«Creo que de esta especie de incurables tendría que haber un número limitado de admisiones anuales, y nada debería tentarnos a exceder dicho cupo, ni la preocupación por el beneficio y la tranquilidad de la nación, ni cualquier otra razón pública o caritativa, porque, si hubiese que admitir en esta fundación a todos los que puedan ser considerados incurables por este motivo y si fuera posible que desde lo público encontrásemos algún lugar lo suficientemente grande para acogerlos, no me cabe la menor duda de que todos nuestros colegios de abogados, que se hallan tan repletos hoy día, serían desalojados en breve por sus inquilinos.»
«Supongamos que un joven noble que dispone de diez o veinte mil libras al año fuera recluido aquí como incurable. Yo destinaría al mantenimiento del hospital tan sólo aquella proporción de su propiedad que él gastara igualmente si se hallara en libertad. Y a su muerte, los beneficios de la propiedad pasarían debidamente al próximo heredero legal, fuera varón o mujer.»
«El motivo personal que me lleva a solicitar tan pronto ser admitido es el siguiente: que a menudo las personas que diseñan planes y proyectos terminan abocadas a la mendicidad, mas, si soy acogido en el hospital, bien como imbécil o como escritorzuelo incurable, esta desalentadora observación quedará
de una vez por todas rebatida públicamente, y otros hermanos que, como yo, realizan proyectos, tendrán asegurada una pública recompensa por su trabajo (...) espero que nuestra sabia asamblea legislativa tome este proyecto en seria consideración y que promueva una fundación que ha de prestar tan distinguido
servicio a multitud de improductivos súbditos de Su Majestad, y que, con el tiempo, puede que les sea de utilidad a ellos mismos y a la posteridad.»
«En cuanto a los escritorzuelos incurables, de cuya sociedad yo tengo el honor de ser miembro, son probablemente innumerables, y en consecuencia sería de todo punto imposible hacerse cargo de una décima parte de esta cofradía. Sin embargo, como esta clase de incurables se ve más afectada por la pobreza que
ninguna otra, sería doblemente caritativo admitirlos en la fundación. Sería caritativo para con el mundo, donde son una plaga y una molestia habituales, y sería caritativo para con ellos mismos aliviarlos de su miseria, de su desprecio y rebeldía, de sus quejas y de otros síntomas de esa naturaleza a los que son siempre propensos.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario