Asomó la cabeza entre la fronda
para iniciar su vuelo matutino.
Pero aquel niño hirióle con la honda,
y fue a caer, el pájaro, al camino.
Aleteaba en el pasto. Al descubrirme
se picoteó la herida sobre el pecho.
El ser alado parecía decirme
con su mirada: "¡mira qué me han hecho!"
Cuando a la noche habíame dormido
entre las mantas del humilde lecho,
¡cruzó en mi sueño el pajarito herido,
con la cabeza triste sobre el pecho!
Recordé algunos versos de este poema que aprendí de memoria hace un millón de años! Siempre me conmovió, gracias por publicarlo y recordármelo completo.
ResponderEliminarConozco de memoria este poema desde hace muchos años. Siempre produjo en mi una sensacion tan triste como dulce. Recuerdo y me veo en el patio de mi casa, siendo muy niño y mirando a mi madre lavar la ropa en un enorme pileton. Bellos recuerdos que llevo conmigo desde hace tiempo. Estoy lagrimeando. Horacio
ResponderEliminarCuando quise tener una honda mi mamá, hoy fallecida, me recitó este verso, bueno, lloré y detesté tener una alguna vez. Excelente fue... Hoy tengo 55 años y todavía lo sigo recordando al pie de la letra... y lo sigo transmitiendo a mí progenie.
ResponderEliminarLo leí de niño, y nunca más volví a cazar pajaritos.
ResponderEliminar