sábado, 9 de diciembre de 2017

Cisne negro Por Carlos Carballo

La tiniebla está hecha con plumas negras de corazones en pugna,
poemas alados que nadan sobre los reflejos del mundo,
sensual danza que viene a mi encuentro,
cisne negro.
El cisne negro es la sombra de las manos que cortaron a un poeta,
Los ojos vigilantes de las revoluciones que nunca acaban,
el nudo que hay entre mi inquietud y la calma,
mi trayecto.
El trayecto aparece en la noche dibujado con pico incandescente
como un sol de movimiento inconstante y perezoso,
huellas en la roca y un sendero de retorno.
Y despertar.
El despertar escupe mi cuerpo en algún lugar cotidiano y templado,
mientras los seres mágicos se esconden tras su largo cuello.
Las pupilas del ave quedan en mi recuerdo:
la poesía.

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