I
Ahora sé que estoy envejeciendo
y no necesito que un médico le pregunte a mi sangre,
interrogue mis vísceras, visite mi páncreas,
y rebusque en los ladrillos de mi cuerpo
para luego escribirme leyes en forma de pastillas
y hacerme peregrinar por todas las farmacias
en busca de un elíxir mágico para seguir viviendo.
II
Sé lo que me está pasando
porque miro a los niños como extraños
y no puedo comprender sus juegos.
Los veo reírse pero no los oigo
mientras un rumor confuso llena mi mente.
Sólo puedo ver los serios fantasmas de la gente
y comprender el lenguaje barato de los puertos.
III
Mi alma
compró una puerta y una calle detenida
donde vive, trabaja, come y duerme
en agradables rectángulos, profundos como tumbas.
IV
Ahora sé que estoy envejeciendo.
Estoy seguro.
Viejo y enfermo.
Hermoso- Ana
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