En oro y plata fundidos
se visten de luz -tu luz,
mi luz- los campos de la infancia.
De requiebros y silencios
se hacen noche y alba los ojos
como una promesa, sí, como
una oración de estrellas
y dulzura entre los labios.
Como lo que quiso ser y no fue,
como lo que tú en mí eres
y en las páginas de un libro deja
palabras apenas pronunciadas, luz.
Palabras de luz, palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario