Bucéfalo, el corcel del Macedonio,
Se halló con Rocinante, el de Quijote,
Y a discutir se dieron, alterados,
Sobre a quién admiraban más los hombres.
Se halló el Rucio de Sancho con Platero
Se miraron tal solo y, como siempre,
El uno junto al otro, camaradas,
A pastar se pusieron, cuerdamente.
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