EL TEMOR AL ETERNO
-Que vuestro temor al Eterno sea tan grande como vuestro temor a los humanos.
Ante la extrañeza de sus discípulos, les explicó:
-Una persona a veces se abstiene de hacer algo impropio, porque tiene miedo de que alguien lo vea, pero el temor a que el Eterno lo vea, puede no ser suficiente para disuadirlo.
HOMICIDIO
-Debes morir antes de hacerte asesino -le contestó el Sabio- ¿acaso crees que tu sangre es más preciosa que la del otro? Quizás es menos.
EN LA ÚLTIMA FILA
-Agradezco la invitación, sería un honor estar con ustedes, pero estoy contento con este lugar. Después de todo ¿no nos han enseñado que no es el lugar el que proporciona honores a la persona, sino la persona quien honra al lugar?
De esta manera, Rabí Najum ratificaba lo que requería: la humildad es la que afirma la grandeza.
EL VERDADERO HEREDERO
-Debes tener mucho cuidado con tus amoríos, no quisiera que seas como yo.
-¿Qué significa como tú?-preguntó la hija
-Debo confesarte un secreto. Tengo diez hijos, pero solamente uno de ellos es el hijo del que ustedes llaman padre.
El marido escuchó la conversación y no dijo nada. Años más tarde, en su lecho de muerte dio instrucciones para que todos sus bienes fueran para su único hijo.
Después de su deceso prevaleció la confusión. La familia afligida quedó perturbada. Cada hijo se decía el heredero; así fueron a ver a Rab Banai, para pedirle consejo.
El Sabio les aconsejó que fuesen a la tumba del padre y golpearan hasta que se levantara y entonces le preguntaran cual era su intención.
Nueve de los hijos hicieron lo que dijo el Rabí; fueron a la tumba y la golpearon, esperando recibir un signo. Uno de los hijos se negó a lo que llamó falta de respeto y se quedó en casa.
Observando esto, Rabí Banai dictaminó: “Este hijo es el verdadero heredero. Toda la propiedades le pertenecen, puesto que fue el único que mostró el debido respeto a su padre.”
(Tratado Baba Batra 58a)
CONCENTRADO EN SU LABOR
la soga.
Cuando le preguntaron el por qué de su atención tan profunda, respondió:
-De este hombre aprendí algo muy importante para el Servicio Divino. Por la suma de dinero que recibió, arriesgó su vida, pero cuando iba sobre la soga, no pensó ni un instante en el dinero, sino sobre su integridad y solamente se concentró en su trabajo.
COMO UN CABALLO
El Rabí miró por la ventana y dijo:
-Veo en el patio alguien que viste de blanco, solamente bebe agua, se revuelca en la nieve y usa clavos en sus pies y no es más que un caballo blanco.
OPINIÓN SOBRE UN MENTIROSO
-Es una persona que tiene una memoria prodigiosa. Hay quien recuerda lo que sucedió hace treinta años o cincuenta años, pero esta persona recuerda cosas que inclusive nunca sucedieron.
PROMESA
Si prometes algo a un niño y no lo cumples, le estás enseñando a mentir.
(Tratado Shoá)
LA VERDADERA MEDICINA
Un día el soberano le dijo:
-Dado que nunca enfermé, no tuve oportunidad hasta ahora de saber si eres un buen o mal médico.
El sabio respondió:
-La Biblia nos enseña que el buen médico no es como usted piensa, el que cura la enfermedad, sino el que evita que se la contraiga.
HONORES
-No hay hombre que sea tan dependiente de otros como el que busca honores.
¿DÓNDE?
Hasta que una noche se le ocurrió que antes de dormir, escribiría sobre un papel dónde colocaba sus ropas y lo dejaría sobre su mesita de luz. Y a la mañana siguiente se despertó, tomó la nota y encontró perfectamente sus ropas donde las había colocado.
-Bueno -se d?o- tengo todo, pero ¿dónde estoy yo?
Miró por todas partes y no se pudo encontrar.
El Rabino terminó diciendo:
-Así es lo que pasa con todos nosotros.
JUSTOS DENTRO DE UN SACO DE PIEL
-En el idioma idish existe un refrán sobre ciertas personas, a las que se considera como “justos dentro de un saco de piel”. Ello significa que cuando una persona tiene frío, tiene dos maneras de calentarse: encender un horno o vestir ropas abrigadas.
De la primer manera, se hace un bien a sí mismo y a todos los componentes de la casa y a los que entran. Por el contrario, de la segunda, él solo siente calor.
Lamentablemente existen personas que se preocupan de tener calor ellas solas, llenarse el vientre con preceptos y estar en paz con el Eterno. Pero la sociedad, a las demás personas no les interesa. Por eso son “justos en un saco de piel”.
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