domingo, 12 de junio de 2016

OFRENDA LÍRICA Por RABINDRANATH TAGORE (Selección)

Mi canción, sin el orgullo de su traje, se ha quitado sus galas para ti. Porque ellas estorbarían nuestra unión, y su campanilleo ahogaría nuestros suspiros. Mi vanidad de poeta muere de vergüenza ante ti, Señor, poeta mío. Aquí me tienes sentado a tus pies. Déjame sólo hacer recta mi vida, y sencilla, como una flauta de caña, para que tú la llenes de música.

Sé indulgente conmigo un momento, y déjame sentarme a tu lado, que luego terminaré lo que estoy haciendo. Mi corazón, si no te ve, no tiene sosiego, y mi trabajo es como un afán infinito en un fatigoso mar sin playas. El verano ha venido hoy a mi ventana,. zumbando y suspirando, y han venido las abejas, trovadores en la corte del bosque florecido. Es el tiempo de sentarse quieto frente a ti, el tiempo de cantarte, en un ocio mudo y rebosante, la ofrenda de mi vida.

¡Necio, que intentas llevarte sobre tus propios hombros! ¡Pordiosero, que vienes a pedir a tu propia puerta! Deja todas las cargas en las manos de aquel que puede con todo, y nunca mires atrás nostálgico. Tu deseo apaga al punto la lámpara que toca con su aliento. ¡No tomes sus dádivas malsanas con manos impuras! ¡Toma sólo lo que te ofrece el amor sagrado!

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