lunes, 15 de junio de 2020

Poesías – Por Rafael Serrano Ruiz (Extraídas de su libro “La mujer de la taza de café”)


Un instante

Siente el silencio
Mira su entorno…
la mesa de cristal,
la caja de madera,
la foto en sus manos…

El silencio le domina.
Suspendido en el tiempo
un aroma le envuelve.
Sentimiento de plenitud;
orgulloso, amado.
La paz inunda su poros
y pleno de amor
vive la felicidad
Inmerso en la armonía.
La emoción le embarga
y una lágrima furtiva
se escapa del corazón
sabiéndose parte de un todo…

Mira la caja de madera,
la mesa de cristal
la foto en sus manos…
es un instante,
tan solo un instante.


Pasó el tiempo

Pasó el tiempo de
lanzar preguntas
y buscar respuestas,
saciar el alma en los escritos
de sabios poetas…
de la vida,
del camino,
de la muerte.

Pasó el tiempo de
arrepentimientos,
viejos amores,
antiguos sinsabores…
olvido de rencores.

Pasó el tiempo de
intentar entender
lo incomprensible,
buscar el porqué,
el si yo….

El camino está hecho,
el tiempo cumplido,
cercano el descanso…
y en la paz del cabello cano
volveré a unirme a ti
si me tiendes la mano….


La hora del silencio

Busca palabras
capaces de expresar
lo que en su interior
pueda hallar,
mas…
sólo encuentra,
sin poderlo remediar,
el sonido del silencio.

No esta muerto,
ni acabado,
mas el silencio le abruma…
barrera intranscendente
que anula todo intento
de encontrarse.

Es la hora del silencio…


El amigo

¿Qué fue de aquel hombre ocurrente
al que provocaba con absurdas teorías?
¿Por qué su silencio?
¿Qué le sucede?

Perdida la mirada en un mundo oculto,
serio, indiferente a todo
nada dice, ni sé si me escucha…
algo le hiere en el alma

¡Eh vuelve!...
¿Por donde te hayas?

La sonrisa es su respuesta.
¡Cuenta tus pesares,
abre tu alma!...
quisiera decirle…
mas él… silencioso aguarda.
Siento que se me escapa
¿Se le está muriendo el alma?.


Viejos huesos

Aferrado al sol
calentando viejos huesos,
mirando tras los cristales
con los pies junto al brasero…
ya no ve las golondrinas…
y en amodorrado recuerdo
un sólo pensamiento…
¡vete invierno!


Corazón roto

En cuclillas, acurrucado en un rincón
no puede impedir el estertor de su dolor,
lágrimas del alma salidas del corazón.

¿Porqué a mi?
grita en su dolor
sintiéndose vacío
por la pérdida de un amor….

¡Qué fácil se rompe un corazón!

Noche cerrada.
En su desesperación huye
de una vida atormentada.

Surca el éter en pos de otros Lares,
otra forma de vivir…

Una reflexión le llega
¿Qué hago aquí?
¿Porqué a mi?
Piensa en su dolor
sintiéndose vacío.
¿Cuántas veces se puede romper un corazón?


Del vivir

Tras sus ojos cerrados
féminas figuras fantasmales,
le ofrecen recuerdos pasados
con nostalgia de juventud perdida.

Acaricia levemente sus pestañas,
Ella frunce el entrecejo
y sus labios se abren ofreciendo misterio,
acepta su boca entreabierta
y el cálido aliento acaricia su cara,
la arropa en sus brazos... Funden sus almas.

El tiempo pasa deprisa.
Saben que cuando marchen,
su vida perderá el sentido y no tendrán consuelo,
viejo dolor ya vivido.

Vestirse deprisa de cómplices miradas
en un adiós no querido,
la mujer llora en silencio
y su corazón también llora,
piensa en su mujer y ella en su marido.
Amores pasados,
recuerdos perdidos…


Sentado ante una mesa.

Sentado ante una mesa
tomando su café,
pasaba el tiempo
con la atención inmersa
completando su tostada.

De vez en cuando,
entre mordisco y mordisco,
deleita su mirada
contemplando
las hermosas muchachas
que desfilan a su vista.

Una chispa de alegría en sus ojos,
un momento de ilusión…
y vuelta a la tostada
temiendo terminarla,
como si el fin de ésta
tuviera relación
con la visión de aquellas.

Inmerso en el caos
de una vejez inútil
aflora sentimientos,
viejos recuerdos,
vivencias caducadas.

Ultima lectura al noticiero,
apaga el cigarrillo…
toma un sorbo de agua,
pone unas monedas en la mesa
y vuelta al viejo mundo.

Inutilidad de lo cotidiano,
universo ya pasado
del que habla,
comenta y añora...

¿Y mañana?
Sentado en una mesa
tomando su café,
comiendo una tostada…

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