañil), interpretado por Ramiro
Speranza.
Hijos los mellizos de 11 años: Mía Paciencia, interpretada por Luciana Smiraglia.
Matías Paciencia, interpretado por Gonzalo Amadeo.
Mascota perro Toby, interpretado por Máximo Oddo.
ACTO ÚNICO
La escena trascurre en un barrio como cualquier otro
donde recientemente se ha mudado la familia
de Juan Paciencia y cuya casa es
lindera a la de la familia Llamarada. Esta última formada por la señora que
tiene un carácter fuerte y es poco tolerante. En la casa de la familia
Llamarada. Es sábado y son las 9 de la mañana y María Quejas de Llamarada está
en el patio trasero tendiendo la ropa, mientras su hijo la acompaña
María Quejas:- (cantando,
mientras cuelga la ropa y le alcanza los broches su hijo) tengo que apurarme porque más tarde tenemos
que ir al supermercado y a la frutería
porque hoy tu papá quiere comer pollo al horno con papas (siente el olor a humo y se enoja) ah
no!!!!! Otra vez la vecina justo ahora está prendiendo fuego.(manos en la
cintura) Me lo hace a propósito , pero me va escuchar que se cree. Yo no sé
para qué se vinieron a vivir acá ( se seca las manos)
Iñaki:- pero mamá, ella no te hace nada .
María Quejas:- ¿Qué? Está
haciendo fuego , tu padre dice que con cualquier fuego se puede hacer un incendio ( el niño escucha llorar a su hermana
)
Iñaki:-ma, es…. María Paz! Me parece que se hizo….
María Quejas:- bueno,
andá a ver que yo voy a hablar
con la vecina, ¿qué se cree? (sale apurada, acomodándose los cabellos)
En la entrada de la casa vecina ,
llega María Quejas y toca timbre
varias veces, muy enojada , sale a atender un niño con aspecto desalineado
María Quejas:- decime querido,
¿está tu mamá? (mirándolo de arriba hacia abajo)
Matías :- sí, ya la llamo
Bety Remanso:- buen día ¿cómo le
va?
María Quejas: mirá querida, que es eso de prender fuego, no ves que
estoy tendiendo la ropa, además no es la primera vez.!!!! Y le puede hacer mal
a mi bebé.
Bety Remanso;-
(sorprendida, termina de comer la galletita)
es que estaba juntando unas cosas y las hojas de las plantas y las
quemé.
María Quejas:- ( con gesto de enojo) además contaminando el aire, yo te
aclaro que lo volvés a hacer y te De-nun-cio!!!! (haciendo un gesto con su
mano)
Bety Remanso:- pero María , así te llamás ¿no? Por
favor los chicos van a la misma escuela no te enojes. No lo voy a hacer otra
vez.
María Quejas:- eso espero (gira
para irse a su casa)
Juan Paciencia:-( llegando saluda a la vecina) ¿cómo anda doña?
María Quejas :-María , nada de
doña
En la casa de María, llega el
marido del taller y su hijo saca la bolsa de basura al cesto, pero el perro de la vecina salta juega con Iñaki y termina rompiendo la bolsa. El niño entra corriendo a la casa.
Iñaki:- Listo ya está la basura
afuera
María Quejas:- Bueno espero
que la vecina no la pinche o rompa (
mientras guarda una palangana y prepara
un pañal)
Pedro Augusto:- a ver María, dejá
de decir mentiras ella no tiene por qué romper te la bolsa, son ideas tuyas,
mirá que la verdad siempre triunfa
María Quejas:- bueh ya salió el
alma de bombero , siempre pensando bien de todos
Iñaki :-(jugando con la bebé) no
mamá, mirá que nosotros en la escuela en Consejo de Aula siempre hablamos de
que la verdad es la que nos debe
acompañar y que hay que ser solidarios, además la señorita Rocío.. ( lo
interrumpe la madre enojada)
María Quejas:-ah! sí ya estás
vos con eso de que opinar es bueno y
que hay que reflexionar , yo no sé para qué sirve eso del Consejo
Iñaki:- te explico? ( lo corta la
abuela)
Dolores Alma:- ( que miraba por
la ventana y ve la bolsa rota por el perro, entra rengueando) Marucha el perro
de la vecina se colgó del cesto y te
rompió la bolsa
María Quejas:- (gritando) ¿qué?
Marido e hijo: -( se miran,
agarran pala y escoba) dejá, vamos
nosotros. (limpian, mientras se escucha música muy fuerte en la casa de al lado
, son las mellizas que bailan y cantan)
Dolores Alma:- (escucha y simula
bailar) canciones eran las de mi pueblo
María Quejas : -se terminó me va
a escuchar!!! (sale enojada a la casa de la vecina y esposo e hijo por detrás ,
la bisabuela con la beba en brazos .Toca timbre y sale el esposo que estaba
prendiendo el fuego para hacer un asado)
Juan Paciencia:- ¿Qué pasa ahora? Mire que estoy preparando
el fuego para el asadito. Eh.
María Quejas: su mujer me tiene
harta ( ella se acerca a Bety que se
asoma y los maridos se miran )
Mellizos :- (mirando a Iñaki, le
entregan al gato que se pasó para el terreno) ¿qué te parece si a la tarde
vamos al parque y hacemos un picnic? ¿a
las cuatro?
Iñaki:- Dale! Yo llevo la gaseosa
Matías: ¿llevo la pelota? Y Mía
la torta.
Iñaki:- obvio, sos un genio!
Pedro: -(sujetando a la mujer)
vamos es una cosa sin importancia, le molestó la música
Juan Paciencia : bueno le voy a
decir a los chicos
María Quejas:- (se va
enojada) ella se puede caer acá mismo
que yo no la ayudo, te aviso
Iñaki:- mamá hay que ser
solidario
La familia llamarada va a su
casa Pedro va a ducharse , mientras en
la casa vecina una chispa cayó en el bidón de kerosén y explotó, todos gritan
Matías y Mía :- ¡Auxilio!
¡Auxilio!, ¡Socorro, se quema todo, las bicis!
Juan Paciencia:-( con un balde)
le arroja agua
Bety Remanso:-¡se quema mi casa!
María Quejas:- (se ríe) ¡Ja,
Ja! Yo no la pienso ayudar.
Iñaki: pero mamá! Son los vecinos pobres, yo le aviso a papi
que llame a los bomberos.
Maria Quejas :- (se sienta y
reflexiona) Pedro tiene razón , hay que
ser solidario, ser humanos, la mentira tiene patas cortas y que la verdad siempre triunfa y en realidad
ella no me hizo nada a mí (se levanta y
con dos baldes sale corriendo con su
hijo y la abuela y entre todos apagan el incendio)
Bety Remanso: - gracias ,me
ayudaste (se abrazan todos felices)
María Quejas:- Sí me di cuenta
que el diálogo sirve y que dar una mano cuenta. No sé ¿qué podemos hacer
ahora?(llegan los bomberos y Pedro)
Juan Paciencia: - ¡Un asado para
todos, pero en tu casa!! (se abrazan y ríen)
FIN
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