sábado, 14 de enero de 2017

Por la casa antigua Por Pablo Mauricio Barrattini Vidal-Chile

Hoy he vuelto a pasar por la casa antigua,
por la antigua calle donde las acacias
visten con su aroma triste de nostalgia
la que fue mi casa cuando yo estudiaba
la filosofía de los Hermeneutas,
donde Diógenes y su vieja lámpara,
donde Maquiavelo y sus enseñanzas,
poblaron de sueños, la razón y el alma.
Hoy está cambiado todo en esa casa,
un candado añoso custodia la entrada
para que nunca nadie borre los recuerdos
que cuelgan y se mecen como una telaraña.
¿Qué duendecillo inquieto subirá la escala,
habitará mi cuarto y dormirá en mi cama?,
¿Qué mariposa vestida de fiesta
llegará en las tardes hasta mi ventana?
¿Qué será de Rosa, de Don Pedro Aranda,
de Torrijos y de Jaime Vargas
y de la coneja que partió a Francia
en busca del amor que nunca le llegara?.
Todo quedó allí, en esa vieja casa,
los años felices y la remembranza,
todo como antes, sólo está en el alma.
Ya no hay almacén en la esquina blanca,
pintaron de gris hasta sus ventanas,
como si supieran que hay una tristeza
que está rondando por aquella casa.
Me detuve enfrente...y seguí mi paso,
dando así, ¡la última mirada!
y se volcó el pasado, todo en una lágrima,
como si mi corazón fuese aquella casa
habitado sólo por viejos fantasmas.
Por eso, fue triste verla abandonada.
Me perdí en la noche y me fui silbando,
y me fui silbando...
como si nada
por la noche triste
por la noche mala.

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