Cautivó un moro a un gangoso:
Y él, bien o mal, como pudo,
Se fingió en la nave mudo,
Por no hacer dificultoso
Su rescate; de manera
Que cuando el moro le vio
Defectuoso, le dio
Muy barato. Estando fuera
Del bajel, « Moro, decía,
No soy mudo: hablar no ignoro.»
A quien oyéndolo el moro,
De esta suerte respondía:
« Tú fuiste gran mentecato
En fingir aquí el callar:
Porque si te oyera hablar,
Aun te diera más barato.»
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