sábado, 10 de diciembre de 2016

“Contate un Cuento IX” Organizado por la E.S.Nº 3 “Carmelo Sánchez” y declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación bajo res. 1275.; De Interés Municipal y Cultural según decreto 1967.

Ganadora de la Categoría A  - “La nota”
Por Valentina García alumna de 2º año de E.S.Nº 3 “Carmelo Sánchez”


Y ahí estábamos como siempre, comiendo en la mesa como si ninguno de nosotros nos conociéramos, igual que cuando estas en una fiesta con desconocidos. Mamá siempre terminaba primero. Papa comía como si no pasara nada, en realidad como si los problemas que estaban no estuvieran, no le importaba nada. No sé cómo mamá aún lo soportaba, porque aunque fuera un buen tipo ya no quería escuchar más sus peleas. Como si fuera poco, mi hermano de 14 años era el retrato de mi padre y yo igual a mi mamá. Le daba mucha importancia a todo, a mis cosas y a la de los demás. No solo pensaba en mí, como lo hacían mi papá y mi hermano.
Terminamos de comer, papá se fue a trabajar y mamá empezó con la limpieza, mi hermano se fue a la casa de un amigo y yo me quedé en casa, no tenía ganas de salir, menos con el frio que estaba haciendo.Se hicieron las 3:30 de la tarde y yo estaba en mi cuarto escuchando música mientras copiaba unos resúmenes del libro para la prueba de biología del lunes. Después de terminar todo, fui a comprar unas galletitas ya que eran las 4:30 de la tarde y me dio hambre. Cuando volví a casa mamá había dejado una nota en la mesa que decía: “Hija me fui a la casa de Gladis, vuelvo en un rato”.
Fui a la cocina, me preparé una chocolatada, agarré las galletitas y me regresé a mi cuarto. Después de un rato tome una siesta de una 1 hora. Cuando me desperté agarré la toalla y me fui a bañar. Me vestí, fui a la cocina, vi la hora y ya eran las 6:30 y estaba oscureciendo porque era invierno, así que probablemente ya tendría que llegar mamá. Se hicieron las 8 y todavía no había venido, así que me preocupé y decidí llamarla. Marqué el número, esperé, y me di cuenta que su celular sonaba en su habitación, así que no me quedó más remedio que esperarla. El tiempo pasaba y ella no aparecía, entonces decidí llamar a la casa de Gladis.
Llame dos veces y en ambas oportunidades me atendió la contestadora. Me estaba poniendo muy nerviosa. Respiré y volví a llamar. Al fin me respondió:
-¿Hola?
-Hola Gladis soy Romina
-Hola Romi! ¿Qué pasa?
-¿Mi mamá está ahí?
- No. Se fue hace  2 horas
-Ah ok, gracias igual
-¿Pasa algo?
-No nada…chau
Ya me empecé a preocupar y poner cada vez más nerviosa. Si ya se había ido de lo de Gladis y acá no llegaba, ¿dónde estaba? Papá no llegaba hasta las 12 ya que tenía que suplantar a un señor que había tenido un inconveniente. Y mi hermano se quedaba a dormir en la casa de su amigo. Así que yo estaría sola  hasta las doce. No sabía qué hacer, a quién recurrir o pedirle ayuda. Estaba entre quedarme en casa e irme a buscar a mama. Pero, si me quedaba sentada esperando a que algo pasara iba a ser totalmente inútil. Y si me iba ¿a dónde seria? Estaba en mi casa sin ni siquiera tener una idea donde podría estar. Así que lo primero que hice fue llamar a todos mis familiares con los que ella se trataba. Hasta con los que no. Y nadie la había visto.
Ya no me quedaban más ideas, así que empecé a revisar el celular de mi mamá. Tal vez allí obtendría una pista. Vi sus llamadas, mensajes, contactos y nada apareció. Era de noche y no podía hacer mucho, de día iba a ser más sencillo.
Me dormí sabiendo que mi papá no me iba a dirigir ni una sola palabra que tenga que ver con mi mamá porque poco le importaba. Me desperté muy temprano pero cansada. Había dormido muy poco ya que me despertaba  cada hora sobresaltada. Directamente me puse a pensar en que tenía que seguir con “la búsqueda”. Solo tenía algunas horas para buscar pistas  sola, ya que seguramente iban a empezar a preguntar por mamá y ya no lo iba a poder ocultar más su desaparición. Me levanté del banco, y fui a la esquina de la plaza mientras esperaba que el semáforo se pusiera en rojo. Crucé y fui preguntando en cada negocio si habían visto a mi mamá; les mostraba  una foto que tenía de ella en el celular. Pregunté y  pregunté. Me cansé de recorrer lugares, hasta que en un negocio me dijeron que la habían visto. Mi corazón empezó a latir muy rápido al escuchar esa respuesta, pero luego hubo algo que me dejó helada. Fue cuando el dueño del lugar me dijo: “Estuvo con vos anoche”. No le respondí y salí del lugar de  inmediato.
Estaba muy confundida. ¿Cómo que estuvo conmigo anoche? ¿Cómo es posible eso? ¿A caso me golpee la cabeza? ¿O acaso me estaba jugando una broma de mal gusto? Seguro este hombre estaba confundido. La última vez que estuve allí con mi madre fue hace 1 año.
Tomé el camino a casa, iba muy cansada y angustiada. Pensé que tal vez si me acostaba a dormir un rato  despertaría dándome cuenta de que todo era un sueño.
Cuando llegué a casa ya estaba papá. Me preguntó por qué estaba tan alterada y le expliqué. Me miró en forma extraña. Pensó que estaba bromeando. Y muy acongojado me dijo: ya lo superaras.

De pronto caí en la cruel realidad. La nota que había dejado mi madre era antigua. Y yo aún la conservaba. Estaba buscando a alguien que no existía. Mi madre había muerto hacía un año.

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