El puño y el garrote se entrecruzan
en calles de memoria ensangrentada,
los pobres que reclaman en las urnas
también van por las rutas y puebladas.
Mercado, Estado, bancas, dinerales,
trazaron una línea divisoria
a quienes ya no pueden aportarles
solvencia en la ecuación trabajadora.
Algunos han pagado con sus vidas
la reivindicación de otros hermanos.
Y hay otros, que engordaron cada día
con lujo, a costa de los castigados...
Las leyes, con sus lados y reversas,
son, varias,...frías y sin corazón.
Persiste, aún así, la fuerza obrera;
no todo está perdido si hay unión...
Las crisis nos templaron, desde antaño,
a fuerza de brutal necesidad.
Los cambios que, de algunos, esperamos,
¡nosotros los debemos cultivar!!!
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