sábado, 15 de abril de 2017

El último resplandor ( Segundo Acto ) por Héctor Fuentes

         La luz decrece en la antesala. Los personajes se sientan en el sofá y lentamente se van quedando dormidos. Entonces las tres estatuas de yeso cobran vida.    
LA MUERTE: (Ahuecando la mano contra el oído) -Ya se escuchan las campanas... Este oficio no conoce domingos ni feriados.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Las apariencias engañan. Hoy ocurrirá un milagro.
MÚSICO CON LIRA: -¡Y las músicas tendrán su coronación!
LA MUERTE: (Gesto de disgusto) -¿Coronación? ¡Ilusos! La belleza es débil... Tarde o temprano sucumbe ante lo inevitable. (Mirando su guadaña) Y lo inevitable es más fuerte que toda música, y más hermoso que todo ángel.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Lo inevitable cesa ante lo eterno.
MÚSICO CON LIRA: (Haciendo sonar su lira) -Y la nada es un silencio que se puebla de voces.
LA MUERTE: -¿Qué dicen? No entiendo.
ÁNGEL DEL ALTAR: -No puedes entender lo que no dominas.
LA MUERTE: -¡Yo lo domino todo! Soy el momento cúlmine de la vida. El apagón que cierra los ojos. El trueno que enmudece los labios.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Yo lo domino todo... ¿Y qué sentido tiene dominarlo todo? Se te va la vida tirando de la rienda. De tanto matar estás quedando piel y hueso.
LA MUERTE: -Ustedes están locos.
MÚSICO CON LIRA: (Mostrando la lira) Detrás de este instrumento hay algo que impulsa mis dedos.
ÁNGEL DEL ALTAR: -El obrador es invisible porque las melodías están en el aire.
MÚSICO CON LIRA: -Detrás de toda música, hay un canto que viene de lejos. Un camino que se abre a través del desierto.
LA MUERTE: -¡Bah! Malabaristas del lenguaje. Ustedes falsean las palabras. Son puro humo. (Los acusa señalándolos con el dedo) ¡Tristes Fantoches de Hojalata!
ÁNGEL DEL ALTAR: (Haciendo oído sordo) -Toca tu música Orfeo. Toca tu lira que ya es tiempo...
LA MUERTE: -¡No toques el instrumento!
ÁNGEL DEL ALTAR: -¿Qué pasa? ¿Por qué tanto miedo?
LA MUERTE: (Tapándose los oídos) -¡No toques tu lira Orfeo!
MÚSICO CON LIRA: -Ella me toca a mí. Yo soy su instrumento.
ÁNGEL DEL ALTAR: (A la Muerte) -¿En todos estos años no te has hecho fuerte? ¿Tanto lío por una simple cancioncita?
LA MUERTE: -¡Me repugnan!
ÁNGEL DEL ALTAR: -¿Acaso en tu pecho no hay lugar para el sonido?
LA MUERTE: -Mi pecho está hueco. Sólo resuenan los alaridos.
MÚSICO CON LIRA: -Pobre gente... El único lenguaje que comprenden es el de la sangre y el fuego. La música va por el aire.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Todo lo alto está suspendido en la gracia.
LA MUERTE: -Hablan como si fueran iluminados... ¿Y encima pretenden que alguien los entienda?
ÁNGEL DEL ALTAR: -Al menos decimos algo. Es comprensible que la rutina te haya quitado la gracia. El reloj y las horas no fallan. Pero tu lengua está seca.
LA MUERTE (Gesto de extrañamiento) -¿Mi lengua está seca? ¿Y para qué sirven las palabras cuando se está cerca del final?
ÁNGEL DEL ALTAR: -Sirven para decir adiós.
LA MUERTE: -Ustedes tienen respuesta para todo...
ÁNGEL DEL ALTAR: -El final es el umbral del principio.
MÚSICO CON LIRA: -... Y la sinfonía continúa.
LA MUERTE: -Hablan con el hermetismo de los Idiotas.
ÁNGEL DEL ALTAR: -No puedes comprender lo que trasciende tu guadaña.
LA MUERTE: (Mirando su guadaña): -¿Qué dices? (Pasándole un dedo por el filo) ¡A esta no se le escapa nada! (Al Músico con Lira)  Y a ustedes no les queda más remedio que acompañar con la Marchita...
MÚSICO CON LIRA: -¡La Marcha Fúnebre es obra de Chopin!
LA MUERTE: -Chopin era un hombre. Y como todos los hombres en algún momento desaparecen.
ÁNGEL DEL ALTAR: -La música de Chopin es lo que queda en el mundo. Las notas que tocó en el piano no las puedes borrar.
MÚSICO CON LIRA: -Sobre la tierra queda inscripta la belleza. Por eso crecen las praderas y cantan los arroyos.
LA MUERTE: -El tiempo todo lo borra. Si no es ahora, será dentro de mil años. Pero desaparecerá.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Y cuando desaparezca esa melodía vendrá otra, y luego otra más. Como las olas del mar.
MÚSICO CON LIRA: -Y cuando el hombre desaparezca, seguirán cantando los pájaros.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Te llevas a los hombres, pero no puedes arrancar sus obras.
LA MUERTE: -Mi aliado es el Olvido... Nada dura para siempre. Ni bien la gente se distrae, aparece mi Socio y comienza la demolición. Es un Ratón de Biblioteca que devora los papeles de la Memoria. Y no se le escapa nada. Desde La Biblioteca de Alejandría para acá, siempre el mismo Modus Operandi. En un santiamén, todo pasa al Olvido. Borrón y cuenta nueva. Nada mejor que un papel en blanco para volver a escribir la Historia.
MÚSICO CON LIRA: -Y en esa hoja se volverán a escribir las notas.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Y las bocas y las manos volverán a inventar la canción.
La MUERTE: (Haciendo oído sordo, prosigue con su cháchara) -La gente se confunde y vuelve a confiar en los Estafadores de Siempre. Así gira la rueda. El truco no se nota porque las manos del Mago muestran y luego esconden. ¡El público paga para ver, pero no entiende que la Magia se produce con el engaño! Y ojos que no ven... En la Galera del Mago vive el Engaña-Pichanga: conejos y flores; palomas y serpientes; fantasías y espejitos. Con eso basta para que los otarios revienten como sapos. ¡Hasta que aparezco yo y se termina la magia!  
ÁNGEL DEL ALTAR: -Algún día despertarán.
MÚSICO CON LIRA: -¡Y gritarán a los cuatro vientos su canción!
LA MUERTE: -Ya se escuchan las campanas... (Mirando a las estatuas que vuelven a ocupar su lugar) ¡Bastante tiempo me hicieron perder! (Dándose importancia) Esta ocupación no me da respiro. A todo el mundo le llega la Hora.
ÁNGEL DEL ALTAR: -Hoy ocurrirá un milagro.
MÚSICO CON LIRA: -¡Y las músicas tendrán su coronación!

CONTATE UN CUENTO IX - Mención de Honor de Categoría D: Un día como hoy…Por Melani Pagliaro Balcarce

        Estaba sentada muy entretenidamente en la plaza leyendo mi libro favorito.
En menos de un instante se rompió el bolsillo de mi campera y cayeron mis llaves al suelo. Escuché un ruido pero no hice caso. Pasó alguien en bicicleta velozmente en frente de mi y me desconcentré de la lectura. Miré para el costado  me di cuenta  que mis llaves daban vuelta en el rayo de la bicicleta. Inmediatamente me levanté del asiento y empecé a correr desesperadamente.
- “Hey , hey” - le gritaba hasta que vi que paró . Se dio vuelta y era un chico con ojo marrones y su cabello caía sobre su cara, se veía   que estaba  apurado. Me preguntó preocupado  por qué le gritaba y  yo le dije que  mis llaves estaban en la rueda. Me incliné para desengancharlas y vi que él acercó su mano sobre la mía.
En un segundo se escuchó un temblor. “¿Qué pasó?” , dijimos al mismo tiempo. Y vimos que mi llave estaba de un color azul. Él las tomó y me tranquilizó. Todo parecía muy extraño, vimos que la plaza no parecía igual que hacía unos minutos atrás.
Caminamos asustados sin decir nada hasta que se interrumpió el silencio
- ¿Cómo te llamas?
-Feliz ¿vos?
-Ana.
  -Ahí hay un banco, sentémonos  _me dijo.
No entendíamos  lo que pasaba, nos quedamos hablando con terror, esperando como una hora. Al parecer no pasaba nada hasta que vimos a dos viejitos muy enamorados tomados de la mano que se acercaban hacia nosotros. Se acercaban más y más. Tuvimos miedo y cerramos los ojos. Cuando los abrimos los ancianos habían desaparecido pero nos encontrábamos tomados de la mano,  parecía que nos conocíamos de toda la vida. Y en ese momento nos dimos cuenta que los viejitos éramos nosotros. Nos besamos apasionadamente y fue mágico, sentía mariposa en el estómago. Cerramos los ojos para disfrutar de ese momento y al abrirlos...
Estaba sentada leyendo mi libro favorito muy entretenidamente. En eso vi que se acercó un chico muy bien  vestido que me  alcanzaba mis llaves.