sábado, 15 de septiembre de 2018

POEMA DE AMOR MEDICO Por Celso Espinoza Ramírez

Si de niña te hubiese conocido
con certeza madura y consiente
habría querido ser pediatra
medicarte pastillas de esperanzas
tratarte con fantasías en jarabes de ilusión
que sueñes así con cielos copados de golondrinas
y descubras lo bello del amor.

Hubiese querido ser tu doctor de cabecera
acompañarte en presencia y en ausencia
cuando el capullo de tu cuerpo germino vida
ver como te convertías de niña a mujer
enseñarte a descubrir tu esencia
auscultar tu cuerpo y mente completa
para traspasarte en secreto develado
que no hay recetas para olvidar al bien amado.

Con afán y ternura eterna de cigarra
habría sido gustoso tu partero
recoger vida de tu propio vientre
y darte un beso tierno en esa cara.

Que daría por ser ese embrión que te conoció desde adentro de tu cuerpo
que te tuvo a ti tantos meses como madre, cuna y nido
que se alimentará a cada hora de tu lozano pecho
se convertirá en el motivo de tus desvelos
y en el dueño inocente de tu regazo y lecho.

Hubiese querido atenderte durante toda tu vida 

estar a cada minuto intentando lo imposible 
con exóticas mandrágoras y alquimias 
sanar tu corazón y los vacíos de tu alma 
y con algún elixir sagrado o inventado 
hubieses podido verme como el hombre a tu lado.

Pero fue imposible conquistar tu corazón
jamás te negaste al amor
pero al amor que tu tenias y no al mío
fuiste tan noble que preferiste vivir de la esperanza
te alimentaste día a día del recuerdo y de la ilusión de un regreso que no sería
cada tarde acompañabas el ocaso y tus ojos se perdían en el mar.

Cuantas veces me disfrace de atardecer para deslumbrarte 
cuantas otras me convertí en recuerdo para engañar tu memoria 
pero siempre tu mirada estaba perdida y no me veías 
pero nunca falle, nunca me ausente a tu hora de silencio taciturno 
y aunque de nada sirvió ofrecerte mi pasión y candor 
sé que al menos aprendiste bien como era el amor.

Así como decidiste esperarlo a el 
yo también esperare por ti 
y cuando veas tu ultimo ocaso en agonía 
yo seré quien firme tu muerte 
tomare tu mano y con un beso exhalaré mi propia vida 
te llevaré por un nuevo mar, te enseñare un nuevo atardecer 
y si en vida mi amor no pudo ser 
tengo la esperanza de que en la muerte me podrás ver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario