Paloma, Palomita de la Puna,
mira que no te roben tu fortuna,
esa que con descuido
olvidas en el nido:
un rayito de sol y otro de luna.
Una pava con fama de letrada
fue a decir un discurso en Ensenada.
La aplaudió mucha gente
pero, naturalmente,
la Pava sólo dijo una pavada.
“Llueve mucho” -decía un chimpancé-
“sin embargo, salí y no me mojé”.
Mas lo que sucedía
es que allí no llovía:
llovía solamente en Santa Fe.
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