Era 1794 en Buenos Aires; un
carruaje iba a toda velocidad y dentro del carruaje iba Iván Galindes , un
agricultor millonario y a su lado su desesperada esposa, Rosa Banderas, que
estaba a punto de tener a su bebe. El carruaje se dirigía a la enfermería. De
repente el carruaje paró; una rueda se había roto. La pareja se había
angustiado y salieron del carruaje. De pronto una sombra salió de la oscuridad
de la noche y preguntó:
- ¿Que
pasa?-
Iván respondió, casi sin aire de
la preocupación:
- Mi
esposa está a punto de tener a nuestro bebe.
El hombre reaccionó.
- Soy
doctor, subamos al carruaje.
Subieron al mismo y el doctor los
ayudó con lo prometido. Salieron del carruaje, Iván le dio la mano al doctor y
dijo:
- ¿Cómo
podré agradecerle?
El doctor respondió:
-Si... ¿como se llamara el niño?
Iván le contesto:
-Horacio-.
De repente un trueno sonó, voces
se escucharon y una niebla rodeo al carruaje. El doctor se había convertido en
una criatura con túnica, capucha sin mangas y solo se veían sus colmillos y
tenía brazos largos y su piel era pálida, como la luna. Dijo:
- Su hijo tendrá una buena vida pero a los 18 se verá igual que su
alma. Pasaron meses y años y Horacio fue feliz con su familia y creció.
Era un 12de enero del año 1.812 y Horacio se debía ir a la
facultad. Sus padres lo despidieron pero antes su padre le dijo medio
preocupado:- No cometas ningún pecado-. Después de eso, Horacio zarpó a la
universidad de Madrid, en España. Cuando bajó del barco, se dirigió a la casa
que su padre le había comprado. La casa no era muy grande y tenía una cocina,
una habitación, un comedor y un pequeño estudio pero tenía muebles y materiales
de primera clase. A la noche Horacio se fue a dormir.
Al otro día fue a la facultad y
en la mitad del camino conoció a Roger Stone quien le dijo:
-Hola, soy Roger, ¿y quien eres
tú?-
Horacio respondió:
-Soy Horacio Galindes, ¿adónde te
diriges?
Roger respondió:
-Al salón 2G...
- Ah,
yo también- Respondió Horacio y lo invitó a tomar algo.
| - Está
bien-dijo Roger .
Pasaron las horas y se fueron a
tomar algo. Salieron del bar y ahí había una chica hermosa que usaba un pequeño
sombrero y un vestido turquesa y su pelo pelirrojo era, Horacio y Roger
hicieron una carrera para ver quien la alcanzaba para hablarle primero, pero la
chica se había ido. Cada uno se fue a su casa; Horacio se había quedado
despierto en su estudio. Se oyó tocar la puerta, la abrió y un hombre viejo e
indigente dijo temblando:
- ¿Me
podría dar una moneda señor?
Horacio, algo cansado dijo bruscamente:
- ¡No!- y cerró la puerta.
En menos de un minuto empezó a
sentir un dolor de tortura, se retorció, sus ojos se volvieron pequeños y su
boca se transformó en una mueca cruel, toda su cara se había arrugado y sus
manos obligatoriamente se metieron en sus bolsillos. Se vio en el espejo y
salió corriendo desesperado, pensando que sólo era un sueño. Vio al hombre y
dijo:
- Perdóneme señor, perdóneme le
daré algo... emmmm.....tome esto-.
Le dio una bolsa de dinero y el hombre dijo:
-¿Seguro? ¡Gracias!- y se fue feliz.
Horacio se miró en una vidriera y
se vio como siempre, sintió que volvía a respirar. Al día siguiente Horacio
seguía pensando que todo eso había sido un sueño, pero dejó de pensarlo en
cuanto vio a la chica de la otra vez. Corrió hacia ella y le dijo, algo
nervioso:
-Hola.
Ella respondió:
-Hola, soy Anabel, ¿y tú quién
eres?-Dijo algo asustada.
El respondió:
- Perdón si te asusté, es que
eres tan hermosa-
- Entonces
salimos?- dijo ella.
Y Horacio le dijo felizmente:
-Si, claro,
si... ¡iuju!. Nos encontraremos aquí mismo a las ocho- dijo Anabel. Eran las
ocho y Horacio la estaba esperando desde las siete y media. De pronto Anabel
llegó y el la llevo a cenar. La pasaron tan bien que su relación siguió por
meses.
Horacio se había olvidado de lo
que había pasado aquella noche, hasta que una vez el decidió proponerle
matrimonio. En el restaurante Horacio se tropezó con un mozo, perdió la sortija
y se enfureció, casi lo golpea pero sus ojos ardían, sentía todo el cuerpo
quebrado y recordó lo de aquella noche, se disculpó y corrió alejándose del
restaurante volviendo a la normalidad. Un poco más tarde, le pidió ayuda a
Roger quien lo mandó al negocio de su abuelo " aparatejos mágicos".
El abuelo de Roger era flaco y bajo, tenía el pelo parado y pequeños bigotes
canos. Le dio una lista y dijo:
-Sigúelas si o si.
Horacio las siguió pero no por
mucho tiempo. Paso un mes y Horacio estaba paseando por la plaza porque no
tenía clases; seguía caminando y se tropezó con una chica. Se reincorporó y la
ayudó a levantarse. Ella le dijo
- Horacio,
¿eres tú?
- ¡Marina!-dijo Horacio.
Marina era una amiga de Horacio
cuando eran niños
-Jajaja...!! Mira qué sorpresa, hace mucho que no te
veía- dijo Horacio
- Tienes
razón- dijo Marina.
- Y... ¿Tienes novio?- Pregunto
Horacio
- Si, -dijo ella.
- ¡Hey!, ¿quieres venir a cenar a
mi casa? Estará mi novia. Ah! y trae a tu novio
-Está bien -dijo ella.
Pasaron las horas Horacio esperaba a Marina y su novio y
también esperaba a Anabel; llegó Marina pero sin su novio y Horacio le dijo:
-¡Hola! ¿Dónde está tu novio?
Ella respondió:
- Está trabajando pero pronto
volverá , y... ¿Dónde está tu novia?
- Está con unas amigas pero
pronto volverá.
Marina sonrió y le dio un beso en
la boca y Horacio se había quedado duro. De repente se escucha un pequeño
suspiro con llanto. Horacio dio vuelta la cabeza para la derecha y era Anabel.
Horacio iba hacia ella pero se detuvo; le había agarrado como un ataque al
corazón, sentía que su cara se derretía y no se podía mover. Se estaba
transformando pero esta vez era más horrible. Anabel corrió hacia la cocina
Horacio la siguió con su horrible apariencia pero Anabel agarró un cuchillo y
le dijo atemorizada teniendo el cuchillo con su temblorosa mano:
-No te acerques a mí
Horacio golpeó su mano para
defenderse sin lastimar a Anabel pero no lo pudo hacer. La mano con la que
Anabel tenía su cuchillo fue a su pecho. Horacio, mientras lloraba se
transformaba aún peor que antes. Era casi un monstruo y sólo una persona
presenció esa escena y fue Marina, la cual se lo dijo a la policía. La policía
arrestó a Horacio y a la mañana lo ahorcarían.
Llegó la mañana y llevaban a
Horacio aún con su horrible apariencia. A Horacio sólo se le oía murmurar.
Estaba parado a punto de ser ahorcado y se le oyó decir:
- Lo siento por todos mis
errores -y volvió a la normalidad.
Los policías quedaron tiesos de lo que habían visto, lo que
a Horacio le dio la oportunidad de escapar. Afuera estaba Roger esperándolo en
un carruaje y le dijo
- Sé cómo curar tu maldición...
No hay comentarios:
Publicar un comentario