sábado, 30 de septiembre de 2017

Roberto Arlt: “La logia de los desesperados” Por Héctor Fuentes

En algún lugar de la ciudad Remo Erdosain camina angustiado. El rostro se le esconde tras los ojos desencajados. Las piernas le tiemblan, y el nudo de la corbata lo amortaja. Lleva en su pecho el corazón batiente de los desesperados.
Se ha robado seiscientos pesos de la Compañía Azucarera en la que trabaja. Alguien pasó el dato, y el gerente le exige explicaciones.
La ciudad lo desasosiega en el girar impredecible de su ruleta. La ciudad es un grito que proviene desde el centro mismo de un mundo enloquecido. De pronto aparece en su mente una idea. Es un rayo prodigioso que lo traspasa. Los ojos se le encienden: sueña con fabricar una rosa de cobre. Sueña con dar el batacazo y mandar todo al diablo. Sueña con ser otro y ese otro sueña con él, hechizándolo.
Erdosain es un inventor frustrado. Piensa día y noche en algún fabuloso golpe de suerte que lo saque de pobre. La realidad es una luz tan fuerte que lo hace parpadear. No puede soportar lo que el mundo le ofrece: un empleo mal pago, un manual de costumbres, una vida puerca.
Siente que su corazón es un juguete rabioso. Siente que las migajas que escupe el mundo representan su único consuelo. En Temperley lo espera el Astrólogo. El líder de una logia. El ideólogo de una sociedad secreta. El hombre que nuclea a los siete locos.
El plan que persiguen es subvertir el orden y crear una nueva sociedad. “Por eso el mundo necesitará de una gran mentira para que la crean como una verdad”.
El Rufián Melancólico aportará el dinero necesario. Cada uno de los locos cometerá su locura a su tiempo y armoniosamente. Erdosain se siente útil por primera vez en su vida. No tiene ningún reparo en llevar adelante cualquier clase de plan. La moral es una regla que sólo la cumplen los burgueses. Pero para los que no tienen nada que perder, las cosas no son ni buenas ni malas, son inevitables.
“Los siete locos” se lanzan a la conquista del poder. La estrategia es trocar la belleza por el horror, y cuando el horror se instale en la mente de la población, la contienda estará ganada.
Erdosain cree en la sociedad secreta porque su vida se le desmigaja entre las manos. Cree porque alguien se ha interesado en él.  Cree porque un líder se hace cargo de sus sueños frustrados y los relanza hacia la acción.
El poder de vencer la realidad lo hace soñar con una vida nueva. Pero los hierros que dominan a las fieras  tarde o temprano se quiebran. El plan se desbarata y la violencia termina en la cúspide de una llamarada gigantesca. Es la herida de "Los Lanzallamas”. Es la combustión que vomitan los marginales. Es la náusea de una existencia sin sentido.
Roberto Arlt fue un creador de mundos. Un escritor que se forjó a sí mismo sin método ni estrategia. Un observador nato que supo expandir con su pluma los conflictos que veía esbozados en la sociedad. Mediante sus novelas se adelantó a todos los acontecimientos que marcaron a fuego el siglo XX.
Arlt fue un invento de Erdosain. Arlt es la rosa de cobre. El escritor destemplado que lanza llamas eternas.

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